-¡Sectumsempra! –grita Harry, apuntando su varita hacia Malfoy. No sabe a ciencia cierta qué efectos tendrá ese hechizo, no tiene ni siquiera una remota idea de qué puede ocurrir después de su grito, pero Draco iba a lanzarle una maldición imperdonable, y nada puede ser peor que eso.

El maleficio tiene el efecto esperado, eso piensa Harry al ver que Draco no realiza ningún movimiento para defenderse, para contraatacar. Pero cuando ve que algo que parece ser sangre está corriendo por el piso del baño mezclándose con el agua que salió de las cañerías rotas por los hechizos esquivados de ambos magos, la sensación que siente en el pecho y en el estómago no es la que siempre pensó que sentiría. Es un mortífago, se dice, tratando de convencerse de que es razón suficiente para atacar a alguien sin remordimiento; pero toda la certeza que había demostrado hasta ahora sobre ese hecho parece no ser suficiente, se esfuma por completo como si nunca hubiera estado ahí.

Se arrodilla junto al cuerpo de Draco y mira horrorizado cómo sigue saliendo sangre de las heridas que tiene en el pecho y en el rostro. Sabe que lo mejor sería ir a buscar a Madam Pomfrey, pero no se atreve a dejarlo solo, quién sabe cómo lo encontrará a su regreso. Se queda a su lado, sintiendo una impotencia que no conocía, primera vez en su vida que no saber qué hacer le produce tanta angustia. Y entre tal desesperación, se sorprende a sí mismo al notar que Malfoy le importa mucho más de lo que nunca se ha dado cuenta, mucho más de lo que jamás se atreverá a admitir.

Escucha pasos acercándose y le vuelve el alma al cuerpo al ver a Snape atravesando la puerta del baño. Ve horror en su cara, y no es para menos, todo está cubierto de sangre, Harry está entero cubierto de sangre. Snape está furioso, y Harry piensa en el sin igual castigo que le pondrá, pero por un momento no le importa. Está seguro de que el profesor podrá cerrar las heridas de Malfoy y este logrará recuperarse.

Draco es llevado a la enfermería y Harry vuelve, abatido, a su sala común. No se siente orgulloso de lo que acaba de ocurrir, al contrario, no recuerda haber estado tan avergonzado de sí mismo antes. Sube a su habitación y ve su capa de invisibilidad dentro de su baúl abierto. Decide usarla esa misma noche para ver en qué estado se encuentra Malfoy después de su maleficio, necesita verlo bien para poder odiarlo de nuevo.