Katekyo Hitman Reborn! No es de mi pertenencia pertenece a Akira Amano.
Alas blancas
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Era frió.
Bueno, no, no era frio mas bien todo era... bastante sofocante; el aire, la temperatura, todo.
Era como su no pudiera respirar...
Aunque bueno, sentía no poder respirar; porque simple y sencillamente no podía hacerlo.
-...ru…!...aru!-
Abriendo los ojos lentamente, lo único que diviso al inicio fueron sombras azules y de otros colores que se movían y no le dejaban enfocar nada. No sentía el cuerpo, por eso no sabia si en realidad estaba moviendo la mirada. Todo eran sombras borrosas y de movimientos exagerados.
-¡HARU!-
Cuando su cerebro formulo "Girar la cabeza" nunca sintió el esfuerzo o la sensación de moverla, sin embargo supo que lo logro al divisar, de forma borrosa, a quien le gritaba.
-¿Basil?-
-Gracias dios, aun estas viva-
Su mirada no logro enfocarse por completo, pero si a tal grado como para distinguir ya mejor donde estaba. Y ahí, lo vio. Sus medio largos cabellos rubios obscuros se miraban un tanto diferente, sus ojos azules hermosos ahora se tornaban u poco apagados, sin embargo esa sonrisa en sus labios eran de infinita felicidad.
Quiso moverse, pero no lo logro.
Sus propios mechones largos castaños resbalaron por su frente, sintiéndolos un tanto húmedos. Con eso cayó en cuenta de algo:
No podía sentir nada del cuello hacia abajo, ya que en el rostro, la fría brisa colada por la ventana le resecaba los ojos.
-¿Qué paso, Basil?- Según ella lo había dicho, pero el otro negó lento aun con sonrisa en el rostro.
-estamos cerca de un reten, ya escucho a las patrullas llegar-
Y como si esa frase hubiera sido su última voluntad, nuevas luces bicolores comenzaron a parpadear iluminando y dejando una mejor vision de donde estaba. Y claro, como estaba.
Se encontraban aun en los asientos del carro, sostenidos solamente por el cinturón de seguridad.
Ese detalle que le había notado de diferencia al cabello de su querido Basil era la sangre que le botaba de la cabeza y le teñía las hebras rubias a unas rojas profundas, su sonrisa era genuina; y sus ojos se notaban vacíos...
Porque poco a poco su alma abandonaba su cuerpo. ¿Y como lo supo? Porque por fin recordó todo.
La cesación de que se ahogaba la invadió nuevamente.
-Tengo miedo Basil...- dijo, pero solamente en su cabeza, ya que lo que salio de su boca fueron borbotones de sangre.
-¡Haru!- soltó de pronto el joven con la profunda reocupación adornándole el rostro- aguanta... y...perdóname, todo fue mi culpa...-
Las luces parpadeantes bicolores se hicieron mas cercanas y después de un instante varias voces retumbaron entre la oscuridad diciendo un "¿Hay alguien?"
Hizo todo el esfuerzo de gritar, llamar la atención de esas voces para que fueran y los sacaran de ahí, sin embargo no pudo, ya que nuevamente esa sensación se le manifestó…pero con sabor metálico.
-¡BASIL!- grito o ese al menos era su cometido, la vista se le volvió a nublar y le ahogo se volvía a cada instante mas insoportable. Ya casi no podía sentir el aire.
Ahora solo sentía miedo, frió... y la calida mano se su querido ojo azul sobre su mejilla.
Las lagrimas, le resbalaron desde los ojos a la frente. Estaban volcados.
-Perdóname Haru... fue mi culpa, no te protegí- el joven la miro a los ojos, rogándole con la vista que la perdonara y ella, sin posibilidad de hablar, mientars esuchaba las voces de afuera cada vez mas distantes, las luces cada momento mas opacas.
Así que impotente, asustada, pero con la firmeza de hacerle entender al joven sus sentimientos... Hizo lo único que podía hacer.
Sonrió
O al menos eso esperaba haber hecho.
-Te amo-
Escucho
-yo también-
...y después de eso todo se volvió blanco.
-.-.-.-.-.-
Gracias por esta nueva oportunidad
Nos leemos~
