"Mía bambola"

Capitulo 1

"Tarde"

Lalala-pensamiento; pasado presente o futuro

[Lalala]-[opinión personal]

-.-.-.-.-

-Increíble, simplemente increíble! –pensaba mientras corría a toda velocidad por la vereda, esquivando peatones-.

-¡Maldición! ¡Llego tarde! –terminando de acomodar su chaleco, con una rodaja de pan en la boca.

-¡Llego tarde en mi primer día! –tratando de que no se le resbalara el morral-.

-Hibari-san me matará, Hibari-san me matará, Hibari-san me matará...-doblando en la esquina- sólo un poco más..

-Vivo tan cerca.. Que estúpida! –divisando la entrada- Bien! Llegué! –pasando por la entrada-.

-Si! Llegué! –a punto de entrar-.

-Tarde –parándose en frente de él-.

-¡Hibari-san!

Sus fríos e intimidantes ojos miraban al joven Décimo desde un punto más alto, en todo sentido. La desesperación propia del momento invadió a Tsuna. Lo iba a matar, no había duda, era su fin. Hibari no permitiría que nadie llegase tarde a la secundaria Namimori, y menos en su presencia.

-Sawada Tsunayoshi...-.

-¡No, no, no! ¡Espera, Hibari-san! ¡Perdón! –atajándose con las manos-.

-Llegas tarde –con la seriedad de siempre-.

-¡Pero..!- cruzó la mirada por detrás de Hibari y pudo observar como esa chica cruzaba la puerta- ¡Mira, Hibari-san! –señalando con el dedo-.

-No soy tan estupido-.

Eso debió doler, un golpe seco de esos tubos dejaría ver las estrellas a cualquiera, y Tsuna no era la excepción. Mientras lo miraba lamentándose en el suelo, volvió a advertirle sobre las tardanzas, y con ese simpático tono amenazante le juró que no sería así la próxima ves. Diciendo esto, se dio media vuelta para dirigirse al techo del instituto.

-Ay.. Podría decirlo de otro forma- agarrándose la cabeza- Pero esa chica también llegó tarde...- ¡Demonios, yo también!

Se levantó rápidamente y se dispuso a correr hacia la entrada, mientras el timbre de la primera hora sonaba. Iba a toda velocidad por los pasillos, buscando su salón, 2° A. Como de costumbre, se asustó con la repentina aparición de Reborn detrás de una columna, pero por fin llegó.

-¡Tarde Sawada!- el profesor lo miraba mientras sostenía un libro de gramática en la mano y veía como el joven Vongola se dirigía a su banco-.

-Perdón profesor..-sentándose-.

-¡Décimo!- Hayato se acercó- ¿Cómo ha estado?

-Go-Gokudera-kun –un poco sobresaltado- bien..-.

-¡Señor Gokudera, tome asiento si no quiere que lo sancione!- el profesor apoyó los brazos sobre el escritorio-.

-¿¡No ve que estoy hablando con el Décimo! –en guardia-.

-Ya, ya, Gokudera-kun- sosteniendo su brazo-.

-¡Pero, Décimo! -.

-Disculpen..-abriendo la puerta-.

Todos voltearon. Tsuna también. Alta, de tes blanca y algunas mechas doradas daban color al fino cabello castaño claro que llegaba a sus codos. Tenía ojos celestes muy claros.

Como toda estudiante, llevaba el uniforme, excepto por los zapatos. No los traía, en cambio, llevaba unas zapatillas rojas de puntera blanca, estilo botitas, con los cordones dejando los últimos dos pasa cordones libres.

-Disculpen, ¿esto es 2°A? –asomándose un poco más dentro del salón-.

-Si –respondió el profesor- ¿Es su primer día? Sea bienvenida al instituto, tome asiento por favor –sonriendo de forma simpática-.

-Si, gracias –cerró la puerta y se dirigió hacia el banco que estaba libre-.

Tsuna la vio sentarse frente a él, dándole la espalda. No tenía idea de quien era, pero de una cosa estaba seguro, ¡ella era la que había llegado tarde y que Hibari no se había percatado! Claro, estaba muy ocupado golpeándolo como para fijarse en eso. Aunque no fue el único que se quedo pensativo, Gokudera, por su parte, veía en ella algo familiar, como si ya la hubiese visto en otro lugar. Sin darle mucha importancia, tomo asiento y las clases continuaron normalmente. Sin embargo, desde que la chica nueva había entrado, Tsuna tenia una extraña sensación, parecido a... nada, pero era raro. No malo, tal vez podría decir que se parecía a, ¿Ryohei? O también a Gokudera. Eres una mezcla extraña, aunque era lo único que podía pensar en ese momento.

Pasaban las horas, cambiaban las materias, el reloj seguía su curso, los profesores escribían. Todo era normal, y como todo día normal, era de esperarse que a Hayato lo retaran por estar mal sentado, y a Tsuna por no tener la más mínima idea sobre la tarea.

Ya era hora de irse, todos preparaban sus cosas. Tsuna guardaba tranquilo sus lapiceras, cuando oyó que alguna caía, pero no de las suyas. De cualquier modo se inclinó para ver que era lo que le había llamado la atención. Fue entonces cuando pudo ver claramente como la chica nueva buscaba lo mismo. Miraba a un lado y a otro con cierta preocupación en los ojos. En ese momento, el joven vongola divisó la lapicera en el suelo. Estaba de un lado del banco de la muchacha, y sin dudarlo un segundo, se acercó para levantarla. Pero ella también había visto y estiro su brazo para alcanzarla. Sin querer, sus manos se cruzaron.

-Oh, perdón –sacando la mano, ya que ella ya había agarrado la lapicera-

-Descuida –sonriendo- gracias de todos modos.

Pero al guardar su lapicera, Tsuna pudo notar algo en su mano derecha. Tenía anillos en los cuatro dedos, pero uno de ellos le llamó más la atención. Le parecía muy familiar, acaso era ¿un anillo atributo? Finalmente sonó el timbre y junto con Gokudera y Yamamoto, salieron rumbo a casa. Les comentó su duda, pero ambos dijeron que eso no era posible y aclararon que era muy probable que esto de ir y venir en el tiempo le estuviera afectando en cierto punto, aunque Hayato hizo hincapié en que el Décimo era muy fuerte como para sufrir ese tipo de cosas. Decidió olvidarlo y restarle importancia.

-¡Ya llegué! –entrando con ambos guardianes detrás suyo-

-¡Tsu-kun! ¡Chicos, bienvenidos! –sonriendo y asomándose por la puerta de la cocina con Lambo en brazos.

-Buenos días –respondieron ambos-

-¿Qué haces ahí parado? –Saliendo de adentro del saco de Tsuna-

-¡Re-Reborn! –casi se cae del susto- ¿¡Cuando llegaste allí!

-Tenemos mucho que entrenar –saltando al suelo- asi que vamos, Tsuna.

-Eh? No! –resignado-

Lambo comenzó a burlarse de Tsuna y demás. Esto hizo enfadar a Hayato, quien fue llevado por Yamamoto hasta su casa, quien le dijo a Tsuna que se quedaría ayudando al viejo, asi que no había opción ni excusa. Entrenaría con Reborn. Se cambio la ropa y se dirigieron al lugar de siempre.

-Oye, Reborn –mientras caminaban- es necesario que sea en una montaña!

-Deja de quejarte! –lo golpea- es parte del entrenamiento!

-No puede ser.. –agarrándose la cabeza-

Pero al llegar al lugar, había algo diferente, ambos coincidían en que alguien los estaba observando. Aunque no necesariamente que a ellos. Desde los árboles se escuchaban los pasos de hombres corriendo. Reborn frunció el ceño, Tsuna tomó los guantes y preparaba su caja de píldoras. Pero su sorpresa fue grande cuando los hombres aparecieron desde el bosque huyendo de algo.

-¿¡Que haces ahí parado! ¡Huye! –acercándose a toda velocidad-

-Eh? –sin entender nada-

De repente y frente a los otros, una figura llego del costado. Se podía distinguir una forma femenina, alta, con el pelo recogido, de pantalones largos y anchos con bolsillos, musculosa color bordo y zapatillas rojas de puntera blanca. Tsuna no pudo reconocer a aquella persona, ya que estaba de espaldas.

-¿Acaso no entienden? –La vos era decidida- ustedes no escaparan.

Y sin esperar más, se lanzo hacia ellos. Eran alrededor de 10 hombres, al menos los que el joven volgola pudo contar. No tardo mucho en acabar con ellos y dejarlos a todos tirados en el suelo.

Se quedo boquiabierto al ver la facilidad con la que había derrotado a todos. Reborn tenía una media sonrisita. El viento soplaba, dándole un pequeño descanso. Luego de un momento, volteo para mirar al muchacho con seriedad. Esos ojos lo atravesaban, y esto le daba miedo, bastante miedo. Ella termino de darse la vuelta, tenia una cierta tendencia hacia atrás.

-¿Quién eres y que haces aquí? –sin quitarle los ojos de encima-

-S-soy Tsuna y aquí entreno..-con ese tono temeroso característico en el-

-Se quien eres e interrumpes mi entrenamiento-.

-¿¡Sabe quien soy!- Pe-perdón! No sabia que tu también venias a este lugar-

-Lindos anillos –dijo sonriente Reborn-.

¿Anillos? ¡No se había fijado! En su mano derecha tenia cuatro anillos. El primero era de un color verde extraño, el segundo tenía un diamante amarillo en el centro, el tercero era de plata tallada a mano, con forma de llama, y el último y más pequeño era ancho y simple.

Pero, esa combinación... ¡ya la había visto antes! A la mañana, cuando le ayudó a la nueva con las lapiceras, ¡ella tenía esos anillos! Además de que las pulseras también coincidían, pero no les dio importancia.

-No hay duda, ella es la alumna nueva que vi hoy a la mañana-

-¿Cómo te llamas niña? –levantando la vista hacia ella-

-Mi nombre es Tana, viene de "Tanos", como se los llama a los italianos, "La Tana" para ser mas exactos, jefa de la décima generación de la Famiglia Buonanote*.

-¿Decima? –muy sorprendido-

-He oído hablar de esa familia, sus jefes son elegidos según distintas pruebas, ¿verdad?

-Cierto-

-Y si mal no recuerdo, son tres pruebas, método, modo y medio-

-¿Método, modo y medio? –dijo Tsuna mirando a Reborn-

-El método pone a prueba la capacidad de liderazgo, organización de planes, pensamiento durante la pelea –completo la muchacha- El modo mide la resistencia en batalla, si tienes un arma o no, y como te manejas con ella, tu velocidad y fuerza con la misma.

-Pero lo más importante es el medio, ¿verdad Tana? –sonriendo-

-Lo mismo digo, el medio es el elemento característico de cada uno. Con esto me refiero a los elementos de la naturaleza, agua, viento, hielo, tierra... ese tipo de cosas. Aunque, aun no me explico como es que sabes tanto sobre nuestra familia.

Reborn sonrió una ves mas, Tsuna lo miraba. El pequeño arcoballeno estaba allí parado, como esperando algo, una repuesta acertada de ella, algo. Tana los miraba indiferente, aunque también buscaba el motivo de aquel silencio que de a momentos, era interrumpido por el sonido que el viento producía al mover las hojas.

Trataba de buscar el motivo por el que aquellos dos estuviesen juntos en ese lugar. Miara a Tsuna y a Reborn. Una y otra vez. Fue entonces que encontró su respuesta, aunque se sintió bastante estupida por no haberse dado cuanta antes.

-Momento, ya se quien eres tu! –a Reborn- eres uno de los arcoballeno, el arcoballeno amarillo –su rostro se lleno de emoción- ¿Tu eres Reborn?

-Asi es –sonriente-

-Es el arcoballeno mas fuerte de los siete! –se arrodillo ante el pequeño y con sus dos manos, tomo la suya y lo saludo- Mucho gusto Reborn-san! Es un placer conocerlo!

-El mío también-

-¿¡No se había dado cuenta! –sin salir del asombro-

-¡He escuchado mucho sobre usted! Y también se dice en Italia que usted esta entrenando a...

Cuando cayó en la cuenta de lo que significaba eso, sus ojos se abrieron de par en par. El viento nuevamente soplo, jugando con su pelo. Lentamente levanto la vista hacia el joven Vongola, quien sin darse cuenta, la estaba observando hacia rato. Tana ahora lo veía distinto. Y cuando se sintió capas de hacerlo, dijo temerosa.

-...Vongola Décimo?-

CONTINUARÁ

Próximo capitulo: Risa

-.-.-.-.-.-

Hola a todos los lectores! Como estan? Les presento mi tercer obra de arte (¿? Jajaj bueno, realmente no lo se muy bien eso, pero es mi tercer historia.

Les gusto el inicio de esta loca historia? Que les parecio? Hay algo que tenga que cambiar? Dejen su opinion que siempre sera bien recibida n.n

Les voy comentando que tengo muchos capitulos en mente, y tambien que el segundo ya lo estoy pasando y el tercero tambien! Asi que esten atentos, porque no tardare mucho en subirlo, al menos eso espero jaja.

Como reaccionara Tana? Quienes eran esos tipos? Estaba entrenando sola acaso? Lo veremos en el proximo capitulo!

Hasta entonces!

Suerte!

Mica Sawada Usui Higurashi

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