Kushina
Disclaimer: Naruto no me pertenece.
Dedicado a : Aniyasha Saotome, porque por vos es que esto está acá.
Él la observa cruzarse de piernas, está a menos de dos metros, en la mesa más remota del mismo bar que el día anterior. Se pregunta, sin poder evitarlo, si iría allí todos los días. Ella no repara en él, simplemente porque no es llamativo y porque, de seguro, tiene cosas de las cuales preocuparse. Sus propios asuntos.
Él, por su lado, solo ha decidido tomar un café antes de regresar a la universidad. Revisa sus apuntes, o al menos lo finge, mientras procura recordar su propio nombre mientras evita mirar a la joven. Minato, se repite mentalmente. Hay algo dentro de él que le dice que esa mujer tiene que ver con el mismo. Pero no es posible, ella no lo conoce, de lo contrario lo habría manifestado.
La mujer lleva media hora sentada en la mesa, sin pedir nada. Al contrario de Minato, cuyo café tiene tiempo estando frío. El camarero pasa una y otra vez al lado de la muchacha de no más de una veintena, ignorándola. Eso a él le parece insólito; la mujer es cuando menos hermosa. Algo pálida y de aspecto melancólico, pero no por ello menos bella.
La mujer básicamente no se mueve, no ha dado los clásicos signos de amortiguamiento de los miembros al mantenerlos en la misma posición. Se siente extrañado y pide que le calienten el café. Él mozo lo mira confuso, alternando de reojo entre la mesa del estudiante y de la muchacha estática.
Si no fuera porque la mujer parpadeaba, pensó Minato, deduciría que era un maniquí. Una estatua hiperrealista incluso, con afán de detalles perfeccionistas. Un café humeante es dejado sobre su mesa, lo observa unos segundos antes de informarle al camarero que lo colocase en la mesa remota. Él no duda, a pesar de que alguien ya ocupa dicha mesa.
La joven mira al camarero, mostrando por primera vez emoción en su rostro pálido; sorpresa. Anonadada, mueve los labios intentando formular una frase que no sale de su boca, pues el camarero no le devuelve la mirada, como si fuera adrede, y regresa a la cocina refunfuñando sobre clientes que se convertían en molestias. Minato no supo si eso iba hacía él o hacía la chica.
Se sentó junto a ella, tomando todo el valor que le quedaba y poniendo en práctica lo que había aprendido a los golpes en su adolescencia.
— ¿Puedo sentarme con usted, señorita?
La chica abre la boca, está vez confusa y atónita. Está segura de que él le ha hablado, la mira a los ojos, y es seguro que con quien está intentando establecer una conversación es con ella. Quiere decir algo, responder, murmurar, farfullar una respuesta. Le cuesta encontrar los sonidos en su propia garganta, los labios secos recubiertos de labial cobrizo están paspados y escosen bajo el maquillaje.
— Si es lo que quieres.
Minato respira tranquilo cuando ella responde, y no entiende porque el camarero lo ve como si estuviera haciendo una locura. A lo mejor el camarero tiene un problema con la chica, conjeturo. Salvaguardado su orgullo de hombre, converso con ella casi de forma monologa. Ella, básicamente, sonría y asentía. A pesar de que juró haberla avergonzado con sus bromas en un par de ocasiones, ella no se sonrojo, y sus ojos no se humedecieron con la risa, cosa que no tuvo muy en cuenta.
Se sintió idiota cuando reparo en que no se había presentado correctamente, y lo hizo a tiempo, justo antes de cruzar la calle y entrar a su última clase.
— Por cierto, Soy Minato Namikaze. — Se presento, colgándose la mochila y extendiéndole la mano.
Ella no la tomo, pero sonrió ampliamente.
—Kushina Uzumaki.
Al día siguiente Minato fue de nuevo, y la encontró sentada en el mismo sitio, siendo ignorada de nuevo por el maleducado camarero de ojos oscuros. Se sentó a su lado, sin preguntar y le arrojo un saludo espontaneo. Curiosamente, pensó, Kushina vestía igual que el día anterior; un vestido negro.
— ¿Estas esperando a alguien? — Pregunto más tarde, consumido por la curiosidad.
— Algo… Estoy esperando algo.
Kushina fija sus ojos en la gente frente a ellos, bulliciosa y feliz en su mayoría. La joven deja caer su cabello rubicundo, de un color indeterminado entre el rojo y el naranja brillante, y mira hacia el cielo.
— Tienes que irte. — Le recordó ella, con su voz susurrante y lejana. — Yo también debería.
— Pero no ha pasado nada ¿Qué esperabas? ¿O se te ha hecho tarde?
Ella lo mira, con sus ojos violáceos peligrosamente inexpresivos, y luego de unos instantes niega con la cabeza.
—Eres un buen chico, nos veremos en algún otro momento. Y no, me queda tiempo aún.
Minato se va, y ella permanece sentada en su sitio, inadvertida a pesar de su gélida belleza. Kushina Uzumaki, recuerda, cuando se despide. Kushina Uzumaki, escribe en sus apuntes, por todos lados.
Es un nombre que tiene en la cabeza, lo ha oído antes, pero no recuerda donde. Es normal, se consuela en clases, nunca ha sido especialmente observador. Termina sus obligaciones exhausto, demasiado como para cruzar y revisar si la pelirroja sigue en el café. Suspira, lo más probable era que ella no estuviera allí, puesto que Kushina misma lo había anunciado.
Tomo sus cosas y espero el transporte público, cuatro cuadras a la izquierda de su facultad. Tararea la canción que suena en sus audífonos, le importa poco si molesta a la gente a su alrededor, de todas formas nos puede escucharlos. Llega a su pequeño mono ambiente, un poco más desordenado de lo conveniente, pero suyo al fin y al cabo. Calienta las sobras de lo que fue su almuerzo y enciende el televisor para llenar el vacío del ambiente, sin molestarse en cambiar de canal.
Estaba en el noticiero local, como siempre lo dejaba en las mañanas. Poco tiempo libre tenía para perderlo viendo televisión.
"En más noticias: El cuerpo de la joven desaparecida hace seis días ha sido finalmente hallado. La joven había sido secuestrada en su trayecto hacía la universidad. Kushina Uzumaki fue encontrada en un callejón contiguo al bar "Lo nuestro", por el olor característico de un cadáver en putrefacción. Se estima que el cuerpo llevaba inerte alrededor de cincuenta horas…"
Minato escucha la noticia, y cuando el nombre es pronunciado un escalofrió lo recorre mientras percibe claramente detrás de él una respiración gélida y un destello rojizo aparece en su visión periferica. Se queda estático hasta que logra reaccionar. Detrás de él no hay nada y observa detenidamente la foto que el noticiero usa para ilustrar a la víctima.
Una chica pelirroja, con un cabello rubicundo entre el rojo y el naranja, ojos tristes y aire melancólico. Vestido negro y piel blanca. Diecinueve años.
Kushina Uzumaki había fallecido tras violación, quemaduras y mutilación. Pero siempre se vio hermosa.
Okay... esto definitivamente no es lo que suelo escribir. Y no iba a subirlo, lo juro. Pero se lo enseñe a Ani y ella me dijo que estaba bien a pesar de ser tétrico. Si les gusta... genial, sino, también (?) Besos a todos!
