Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la historia, si es mía.

Capítulo beteado por Monz Pollen Beta FFAD

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Así que este era el motivo por el cual esos dos pequeños ángeles habían ido a parar en mis manos y no en las de él, por suerte… Lo miraba con incredibilidad en mis ojos, con rabia y desprecio. No me consideraba una persona que juzgara sin conocer, pero con él podría hacer una excepción.

Suspiré sonoramente mirándolo de frente sin dejar que esa miraba verde penetrante me hiciera flaquear ni un solo segundo. Sonreí tristemente negando con la cabeza dejando que me invadieran los recuerdos de los comentarios de mi mejor amiga, Alice. -"¿Estás segura de enfrentarte a él? Dicen que es un hombre despiadado" "Lo llaman el señor de hielo" "Nunca sonríe, ni cuando posa en las revistas"- Había dicho ella cuando al fin luego de muchos meses por fin había dado con el paradero de ese hombre y había tomado la decisión de ir a hacerle una visita. Pobre ilusa de mí al pensar que nadie era capaz de ser como me habían descrito que era.

Edward Cullen era así, había viajado desde Seattle hacia Nueva York para poder poner fin a lo que estos últimos meses había puesto mi vida patas arriba, todo lo hacía por Chloe y Andrew, mis hermosos ángeles. Así que aquí me encontraba frente al todopoderoso señor del hielo, luchando contra mis emociones.

— ¿Entonces eso es todo señor Cullen? — dije dándole el mayor tono frío a mi voz, apretando mis dientes controlando así la ira que me consumía junto a las lágrimas en mis ojos.

— Sí, y ahora si no le importa tengo trabajo importante que atender — dijo sin alterarse, avanzando hacia la puerta de su oficina abriéndome la puerta en una clara invitación a marcharme de allí. Me detuve un segundo cerrando los ojos para volverlos a abrir rápidamente, mirándolo con determinación.

— Entonces no se preocupe, mañana mismo estará aquí mi abogado, con los papeles firmados y así podrá firmarme usted la patria potestad de los niños, nunca más va a tener que preocuparse por ellos — dije y sin esperar más y antes de que las lágrimas rodaran por mis mejillas me encaminé hacia los ascensores, esperando impacientemente a que llegara alguno, y una vez dentro, dejé que las lágrimas salieran libremente, pensando que no quería saber más de ese cruel hombre, y asumiendo que debía cuidar y proteger de Chloe y Andrew, porque a partir de ahora, me tenían solamente a mí.


Bueno acá les dejo el prólogo de esta nueva historia que espero sea de su agrado... Nos leemos pronto! Besitos :)