Nota de la Autora: esto es un pequeño, pequeño drabble dedicado a Dai, que espero que ya se esté sintiendo mejor; al principio hay un fragmento de un poema de Dylan Thomas llamado Este lado de la verdad. La primera y la última parte de la historia corresponden al Día Dos (cuando Michelle Dessler recién ingresaba a la Unidad Antiterrorista de Los Ángeles), y la del medio, a algún momento del período indefinido entre el Día Dos y el Día Tres. Espero que les guste, y disculpen la brevedad. Para todos, Feliz Día de San Valentín.


Y todos tus actos, todas tus palabras,

cada verdad, cada mentira,

mueren en un amor que no juzga.


Ojos oscuros. Un apretón de manos. Pocas palabras. Sonrisas leves, cordiales. Las presentaciones ya estaban hechas. Y debajo de la piel, dos corazones despertaban, latiendo cada vez más desaforadamente para anunciar la llegada de algo mucho más grande y poderoso que las dos personas que acababan de conocerse.


Ella ya no tiene miedo. Ella ya no necesita mentir ni ocultar nada. Ella no finge ser otra persona. Ella no tiene vergüenza de ser quién es. Porque Anthony Almeida ama desesperadamente, locamente cada cosa de Michelle Dessler, y ella es la única luz que brilla en sus ojos cuando a su alrededor no hay más que oscuridad. Entonces, porque él la ama – y por nada más – sus miedos, sus inseguridades, sus malos recuerdos, sus pesadillas desaparecen, barridos por la luz cálida, cegadora de ese amor, y se vuelven menos que la nada, polvo del polvo.


Ella no tenía manera de saber que con ese amor que recién empezaba nacía toda la felicidad que sentiría en su corta existencia.