Disclaimer: Blablablablabalalabla ojalá me pagasen por esto blablablablablablablaba

Notas de la autora: ¡Feliz cumpleaños Yakumo! Amiga del foro I'm Sherlocked Lamento el retraso un montón, pero pediste algo a ser posible largo y bueno, las cosas largas siempre cuestan un poco más y unido a que estamos en periodo de exámenes…Espero que te guste :D

Está ambientado el finales de 1990 y 1991, así que tienen ambos 15 años, lo he encajado en el contexto para que sea verídico con la otra historia que tengo. Aunque para mi es un UA, lo he intentado hacer lo más real posible, porque cada uno elige cuando estos dos se conocieron.

Y ahora a leer :)


Nota posterior: ADVERTENCIA. Esta historia se empezó antes del comienzo de la tercera temporada, por lo que veréis al "fandom Sebastián Moran". En cualquier caso, la serie no ha dejado mucho en claro nada con el primer capítulo.


Noviembre 1990

Se sentó en la silla haciendo el mayor ruido posible. Restregando las patas contra el suelo de baldosa, haciéndolo rechinar de frustración. Dejó caer violentamente su mochila, abrigos y libros, sobre la mesa; la profesora parecía querer asesinarlo.

-Caballero, esto es la sala de castigados y se exige silencio en ella. Dígame apellido, nombre, grado y docente que le expulsó.-La voz chillona y aburrida de la mujer se le clavó en los tímpanos.

-Moran, Sebastián, 3ºC, Roe.

-Querrá decir señor Roe; seguramente su profesor de ciencias le haya mandado algún tipo de tarea durante el castigo, limítese a realizarla hasta el final de la clase.-La mujer volvió su atención a los exámenes que estaba corrigiendo, balanceando el rotulador rojo.

Sebastián abrió el libro con desgana hasta pararse en el comienzo del tema que le habían mandado copiar, palabra a palabra, letra a letra, treinta páginas; tenía muy claro que no iba a hacerlo.

-Oye, ¿tienes folios?-Miró al chico castaño que le había hablado, le sonreía pacíficamente.

-Ehm, si, ¿Quieres blanco, en cuadrícula o milimetrado?

-Milimetrado-Estaba rodeado de un ejército de reglas y material de dibujo técnico. En la sala de castigados había dos tipos de alumnos, los que estaban allí por una sanción y los que estudiaban en alguna hora libre. Eran fácilmente diferenciables, mientras unos miraban resignados los libros, los otros estaban hundidos en ellos; Sebastián sabía a que grupo pertenecía el castaño.

Le ignoró para centrarse en decorar profusamente los márgenes de sus apuntes con dibujos, hasta que diez minutos más tarde volvió a oír la misma voz.

-Por cierto, tienes mal colocados todos los acentos gramaticales y adjetivos posesivos de tu tarea de irlandés.-Cuando levantó la cabeza hastiado, el chico le tendía una hoja con ejercicios. La letra desordenada se apilaba en filas desiguales.-Salió volando cuando tiraste todas tus cosas sobre la mesa al entrar.

-Ehm, sí, bien.

-¿Siempre empiezas todas las frases diciendo ehm?

-No, por dios, ¿a ti que te importa?

-¿Estas enfadado porque eres tan tonto que no sabes escribir sin faltas?-Sonreía como si no le estuviese insultando-No te preocupes, es normal que no sepas hablar irlandés si apenas llevas en Dublín dos años. Es muy diferente de donde tú vienes, Luisiana; concretamente apostaría por algún pueblo y no Nueva Orleans.

-¿Cómo sabes que…?

-Bah, por tu acento y tu ropa. Lo del acento es claro, se nota que eres del sur rural, de Luisiana porque es uno de los principales focos de emigración irlandesa. Tu familia debe serlo debido al origen del apellido, Moran. Apostaría porque tus abuelos viven aquí y por eso os habéis mudado de vuelta. Y bueno lo de la ropa, nadie que haya vivído en la ciudad siempre pasa tanto frío como para ponerse un chaleco verde tan feo sobre el abrigo.

Sebastián le quitó la hoja de un manotazo justo en el momento que sonaba el timbre. El chico desconocido metió sus cosas rápidamente en la mochila y salió despidiéndose cordialmente, como si nada, Sebastián no respondió.

Miró los apuntes, estaban corregidos con bolígrafo negro, enlazando su torpe caligrafía azul. Se había permitido hacer comentarios jocosos por todas las líneas, cada letra destilaba sarcasmo.

Dos mesas más adelante estaba Ailia, una de sus compañeras de clase intentando no reírse mucho.-Deberías haber visto la cara que has puesto, por un segundo creía que lo ibas a desmembrar-

-Ustedes dos, guarden silencio.-La profesora recolocó sus gafas sobre el puente de la nariz, mientras apuntaba los datos de un nuevo alumno.-No hablen mal de sus compañeros, James es un chico responsable que viene con frecuencia a estudiar, es encantador. No le he visto castigado ni una sola vez, no como ustedes que son asiduos, menuda mala influencia.


Marzo 1991

Sebastián fumaba apoyado en el puente de roca. Lanzaba la ceniza al río bajo él y esta caía haciendo cabriolas. A sus pies la mochila descansaba medio vacía. Estaba pensando a dónde podía ir, haciendo tanto frío, a pasar las horas en las que se suponía estaba en clase.

-¿Haciendo novillos?-Jim preguntó a su espalda.

-Más bien siendo expulsado por una semana.-Rió sardónico al oírse con la voz algo más grave de lo habitual.

-Si, algo así he oído, no está bien romper todas las ventanas del gimnasio cuando las cosas no salen como uno las espera.-Se acercó hasta quedar también apoyado, mirando como las aguas fluían imperturbables.-Aunque no termino de saber cómo es que supieron el autor de la gamberrada.

-Confesé- Ahora era Jim quien reía.

-Deberías aprender formas más refinadas de violencia, cariño. ¿No mandaron una nota para que fuese firmada por tus padres informando de la expulsión?

-Si, la falsifiqué, me quedó bastante elegante.- Y arrojo la colilla consumida al agua, guardando la última bocanada de humo en los pulmones.

-Sabía que no ibas a defraudarme.-

-¿Perdona?

-Nada, que si quieres blanco en cuadrícula o milimetrado-

Aquella mañana fue la primera vez que estuvo en casa de Jim y acabó viendo como el moreno hacía ejercicios de trigonometría avanzada mientras el estudiaba gramática irlandesa.


Septiembre 1991

-Maté a un chico en Londres hace dos años, le ahogué, hice que pareciese un accidente.-

-¿Es eso una confesión, señor Moriarty?-

-Absolutamente.-

Sebastián estaba tirado en la cama, sofocando la risa daba vueltas a la caja del casete que sonaba en el reproductor. Jim le miraba lánguidamente encaramado al escritorio.

-Tienes un sentido del humor ciertamente retorcido.-

-No es broma, de verdad le maté.-

-Lo que tú digas, Jim.-Hizo rodar una vez más el papel donde estaban apuntadas las pistas. Acordes graves comenzaron a sonar llenos del ruido provocado por un mal altavoz -Esta me gusta, Lithium.

-Cobain tiene una voz demasiado gastada y no es un buen cantante.-

-Es un gran compositor, este nuevo disco marcará una época.- Se irguió un tanto molesto, a Jim le encantaba fastidiarle.

-Nunca dije lo contrario, pero uno no quita lo otro. Además es todo un respiro escuchar algo que no sea el maldito disco de Bleach cada vez que vengo, una vez más la canción About a girl y tiraba la radio por la ventana.-

-Hubieses ido tú detrás-No había asomo de broma en sus palabras, pero el rostro cordial las acompañaba. Había aprendido muy bien de Jim a jugar en la línea donde no se puede discernir la broma o la realidad, envuelta una u otra en frases atropelladas.

-Si a mi me gustase tanto Cobain intentaría ir a uno de sus conciertos lo antes posible, verdaderamente ese hombre apesta a suicidio.-

-Vete a la mierda-

-Estará muerto antes de cinco años, me juego la mano izquierda a que se muere por entrar en el club de los 27.-

-Eres un verdadero capullo- Había aprendido tristemente que solía tener razón. Recordaba el helador 17 de febrero, se presentó con el periódico en la mano diciendo que al día siguiente iban a tener unos titulares asombrosos. Cuando le pregunto a que se refería soltó con toda naturalidad que para esa madrugada seguramente las estaciones de Paddington y Victoria en Londres harían Kaa-boom gracias al IRA. Se estuvo riendo todo el día de él, mientras el irlandés refunfuñaba; evidentemente al día siguiente ocurrió lo que Jim había dictaminado y fue el quien tuvo que aguantar las burlas. Intentó sonsacarle cómo lo había sabido, pero solo le respondió que las pruebas estaban allí delante, que solo había que saber verlas. Todavía no acertaba a saber cuándo tomar en serio a su amigo.

-Oye, iba en broma lo de antes, ¿no?-

-¿Lo de que maté a uno?-Sebastián asintió-Claro que no bromeaba, te lo he dicho claramente antes.

-Pero como... ¡¿qué?!¿Por qué?-

-Me producía cierta antipatía su presencia, que unido a los hábitos que mantenía hacia mi persona, nos empujó hacia su inevitable final.-

-No uses la intelectualización conmigo.-

-No lo hago, simplemente fue así.-Hacía rato que, la última canción del casete había dejado de sonar, pero la cinta seguía avanzando. El aire era caliente, amargo; se miraban encerrados el uno en el otro. Una guitarra dura sonó inesperadamente, acordes bastos llenando el momento con distorsiones y gritos agónicos. Sebastián nunca había esperado escuchar algo semejante naciendo de esa boca, se quedó estático sin poder reaccionar.

-Me gusta esta canción, diría que es la única buena que tienen.-


Llevaban todo el sábado frente al televisor, tenían alquiladas doce películas sacadas de cuatro videoclubs diferentes, porque de cada uno solo podían tener tres a la vez. Ahora Hitchcock y sus 39 pasos, en blanco y negro adornaban la pantalla. Junto con la cinta todo en la habitación había perdido el color.

-¿Entonces de dónde viene?-Sebastián no apartaba la vista de la imagen.

-¿Ser un psicópata? No sé, siempre he sido así.-A su lado Jim comía con soltura gominolas de una bolsa.

-Entonces todo eso que dicen de...no sé padres abusivos, infancias traumáticas… ¿torturabas pájaros o algo así de pequeño?

-Pues no, bueno una vez abrí un gato; pero ya tenía el cuello roto así que no creo que cuente como torturar. Lo de la familia, ya sabes que mi madre es secretaria y mi padre vendedor, típica y normal dentro de los cánones aceptados de esta sociedad. No tenemos mucho dinero pero tampoco problemas.-Jim le miró con ojos opacos, cansados de pegar la vista al televisor.- ¿Sabes? A veces me molesta, ojala tuviese un origen más impactante, así cuándo se hablen de mi les helará la sangre desde el principio.

-Yo creo que inspira más terror el hecho de que no haya un motivo señalable.-El rostro grave de Jim era ilegible.-Aunque bueno, supongo que puedes inventarte el origen que te plazca.

-¿No te da miedo?-

-No te va hacer preguntas de este tipo. Si hubieses pensado que saldría despavorido no me lo habrías contado.-

-Te sobrevaloras, igual es lo que quiero, que te largues.-

-Pues tendrías que irte tú porque esta es mi casa.-Jim se levantó ofuscado y levantando la cabeza muy digno. Sebastián cometió el error de reírse y Jim emprendió el camino hacia la puerta.

-¡Bah! ¿No te habrás enfadado?-Ahora Sebastián se reía con mas fuerza, la televisión hablaba sola, desatendida conforme Jim buscaba sus los zapatos.-Venga no irás a irte, ¡aún nos faltan un montón de cintas que ver!

-Estoy deseando aburrirme de ti para abrirte en canal como un cerdo.-La rabia teñía cada palabra. Sebastián sabía que era peligroso, pero en un sentido menos obvio. Durante ese año había aprendido muchas cosas de Jim, y como tras esa fachada de cordialidad se escondía un verdadero y genial monstruo. Llevaba semanas intentando reaccionar de alguna forma.

-Ya veremos, si te hace todo tanta gracia, ya; voy a enseñarte a tomarme en serio.-