TRAINWRECK
Claro que hay cosas que no son perfectas en él. Después de todo es un ser humano y los humanos no somos perfectos ¿verdad?
Para empezar, él no es de la clase de personas que muestran sus sentimientos abiertamente. Pero nada de esto tiene importancia cuando me mira con esos ojos de un traslúcido color aguamarina.
Nunca me ha llamado "mi amor" o "cariño" o con alguna de esas palabras que los enamorados usualmente usan.
Pero mi nombre en sus labios es la más perfecta sinfonía que he escuchado nunca.
No me besa con locura o desesperación como lo hacen algunos hombres. Ni me mira con ojos cargados de lujuria.
Pero la calidez de su boca me hechiza hasta el punto de hacerme olvidar quien soy, y sus caricias me hacen estremecer hasta la última terminación nerviosa de mi cuerpo.
Para él, San Valentín no existe. Es sólo un día más en el calendario.
Pero cada "Te amo" que me dice es suficiente para hacerme feliz todo el año.
Su trabajo es su obsesión y su vida. No hay poder humano capaz de alejarlo de su escritorio y sus documentos.
Pero cuando entro en su oficina y me regala esa pequeña y casi imperceptible sonrisa suya, simplemente no puedo molestarme con él.
Muchas mujeres lo miran con deseo, y aunque a él eso no le importa, a mí me irrita hasta el extremo.
Siempre me dice que para él ellas no existen. En su vida sólo existo yo.
Su pasado está escrito con sangre y su corazón está lleno de heridas y cicatrices.
Pero nunca he conocido a nadie con su fortaleza; y nunca he visto un corazón tan puro como el suyo.
Él es un desastre pero…...
Miro el reloj por enésima vez, las 11:45. Hoy llegará tarde de nuevo.
Matsuri, tienes que hacer algo. Esta situación no puede seguir así. Tú necesitas que él te de algo de su tiempo, me regaño mentalmente.
Bien, lo he decidido. Este es el último día que Sabaku no Gaara me tuvo en su vida. No voy a permitir que esta situación se prolongue un día más. Yo soy su esposa y como tal necesito que me dedique por lo menos tanto tiempo como el que le dedica a su aldea.
¿Acaso no merezco un poco de su tiempo? ¿Acaso no merezco algo de respeto? ¿Pero quien se cree él que es?
Un año, sí, un año de matrimonio. Un año de mendigar una pizca de su tiempo. Él es el Kazekage de Sunagakure lo entiendo, pero no es justo que su trabajo se interponga entre los dos.
Si su trabajo es su esposa y su familia, yo no tengo nada que hacer aquí.
Por eso hoy se lo diré. Voy a luchar por el lugar que me merezco. No voy a callar un día más. No, ya no.
En cuanto llegue, voy a decirle que…..
-Buenas noches - su voz fría y dura cruza la habitación y me hiela la sangre.
Me volteo y me encuentro con sus ojos. Esos malditos ojos. Malditos y amados a la vez. Benditos sean esos ojos. Bendita sea su luz.
- Lamento llegar tarde- cruza la habitación con premura y yo intento desesperadamente recordar qué era aquello que intentaba reclamarle.
Sé fuerte, me digo a mí misma. No te puedes dar por vencida. No lo mires, no lo sientas, no lo ames.
¿No amarlo? Imposible. Algo en él es sumamente adictivo. No puedo estar con él, pero tampoco puedo estar sin él.
Y aquí vamos de nuevo.
Cuando al fin logro encontrar un ápice de valor, el me toma en sus brazos y sin previo aviso nuestros labios entran en contacto.
Claro que hay cosas que no son perfectas en él. Después de todo es un ser humano y los humanos no somos perfectos ¿verdad?
-Matsuri, de veras lo lamento- murmura entre mis labios.
-No tiene importancia. No te preocupes- digo mansamente.
¿Sabes, Gaara? Eres un desastre, pero no te amaría si cambias, pienso antes de acercarme y volverlo a besar.
