New York no era fácil, eso lo supo desde que puso un pie en ella. La ciudad de grandes edificios y majestuosos carteles luminosos de obras que soñaba con interpretar algún día la había intimidado desde un primer momento. Era un reto y ella lo sabía, eso era lo que mas le atraía del lugar.

Desde su llegada solo tuvo problemas y sentimientos cruzados. Ya desde antes de partir todo había sido un completo desastre y su primera visita al lugar había sido solo para perder las primeras Nacionales en las que participaban y todo por su culpa. Pero nada la iba a parar, Kurt la había animado desde el primer momento hasta el último, consolándola en el asiento delantero de un auto mientras lloraba desconsoladamente, en el momento de su errada audición y en la estación de trenes alentándola a ir a "La Gran Manzana".

Su ¿cómo llamarlo?¿amigo? ¿alma gemela?¿ex-novio? Bueno, "él" la había apoyado desde un principio y el fue quien la empujó a lograrlo, la obligo a subir a ese tren aunque le rompiera el corazón y se llevara gran parte de su alma. Mismo sus padres la habían alentado en su sueño, en una carrera tan complicada y tal vez en la que no llegara a la cima.

Todos la habían apoyado, no podía defraudar a nadie. Esos pequeños pasos que fue dando en la gran ciudad. Su cambio de aspecto, su mudanza a su primer departamento con su mejor amigo, el enfrentar a su profesora de danza, ganar la competencia de invierno, su primer novio en la nueva ciudad, su primer confrontación y caída a la realidad gracias a Kurt, la mudanza de Santana y que la misma le abriera los ojos.

Todos los momentos que había vivido en su vida se resumían en éste, desde el primer granizado en su cara hasta la gloria que le habían brindado el ganar las Nacionales. Su primer clase de danza de niña en la cual todos la miraban por su exageración hasta en los pasos mas simples, su solitaria infancia por tener dos padres gays y que lo vieran como algo raro e incorrecto, su adolescencia había sido triste en un principio por el rechazo de todos, pero para ese momento ya estaba haciendo una cuenta regresiva de cuantos días faltaban para llegar a New York City.

Y ahora era el momento decisivo, sabía que los demás no lo verían al igual que ella, que le dirían que había mas papeles, que no era el único. Eso demostraría lo poco que la conocían, porque todo había sido fríamente calculado, no podía haber sido una casualidad que hayan decidido reestrenar esa obra en ese momento justo, en el año de su llegada, sino que era porque Rachel Barbra Berry había nacido para ese papel y si no lo obtenía significaría que esto no era para ella.

Todo se resumía en esas tablas, en ese escenario, en esas personas que decidirían su futuro, porque todo se resumía en

"Rachel Barbra Berry suba al escenario"