Harry Potter no me pertenece, ni su historia ó personajes. Esto es por puro hobbie.


El Alquimista

La guerra parecía que había terminado, las fuerzas del señor de las sombras desaparecieron de forma tan repentina que muchos creyeron que su Dios los escucho en sus plegarias por erradicar el mal del mundo. Para otros solo fue una señal de que esto no acababa aún, si bien, no entendían el cómo ó porque de la desaparición del mal, sabían que no debían de confiarse. Uno en especial, un hechicero de alto rango de nombre Albus Dumbledore. Guardián y maestro de las magias en la región de Gryffindor.

El anciano de cabellera y larga barba blanca caminaba por un largo pasillo de los tanto en el castillo de las adivinaciones. Lugar que albergaba a la vidente más prominente de todo el norte. Sybill Trelawney. A pasos largos el gran Albus se acercó a una puerta de madera doble, con un ligero movimiento de su mano hizo que se abriera de par en par dándole paso a una gran cámara donde tres personas rodeaban a la vidente. Una mujer con túnica verde y borde en negro se le acercó al gran hechicero, interceptándolo antes de que pudiera pronunciar alguna palabra.

— Albus, es bueno ver que por fin has llegado.

— ¿No ha dicho nada, Minerva?

— Nada, sigue en trance, lleva así desde la media noche de ayer.

La vidente sentada en el centro de un pentagrama con velas en cada punta levitaba unos cuantos centímetros. Sus parpados abiertos permitían ver sus ojos en blanco, su respiración era agitada, y su semblante inexpresivo era señal de su trance. Albus no dijo más y junto con Minerva se posaron a un lado de un hombre mucho más joven que ambos, de larga cabellera obscura y ojos negros como la noche misma. Al verlos posarse a los dos hechiceros a su costado no pronuncio palabra ni expreso reacción alguna.

Una hora pasó para que Albus decidiera salir de la habitación, el único que lo quiso seguir fue el hombre de cabellera negra; nada expresiva. Al estar en el pasillo ambos se detuvieron en la ventana que daba a las montañas blancas del Este, bañadas por la luz de la luna esta tomaban una forma mágica y especial. Pasado cinco minutos de silencio, fue el hechicero de barba blanca quien tomó la palabra.

— Dime, ¿Qué te perturba, Severus?

— Todo esto, Albus — Ha diferencia de la voz calmada de Albus, Severus hablaba con voz rasposa y cargada de molestia —. No entiendo que es lo que quieres de Sybill, ¿Por qué le has pedido que entre en trance?

El gran hechicero no hablo, solo se quedó mirando a lo lejos las majestuosas montañas. En ese momento vio sobrevolar un ave, un halcón se distinguía por la lejanía.

— Dime, Albus.

— Necesito asegurarme.

— ¿Asegurarte?, dime, ¿acaso piensas que el señor de las sombras sigue vivo?

No fue necesario que el hechicero respondiera aquello, basto con una sola mirada para que Severus entendiera. El entre todos debía tener la misma inquietud, era más que misterioso que un hombre — el mayor mal que las cuatro regiones había conocido en toda su historia — desapareciera de la noche a la mañana. Muchos adjudicaban a los dioses aquel acto de desaparición, como un castigo por sus crímenes. Otros, en cambio, creían que el mismo Albus fue quien derroco aquel mal, por lo que lo catalogaban de héroe. Por supuesto, todo aquello era mentira. Albus y Severus lo sabían. Pero, entonces, ¿Qué le ocurrió a tal hombre temido? Eso es lo que necesitaban saber, pero solo con una visión del futuro lograrían comprender.

— ¿Tú que piensas, Albus?

— Creo que el sigue en algún lugar allá afuera — el anciano se acomodó sus gafas doradas que tanto lo caracterizaban —. Pienso, que algo le ha de haber ocurrido en su búsqueda del poder, seguro está débil, y eso solo será por un tiempo.

— Para no saber, suenas muy convencido.

El anciano sonrió ante la siempre sinceridad de su colega; de su compañero de armas. Si bien, lo que dijo solo era una suposición ha los recientes hechos, no conocía la razón mejor que nadie. Eso lo tenía frustrado. Cinco años de guerra, y de pronto ganaron las cuatro regiones (o lo que de ellas quedaba), como para confiarse de que la paz estaba asegurada. Albus quería que en verdad todo hubiera acabado, que el mal se hubiera esfumado para siempre y de esa forma volver a la vida normal que tanto anhelaban. Pero el misterio seguía allí, asechando como una serpiente a su presa.

La noche comenzaba a ser fría, las nubes comenzaron abrir más espacio en la noche estrellada y el canto de los grillos sonaba como una orquesta. Albus y Severus pasaron un tiempo meditando, analizando y teorizando sobre el señor de las sombras. Tantas posibilidades, tantas razones, y todas válidas. No fue si no hasta que Minerva cruzo el marco de la puerta que su charla termino. Les aviso que la vidente estaba pronunciando algo intangible. El momento de una predicción se acercaba.

Corriendo entraron a la cámara justo para escuchar las palabras de la mujer en trance. Todos callaron para no perder ni una sola palabra que saliera de su boca, atentos se acercaron para escuchar mejor.

El temido perece, por un valiente guerrero que nos ha salvado... No confíes en lo que tus ojos ven, ni en lo que sus oídos escuchen, porque el mal duerme esperando despertar en la obscuridad... El temido ahora perece y el valiente. Nadie lo conoce, nadie lo conocerá, su acto en el olvido yacerá... El mal ahora duerme, pero pronto despertara, y al abrir sus ojos el mundo ardera…

Aquellas palabras no sonaban nada alentadoras para ninguno en la cámara, de hecho, temían por lo que decía la vidente. Para Albus, esto fue su respuesta y a la ves advertencia de que algo sucedió y algo sucederá. Un héroe, y un tiempo. Pero no analizo más, pues la vidente volvió hablar.

Pero no teman, que por obscuridad hay luz por igual… en el día veintisiete del séptimo ciclo el héroe resurgirá. Del quinto el vendrá, y prestad su servicio el querrá, pero solo uno servirá… no teman, si la luna llena del séptimo ciclo blanca es…

Con eso ultimo la vidente cayo de golpe en el suelo, y antes se desplomara en el suelo Minerva con un movimiento de su varita la recostó con cuidado. Sybill hacia dormida.

— ¿Alguien entendió? — Pregunto otro hechicero oculto en las sombras.

Nadie respondió, pues todos por igual confundidos estaban. Era extraño poder sentir que entendieron el mensaje, pero a su vez no hacerlo. Del mensaje solo una cosa clara les quedo, por ahora habría paz. El problema, ¿Cuánto duraría? Pudieran ser meses, años incluso. Minerva quien sujetaba a Sybill la ayudo a incorporarse cuando despertó, y lo hizo justo cuando el debate comenzó.

— Está claro, alguien derroto al señor de las sombras.

— Pero, ¿Quién tendría el poder para enfrentarlo? — la voz gruesa del hombre oculto en la sombra hizo que todos voltearan a verlo —. Digo, si el mismo Albus Dumbledore no logró matarlo, ¿Quién demonios lo hizo?

— Tal vez no lo mato — Severus tomo la batuta — Todos sabemos que una premonición nunca viene en orden ni mucho menos entendible, pero tomemos en cuenta lo que ha dicho Sibyll. El mal ahora duerme — repitió aquellas palabras como si con eso todo quedase claro —, lo que nos quiere decir que lo daño de manera grave y por eso ha desaparecido.

— ¿Qué daño te hace desaparecer más de ocho meses? — Pregunto Minerva.

— Las maldiciones prohibidas.

Todos participaban en la plática excepto Albus que se quedó mirando la pequeña flama de una de las velas flotantes del pentagrama. Él era consiente que una maldición prohibida jamás dañaría de tal forma al señor de las sombras, por lo que ese hecho estaba descartado. Pero, y si, ¿Severus se equivocaba? Quizás el héroe misterioso mato al señor de las sombras, porque de las maldiciones prohibidas solo el Avada Kedavra podría hacerle algo irreversible. Esta vez el mensaje era claro, debían estar al pendiente del resurgir del mal, estaba allí amenazando con llegar. Debían estar preparados.

— Albus, ¿qué opinas?

— Hablare con Cornelius, debe saber esto.

Todos le dedicaron miradas inquisitivas, querían saber a que deducción habría llegado. Antes de que preguntaran les explico; no importaba si el señor de las sombras estaba vivo ó muerto, el hecho era la advertencia de que el mal regresaría. Debían prepararse y no confiarse, su misión a partir de ahora sería prevenir que ese mal los tomara desprevenidos de nuevo.


¡Hola a todos!

Les doy la bienvenida al prólogo de mi historia, que como verán es un UA y el cual se me ocurrió hace unos días viendo las últimas películas de Harry Potter. Espero que les pueda llamar la atención y me dejen saber en sus reviews como les va pareciendo la trama. En un par de días subo el primer capitulo, así que si te llamo la atención esta pequeña introducción estate atento n.n

Sin más por decir.

Au Revoir.