Ya saben, Soul Eater no me pertenece y esas cositas que ya todos sabemos. Espero que os guste.
Medianoche.
Medianoche. Tumbado en la cama, escucho el móvil sonar con el tono de llamada que tengo asociado a tu número. ¿Por qué me llamas tan tarde?
Me levanto en seguida y descuelgo, ya fuera de la habitación. Cierro la puerta con la esperanza de que mi esposa no se dé cuenta de que no estoy durmiendo a su lado. Me voy al salón y me tumbo en el sillón que está junto a la ventana. En cuanto acerco el aparato a mi oreja, escucho tus llantos. Odio que estés así por culpa del imbécil que tienes por novio, y odio aún más no poder hacer nada para que estés mejor. Y odio saber que podríamos haber sido una pareja perfecta, feliz. Una pareja de las de toda la vida. Pero se ve que, en aquel entonces, nosotros éramos distintos y pensábamos de otra forma. Qué gran error…
Me dices que soñaste conmigo y yo siento que mis huesos se vuelven de mantequilla. Te confieso que yo también soñé contigo. Te escucho reír avergonzada, y oh Dios, tu risa es como un canto celestial. No puedo evitar sonreír como un chiquillo enamorado cuando se me viene a la mente una imagen tuya, riendo tontamente gracias a mis cumplidos. Todos ciertos, por supuesto.
De repente, noto un deje de nerviosismo en tu voz. Te pregunto por tu pareja, si sabe algo de nuestras llamadas a estas altas horas de a noche. Respondes que no, y lo entiendo. S ese descerebrado tuviera alguna idea de esto, te habría hecho mucho, muchísimo daño. Lo sé. Río suavemente cuando me haces la misma pregunta. No, por supuesto que ella no lo sabe. No tiene ni idea. De haberlo sabido, Kim me habría dejado, demandado Dios sabe qué más.
Me encanta oír tu voz. Es la voz más bonita que haya escuchado nunca un ser humano. Es un sonido dulce, muy dulce. Al escucharla, me produce la misma sensación que escuchar la primera risa de un recién nacido. Esa sensación de poder algo tan hermoso, que es como la luz de un ángel que ha bajado a visitar nuestro mundo…
Definitivamente, adoro tu voz. Y me produces esta clase de sensaciones cuando me estás hablando de que te encontraste con una vecina en la compra, o que hoy recuperaste de entre los cojines del sofá una pulsera que se te perdió hace un par de meses. Y si contándome esas nimiedades me provocas todo esto, imagínate cuando me dices que me quieres. Que me necesitas. Que me echas de menos. Que estas conversaciones son lo mejor de tus días, y que esperas ansiosa a que llegue la noche para hablar conmigo.
Mi esposa está durmiendo en la habitación de al lado, pero yo solo puedo pensar en ti y en que me gustaría que fueras tú la que estuviera en mi cama. La que me recibiera todos los días al llegar a casa. La que se sentara a mi lado en el sofá todas las tardes. La chica a la que pudiera abrazar todas las noches mientras duermo. A veces me desespero por tenerte, pero normalmente me basta con hablar contigo. Con estos ratos en los que puedo dar rienda suelta a mis sentimientos. Normalmente, con eso es suficiente.
Pero entonces me llamas diciéndome que me necesitas, pronunciando mi nombre con esa voz de ángel que tanto me enamora. Y me desmorono. Se quiebran todos mis esquemas, y suelto todo lo que llevo dentro, todo lo que siento. Todo lo que me haces sentir. Y ésos son mis momentos de debilidad, en los que te echo de menos con un dolor tan fuerte que se vuelve físico. En los que desearía que estuvieses conmigo, igual que antes. En los que desearía que nada hubiese acabado. En los que no soy capaz de callarme que te amo. ¿Por qué me llamas tan tarde…?
Muuuuchas gracias por llegar hasta aquí.~ Si les gustó, por favor, háganmelo saber con un review. Sus palabras me alimentan para seguir adelante.~ Os lof.
