Mi primer FIC en esta cuenta! Y de Dragon Ball *u* Que puedo decir... esta idea la tenía rondando en mi cabeza y tenia que sacarla. Casi creo que nadie lo leerá pero no importa U.U

Advertencias: Mucha muuucha perversión (tal vez en este capitulo no) pero de una vez advierto que si no te gusta el TrunksXPan ni las relaciones mayor-menor ni las temáticas fuertes y/o tabú, mejor sal de aquí YA! QUE ESPERAS!

Disclaimer: Dragon Ball no me pertenece es de Akira Toriyama.

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Tiempo pasó luego de que Trunks, Pan y Goku niño terminaran su aventura por el espacio, luego de que lograran su cometido de recolectar las esferas del dragón.

Pero realmente eso ya no importaba ahora. El problema ahora era la pequeña Pan. Tantos meses compartiendo cosas tan especiales con el hijo del príncipe saiyajin, era lógico que se obsesionara un poco con él.

O al menos eso le gustaba pensar. A pesar de tener solo catorce años, su corazoncito sentía. Y muchas incesantes emociones respecto al pelivioleta la invadían. Ella no sabía de que se trataba todo eso, pero gustaba de pensar que era el inmenso cariño que le había tomado al joven. Después de todo, era su mejor amigo, ¿no? Si, eran mejores amigos o al menos así lo pensaba la niña.

Y por lo tanto, los amigos se quieren. Ella quería mucho a Trunks, pero eso era normal.

¿Pero entonces cual era el problema? Que al regresar a su vida normal, con sus padres, todo volvió a la monotonía. Y para empeorarlo, Trunks obviamente regresó a dirigir Capsule Corp, y eso la separaba muchísimo de su amigo. Aunque a su ego le costaba aceptar que lo extrañaba, lo aceptaba. Y lo extrañaba mucho. No supo en que momento se volvió tan importante su amigo en su vida. De seguro en el momento en que comenzó a sentir el corazón latirle rápidamente al tenerlo cerca.

Pero hoy, era un día especial. Después de no verlo por dos meses a causa de su trabajo, el joven Brief iría a su casa personalmente. ¿Porqué? ¡Era su cumpleaños! Así es, luego de taaanto tiempo, la nieta de Gokú cumplía 15 años. Bueno, no era "taaanto" tiempo; pero si le preguntábamos a Pan, si lo era. Para ella, sentía como si se tardara siglos en crecer. Aunque ni ella sabía cual era su apuro por crecer.

Ese día se levantó muy temprano, de lo emocionada que estaba. Además, no quería perder tiempo, y por alguna razón extraña, hoy si quería arreglarse. Nunca fue una chica muy femenina, ni lo sería jamás, porque eso no combinaba con ella. Pero hoy si quería darse un toque especial, sin caer en las exageraciones, claro. No, no le haría caso a las recomendaciones de vestimentas de su amiga Bra, tampoco. No es que Pan fuera toda una monja, pero en su opinión, todas las cosas que escogía la peliazul eran demasiado reveladoras.

Por ende, escogió ella misma lo que llevaría en su fiesta. Se lo pidió a su mamá Videl cuando por primera vez fueron de compras ambas. No hace falta mencionar que la pelinegra estaba emocionadisima de que su princesa le pidiera ir de compras. Tiempo de calidad juntas, y su niña además le pedía un vestido.

Era un vestido rojo, algo ampón, esponjado; de corte hasta las rodillas. En el final de éste, tenía un bello y tierno encaje, con pequeños dibujos de sandías en él. Con mangas sencillas, pero la tela en que estaba fabricado era en verdad espectacular. Brillaba, pero sin llegar al tono de ser molesto. Era, el vestido perfecto según madre e hija.

Se lo puso, se perfumó, y por primera vez en su vida; ató su cabello en dos coletas hacia abajo, adornando ambas con un lazo en moño de igual color rojo.

No colocó ni una gota de maquillaje, que para ser sinceros, ni sabía como se utilizaba eso. Ni le importaba, tampoco. Ahora solo importaba la fiesta, así que de una vez bajó a ver los adornos y esas cosas.

Todo lucía perfecto, muy bonito. Sin duda alguna su madre si que sabía lucirse en esas cosas, y respetando lo que ella le pedía. Le pidió que no quería nada extravagante ni elegante, y se lo cumplió. Aunque no le gustó del todo que algunos servilleteros y otros detallitos tuvieran imágenes de caricaturas que veía cuando era niña (aun las veía, pero no lo iba a aceptar). Y también a su lado infantil le encantaba todo eso, no lo podía evitar. El patio lucía magnífico con esas mesas, manteles, globos, y mas detalles. La fiesta merecida para la niña que estuvo meses de aventura en el espacio.

En cuanto su padre bajó, la cargó dándole unas cuantas vueltas en el aire, como toda su princesa mimada que era, la llenó de mimos y besos.

—¡Feliz cumpleaños a la princesa más hermosa del mundo!

—Papá, ya no soy una niña... jejeje. — Reía ella, le decía eso; pero como disfrutaba que sus padres la trataran así, internamente.

—Sabes que para mí siempre vas a ser mi bebé, ¿verdad? Además, si lo eres, estas chiquita aun Pan. — Respondió Gohan, regalándole otro mimo para posteriormente bajarla, no quería arruinarle su vestido nuevo.

—Que cursi eres papá... ¡jajaja! — Alegó la chica, sonriente, y con un leve sonrojo.

—Cuidadoooo... ¡que aquí va el tornado de amor! — Esa era Videl, que venía llegando con los brazos abiertos, imitando a un monstruo pero de amor, que pronto devoraría de besos a la menor.

—¡No, no, no, no, no, nooo!

Corrió por toda la casa riéndose, "negándose al amor". No hace falta decir que terminó rindiendose a los cariños de su madre, siendo apapachada una vez más.

Pero los minutos pasaban, y los invitados comenzaban a llegar. El abuelo Satan, el tío Goten, amistades de su madre, de su padre, algunas gentes que ni conocía. Sin embargo no veía llegar lo que para ella era importante.

El timbre sonó de nuevo, y como rayo la pequeña pelinegra fue a abrir esa puerta. Le sorprendió ver a su amiga Bra llegar, pero sola. Bueno, al menos ya tenía a su amiga para platicar.

—¡Pan! ¿15 al fin eh? ¡Felicidades amiga! — Dijo la peliazul quien aun tenía 14 años de edad; abrazándola y entregándole una caja con un regalo. Forrado con papel de regalo fashion, o eso decía Bra.

—¡Muchas gracias Bra! — Respondió con sinceridad y tomó la caja.

—¡Te ves muy linda! Me agrada tu vestido, aunque ya sabes, en lo personal yo lo hubiese elegido más corto, y ya sabes, juvenil. — La pelinegra rodó los ojos.

—Oye Bra... y... ¿tu hermano? — Se animó a preguntar, tratando de sonar lo mas natural posible.

—¿Eh? Oh, Trunks... No sé, creo que dijo que tenía unos contratiempos en Capsule Corp y llegaría un poco tarde. ¡Pero ven! Tenemos mucho que chismear.

Literalmente la jaló para que fueran a sentarse y empezaran a hablar de cualquier cosa. Bra era una buena amiga y siempre la divertía, pero por un raro motivo, hoy no podía ponerle mucha atención. Solo hacía como que la oía y veía a los demás invitados comer y charlar con sus padres.

Pero su atención se vio aun mas desviada cuando vio a su mamá abrirle la puerta a su ansiado invitado. De inmediato la sonrisa se le formó en el rostro, pero mientras mas se abría la puerta, mas se deformaba. Junto a Trunks venía una chica bastante bella, de buenas curvas, cabello rubio y ojos verdes. Parecía una joven amable a simple vista.

Quien sabe que hablaron con su mamá, pero luego la joven se fue a sentar a una mesa y el pelivioleta iba caminando hacia Pan.

Cada paso le sonaba a ella como una pisoteada al corazón, una tras otra. Aunque ni sabía porque se sentía así. Pero si sabía que dolía y mucho, por alguna razón.

Y tuvo que soportar el que llegara hasta ella, y la abrazara. Cuando ese abrazo, luego de dos meses, debió saberle a gloria, no fue así. Solo saboreó una profunda incomodidad. Peor aun, en presencia de Bra.

—¡Ya fue un tiempo sin verte Pan! ¡Feliz cumpleaños! Que linda te ves hoy. — Aseguró él con una sonrisa, entregándole un regalo.

Que bonito cumplido le había dicho; se sonrojó un poquito. A ella siempre le había parecido hermoso el semi saiyajin. Meneó la cabeza, queriendo olvidar esos pensamientos.

—Gracias... — A penas pudo decir, pues no olvidaba a la chica de hace rato. Pero miró las caras extrañadas de los dos Brief y volvió a tratar de sonar lo mas natural. —Eh... ¡Trunks! Ven te iba a mostrar algo. Ya vuelvo Bra.

—¡Está bien! — Respondió sonriente la peliazul.

Pan dejó el presente en la mesa de regalos y jaló al chico para llevarlo a un rincón donde nadie los oyera. A miradas confundidas del joven Brief, por supuesto, quien no entendía nada.

—Pan... ¿qué pasa?

—Trunks... quién es la chica... con la que llegaste.

El ojiazul se sonrojó al instante y rió un poco nervioso, rascándose la nuca.

—Ah, jajajaja. Es mi novia Pan, la conocí en la empresa casi al volver. Su nombre es Melanie.

La pequeña pelinegra ya comenzaba a morderse las uñas, de los puros nervios y estrés. Supuestamente hoy sería el mejor día porque lo pasaría con Trunks, pero eso estaba arruinado. Por culpa de eso.

—Ahhh... Que bien, me alegra Trunks. — Sonrió forzadamente y prefirió correr otra vez hacia donde estaba Bra. Si seguía al lado de él solo se pondría peor. No le importó en lo mas mínimo dejarlo a él con la palabra en la boca. De seguro solo quería seguir hablando sobre su novia. Y hasta hoy, quería seguir creyendo que solo eran celos de amiga.

—¡Ouuh! ¿Qué pasó amiga? ¿mi hermano idiota te trató mal? — La fan de la moda ya estaba preparando un golpe y regaños.

—No... no... oye Bra; ¿porque aun no tenemos amigos más grandes que nosotras?

—¿Hmm? Lo dirás por ti cielo, yo como te dije, me gusta meterme más al ámbito adulto y juvenil. Y por lo tanto si consigo esos amigos que dices. No es por ofenderte ni nada Pan, pero eres infantil. Aunque no lo tomes a mal, si a ti te gusta ser así, sigue siendo así. — Ella sonrió de forma dulce y honesta.

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La fiesta transcurría y transcurría, de un de repente se volvió aburrida, le sopló a las velas del pastel y todo lo típico de una fiesta... infantil. Pero lo qué más le dolía, era ver a su... a Trunks, colgado de esa tipa sin hacerle ni un caso a ella. Casi, casi rompe en llanto. Pero se aguantaría, no lo haría en frente de todos.

La fiesta terminó, y Trunks a penas y se despidió de ella con un saludo. Al parecer esa chica si lo tenía muy embelesado. Poco a poco, todos los invitados se fueron yendo. E igual poco a poco, se retiró el sol para darle el paso a la luna.

La pequeña no aguantaría más, sentía que el tórax le explotaría en cualquier instante por estar reteniendo tantos sentimientos, aun desconocidos, pero sentimientos al fin.

Se encerró en su cuarto, y se tiró en su cama a llorar por horas. A su madre le pareció oírla, pero prefirió no molestarla y dejarla sola. Quizá y solo era por la edad de la punzada.

Luego de horas llorando, se sentía seca, y aun tenía ganas ilícitas de seguir llorando. Pero ya no podía, así que empezó a enojarse. Consigo misma, y con todo el mundo.

En primer lugar recordó las palabras de su amiga, "no es por ofenderte ni nada Pan, pero eres infantil".

Gruñó, gritó. Descargó su ira, empezando con su vestido, lo rasgó y rompió en pedacitos. Igual hizo con los lazos de su cabello, terminando solo en ropa interior y hecha un desastre. Respiró agitada luego de semejante berrinche, y se miró así; en el espejo. E hizo algo que nunca antes se le hubiera ocurrido hacer: se tocó los pechos. Casi inexistentes, crecían tan poco, que con un ligero corpiño las cubría. Luego observó su estatura...¿1.50 quizá? Y para acabarla, ese cuerpo aniñado.

¡Por Kami Sama! ¡Tenía ya 15 años! ¡¿Porqué malditas seas no se desarrollaba?! Tampoco es como que 15 años fuera la gran edad, es decir; aun era una pre-adolescente, pero a Pan, todo eso le desesperaba y muchísimo.

No importaba que su cuerpo y su edad no le ayudaran... ya no volvería a ser esa niña infantil. Haría de todo, pero desde mañana, ya no más. Y claro, volvería a ganarse la atención de su mejor amigo a toda costa. Si el pelivioleta no la consideraba importante por ser una niña, pues dejaría de serlo.