Los personajes de Naruto son de Kishimoto.
Advertencia: OoC, AU.
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Acto primero
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Hinata, una niña de piel blanca y fina como la más delicada porcelana, el cabello largo sedoso y de inusual tono azulado, con un par de perlas en las cuencas de sus ojos adornaban su bonito rostro. Una personalidad tímida e introvertida, con pocos amigos y una escasa vida social.
Se preguntarán como llegó a manos del asesino más peligroso del país. Simplemente desobedeció la orden implícita que daban sus padres cada día: jamás hablar con extraños.
El corazón bombeaba fuertemente mientras observaba la tétrica habitación presa del pánico. Había recibido la llamada de su amiga solo para encontrarla en el peor escenario posible.
Su cuerpo colgado desangrado, sus ojos verdes casi saliendo de sus órbitas, su otrora cabello rosa ahora recubierto de sangre dándole ese aspecto desaliñado y falto de vida pero lo más horrible es que su espalda había sido abierta en dos partes dando la sensación que eran horribles alas saliendo de las mismas.
Hinata profirió un grito espantada ante tal horror y las lágrimas corrían libremente por su rostro mientras con manos temblorosas intentaban hacerse del teléfono móvil para llamar a cualquier persona solo que no alcanzó a hacerlo puesto que ante sus ojos apareció la figura de ese pelirrojo de antes, en sus ojos podía ver una extraña emoción combinada con la crueldad que emanaba de su ser, con parte de la cara cubierta de sangre, un cuchillo grande, de carnicero y otras herramientas que al momento no alcanzó a reconocer.
Presa del pánico intentó correr pero sus torpes pies la llevaron de bruces contra el suelo ocasionando que el pelirrojo se abalanzara contra ella atrapándola en sus fuertes y fornidos brazos. Luchó tratando de zafarse pero él era mucho más grande y más fuerte. Sacó de uno de sus bolsillos un pequeño bisturí que no dudo en colocar contra el cuello de la joven que ante la amenaza solo alcanzó a dejar de moverse buscando como salvarse de una agresión.
—Buena niña—musitaba contra su oído y pasaba su rasposa lengua ocasionando las ganas de devolver el contenido de su estómago.
— ¿Que- que quieres? ¿P- Porque ha- haces esto?—preguntaba temblorosa y tartamudeando al hombre que la mantenía prisionera.
—Porque eres mía muñeca, conservaré tu belleza eterna, eres demasiado perfecta para que tu belleza sea efímera. Veras que serás más hermosa que tu amiga—señalaba al mutilado cuerpo de Sakura colgando del techo del viejo establo.
La soltó pero antes que pudiera reaccionar le propinó un severo golpe en la cabeza que la desmayó en el acto.
Sus ojos se abrían de a poco sintiendo una punzada de dolor instalado en su cabeza, intentó utilizar su mano para tratar de acariciar el área dolida pero no lo logró. Las alarmas en su cabeza sonaron dejándola casi en estado de shock. Los recuerdos la azotaron y sintió tantas ganas de echarse a llorar ahí mismo por su ingenuidad, por su debilidad...por desobedecer a sus padres.
Aun recordaba con claridad como comenzó el trato con el ya no tan desconocido hombre, lo conoció mientras esperaba que sus padres fueran por ella a la escuela. Él se acercó sigiloso mientras la miraba.
Perfecta, con es piel tan blanca y ese perfecto rostro, su larga cabellera que parecía una cascada cayendo libremente sobre su espalda, y sus ojos, un par de lunas que transparentaba su alma, eso lo llamaba, él era un demonio, uno con sed de sangre que ansiaba quedársela para él. Cerró sus ojos y aspiró el aroma que desprendía la chica quien no se había percatado de su presencia hasta ahora.
Ella pegó un respingo en su lugar, viró su vista hacia él y se quedó absorta en la mirada brillante de ese pelirrojo. En ese momento su cuerpo reaccionó violentamente pero ella lo ignoró, no podía negar que a pesar de sentir escalofrío, el joven tenía una bella sonrisa, no hables con extraños, le recordó su mente alarmada ante su abrumadora presencia.
—Hola preciosa— saludaba cortes el joven.
Ella intentó alejarse, alegando que no debía hablar con extraños pero él la cortó.
—Akasuna No Sasori—extendió su mano hacia ella quien la observó antes de extender temblorosa la suya. La tomó firme y la besó, un beso frío e impersonal que ocasionó que retirará la mano rápidamente—Como vez ya no soy un extraño.
—B-Bueno s- si, tienes razón—decía ella avergonzada y el corazón disparado.
El pelirrojo esperaba escuchar su nombre, esa dulce voz, esa que de inmediato le atrajo y lo atrapó en sus redes, imaginaba sus gritos desesperados y una ola de calor lo invadía, internamente sonreía, quería escucharla gritar, suplicar, ver ese líquido carmesí derramarse mientras sus hermosos ojos perlas se volvían completamente blancos.
Sus grandes ojos perlas se abrieron al comprender el porque de esa mirada, él había sido educado al presentarse y ella aun no le había dicho su nombre.
—Hi- Hinata Hyuuga—decía en un suave murmullo que sonaban como música a los oídos de su extraño interlocutor.
— ¿Lo ves? Ya no somos extraños, yo se tu nombre y tu sabes el mío—terminaba de decir cuando el celular de la chica comenzó a vibrar. Ella lo tomó rápidamente e intentó irse puesto que eran sus padres indicándole que ya habían llegado a por ella.
Él la tomó por el brazo y una corriente eléctrica le recorrió toda su anatomía femenina, volvió su rostro preocupado hacia él y este solo le pedía su número de teléfono.
Ella titubeo, recordaba las palabras de sus padres pero ese hombre era insistente, si tan solo le hubiese hecho caso a su intuición no habría caído como una tonta. Le concedió su número y se marchó, bien sabía que a su padre le molestaba que lo hiciese esperar de más.
Llegó al auto con las mejillas arreboladas, siempre esperaba a su padre dentro de la preparatoria y cuando él llegaba le avisaba para que ella se llegara hasta la entrada donde siempre estacionaba.
Grave error de la chica, desde ese día viviría en zozobra, no hay nada peor que temer y no saber a quien o a que.
Las llamadas de números desconocidos se hacía frecuentes, en un principio no le prestó mucha atención, solo escuchaba la respiración de esa persona al otro lado del teléfono. Una y otra y otra vez se repetían las llamadas, al día eran más de cinco y no le había dicho a sus padres por temor a ser castigada. Muchas veces Hiashi Hyuuga podía ser muy inflexible con ella.
Se sentía observaba, incluso cuando salía con su amiga Sakura a quien le había contado de esas extrañas llamadas.
Entre ambas se habían creado un plan para atrapar al "bromista" es que para la pelirrosada esto no pasaba de una broma de mal gusto de uno de sus compañeros de escuela ¿Y cómo no pensarlo? Hacía un tiempo que ella fue víctima de ese juego, los chicos podían llegar a ser muy crueles, solo que esta vez las cosas no eran un simple juego de adolescente, era algo mucho más macabro y tendrían la desgracia de averiguarlo.
Para asegurar el éxito de su plan la de ojos jade se quedó con el teléfono móvil de Hinata, cuando las llamadas entraban ella colocaba el aparato en su oído y la pesada y ruidosa respiración del otro lado le hacían erizar los vellos de la nuca pero ella no era una cobarde, no señor, esos insolentes se la pagarían.
—Sa-ku-ra— su nombre dicho casi en un susurro y silaba por silaba la hicieron sobresaltarse, era medianoche y el móvil de su amiga seguía en su poder. Esa voz ronca y con matices que no podía identificar le indicaba que esto era más que un simple juego, no solo acosaban a Hinata, sino que ahora era el blanco de ese sujeto ¿En quien confiar para contarle todo esto? ¿Sería bueno alarmar a su amiga a esa hora? Prefirió dejarlas así por lo menos ese día, ya luego hablarían. Se levantó de la cama y aseguró las ventanas y puertas antes de volver a acostarse.
El aire movía sus cabellos y sus oscuros ojos observaban la ventana de esa habitación, dos por el precio de una no estaba nada mal, esa chica le llamaba la atención casi tanto como Hinata, seguro sería una magnifica marioneta y sus gritos sería un rico manjar para sus oídos, la sonrisa siniestra en sus labios lo decía todo.
Pobre, pobre de las inocentes almas de ese par de adolescentes, en la mira de un despiadado asesino.
Caminaba a su escuela y planeaba hacerlo lo más rápido posible, esa llamada la noche anterior la tenían completamente inquieta, incluso luego de asegurar que su casa estaba bien cerrada no había podido cerrar un ojo en lo que restaba de la noche, ahora estaba ojerosa y alerta ante cualquier ruido.
Volvió su mirada hacia atrás por el casi imperceptible ruido pero solo vio a un pequeño gatito correr, respiró profundamente y siguió su camino.
—Vamos Sakura, debes relajarte, nadie más que tu...y tu sombra están aquí—Miró a todos lados y se abrazó, decir eso en voz alta había sido una pésima idea, ahora lamentaba estar sola y que su camino a la escuela siempre fuese solitario. Intentó correr pero chocó contra el fornido pecho de un hombre quien la hizo caer sentada en el duro suelo.
—¡Ouch!— hacía gesto de dolor mientras se sobaba el área afectada.
El hombre estiró su mano y la ayudó a levantarse. Una vez hecho se aseguró de su bienestar.
— ¿Te encuentras bien Sakura?—preguntó amablemente ese hombre de voz suave y seductora mientras aún mantenía prisionera su mano.
—Si, si, no ha sido nada— ella respondió un tanto incomoda, entonces recordó...ella jamás lo había visto antes y por consiguiente no le había dicho su nombre. Sus ojos se abrieron como platos y antes de intentar retroceder su mano fue apretada fuertemente, todo lo que vio antes de desvanecerse fue un par de ojos marrones y esa sonrisa. La llamada de la noche anterior llegó a su mente como un flash y luego nada.
Sus orbes blancas se abrían y observaba horrorizada que nada había sido una terrible pesadilla, todo era real. Estaba en una pequeña y sucia celda en un sótano que olía espantoso, sangre, putrefacción y humedad se colaban por su nariz haciéndola irse en vómitos. Intentó moverse pero su pie estaba atado fuertemente por una apretaba esposa contra uno de los barrotes de la celda.
— ¿Cómo ha amanecido mi pequeña y dulce Hinata?— ese horrible hombre acababa de bajar las escaleras, sentarse en una mugre silla al frente y observarla como la indefensa presa que era en ese momento.
—De- déjame ir— murmuraba con la voz temblorosa la chica, deseaba ser valiente, no demostrarle su miedo pero ¿qué podía hacer cuando ya se sentía como un indefenso ratón frente a un imponente felino a punto de saltar y decapitarla?
Él sonrió y acercó un vaso de agua a la chica, ella en su desesperación solo le dio un manotazo y lo derramó encima del sujeto de cabellera roja.
—Déjame ir maldito bastardo— gritó tan fuerte que su garganta le dolió, no se percataba del potencial peligro que había desatado su momento de rebeldía.
Con sus ojos humedecidos vio el brillo cruel en los ojos de su victimario y tembló, él tenía los puños apretados y su boca una fina línea recta.
Abrió la celda y ella intentó moverse pero le era imposible. Sasori tomó fuertemente una de sus muñecas y la acercó a su cuerpo, ella forcejeaba contra el agarre de hierro y solo lograba lastimarse, un fuerte bofetada cruzó su rostro y la lanzó hacia atrás chocando contra el frio metal de su prisión.
—Muñeca, muñeca— musitaba peligrosamente — otro acto de rebeldía y te azotaré fuertemente, no son tolerables este tipo de actos— la miró a los ojos y ella tembló en su lugar — ¿Has entendido?— ella asintió temblorosamente mientras con su mano trataba de aliviar el escozor producido por el golpe.
¿Porqué? ¿Cómo salir de esa situación? Impotencia, rabia. Debió decirle a sus padres, no debió haber hablado con él y menos darle su número de teléfono, ahora no solo era la presa de ese depredador sino que por su culpa su mejor amiga estaba muerta.
Bien hecho Hinata, el sarcasmo de su mente no la hacía sentir ni remotamente mejor. Se sentía atrapada en un túnel sin salida, un oscuro y tenebroso túnel en el que no veía ni una sola gota de luz.
El asesino de cabello rojo se fue dejándola sola y ella lloró, en silencio lloraba su maldita suerte, la muerte de su amiga y su ingenuidad.
Débil y patética niña de preparatoria, así se sentía, no tenía ni la más remota idea de supervivencia, sus padres siempre la habían cuidado e incluso sobreprotegido, si tan solo pudiera verlos de nuevo, aunque sea una vez más les agradecería por haberla cuidado tanto y advertirle de los peligros, ella jamás pensó que la paranoia de sus padres fuese real, siempre fue advertida de los extraños y ella escuchaba pero no pensaba que algún día viviese algo similar. ¿Cómo fue que llegó ahí?
Ah si, su amiga y ella intercambiaron sus móviles, Sakura estaba más que segura que todo era una mala broma de sus compañeros y estaba dispuesta a averiguar su identidad y castigarlo por ello solo que el destino es caprichoso y la puso en el ojo del huracán…o mejor dicho del psicópata.
La chica de cabello rosado sufrió una muerte espantosa en manos del psicópata. No solo la torturó en vida sino que mutiló su cuerpo. Sacó cada órgano y algunos de ellos en medio de sus gritos de desesperación implorando que el tormento acabara pero mucho después fue que la muerte la arropó entre su brazos llevándola lejos de ese ser inhumano quien se deleitaba mirando frenéticamente como sus orbes jade iban perdiendo su brillo.
La imagen era espantosa y grotesca, la mesa donde se había llevado tan horrible crimen se encontraba manchada del líquido carmesí que se escurría del cuerpo de la joven manchando el suelo en el proceso.
Hinata ya no aguantando tan perturbadoras escenas, con los ojos llenos de lágrimas perdió el conocimiento luego de hiperventilar. Ella jamás pensó verse envuelta en esa situación y ahora estaba segura que no podría salir viva de ese lugar.
Y se preguntaran ¿Cómo ella vio lo que paso a su amiga? Simple, Sasori era un psicópata sádico que sentía placer produciendo dolor a sus víctimas tanto psicológica como físicamente, por eso grababa la agonía de las pobres almas que caían en sus manos y no conforme con eso obligó a su nueva prisionera a revivir las horribles escenas una y otra vez.
Ok, seguro dirán que estoy loca por meterme en mas líos pero no pude resistir la tentación de publicar este fic. La verdad es que lo estaba escribiendo para Halloween pero la inspiración me abofeteo y se marchó. Desde esa vez no he podido mas que escribir unas cuantas lineas y teniéndolo solo guardado no tendré la motivación para continuarlo.
Seguro preguntaran de que viene la idea y es sencillo, inicialmente de una peli llamada "Cuando un extraño llama" luego me vino a la mente escenas macabras de una serie criminal que me encanta: Criminal Minds. Por ultimo la escena de la muerte de Sakura la tome de la serie del famoso criminal Hannibal.
En fin, espero que no me crucifiquen porque este es mi primer fic de este genero. Perdón los los desvarios de esta escritora novata y también por los errores de redacción o de ortografía.
Mis queridas lectoras si es que leen esto no se preocupen que no abandonare mis otros proyectos, de hecho ya trabajo en ellos.
