Algunos spoilers, a lo mejor...
FALL
(A bolis, porque me inspiró)
I
Wind
Era otoño. Las hojas crujían al pasar de los caminantes. Los colores rojos, castaño y amarillo teñían los parques y cada lugar de Nueva Jersey que tuviera un árbol cerca. El cielo blanco y cegador y el frío también eran protagonistas. En medio de este paisaje, Lisa Cuddy salía de su casa, rumbo a subir a su vehículo e irse a su trabajo, sin fijarse en ninguno de estos detalles de la naturaleza. Tan sólo le preocupaba encontrar la llave oculta en algún lugar de su cartera para llegar a tiempo a su destino. El abrigo verde que la cubría ese día no parecía ser suficiente, en todo caso sirvió para que alzara la vista por un momento al cielo y ver algo más que suelo. Suspiró tras ver su reloj y lamentando no tener tiempo para cambiarse, subió al auto y marchó.
House llegó dos horas tarde ese día a trabajar, por primera vez después de retornar de Mayfield. Fue inmediatamente a ver a Cuddy para excusarse, tenía más que claro que ella ya debía de estar esperándolo en algún lugar, enterada. Sin embargo, al llegar ante su despacho, vio la habitación oscura y cerrada, para su extrañeza. Entró de igual modo para consultar a la secretaria.
—La doctora Cuddy no ha llegado aún —contestó ella.
—¿Dijo por qué?
—No. No está ubicable. La he llamado, pero no responde.
—¿Y en su casa?
—La niñera dice que salió un poco atrasada, pero en el horario de siempre.
Ambos se quedaron mirando un momento. House salió, asintiendo ante la información, aún pensativo.
—Hola — el saludo lo sacó de sus pensamientos.
Levantó la vista a su izquierda: era Trece.
—Hola. ¿Qué haces aquí? —preguntó, algo aturdido.
—Trabajo aquí. Y no tenemos un caso, así que hago horas de clínica.
—¿Sabes algo de Cuddy? —preguntó House, sin anticipar nada.
—¿Ah? No —respondió ella, enterándose en el momento de la pregunta.
House frunció los labios, jugó con su bastón y se fue, dejando a Hadley con un signo de interrogación en el rostro.
House subió por el elevador, hasta llegar a su piso, pero en lugar de su oficina, se dirigió al despacho de Wilson.
—¿Tienes un minuto? —preguntó al abrir la puerta.
Wilson lo miró extrañado.
—¿Por qué tanta formalidad?
House bufó.
—¿Tienes un minuto? —insistió.
—Claro —aseguró Wilson, aún extrañado, ofreciéndole asiento.
House cerró la puerta y se sentó.
—¿Qué sabes sobre Cuddy?
—¿Qué, exactamente?
—¿Dónde está?
—Bueno, debe estar trabajando. Dando clases; también es decana, recuérdalo.
—Sí. El último cotilleo de las enfermeras me lo recuerda. Pero no ha llegado. No ha firmado el libro de asistencia, su secretaria no la ha visto y ella viajó desde su casa hacia acá, según la niñera.
—Llámala al celular.
—No está ubicable.
—A lo mejor está en un lugar sin señal.
—No si dijo que venía para acá. La niñera es la niñera, Cuddy no le debe explicaciones.
—Pero la secretaria tiene directo contacto contigo.
—¿Crees que mintió para no darme explicaciones a mí?
—Creo que Cuddy quiere un momento a solas con Lucas.
House se puso tenso por un momento, en el que respiró hondo. Infló los carrillos. Se puso de pie.
—Iré a ver si tu teoría es cierta.
—¿Qué harás? ¿Amedrentarás a la niñera?
—No. Algo más efectivo —sacó su celular y salió de la oficina.
House buscó un número y llamó.
—Tú —dijo la voz de Lucas al otro lado del teléfono. —No estoy con Cuddy si eso quieres saber. De hecho, estoy espiando a un tipo que es infiel a su mujer con un caballo.
House puso cara de circunstancias.
—¿Zoofilia?
—No. Apuestas. Estoy en Nueva York, por si quieres venir a verme; pero Cuddy no está conmigo.
—¿Estás seguro? —insistió House.
—¿Estás seguro de que no está allá?
House colgó. Miró hacia un punto fijo y se decidió a salir.
Tammy preparaba la mamadera de Rachel cuando llamaron a la puerta con prepotencia. Miró por el pasillo y dio un bufido cuando insistieron por segunda vez. Rachel comenzó a llorar.
Tammy tiró el paño de cocina sobre el mesón, dejó la mamadera en un tiesto con agua y fue a abrir la puerta. Dio un bufido de obviedad al ver que era House: él se rascaba la cabeza y arrugaba la nariz mirando hacia la pared lateral; cuando Tammy le abrió la puerta, House la miró.
—¿Qué desea? Debo ir a ver a la bebé.
—Quiero saber si sabes qué haría Cuddy hoy.
—Trabajar. Como hace siempre que debo cuidar a su bebé. ¿Se le ofrece algo más?
—Sí. Eh…
Rachel seguía llorando. Tammy lo dejó con las palabras en la boca y se fue a atenderla.
House se asomó por la puerta. Miró hacia el interior e ingresó. Caminó hacia la cocina, mientras Rachel se silenciaba, pero se detuvo en el comedor al ver una fotografía que le llamó la atención: era Lucas columpiando a Rachel en un parque en los inicios del otoño.
House entró a la cocina, sacó una taza de las que se estaban secando a un lado del fregadero y la llenó con agua. Se apoyó en el borde del mesón para beber, cuando Tammy llegó con Rachel en los brazos. Lo miró no más extrañada que cuando le abrió la puerta y fue a coger la mamadera para dársela a Rachel.
—¿Viene muy seguido? —preguntó House, cuando estuvo a su lado.
—¿Quién?
—El hombre de la fotografía del mueble del comedor.
Tammy lo miró y no le respondió, sólo se fue con Rachel hasta la sala a sentarse en un sillón.
House salió tras ella.
—Debo suponer que sí —caminó hacia la puerta. —¿Sabes si se juntarían hoy?
—No me corresponde contestar eso, señor. Lo único que sé es que salió esta mañana a trabajar.
House torció la boca, pensativo. Tomó el pomo de la puerta y se fue, cerrando tras él.
Tomó un bus. Ya arriba, el móvil sonó al menos tres veces, pero al ver que se trataba de Lucas, House simplemente no contestó. Bajando del mismo vehículo, House recibió una llamada de Wilson.
—¿Dónde estás? —preguntó Wilson, que parecía alterado.
—Voy llegando al hospital. ¿Qué te sucede?
—Lucas ha estado tratando de ubicarte. Finalmente, me llamó a mí y… —Wilson no continuó.
—Pero, Wilson, ¿qué pasa?
—Mejor espero a que llegues —y colgó.
House quedó atónito. Miró la pantalla del móvil y buscó el número de Lucas, sin embargo, se arrepintió y dirigió sus pasos al hospital lo más rápido que pudo.
A penas entró, vio a Wilson esperándolo en la recepción.
—¿Qué sucedió? —preguntó House, a medida que ya estaba cerca.
Wilson lo tomó por los hombros y le dijo:
—Secuestraron a Cuddy.
Gracias por leer.
