El equipo aún no terminaba de revisar los videos de las cámaras de vigilancia. Todos tenían los ojos cansados, los bostezos se hicieron más frecuentes y sonoros. Evidentemente nadie quería estar ahí. L observaba con detenimiento la pantalla, de vez en cuando tomando un pequeño sorbo de café con azúcar… quiero decir, azúcar con café. Yo ponía atención al trabajo pero no podía evitar pasear la mirada hacia L. ¿Acaso no estaba cansado? Nunca bostezaba o demostraba señales de debilidad. Un pestañeo, bostezo… nada. Los ojos negros fijos a la pantalla, el cuerpo inerte en la misma posición extraña de siempre. Podía sentir como mis ojos se cerraban lentamente sin que pudiera controlarlo, pero lograba despertar justo antes de que se cerraran completamente. Me tallé los ojos varias veces para evitarlo. No podía fallarle al equipo, habíamos estado trabajando arduamente durante meses para encontrar a Kira y ahora habíamos dado con la posibilidad de un segundo Kira; y ese segundo Kira estaba en estos videos. Puse toda mi concentración de nuevo en mi pantalla, recargando mi cabeza en mi mano. Matsuda estaba dormido justo a mi lado. No lo hubiera notado de no ser porque comenzó a roncar; su cabeza estaba acomodada en el brazo derecho y casi todo su pecho sobre el escritorio que compartíamos. Sacudí ligeramente su hombro intentando despertarlo. Reaccionó con unos sonidos de ronquidos cortados y finalmente estiró los brazos al despertar. Me observó con los ojos entre cerrados.
-Yu, ¿qué hora es? – susurró tallándose un ojo.
Revisé el reloj de la computadora.
-4:20
-¿Es en serio?- preguntó aumentando de tono. Le hice una señal con el dedo indicándole que se callara.
-No te quejes, todos hemos estado trabajando desde la mañana y estamos cansados- susurré de vuelta. No quería que nadie más del equipo escuchara… mucho menos L o Light.
-¿De verdad tenemos que seguir observando estos videos toda la noche? Digo, ya casi amanece, ¿no podremos descansar al menos las pocas horas que quedan antes del amanecer?
Mogi escuchó el comentario de Matsuda. Giró su silla hacia él.
-Matsuda deja de quejarte. Solo haces que el dolor de cabeza empeore.
-Pe-pero es la verdad…
-No importa, tenemos que terminar esto. Si quieres dormir a gusto en tu cama no te detendré pero no te molestes en regresar- interrumpió el jefe Yagami.
Matsuda se calló por fin y retomó su lugar frente a la pantalla. Me sentí mal por la dureza con la que lo habíamos tratado. Le di unas palmadas en el hombro a modo de motivación y disculpa, acompañados de mi sonrisa. No ayudé en nada pero al menos lo intenté.
-Yagami-kun…
Me estremecí al escuchar esa voz tersa y grave. Giré mi silla para ver a L. Él seguía observando las pantallas, mordiendo su dedo pulgar.
-¿Qué ocurre Ryuzaki?- preguntó el jefe acomodándose los anteojos.
-El equipo puede descansar. Que se retiren a sus casas o duerman en las habitaciones de arriba si gustan. Sólo pidan a Watari unas almohadas y cobijas.
-¿De verdad?- preguntaron todos a coro.
-Pero L son demasiados videos- interrumpí.
-Está bien, yo no necesito dormir, ustedes sí. No me servirá de nada que ayuden sin estar ayudando.
-Es un buen punto. El cerebro no funciona bien sin las horas suficientes de sueño- dijo Light- Podrán ayudarnos mañana si aún no desciframos nada.
-En realidad Light-kun, también tú deberías dormir un rato. Puedo manejar esto solo. Aún eres sospechoso, ¿recuerdas?
-Pero Ryuzaki…
-Ya lo dije, no me sirven de nada si no están atentos y descansados. Ve con tu padre a casa, tiene días que no salen de aquí. Igual los demás. Pueden irse todos; regresen a la hora habitual.
Todos hicieron un gran suspiro de alivio al escuchar lo que L había dicho. No tardaron nada en apagar las máquinas y tomar sus abrigos y pertenencias. Yo me sentía aliviada de que por fin pudiéramos regresar a nuestros hogares después de días, casi una semana. A pesar de vivir sola me agradaba mi pequeño departamento. Desde que entré al caso Kira rara vez podía regresar a él.
-¡Nos vemos en unas horas!
-¡Hasta luego!
-¡Adiós!
Sólo quedamos Light, su padre, L y yo en la habitación. El jefe Yagami tomó a Light por el hombro para salir. De pronto Light se acercó a mí.
-Yu, ¿no vives muy lejos de aquí cierto? Mi padre y yo podemos llevarte si gustas. No creo que sea buena idea que tomes un taxi o camines a estas horas.
- Agradezco mucho tu gesto Light… Pero voy a dormir en una habitación de arriba.
-No sería ninguna molestia- intervino el jefe Yagami.
-De verdad Jefe, Light, se los agradezco. Estaré mejor aquí; ustedes deben regresar, tienen familia que los espera.
-Entiendo… en ese caso, nos veremos después. Que pases buena noche. - finalizó el jefe Yagami.
-Igualmente Yagami-sempai. Gracias a ambos.
Light me sonrió a manera de despedida. Yo sonreí de vuelta.
No sé por qué me negué a salir con ellos cuando Light me lo preguntó… fue algo casi involuntario, como un reflejo. Light era un chico agradable además de apuesto y su inteligencia era algo que no se veía a diario. Sin duda un chico fenomenal, o como muchas chicas lo definirían, perfecto. Pero aun así, nunca permití un acercamiento con él. No tenía una buena razón para negarme… solo no podía. Tal vez por ser mi compañero de trabajo. Salieron padre e hijo por la puerta principal de la habitación.
-¿Dormirás arriba entonces?- dijo L. Por un momento olvidé que él estaba ahí.
-S-sí…¿no hay inconveniente?- tartamudee.
-No, solo quería confirmarlo. Necesito que cuando despiertes me ayudes a arreglar todo el archivo de investigación.
-Oh, de acuerdo.
- Puedes usar la habitación que gustes. Todos los sillones son cómodos.
-Bien. Gracias Ryuzaki- respondí. Iba a darme la vuelta para caminar hacia las escaleras.
-Yu, espera.
-¿Sí?
-¿Por qué no regresaste a tu departamento?- preguntó L después de dejar su taza vacía en el plato.
-Creí que sería mejor que me quede aquí, así ya no tardaré en trasladarme de ida y venida. Además, tengo ropa limpia en mi portafolio- respondí con algo de cautela.
-¿Aunque Yagami y Light-kun se hayan ofrecido para llevarte?
-Solo les hubiera causado que se desviaran de su camino y llegaran más tarde a casa. No tenía caso.
-Pero vives a tan solo unas cuadras de aquí y Yagami dijo que no sería una molestia.
-Si quieres que me vaya lo haré- respondí con algo de molestia en mi voz. Estaba muy cansada y escuchar a Ryuzaki me daba vueltas la cabeza. No tenía que responderle nada de esto; para empezar, ¿por qué me estaba preguntando sobre eso? ¿Es que acaso no aceptar la invitación de Light me hacía inmediatamente sospechosa?
Se hizo un silencio denso. Nunca habíamos conversado tanto. Sí, así es, esto había sido lo más cercano a una conversación entre L y yo.
-¿Te gusta Light-kun?- preguntó L, mirándome directamente. Era la primera vez en horas que separaba su mirada de las pantallas. Las ojeras más marcadas de lo habitual le daban un toque siniestro a su cara.
-No, para nada. ¿Qué te hace pensar eso?-pregunté extrañada.
No respondió de inmediato. Los fríos ojos me observaron unos segundos, mientras yo hacía lo mismo. Observé a L detenidamente. El cabello negro alborotado, la camisa blanca que siempre usaba, su pose extraña para sentarse. Mirarlo a los ojos siempre había sido un reto para mí. L no me asustaba físicamente en absoluto, pero me asustaba un poco lo que él fuera a pensar de mí. Si me consideraba sospechosa de ser Kira, algo torpe, buena compañera, una amenaza… No podía saberlo.
-No es nada. Lo creí por un momento, pero es algo erróneo. Disculpa - respondió dándose la vuelta a las pantallas de nuevo- Quédate por favor y descansa.
-No importa. Buenas noches L.
-Ryuzaki- dijo con voz tajante pero suave.
-Buenas noches, Ryuzaki- repetí con voz un poco más baja.
-Buenas noches, Yu-chan.
"Yu-chan. Chan" pensé. Tomé mis cosas y subí a las habitaciones. Me eché en el primer sillón que encontré. Me habría quedado dormida de no ser porque recordé que debía pedirle a Watari una cobija y almohada. Pude observar mi reflejo en el cristal de la ventana. Me veía realmente terrible, con cara pálida y ojeras moradas. Me solté el cabello y lo sacudí. La sensación de bienestar al revolver mi cabello me devolvió un poco de vida al rostro. Mi atención se desvió a otro punto dentro de la habitación. Ya estaban las cobijas y almohadas acomodadas en la mesita de madera; no las había notado. Volví a sentarme en el sillón… Ahora pensaba en L, es decir, en Ryuzaki. Me había llamado Yu-chan… Jamás lo había hecho antes. Eso me hacía sentir extremadamente feliz. Significaba que él confiaba en mí, me veía como alguien útil en el equipo; o tal vez, eso quería que pensara. Yo no era tan brillante como Light para averiguar cuándo y cómo es que Ryuzaki me examinaba.
Tomé una almohada blanca y la manta verde de la mesita. Había una manta de repuesto que dejé en la misma mesa. Por fin me permití cerrar los ojos y esperé a que el sueño me envolviera. Pero me detuve en seco… Abrí los ojos de nuevo y tomé la segunda manta de la mesa. Bajé sigilosamente las escaleras hacia donde estaba Ryuzaki. El piso era extremadamente frío y resbaloso sin usar zapatos. Me acerqué lentamente.
-Este… ¿Ryuzaki?-pregunté en voz baja. No obtuve respuesta -¿Ryuzaki?- repetí acercándome un poco más a él. No respondía, tampoco se movía. Pensé que debía estar muy concentrado en el video. Me aproximé a él lo más que pude. Sus ojos estaban cerrados. Lo observé incrédula. "¿Estará muerto?" me pregunté aterrada. Con mi dedo tembloroso le piqué la mejilla. Reaccionó muy levemente, sacudiéndose. Me pareció algo sorprendente… y adorable. Jamás creí que lo vería dormir y no tenía el valor para despertarlo. Él más que nadie merecía un descanso. Extendí la manta y lo cobijé con ella. Me aseguré de que no quedara descubierto, y que siguiera respirando. Verlo así, tan frágil, sentir su respiración calmada; me daba paz. Era una imagen realmente inusual y al mismo tiempo tierna, algo que jamás vería de nuevo.
-Descansa Ryuzaki- le susurré lo más tenue que pude para no despertarlo. Regresé a la habitación a paso lento, sin poder sacarme a Ryuzaki de la cabeza. Él fue mi último pensamiento antes de que mi conciencia se quedara en total oscuridad.
