Bien bien, primero que nada. Dedicatoria: traducción y adaptación dedicada a mi más encantador lector "arianagrande".

Segundo: yo realmente, no conozco bien los términos de que significa cada pecado, así que solo busqué en Internet y con base a lo leído. Traté de hacer este capítulo.

Tercero: este cap. Tal vez sea no más que un T, pero el siguiente será M Por lo tanto si quieres leer algo realmente BADE, te recomiendo des 'follow' y esperes el próximo cap.


Soberbia

...

Un viejo enorme reloj retumbaba con un Tick Tock en una enorme sala cálida, el lugar estaba lleno de fotos viejas, entre ellas una más reciente con una pequeña de hermosa piel porcelana y ojos océano.

El lugar olía igual a la persona que lo habitaba, menta y café negro impregnaban la sala. Justo en el medio de la habitación, frente a la hoguera una encantadora anciana se meceaba en su silla mecedora, una pequeña niña con el pelo en dos coletas estaba sentada en el tapete frente a la mujer mayor, la niña miraba expectante y atenta a las historias de la matriarca, sus ojos azules se concentraban en nada más que ella.

-Tienes que ser bondadosa mi pequeña avecita. Jamás seas soberbia, nunca digas que solo necesitas de ti para seguir, cada que logres algo siempre agradece a Dios nunca digas que lo lograste solo por tu cuenta. Si eres buena, Dios te llevara al cielo con él.

La pequeña niña oía atenta y confundida.

-¿Dios se lleva a las personas?- preguntó la hermosa de grandes ojos azules y pecas encantadoras.

-Solo a las personas buenas, a las malas las encierra en el infierno.- La pequeña que aún no comprendía bien que le decía la mujer mayor, simplemente frunció el ceño.

-¿Qué es el infierno?- La dócil anciana notó su pequeño error y sonrió suave.

-Es un lugar a dónde va la gente mala.- Tal vez simplemente la niña de piel porcelana era demasiado joven para comprender el sentido de mortalidad, pero de todo esto, hubo algo que le llamó más que nada la atención.

-Abuelita... ¿Tú a dónde te vas a ir? ¿Te vas a ir? Dime que nunca me vas a dejar para irte ni al infierno ni con Dios.- La matriarca sonrió con complicación y ternura ante la pregunta de su nieta.

-Mi querida Jade, no te puedo asegurar a dónde me voy a ir, ni tampoco te puedo jurar que jamás me iré, pero por el momento solo que hay que disfrutar nuestro tiempo juntas.- La matriarca abrazó a su nieta y la miró con ternura. -Jamás te dejaré, aunque no este físicamente aquí, siempre te acompañaré.- Jade abrazó fuerte a su abuela. La única persona que le había enseñado el significado de amor filial.

...

Una llovizna helada llenaba las ahora lúgubres calles de L.A. Una joven vestida de negro tanto por decisión como por ocasión, era al parecer la única que lloraba frente a una lapida con el nombre de Gem August. La hija de la dueña de la lapida había dicho estar muy ocupada para asistir; del padre de la joven, que se podía decir, ellos nunca compatieron, además, para el hombre West ya no había más vínculo con los August, no desde su divorcio.

La hermosa muchacha de 16 años estaba sola llorando, llorando la memoria de la única persona que la amo. Ella había terminado con Beck hace solo unas semanas, su amiga estaba demasiado ocupada cuidando de su hermano trastornado, Tori estaba de viaje con su perfecta familia (Jade tenía que admitir que, aunque Tori fuera algo cercano a un amigo, su familia era algo que envidiaba), y había pérdido a su abuela hace 36 horas... En fin. Si Dios existía ¿por qué demonios no estaba ahí? ¿Por qué jamás estuvo cuándo su padre la golpeaba brutalmente? Si tan bondadoso es ¿por qué nunca hace nada? Y en caso de que existiera, tendría que culparse a él por haberse llevado a Gem.

La muchacha dio un último suspiro negando suavemente con la cabeza.

-Abuela, de todo lo que me enseñaste, solo te equivocaste en una cosa, Dios no existe, y, en que la soberbia no es un pecado sino una realidad. Solo necesito de mí y de nadie más, yo puedo cuidarme a mi misma. No necesito a nadie.

La adolescente de piel porcelana se levantó débilmente y con tristeza, decidida; no necesitaba de nadie más para seguir adelante, para llevar la tristeza fuera, para cumplir sus sueños.

...

La noche era cálida y otoñal. Luna llena que adornaba la noche perfecta para la ocasión.

Un RV con el 143 aparentaba silencio, dentro solo se podía escuchar un murmullo y leves sonidos. Los dos adolescentes de casi 17 años se habían hido antes que sus compañeros y amigos, habían pensado en reconciliarse en el armario del conserje, pero pr casi milagro soportaron un largo camino a su casa.

Beck besaba con pasión, amor y desesperación los hermosos labios de Jade ella correspondía a cada movimiento.

Beck agradecía a fuese cual fuese la fuerza milagrosa que trajo a Jade de vuelta a él, teniéndola a ella justo en esta posición justo ese día. Ella era su religión, su diosa, nadie podía igualarla, era solo de él.

Beck subió lentamente hasta la pantorrilla de Jade, y se detuvo en seco murmurando. -Jade. ¿Por qué lo hiciste?- Jade se separó de él confundida y un poco frustrado. -Bebé. Dime ¿por qué te cortaste?- Jade sintió una ola helada atravesar su cuerpo.

-¡Déjame! Es mi vida, mi problema y mi cuerpo. Qué más te da saber por qué hago qué.- Beck la tomó suavemente por su nuca y acarició su pelo haciendo contacto visual con ella.

-Me importa, me importas demasiado como para dejar que te dañen, aún cuando rompimos. Solo te pido me devuelvas tu confianza.- Jade negó lentamente con la cabeza y lágrimas en los ojos.

-No necesito de nadie, yo puedo hacer todo sola, soy suficiente fuerte para cuidar de mi misma y hacerme cargo de mis problemas.- Beck besó suavemente los labios de Jade y la atrajo hasta sus brazos.

-Por favor Jade, demuéstrame que es cierto todo lo que creo, todo lo que dijiste en la canción, que cuándo me regresaste el beso en serio me diste el honor de una segunda oportunidad. Te ruego vuelvas a confiar en mi como antes.- Jade tenía su cabeza posada en el pecho de Beck. -Solo en mí, seremos tu y yo contra todos. Como siempre lo fué.-

Jade suspiró pesarosa -Todo fué culpa de la custodia compartida, aún después del divorcio tenía que soportarlo, sus golpes, sus ofensas. El juez fue un estúpido al dejarlo verme cada fin de semana.- Beck se odiaba a si mismo por haberla dejado, por actuar como un imbécil y no abrir la maldita puerta a tiempo, estaba tan enojado que la ira lo segó. Jade suspiró nuevamente y continuó. -Él no es el único que piensa que soy una perra, un gangster. Todo mundo lo hace...- Jade rompió en llanto y Beck sintió como su corazón se iba fragmentando, él la amaba demasiado, aquel sentimiento era inexplicable.

-Te juró jamás te volveré a dejar. Fuí un maldito imbécil. Yo... Te amo demasiado para dejarte ir de verdad... No me importa que digan los demás, tu eres mi diosa y mi religión, no necesitamos de nadie más...- Jade tomó los labios de Beck y el respondió acariciándola dulcemente como antes.

...

Las fiestas de año nuevo y navidad estaban cerca, más de una casa o empresa estaba decorada de hermosas luces verde y rojo, empalagosas cartas y regalos llenaba las tienda y diferentes sucursales, parecía que todo L.A. Estaba vestido para la ocasión, toda menos la empresa de cine más codiciada del mundo. Golden Dreamers. Aquella que dirigía la famosisíma empresaria, directora y escritora Jade West-Oliver junto a su esposo y actor Beck Oliver.

Una mujer morena de bellos pómulos caminó hasta la recepción de la entrada y se acercó a una joven de unos veinte años que atendía ahí.

-Buenas tardes. Soy Tori Vega, vengo a ver a la señora We... Oliver.- la mujer sonrió a la recepcionista y revisando su computadora una última vez le devolvió la sonrisa.

-Claro señorita Vega, la estan esperando.- la mujer y la joven sonrieron simultáneamente. Tori caminó por los pasillos y tomó el elevador para llegar hasta el último piso.

Tori salió del elevador y abrió sin preguntar la puerta blanca frente de ella.

-Hola Jade yo solo quería...- Tori que apenas iba entrando calló al ver a sus aún amigos en una posición bastante dulce y ... Jade estaba en las piernas de Beck mientras el ponía delicados besos en su cuello, ambos sonreían el uno al otro. Bueno esa escena dice todo. Jade levantó la vista y sonrío.

-Tori, ¿qué te trae por aquí?- Beck se acomodo en la silla y Jade se paró alisando su falda negra corte A.

-Bueno, yo solo venía a... Verán mi abuela festeja navidad al modo de su religión y quería...-

-Tori, no quiero sonar... Bien... Sabes Beck y yo no tenemos una religión, además no festejamos más acontecimientos que el 4 de julio y Halloween.-

-Y eso porque Jade me obliga a celebrar Halloween.-

-Lo sé,pero ya sabes por cultura o... Además Jade, Beck ¿no sienten qué tienen que agradecer a Dios por esto? están casados, son famosos...- Beck y Jade interrumpieron con una risa que, aunque Jade trató de ocultar por su amiga, Beck no se pudo controlar y sacó una carcajada.

-Claro Tori, ¿por qué no? Y que tal si luego buscamos al ratón de los dientes.- Dijó Jade rodando los ojos a su amiga. Tori bajó la vista apenada.

-Tori, eres demasiado tierna y dulce como para saberlo. Todo lo que tenemos ahora es gracias a nosotros, no a alguna intervención divina. Sabes hemos luchado por todo esto, si seguimos juntos Jade y yo es porque luchamos por estarlo. No hay un milagroso ser que lo haga. Nuestro éxito es gracias a nosotros.- Beck trató de ser claro y sensible con Tori como siempre lo era básicamente.

-Tori, en serio no te ofendas, pero es cierto. Si Beck y yo seguimos juntos es porque nos amamos, nuestro triunfo es gracias a nosotros mismos. Lo siento.- Beck tenía actualmente tomada de la cintura a Jade justo a un lado de él.

Tori suspiró y elevó las cejas. Parce que había olvidado ese detalle de sus amigos. -Esta bien, pero de cualquier manera yo daré una fiesta este sábado, si quieren ir.- Tori se dio la media vuelta, abrió la puerta y se fue.

Beck volvió a sentar a Jade en sus piernas y le sonrió mirándola a los ojos.

-Bueno bebé, admitelo, nos merecemos el crédito por todo lo que hemos logrado.- Beck beso divertido los labios de Jade y ella rodó los ojos juguetona.

-No debiste ser tan... Cinsero con Tori, tal vez tu no creas en nada, pero ella...- Jade se había vuelta una buena amiga de Tori actualmente, y aunque nunca dejara de ser Jade tenía que admitir: ver a Tori triste se había convertido en su panorama menos favorito.

-Claro que tengo una religión. Mi religión eres tú. Mi única diosa.- Beck besó a Jade y ella le devolvió el bes en cuestión de segundos.


O.k no sé que decir al respecto de mi propia lectura, tengo que confesar estoy debatiendo entre que esto es demasiado dulce o demasiado dramático. No sé bien como calificarme a mi misma. Tal vez si eres católica me quieres quemar en una hoguera, pues bien te doy derecho hagas lo que quieras en tu Review.

El prox. Cap. tendrá mucho Bade lo juro. Habrá Jori también.