He aquí la versión de Sasuke de los hechos acontecidos en A través de la cámara. Sí, sé que aún no he terminado Los tejemanejes del viaje en el tiempo (estoy puliendo unos detalles del segundo capítulo), pero las imágenes que pasaban en mi mente de lo que sería esta historia no me dejaron dormir, por lo que les traigo un adelanto de esta historia relatada por Sasuke.

Les recuerdo entonces que Naruto y personajes pertenecen únicamente a Masashi Kishimoto, y que esto es únicamente un préstamo para el entretenimiento suyo y mío. También les recuerdo que el argumento de esta historia es absolutamente mío, y que tienen que pedir mi permiso para colgar esta historia en cualquier otra página web, el cual daré encantadísima siempre que se me de el debido crédito.

Ahora sí, espero que les guste :)


Seguro que ya escucharon de Sakura lo que pasó, pero ya saben, no se puede confiar en una mujer cuyo cabello es color rosa; es por eso que he decidido contarles mi lado de la historia. Lo sé, lo sé, son unos bastardos suertudos –y bastardas señoritas suertudas- al escuchar esta historia de mis propios labios, pero era un deber que no podía posponer más, así que aquí vamos.

Según tengo entendido, ella comenzó su relato dos semanas después del inicio de su curso de fotografía, pero –maldita sea ella- esto viene de mucho más atrás.

Naruto, ella y yo nos conocemos desde la edad de 10 años; yo era el solitario y mimado hijo menor de una rica familia, Naruto era un maltratado huérfano, y Sakura la rara hija única de una madre soltera; ¿acaso te preguntas cómo diablos tres personas tan diferentes llegaron a ser tan unidas?, pues, y maldita sea, ni siquiera yo estoy seguro. Sucede que Naruto vivía en una pequeña casucha con otros cuantos niños cerca del río que pasaba por detrás de la mansión familiar Uchiha, y fue gracias a esto que un día, Naruto y yo nos conocimos; yo había ido a pescar al río con mi hermano mayor, Itachi, cuando este último se esfumó en el bosque, por lo que fue mi obligación ir a buscarlo para regresar a casa. Para hacer corta a una larga historia, me perdí, conocí a Naruto, nos llevamos fatal –desde entonces ha sido así-, me ayudó a regresar a casa y decidimos que por el bien de nuestra rivalidad debíamos seguir viéndonos.

Pasado un mes desde eso, fue cuando conocí a Sakura. Ella y Naruto se conocían desde antes, ya que ese mismo año habían comenzado a estudiar juntos en una escuela pública. En fin, acortemos esto también: cuando Naruto me la presentó la lástima que sentí al ver a esa niña demasiado delgada y desgarbada me llevó a pasar tiempo con ella, y a una amistad que se profundizaría con los años.

Y luego, como suele suceder, esa amistad se vio poco a poco afectada por una mierda llamada pubertad.

Tal vez crean, después de escuchar la versión de Sakura, que soy un cerdo con más sangre en la bragueta que en el cerebro, y que solo comencé a sentirme atraído por ella después de verla bailar con Kakashi, pero estarían equivocados. Fue gracias a la oleada hormonal que sufren los adolescentes que vi a Sakura con ojos diferentes a los fraternales; la niña antes demasiado delgada y desgarbada comenzó a llenarse más que agradablemente, y ese rostro que antes le quedaba un poco raro, obtuvo una belleza exótica para mí. Por supuesto, escondí la creciente atracción que sentía por ella detrás de una imagen de Casanova, ligando con la primera chica que pasara frente a mí, metido entre las faldas de cuanta mujer estuviera dispuesta. Así me convertí en el cerdo que Sakura siempre me acusaba de ser.

Resuelto eso, les relataré desde el mismo punto que ella les comenzó a relatar, y les juro, mi versión es mucho más interesante.