¡HE VUELTO! Ya se que os tenía muy abandonados pero bueno he estado escribiendo otras cosas... un FF sobre "Casi Ángeles" que me ha llevado su tiempo y también he retomado los estudios...
Y vuelvo con una historia sobre Twilight. En realidad sobre Edward y Bella. La historia de Stephenie es perfecta así que he decidido no mancillar esa perfección escribiendo a partir de ella por eso he tomado un suceso de mi vida y lo he transformado en un universo alternativo. Con los mismos protagonistas, pero todos humanos. Sin sucesos "sobrenaturales". Ja ja ja. Quizás el principio parezca un poco raro y es posible que el título no se ciña a la historia, qué le voy a hacer soy malísima poniendo títulos. Pero aquí está mi primer Fan Fic sobre Crepúsculo.
Espero que sean benevolentes conmigo, je je je, como siempre lo han sido con mis fics de Harry Potter. Por cierto, pronto regresaré con uno de Harry Potter...
UN AMOR DE VERANO
By: Rachel
PRÓLOGO
CAMPAMENTO DE VERANO
El coche de Charlie recorría rápidamente los quilómetros escasos que separaban Forks de La Push. La Push era la reserva de los Quileutes donde iba a pasar uno de los meses de mis verano hacían un campamento que dirigía Billy Black, el mejor amigo de mi padre. Billy siempre estaba insistiendo a Charlie que me llevase al campamento, pero Charlie teniendo en cuenta mi asombrosa capacidad para accidentarme, había decidido que mejor no iba. Hasta entonces. Ese verano tenía doce años. Era una niña desgarbada con el pelo castaño y extremadamente poco agraciada. Yo iba sentada en el asiento del copiloto del coche patrulla, con los brazos cruzados y gesto de enfado. No tenía ya bastante con que mi madre me enviase cada verano a Forks, donde nunca salía el sol. Forks, donde un eterno verdor lo inundaba todo. Antes de lo que yo deseaba llevamos a la reserva de La Push. El campamento no estaba exactamente en la reserva, sino que estaba en el bosque. Genial. Con toda esa humedad. Nos encontramos con Billy Black. Un hombre alto, fornido y de un largo y sedoso pelo negro.
- ¡Charlie!- dijo él contento- ya pensaba que no llegábais... Hola Bella- la sonrisa de Billy era eterna. Nunca se iba de su cara.
- Hola Billy- dije con un imperdonable tono huraño.
Entonces llegó corriendo un niño. Bueno, era niño a pesar de que solamente le sacaba un año. Jacob Black tenía once años, un año menos que yo. No es que yo estuviera maravillosamente desarrollada, pero Jacob a mi lado parecía más niño de lo que era.
- ¡Jake!- dijo Billy- Saluda a Bella.
- Hola Bella- dijo Jacob con una sonrisa marca registrada Black.
- Hola Jake- dije.
A pasar de que nuestros padres se conocían desde hacía años, yo apenas conocía a Jacob. Tampoco a sus hermanas mayores y gemelas llamadas Rachel y Rebecca. No era una chica precisamente sociable.
- ¡Jefe de policía Swan!- dijo alguien a nuestra espalda.
La voz de Carlisle Cullen era inconfundible. Era dulce y aterciopelada, suave... perfecta para un médico. Lo conocía desde que apenas era una niña debido a mis frecuentes visitas a la sala de urgencias del hospital de Forks.
- Qué hay Bella... Qué grande estás este año... ya eres casi una mujercita- dijo Carlisle revolviéndome el pelo.
Yo no dije nada, solamente acerté a ponerme colorada. Agaché la mirada.
- Doctor Cullen... qué hace aquí... ¿Ha venido a visitar a alguien de la reserva?- dijo Charlie.
- Creo que lo mismo que usted, jefe Swan. Traigo a mis hijos al campamento. ¡Emmett, Alice, Edward!.
Yo sabía que el doctor Cullen vivía en una casa en el bosque por una de las carreteras secundarias. Sabía que su mujer se llamaba Esme y era escritora. Tenían tres hijos. Emmett, de catorce años, Alice de trece y Edward de doce, como yo. Vi a una chica con cara de duende acercarse.
- Sí papá- era Alice, sin duda.
- Mira Aly, esta es Bella, la hija del jefe de policía Swan.
La repentina efusividad de Alice me pilló por sorpresa. Me abrazó y me dio un fuerte beso en la mejilla como si nos conocieramos de siempre. Entonces llegaron dos chicos. En seguida supe que el alto y fuerte tenía que ser Emmett. No podía ser otro que él. A su lado había un niño delgado y desgarbado, de pelo cobrizo y asombrosos ojos verdes. Me sentí más cohibida bajo su mirada curiosa y escrutadora.
- Bella, ellos son Emmett y Edward.
- Emmett... cuida de mi hija como si fuese tu pertenencia más preciada- dijo Charlie con su voz de jefe de policía.
- A la orden jefe Swan.
Rodé los ojos con agobio. Me enfurecí todavía más ante la cara de diversión que tenía Edward. Si a él le parecía divertida aquella situación a mi no. Cogí mi bolsa del coche. Él se acercó sigiloso a mi.
- Déjame llevarla- dijo Edward cogiendo la bolsa donde iba toda mi ropa para ese mes.
- Puedo yo sola, gracias- dije con tono borde y quitándole la bolsa de la mano
Eché a caminar hacia el bosque ofuscada. Había sido imperdonablemente grosera pero quería que todo el mundo se enterase de lo ofendida que estaba por tener que estar allí.
Edward no se amedrentaba por mis contestaciones bordes, mis desplantes, de decirle que quería que me dejase en paz. En cambio parecía tremendamente divertido. Y sin proponerlo me había convertido en la mascota de Emmett. Y todo gracias a mi padre. La única que me agradaba era Alice. Dormía con ella en la misma cabaña, junto con Ángela Weber, una chica bastante tímida, Jessica Stanley, que parloteaba como un loro, y Lauren Mallory que siempre me miraba con cara de pocos amigos haciéndome sentir que no era bienvenida. Así que mis únicos amigos por allí eran Edward y Emmett a mi pesar, y Alice Cullen. Jacob también se pasaba a veces por allí para ver qué tal lo pasaba. Creo que Charlie le había dicho que me echase un ojo. Aquella tarde estábamos en el bosque jugando a las escondidas. No se me daba bien esconderme. No se me daba bien caminar por el bosque. No se me daba bien nada de aquello. Pero Alice se había empeñado en que no podía dejar de jugar. Alice y su entusiasmo eran contagioso. Y estaba caminando por una especie de sendero pensando en qué haría cuando tuviera que volver. Creía que estaba perdida. Entonces oí pasos a mi espalda. Me giré. Ahí estaba la traviesa sonrisa de Edward.
- ¡¿Por qué me sigues siempre?!- dije enfadada.
- Bella... no crees que es hora de que dejes de comportarte como una cría- dijo Edward completamente serio.
Aquella contestación me pilló desprevenida. No esperaba que Edward me dijese aquello. No esperaba nada de eso.
- ¡Yo no me comporto como una cria!- le espeté.
- Sí que lo haces. Eres borde y desagradable con todo el mundo. Todos nos hemos dado cuenta de cuánto te desagrada estar aquí... ¿Por qué no dejas de quejarte ya que esta situación no va a cambiar y te dedicas a disfrutar?
Ese argumento tremendamente maduro de Edward me dejó todavía más descolocada de lo que estaba. Así que comencé a caminar ofendida.
- Bella... por el otro lado- dijo Edward con diversión.
Me giré y al pasar por su lado le mandé una mirada de helado desdén. Pero parecía que mi furia en lugar de espantarlo, le divertía.
Ese día en el que inusualmente hacía calor y sol bajamos hasta "First Beach" para darnos un baño. El agua estaba fría, tanto que cortaba pero aún así Alice y yo nos aventuramos hacia el interior. Yo sentía en mi cuerpo el impacto helado del agua. Edward se acercó a nosotras corriendo. Emett y él hacía rato que estaban bañándose. Edward me aupó en brazos sin esfuerzo ninguno. Sobre sus brazos me sentía como si pesase lo mismo que una pluma. Tenía la piel del cuerpo fría y mojada. Me lanzó sin esfuerzo hacia el agua. Me hundí. Pero como estaba en un lugar que hacía pie, no había problema. Subí a la superficie y miré a Edward con una mirada llameante de ira. Salí en dirección a mi toalla completamente enfadada y ofendida. Me senté sobre la arena y me envolví en mi toalla.
Odiaba hacer senderismo en los alrededores de "La Push". Tropezaba y me caía muchas veces. Aunque ese día tenía a los hermanos Cullen siguiéndome como perritos falderos para evitar que me cayese. Emmett y Edward se habían dado cuenta de que era anormalmente patosa. Emmett se adelantó para charlar con Rosalie Hale. Rosy como la llamábamos era de la edad de Emmett y era verdaderamente hermosa. Una de esas chicas a cuyo lado me sentía totalmente insignificante. Y Alice iba en silencio al lado de Jasper Hale, el hermano pequeño de Rosalie.
- ¿Por qué te disgusta tanto Forks?- preguntó de repente Edward, caminaba a la par conmigo, los últimos de la fila.
- No sale el sol. Llueve constantemente... o hay niebla... En Phoenix siempre hay sol.
- Entonces por qué vienes...- dijo Edward.
- Por que me obliga Renee.
- Plántale cara, dile que no quieres volver a Forks.
Edward lo veía muy fácil. Plantarle cara a Renee, él no sabía lo insistente y pesada que podía llegar a ser.
- ¿Cómo es Phoenix?- preguntó Edward de repente.
Y sin darme cuenta me vi relatándole cómo era mi vida en Phoenix, el sol, el clima, el instituto y el peculiar carácter de mi madre.
- ¿Y no tienes amigos?
- Bueno... no soy... muy... sociable. No me gustan las cosas que a los demás...
- ¿Y que le gusta a Isabella Swan?
- Estar tranquila en mi habitación. Leer, escuchar música...
No me di cuenta en qué momento Edward Cullen pasó de ser un molesto insecto detrás de mi oreja que no era capaz de sacarme de encima a mi mejor amigo. Nos habíamos hecho inseparables. Edward con su paciencia había sabido esperar a que mis defensas comenzaran a flaquear.
- Emmett... ¿Estás seguro de que es por aquí?- dijo Rosalie por millonésima vez desde que habíamos salido de La Push.
Emmett estaba seguro de poder encontrar un claro en el bosque al que iban cuando eran niños con Carlisle y Esme. Tras un paseo de un par de horas la luz empezó a clarearse. El día se había vuelto de repente más soleado.
- ¿Aún no hemos llegado?- pregunté con un poco de fastidio.
- Casi- dijo Emmett.
Y de repente los árboles comenzaron a dejar pasar la luz. Atravesé la última franja de helecho para entrar en aquel claro del bosque. Era el lugar más hermoso que había visto nunca. La pradera era un pequeño círculo perfecto lleno de flores silvestres; violetas, amarillas y de tenue blanco. Podía oír el burbujeo muscal de un arroyo que fluía en algún lugar cercano. El sol estaba directamente en lo alto. Sacándome las deportivas comencé a corretear descalza por el claro como Alice hacía. Era muy agradable sentir la hierba bajo mis pies. Alice y yo empezamos a bailar y danzar como si fuésemos dos hadas. Bueno ella con su rostro de duendecillo se parecía más a un hada que yo. Me di la vuelta para compartir toda aquella belleza con Edward pero él se había quedado a la entrada del claro mirándonos con una sonrisa de medio lado y los ojos brillantes. Alice corrió hacia él y tiró de él. Yo de un salto me colgué del cuello de Emmett. Después de un rato correteando y jugando por el prado me vi tirada en el cesped entre Edwart y Alice. Al lado de Alice estaba el extremadamente silencioso Jasper. Y Emmett y Rosalie también estaban allí. Sentía el corazón golpearme con fuerza en el pecho. Miré a Edward. Con la luz del sol sobre sus cabellos castaños y sus ojos cerrados en gesto pacífico me di cuenta de lo guapo que era. Hasta entonces ni siquiera me había fijado en esos ojos tan verdes, en lo rebelde de su pelo castaño, en todas sus sonrisas. Edward abrió los ojos y me miró. Nos sonreímos a los ojos.
- ¡¡Cómo se atrevió!!- dije a Jake que estaba sentado en mi cama.
- Bella... no seas irrazonable- dijo Jake.
¡Perfecto!. Encima se ponía de su parte. Todo había empezado con un estúpido juego. "El zorro". Los monitores del campamento habían designado a una persona en secreto que tenía que hacernos bromas durante una semana. Al final de esa semana se realizaría un juicio en el que serían juzgados los sospechosos.Y el único sospechoso era Edward. Yo había sido una de las últimas en sufrir sus bromas. Había sacado mi bolsa de la ropa hasta el medio del campamento y la había sacado esparciéndola toda. Me había enfurecido mucho. Yo creía que Edward sería incapaz de hacerme algo así. Además que le había preguntado sinceramente y él me había dicho que no era "El zorro". Así que yo le había creído. Y había aceptado defenderle delante de todo el mundo en el juicio. Había aceptado tirarme a la piscina sin mirar si había agua, confiando ciegamente en Edward. Yo le había defendido con uñas y dientes. Y la cara que se me quedó cuando dijeron que efectivamente era Edward... simplemente me sentí morir. Había quedado como una idiota crédula delante de todos. Entonces la puerta de mi cuarto se abrió y entró Edward.
- ¡Lárgate de aquí! ¡No quiero verte! ¡No quiero que me hables!
- Bella se razonable. No podía decirte que era yo...
- ¡Te hubiera guardado el secreto maldita sea!- le solté.
- Yo creo que mejor me voy- dijo Jake saliendo de la habitación.
- Tenía que hacerte algo... era muy sospechoso que la mejor amiga del acusado no saliera afectada... perdóname Bella.
De repente se puso de rodillas y con gesto dramático empezó a suplicarme.
- Perdóname Bella... si tu no me perdonas mi corazón jamás se repondrá.... seré tu esclavo de por vida...
- Está bien Edward Cullen, te perdono- dije riendo ante la fingida cara de sufrimiendo de Edward.
De repente se puso de pie y me regaló una sonrisa marca registrada Cullen. Nos abrazamos.
- Me alegró que me defendieses. Que confiases ciegamente en mi- dijo Edward.
La última idea de Alice había sido enseñarme a patinar. Estaba agarrada firmemente a la canasta en la pista de baloncesto. Mis pies y mis rodillas se alzaban temblorosas sobre los endiablados patines. Había conseguido caminar con ellos, pero eso de deslizarme ya era otro cantar. Sobre patines parecía más patosa y menos agraciada de lo normal. Y decirle que no a Alice era como decírselo a la pared. Ambas te hacen el mismo caso. Por lo menos había conseguido no romperme nada que ya era algo. Edward se acercó a nosotras cruzando la pista. Nos sonreímos.
- Venga Bella ahora hasta la otra canasta... lo estás haciendo muy bien Bella- dijo Alice- Solo tienes que dejar rodar los patines.
Deslizarse. Era inacapaz de hacer eso. Y menos cuando Edward me miraba con esa mirada traviesa de suficiencia. En situaciones como esa es muy difícil mantener la dignidad. Alice dejó que empezase a caminar. Tenía la firme creencia de que si alguien me tocaba iba a acabar estampada contra el suelo. Aquello requería de toda mi concentración. Y Edward sabía eso. Pero a pesar de todo aquella tarde decidió desafiarme y me cogió de las manos. Empezó a tirar de mi. Mis pies dejaron de moverse pero aún así seguía en movimiento. En algún momento me caí. Di con el culo en el suelo pero en venganza por aquello tiré de Edward hasta que calló sobre mi. Alice reía. Edward y yo nos miramos a los ojos por una décima de segundo. Me recordé mentalmente no volver a hacer eso jamás. En sus ojos había una intensidad que era incapaz de definir. Y me asustaba y abrumaba a partes iguales.
Por las mañanas siempre teníamos actividades, juegos, talleres... cosas para mantenernos entretenidos. Esa mañana el juego consistía en que los monitores escogían a una persona a la que vendaban los ojos. Después escogían a otra del grupo y el primero tenía que identificarla. Y vi a Edward con los ojos vendados. Alice me pegó un empujón y uno de los monitores me cogió para acercarme a Edward. ¡Creían que me había ofrecido voluntaria!. El monitor que nos dirigía acercó a Edward a mi. Sus manos se depositaron sobre mi cara. Eran suaves. Las pasó dibujando mis facciones y después me acarició el pelo. Era increíble lo que sentía con Edward tocándome así. Entonces él dio un paso al frente y yo di uno atrás. El monitor me se acercó otro poco más a mi. Sentí cómo acercaba su cara a mi cuello. Espera ¿Qué estaba haciendo? ¿Me estaba oliendo?
- Es Bella Swan- dijo con suficiencia.
Edward sonrió triunfante al ver que era yo. Esa noche después de la cena me quedé con él en el comedor sentados. Estábamos en silencio. Pero no era un silencio incómodo.
- Eddie- dije. A veces cuando estábamos solos le llamaba así. Me gustaba más que su nombre completo, era menos solemne- Por qué supiste que era yo esta mañana.
Edward de repente se puso rígido y empezó a enrojecer.
- Es esa maldita colonia que usas... te echas toneladas.
Y se fue sin decirme nada más antes de que pudiera replicar.
Vi el coche patrulla de Charlie aparcado justo delante de la casa de Billy Black. El final del campamento de verano significaba varias cosas. Una que dejaría atrás ese bosque húmedo que tanto odiaba. Dos que tenía que volver a Phoenix. Tres que dejaría de ver a Alice, Edward, Emmett, Rosalie y Jasper. Vi a Billy Black, a Carlisle Cullen y a Charlie charlando animadamente. Edward y yo nos miramos. Él me sonrió con calidez.
- Qué tal lo pasaste Bella- dijo Charlie.
- Se resistió pero al final cayó en nuestras redes- dijo Emmett.
Yo me puse colorada.
- Tienes mucho mejor aspecto- dijo Carlisle- ¿Algun accidente?
- A parte de las caídas cuando hacíamos senderismo nada... y eso que Alice se empeñó en enseñarla a patinar- dijo Edward con diversión.
- Vaya, parece que vamos mejorando Bella- dijo Billy guiñándome un ojo con su sonrisa eterna.
- Vamos Bella... mañana tenemos que ir a la ciudad.
El estómago se me apretó. Era el momento de la despedida. Jacob incluso salió de su casa para despedirme. Billy también, Carlisle, Emmett, Rosalie y Jasper. Quedamos solamente Alice, Edward y yo.
- Nos vemos el verano siguiente patosita- dijo Alice antes de darme un abrazo.
- Lo mismo digo duendecillo diabólico- dije peleando con todas mis fuerzas para no llorar.
Y Alice se fue brincando hasta llegar al lado de Carlisle.
- ¿Volverás el verano que viene? ¿Todavía te disgusta tanto Forks?
- Bueno, digamos que el tener algún amigo aquí ayuda...- dije con una sonrisa.
Edward me respondió a la sonrisa. Los dos estábamos cohibidos puesto que ni su familia, ni mi padre nos quitaban ojo de encima. Pero yo necesitaba algo. Así que sin pensar me acerqué a él y le rodee con mis brazos. Me importaba un pimiento si mi padre me miraba con cara de pocos amigos o Carlisle sonreía de oreja a oreja. Me daba igual el entusiasmo de Alice. Me daba igual la mirada pícara de Emmett. Le di un beso en la mejilla y le dije bajito "Hasta el próximo verano Eddie". Y entonces me fui con mi padre en el coche patrulla.
¿Os ha gustado? Espero que sí. Este capítulo es largo porque quería poner en antecedentes sobre el inicio de la historia de Edward y Bella. No me parecía empezar así abruptamente en el capítulo uno.
Cuando tenga escrito el próximo capítulo lo subiré.
Y ya saben... escritor feliz... actualización más rápida... así que dejen reviews. Ya saben solo tienen que darle a la teclita... je je je
Besos
