Disclaimer: Alto amor a TWD cuyos derechos (como sabemos) no me pertenecen.

Summary: Merle quiere fastidiar a Darlyna.

Nota: Es sólo una idea rondándome. No intento ofender a nadie.


Pesadillas

La oscuridad del bosque y sus peligros. Nunca se sabía qué clase de fenómeno aparecería ahora. Tal como iban las cosas, ser atacado por un caminante se veía tentador. No Daryl. No un Dixon. No iba a morir tan fácil. Por los infiernos que no.

Hacerse cargo de Lydia no había sido su idea. Pero Henry y Connie habían abogado por la chica. La silenciosa pero contundente convicción de Connie y los ojitos de perro mojado que el chico había puesto. Hablando de perros, estaba seguro de que perro estaba de parte de ellos en esa caravana. Demonios. Se estaba ablandando. Aunque dentro de él también quería ayudar a la chica.

Dormir era un lujo que no podía darse. De cualquier forma no lograba conciliar el sueño. Prefería montar guardia. Algunas veces dormir le sentaba peor que no hacerlo. Ese incesante malestar que lo atormentaba. Connie le había dado una de sus miradas de mamá enojona cabreada por el muchacho que no duerme. Después de todo, Daryl llevaba mucho de no descansar como se debía. Pero alguien debía hacer guardia. Alguien debía mantenerla a salvo. Mantenerlos a salvo.

Daryl recuerda haber estado recostado en un gran árbol antes de todo.

"Los Dixon no lloran"-Le había dicho su hermano luego del incendio que mató a su madre.

Darlyna lo ha hecho bien ¿No?

Mierda. No de nuevo. No aquí, no ahora.

-Muy solicitado recientemente ¿No es así?

Déjame en paz. Merle siempre aparecía para joderlo.

Ya conoces el dicho: "¡Siempre hay una negra sorda para un pobre diablo!"

No. No. Ella estaba dentro. Confiando en él.

-Menudo rollo de marginados.

Su sangre hervía.

-Cállate Merle- Pensó.

-¿Me escuchas? ¡VAMOS! No eres el sordo. Solo estúpido, hermanito.

Tratar de hacer entrar en razón a Merle nunca había sido la opción funcional. Los puños funcionaban mejor. En especial cuando su hermano mayor comenzaba a arrojar mierda de su boca.

-¿Con quién fornicas? Esa es la menuda mierda. Encontrar putas no es tan sencillo ahora ¿No, chico?

-¡Cierra la maldita boca!-Sus puños se volverían morados si apretaba más fuerte. Pero Merle tenía todo ese teatro planeado desde hace mucho. Funcionaba bien. Darlyna no quería verse como una mujercita y caería ante sus incitaciones. Su hermanito siempre había sido muy débil ante esas cuestiones. Pobre diablo.

-Cuida como me hablas, porque pateare tu lamentable culo e iré por esa ramera negra.

Al igual que en anteriores ocasiones Merle podía proporcionarle una buena paliza. Pero eso nunca lo detuvo.

-Hablas demasiado-Daryl empuñaba su cuchillo. Merle había tenido la delicadeza de patear lejos de combate su ballesta. Era su hermano. Pero sabía de lo que era capaz.

-Idiota. Cuando acabe contigo iré por ellas.

Cada músculo en Daryl se tensó. Ellas podían defenderse. Y sabía que Henry las ayudaría. Era joven, pero lo intentaría. Incluso perro donde demonios estuviera. A no ser que… Merle tenía manchas de sangre fresca por todas partes. Pero… ya se lo habría echado en cara.

Altercados brutales con uno de los suyos. No era su primera vez. Y ya no era un chiquillo contra un hombre violento que lo lastimaba. Y amenazaba con lastimar a alguien querido.

Merle sangraba y su mandíbula se notaba desencajada. El hombro de Daryl estaba completamente dislocado. Algo lo golpeo tremendamente fuerte o quizá era el efecto de toda la sangre que estaba perdiendo por las puñaladas. Recuerda el barro y los gritos de Lydia. Merle parado sobre el cuello de Henry como si quisiera separar el cráneo del cuerpo. Connie.

Y entonces despertaría. Y pasaría de nuevo. Sus pesadillas lo acechaban. Le importaba una mierda lo que Merle pensara de Connie, no es como que algo pasará, no es como que la conociera, no es como que lo haría. Lo que pensará de él. No iba a dañar a las personas que amaba. No llegaría a tocarlas. Aunque no es como que pudiera. Para eso debía estar. Todo se fue al demonio al ver la cabeza de Henry en la pica. A veces era Sofía quien era atacada y la estúpida muñeca sería lo último que vería. A veces era Henry y el pensamiento de lo último que debió haber pasado por su mente. Quizá Lydia, quizá sus padres. A veces era Merle. A veces un amigo al que no pudo salvar.

Y sabía que no era el único con pesadillas. Con cicatrices. Era como un club. Un club de gente despedazada en un mundo muerto.

Como si no fuese suficiente.


C.B.