Todo comenzó el día que mi mamá conoció a mi papá. Fue en septiembre de 1989, mi madre se había ido de vacaciones a Mar de Plata, la costa atlántica de Argentina. Todo parecía ir bien, mi madre recorrió las playas, tocaba el mar con sus pies y disfrutaba del sol, la arena, el mar y el viento. El mar en Argentina no es cálido ni tibio, es más bien frio y no hay un día en el que no haya viento. Creerás que esta es la típica historia de amor, donde mis padres se conocen, se casan y tienen muchos hijos. Si piensas así, estas equivocado. Mi madre había decidido ir a vacacionar al principio de primavera, porque el mar la hacía perder en sus pensamientos, mirando el horizonte infinito y ver las estrellas en el cielo y sus reflejos en el mar. Mi madre había terminado de romper con su novio, ya que este la había engañado y la había abandonado. Ella estaba mal, por lo que mi abuela, que en paz descanse, le había pagado el viaje. Conoció a mi padre la última noche de su estadía, mi padre había anclado su barco muy cerca de la playa donde mi mama, perdida en sus pensamientos, miraba nostálgica el mar. Según me conto él, ella parecía estar metida en su mundo de hadas, donde todo era posible, donde la magia existía. Él le había hablado esa noche y pronto ambos desconocidos se conocieron. Tuvieron una pequeña aventura esa noche, mi padre le prometió riqueza y poder a cambio de que se quedara con él unos días más, pero mi madre no se quería enamorar, por lo tanto en la tarde siguiente ella se despido. Creyó que sería para siempre, pero se equivocó. Nueve meses más tarde llegue yo, con mi piel de porcelana, cabello rubio oscuro y ojos verde mar. Mi madre siempre decía que me parezco mucho a él, pero mi padre no opinaba lo mismo. Me bautizaron AquaMarine, que en griego significa agua marina, mi nombre proviene del lugar en el que fui engendrada, en el mar, es traumático, lo sé, pero mi nombre es lo único que me queda de ella. Mi madre falleció hace una dos semanas en una tormenta eléctrica, cuando mi padre se enteró de eso se puso tan furioso que abandonó el funeral para ir a no sé dónde. Mi mamá me dio vida por segunda vez, ya que el rayo que la asesino me tendría que haber dado a mí, pero ella me empujo y me aparto del camino, murió en mi lugar. Estoy esperando en el puerto de la pequeña ciudad que vivo a mi padre, que viene a buscarme para llevarme a un lugar, donde según él estaré a salvo. Mi papá es capitán de un barco y dueño de una empresa de cruceros y, aunque tiene mucho trabajo, él no es un padre ausente. Siempre trata de venir para mi cumpleaños, la navidad y otras ocasiones especiales, suele ser un hombre amable y muy respetuoso, mamá decía que era "chapado a la antigua". Pensar en mi madre me daña muchísimo, pero creo que tengo que superarlo, ella no dio su vida para que yo me tirara en una cama y llorara todo el día, por lo que me prometo a mí misma, dejar de pensar en ella y pensar en mí, sé que suena egoísta, pero es así. _¿Estas lista? - la voz suave de mi padre me saca de mi ensueño. Esta vistiendo una remera de playa, chanclas, pantalón bañador y lentes oscuros de sol, es un hombre joven y muy guapo, con su cabello castaño oscuro desordenado y su sonrisa tranquilizadora. _Estoy lista - confirmo. Me pongo de pie y con su ayuda subo al yate. Es un barco grande, muy, muy lujoso. Lleno de sillones de cuero y muebles de caoba. Yo lo llamo mini-crucero, porque eso es lo que es. He estado aquí más veces de la que puedo contar, mi padre venia en Grecia (así se llama el barco) y navegábamos por día en el rio Paraná*. _Ya sabes dónde está tu habitación, así que si quieres te ayudo a llevar tu maleta. Llevaba solo una maleta, ya que tenía mis propias ropas aquí. _Está bien papi, puedo sola - tome mi malta y camine por el barco. Escuche a mi padre decir que me pusiera el salvavidas si iba a caminar por la cubierta y luego dijo que el iría a la cabina. Para cuando llegue a mi habitación el yate ya había empezado a navegar. No necesitaba usar salvavidas, porque, como ya les conté, por alguna extraña razón sucedía algo extraño cuando tocaba el agua. Mi padre lo llamo una maldición, pero para mí era cool, mientras estuviera sola. Sé que no me creerás, pero cuando toco una gran cantidad de agua, ya sea salada o dulce, me convierto en una pequeña sirena, si como habéis leído, una sirena, ya saben… mitad humano, mitad pez. Por lo que cuando mi padre me dijo que él era un dios, le creí sin complicaciones, porque si yo podía ser una sirena, ¿Porque él no podía ser un dios? Soy de esta forma desde que nací, mi madre se asustó mucho cuando me dio mi primer baño, por lo que viajo conmigo a Mar de plata en busca de mi padre. No fue difícil hallarlo, ya que él nos halló a nosotras, luego de que mi madre le demostrara mi extraña condición, mi padre se ofreció a cuidarme, pero mi madre le dijo que no, así que ambos me protegían de todo lo que amenazaba con descubrir mi secreto. ********************** *El río Paraná es uno de los ríos más importantes de América del Sur que atraviesa la mitad sur del continente y forma parte de la extensa cuenca del Plata, la que recoge las aguas de los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay, sus afluentes y diversos humedales, como el Pantanal, los Esteros del Iberá y el Bañado la Estrella.
