Buenos Días (Buenas Tardes o Buenas Noches) Fanfictioners! Desde Chile para el Mundooo!, con ustedes... un nuevo fic! (aplausos, aplausos)...
Bueno, cof cof, quería hacer una presentación :D
Como ustedes ya sabían (no? no lo sabían? revisen el cap 5 de Damn Perfection!), esta es una de las dos historias que les tenía preparadas para el invierno sudamericano (o verano norteamericano, como sea) y que ansiaba mucho poder subir.
Para empezar, me gustaría contarles cómo surgió esta loca idea que dentro de una crisis de inspiración se me ocurrió y que no abandonó nunca más mi mente. Todo empezó cuando, acostada mirando al techo en mi cama en busca de que la inspiración escritora volviera a mí, me puse a mirar una guitarra de play station (sí, de esas con las que se juega al "guitar hero" en el play o Wii) que tengo, y de repente... BOOM! Tuve una idea maravillosa.
Primero imaginé a Robin cantando... luego a Wally tocando guitarra... a Zatanna con una batería... a Artemis cantando, aunque creo que Artemis no sería ese tipo de chicas que cantan... no creen? ... Tampoco me pareció muy real ver a Superboy tocando una guitarra, así que empezé a buscar con qué instrumento se vería mejor con cada personaje, desarrollando entonces una banda de "superhéroes músicos"... hasta que pensé:
"y si les quitara los poderes...?"
Entonces nació así esta historia llamada "Guitar Heroes" (no me juzguen por el nombre, sé que no es original y si se me ocurre otro mejor o a ustedes me lo dicen).
No les contaré detalles, para eso tiene que leer. Así que si quieren saber qué hace cada uno, qué instrumento toca o el nombre de la banda... LEAN!
Muchas palabras para lo que se viene, verdad? Los dejo con el primer capítulo, que se llama...
Chapter 1: "Wake Me Up" ("Levántame")
GOTHAM CITY
LUNES 19 DE JUNIO DE 2012; 07:00 AM
-Levántate, Wally! -Una activa mujer con cabello castaño y ojos verdes removía de su profundo sueño al chico que yacía durmiendo en una de las habitaciones del segundo piso de la casa de los West. Adela, la madre del pelirrojo durmiente, salió apresuradamente de la habitación para preparar el desayuno de aquel día que podría decirse, era "especial". Puso a hervir agua en un termo y calentó un par de tostadas mientras encendía la televisión para ver las noticias de la mañana. Al no escuchar "señales de vida" por parte del chico decidió ir a intentar despertarlo una vez más.
-Oye Wally vas a llegar tarde a tu segundo primer día de escuela... Vamos levántate! No seas flojo! Adela removió con un poco más de fuerza al muchacho y esta vez sí consiguió su objetivo, o por lo menos parte de él.
-Mmmmmmmmmm... - Fue lo único que se escuchó por debajo de las sábanas y cobertor. Lo único que se pudo ver era un bulto que empezaba a retomar vida después de una noche de sueño y... descanso?
-Tengo sueño mamá... -El "bulto" empezó a luchar ahora con las sábanas y, aunque su subconciente le decía que debía levantarse, aún le costaba poder despertarse en las mañanas al que ahora ya no era un pequeño niño de 6 años. Aún diez años después seguía teniendo la misma costumbre.
-Si sé que tienes sueño, hijo. Pero debes levantarte de todos modos... vamos, está listo el desayuno... -La madre de Wally abrió las cortinas de la habitación del chico y encendió la luz principal. El despertador comenzó a sonar después de lo esperado y ella tuvo que ir a apagarlo. De pronto recordó las tostadas calentándose a fuego lento en la cocina y salió corriendo de la habitación gritando:
-Wally levántate o no irás a entrenamiento hoy!
De pronto unos brillantes ojos verdes se abrieron brutalmente abriéndose paso a través de la semioscuridad por debajo de las sábanas.
-O-__
Sacó sus gafas negras de la cajita que las contenía y las llevó en la mano hasta entrar en la cocina de la mansión. Vió a Sara, la segunda ama de llaves dentro de la mansión Wayne y la saludó cordialmente:
-Hola Nana, buenos días...
Así el joven Grayson acostumbraba a llamar a aquella mujer que conocía desde los 8 años, desde el día que llegó como el hijo adoptivo del multimillonario señor Bruce. Ahora, a punto de cumplir los 15 años, se había vuelto toda una "celebridad" dentro de la empresa de su tutor, o mejor dicho, padre; que era lo que realmente había sido para él todo este tiempo.
-Bueno días hijo... ¿Cómo amaneciste? -Aquella mujer había sido casi una madre para Dick. A ella le llevaba los regalos que hacían en la escuela, a ella le hacía dibujos y figuritas con plasticina. De hecho podría decirse que parecía su propio hijo, el hijo que aquella mujer nunca pudo tener. Sara Kyle tenía una figura bien equilibrada y el cabello negro y largo hasta la espalda, junto con unos ojos miel preciosos. Lo quería bastante, siempre lo cuidaba cuando estaba enfermo, durante las tantas veces que se lesionó haciendo gimnacia y cuando necesitaba cualquier cosa. Realmente un ejemplo de mujer.
-Bien, estoy ansioso. ¿Qué hay de desayuno? -Preguntó el par de ojitos azules brillantes.
-Lo que tú quieras, Dick. Sabes que hay de todo en la cocina...- Le contestó alegre Sara.
-De acuerdo, quiero cereal con yogurt, ¿Puede ser?... -Dick miró con esperanza a Sara, y aunque ésta no aprobaba completamente la idea de comer productos fríos al desayuno, aceptó aquél deseo por el hecho de que ese era un día "especial".
-O-__
-Megan, despierta muchacha... -Un hombre de terno, fornido y moreno encendía la luz principal dentro de una habitación de paredes rosadas y adornada con flores de papel. Colgaban de las murallas cuadros con fotografías de una chica pelirroja vistiendo un uniforme de porrista con tonalidades blancas, negras y rojas, y con sus respectivos pompones de los mismos colores.
-...Ya...- La chica empezó a moverse debajo de las tapas de la cama, consiguió salir a la "superficie" y frotándose los ojos intentó mirar al hombre que aún seguía observándola -...Qué hora es tío John?...
-Son las siete con cinco minutos, vamos, levántate... está casi listo el desayuno -Le contestó el jefe de una de las cadenas de restaurantes más importantes de Gotham City, saliendo de la habitación de la jovencita. La chica arrojó las sábanas hacia un lado y se sentó en la orilla de la cama. Quedó mirando fijamente una de las zapatillas que estaba al lado del clóset que se hallaba justo frente de ella, quedándose media dormida con los ojos abiertos. Luego de un par de minutos, reaccionó y parpadeó varias veces para despertarse, hasta que logró entrar en su consciente completamente.
Se dirigió al baño para volver más despierta aún con su cara y manos limpias, frescas y con una fragancia a jabón muy agradable. Encendió su Ipod, puso un par de canciones bien animosas mientras se vestía, se maquilló y peinó como todos los días y salió de su habitación con su bolso escolar hacia la cocina.
-O-__
Artemis abrió los ojos brutalmente. Escuchó el sonido del despertador explotando encima del velador que tenía junto a su cama, se paró y levantó con fuerza el aparato y agitando sus largos y rubios cabellos comenzó a murmurar:
-Apágate, maldito aparato... -Cuando hubo logrado apagarlo lo volvió a dejar con la misma fuerza sobre el velador. Suspiró largamente y se dirigió al baño. Cuando entró, encendió la luz y se miró al gran espejo que estaba en frente suyo. Observó que estaba bastante despeinada, intentó ordenar un poco su abundante cabellera y se dispuso a lavarse la cara y las manos para despertarse más de lo que estaba. Al cabo de unos minutos sintió unos golpes en la puerta de su habitación y a ésta misma abriéndose:
-Artemis, de prisa, necesito que me ayudes a ordenar unas cosas antes de que te vayas -La madre de la rubia chica apareció por la puerta de la habitación en su silla de ruedas. Un trágico accidente dejó a Paula confinada a no poder caminar nunca más en su vida. O, médicamente hablando, sí podía recuperarse, pero su condición económica no le permitía costear su rehabilitación.
-Bueno mamá, termino de vestirme y voy en seguida, de acuerdo? -Artemis terminaba de amarrarse la roja corbata que adornaba la impecable camisa blanca que ya tenía puesta. Se abrochó el cierra de su falda, se puso los zapatos para terminar con su uniforme, amarró su cabello de "Rapunzel", como le decían cuando era niña, y salió corriendo de su habitación en dirección a la sala principal. Justo antes de salir, recordó que algo se le estaba olvidando dentro de su habitación: Su teléfono.
Fue a buscarlo en el mueble donde lo tenía cargando conectado al enchufe de corriente y descubrió que tenía un mensaje de texto sin leer que le había llegado hace 10 minutos. Desbloqueó su celular con la contraseña que siempre había tenido, que ninguno de sus amigos nunca había podido descubrir y que simplemente le encantaba: "Flecha". Era tan simple y tan complicado a la vez que la llamaban la Reina de los Secretos. Era inmune a cualquier evento problemático que hubiera en su clase o dentro del colegio. Nada parecía afectarle, ningún problema, ninguna situación angustiosa con respecto a alguien de su escuela, nada. Nadie sabía ningún secreto de ella, no se veía involucrada en nada ni en ningún problema, por lo que intentar culparla por alguna cosa o accidente (fuera realmente accidente o a propósito) no servía. Era imposible, nadie le creería a esa persona. La única palabra que podía describir su persona era: "Inmune".
"Suerte en tu primer día, Alicia. Te queremos". Una lágrima rodó por la mejilla derecha de Artemis inmediatamente. Cerró los ojos con fuerza, tomo aire y los abrió de nuevo. Apenas sintió que caían sus primeras gotas saladas las limpió al instante. No quería llorar. No quería recordar lo lejos que estaba Jade, su hermana mayor. Se había mudado con su novio al otro lado del país para encontrar un mejor trabajo y un mejor sitio para la hija de ellos; Lena. Roy, Roy Harper; aunque lo encontrara un estúpido arrogante, era un gran tipo. Era su cuñado, y quería demasiado a su hermana. La cuidaba con su vida, y apenas nació su sobrina también prometió que daría su vida por ella si fuera necesario. Aunque parecían hermanos insoportables con Artemis, sabían en el fondo que no había nada de qué preocuparse. Al fin y al cabo eran familia, se cuidaban, y se querían.
Los extrañaba bastante. Hace cerca de un año que no los veía. Y sabía que pronto podría concretar su deseo. Le respondió en otro mensaje de texto "Gracias (: Yo también los quiero". Desenchufó su celular y salió de su habitación cerrando la puerta tras de ella.
-O-___
"Buenos Días, queridos televidentes. Nos encontramos hoy lunes 19 de Junio para contarles sobre las noticias que han acontecido en nuestro país las últimas horas..."
-Apaga la televisión, papá...-Un muchacho alto, de buena figura y cabellos negros brillantes estaba sentado desayunando en la mesa americana del departamento que compartía únicamente con su padre. Se habían mudado allí el día que se divorció el conocido matrimonio Kent, y el único heredero del apellido había decidido quedarse junto a su padre.
-Conner... es importante que veas las noticias, tienes que informarte para tener una opinión con respecto a cualquier cosa, sabías? - El exitoso empresario Clark Kent se dirigía al refrigerador que ocupaba por lo menos un tercio de la cocina. El departamento en el que vivían desde hace dos años era bastante grande para ellos dos solamente. Pero, como eran dos hombres, un pitbull y los varios amigos de la familia que pasaban allí casi todos los fines de semana, era suficiente para padre e hijo. Y mascota, por supuesto.
-Si lo sé, pero últimamente no hay más noticias que sólo las campañas presidenciales... además, tu ya sabes todo sobre eso, y a mí no me interesa. ¿De qué sirve entonces? - El chico de ojos azules idénticos a su padre le reclamó con la cuchara con la que comía un par de huevos fritos en la mano apuntándolo. Odiaba la política. Su filosofía y perspectiva de vida excluía cualquier idea sobre política o religión, pudiendo incluso asimilarse al anarquismo. Por supuesto que su padre no aprobaba del todo esas ideas, pero al reconocer que él también las tuvo un lejano día en plenos 17 años, optó por respetar sus ideales.
-Por favor, Conner, ¿Crees que apuntándome con una cuchara vas a conseguir que cambie de opinión sobre eso? -El empresario empezó a beber de la botella de leche que sacó recientemente del refrigerador. Conner lo quedó mirando con una expresión de rareza. No era usual ver a un famoso empresario bebiendo tan vulgarmente de una botella de leche, y aunque todos alguna vez han hecho ese acto de cotidianeidad, por supuesto que Clark Kent no sería la excepción. Más aún siendo un hombre "soltero" viviendo solo con su hijo adolescente y su perro con casi la misma actitud de los dos.
-No, la verdad no lo creo. Pero durante los momentos en que gastas tu saliva intentando descubrir falsas amenazas deberías fijarte más en la hora... - Clark se atoró con la leche chorreando un poco ésta en su mentón. Guardó la botella llena hasta la mitad y cerró el refrigerador de un portazo, corriendo a la oficina que tenía en su hogar para buscar su corbata y chaqueta de terno junto con su siempre impecable maletín.
En el mismo momento el joven anarquista se paró de su asiento, tomó el plato ahora vacío junto con un vaso ya casi sin jugo y los dejó en el lavaplatos de la cocina. Fue hacia la sala de estar y se puso su polerón negro, con el que todos ya lo reconocían y asociaban, se acomodó la capucha y tomó su mochila en dirección a la puerta del departamento. -Adiós papá... -Se despidió de un grito y al abrir la puerta escuchó un ladrido que hizo darse la media vuelta: -Oh! adiós Kripton, había olvidado despedirme de ti... Espera! Tienes comida? -El perro lanzó un pequeño aullido con el que había aprendido a decir "no". Conner corrió de inmediato a la lavandería a buscar la bolsa de 10 kilos de alimento canino que compraban cada mes para el gran y joven pitbull que tenían como mascota. Le había puesto "Kripton" porque el mismo día que se lo habían regalado, un pequeño Conner de 11 precoces años tenía un examen de química al que había aprobado en un 100 por ciento, y el primer elemento que debía escribir el nombre había sido Kripton.
Cuando hubo acabado de llenar el plato del tercer miembro de la nueva familia Kent con el alimento lleno de proteínas, fibra y vitaminas, Conner acarició un poco la cabeza de su mejor amigo y salió corriendo de nuevo en dirección a la puerta; en donde ahora se encontraba un Clark Kent elegantemente arreglado, esperando por su hijo con las llaves del auto en la mano y una paternal sonrisa en el rostro.
-O-_
Cuando el joven Kaldur'Ahrm salió de su habitación en dirección al comedor de su casa, o mejor dicho la casa de sus tíos, sintió una sensación de desolación alegre. Se hallaba vacío, con las luces apagadas exceptuando al pequeño acuario en el que se encontraban Keshi y Kenyi; sus peces exóticos que tenía desde hace 6 meses y a los que les había puesto nombres orientales. Realmente le encantaban. Keshi, un pez al parecer hembra; era una N. Brichardi de mediano tamaño preciosa, con sus colores intensos y puros. Y Kenyi, al parecer macho; un Falso Frontosa azul espléndido que se encontraba casi siempre al lado de su compañera. Eran realmente hermosos. En la noche, cuando no había otra luz que la de su mismo pequeño hogar, brillaban intensos sus colores con casi luz propia. Y no hacía falta adorno alguno para transformar más acogedor el lugar en el que se hallaban.
El joven afro-hindú caminó lentamente hacia la pared donde se hallaban las luces, las encendió y observó la sala de estar decorada con una temática marina. Las paredes eran azules, el techo también estaba pintado pero de un azul más claro, del que colgaban unas lámparas blancas que con un poco de imaginación parecían medusas flotando en medio de la casa. Los sillones eran blancos, con cojines y almohadones azules y naranjas y algunos con mostacillas y lentejuelas del mismo color cosidas a la tela que los envolvía.
La mesa de centro era de vidrio, con una pequeña bandeja llena de caracoles y conchitas de mar que rodeaban un pequeño bowl de vidrio tranparente con piedras marinas de unos colores extraordinarios. La mesa estaba situada sobre una alfombra impecablemente blanca, con fibras absolutamente suaves que le daban un toque suavizador al ambiente. En las paredes colgaban algunos cuadros con fotos de él, sus tíos y sus dos primos en la playa, pescando o en lancha en uno de los muchos lagos, ríos y mares que habían visitado durante las últimas 10 vacaciones. Siempre iban a lugares diferentes y lejanos, pero al mismo tiempo hermosos y siempre con agua cerca del sitio.
Las cortinas eran de un verde marino azulado increíblemente precioso, con un visillo blanco detrás que empezaba desde lo más alto del gran ventanal que había hasta chocar ligeramente con el frívolo piso blanco de madera flotante que resplandecía casi con luz propia. Junto con el alma propia que le daba el acuario al lugar, se podría decir exactamente y sin exagerar que era realmente muy acogedor, liviano y simplemente espectacular.
Sin duda Karen, la tía de Kaldur, tenía un gusto realmente encantador al momento de decorar o elegir vestimenta. Un alma de mujer inmejorable en ese aspecto. Y su tío Arthur, Marino por excelencia y de corazón, con el alma atada a las aguas oceánicas, era una gran persona y un hombre ejemplar.
El alto y esbelto moreno fue entonces a la cocina para encontrarse con su desayuno listo. Se sorprendió al ver una notita al lado de éste que decía: "Te deseo lo mejor para ti este día, hijo. Bendiciones." Estaba firmada por Arthur. Kaldur sabía que ese día su tío tenía que trabajar, y para ello debía levantarse muy temprano por supuesto. Su tía tuvo que ir con sus primos Laila y Daniel al hospital, ya que "Lai" como le decían, comenzó a sentir fuertes dolores de estómago y como no podían ir solas, "Dani" tuvo que acompañarlas.
Laila era bastante parecida a Kaldur. Era morena, tenía una piel lisa y muy suave y unos ojos marrones que de tan oscuros parecían ser negros en realidad, y eran tan brillantes que hacían olvidar por completo las estrellas. Tenía el pelo ondulado perfectamente hasta la altura de la mitad de la espalda y las manos delicadas y suaves. Era delgada, de aproximadamente 1 metro con 70 centímetros y tenía 15 años. Daniel era exactamente igual, sólo que medía 1 metro 77 y tenía 17 años, tenía el cabello liso como su tío y unos ojos miel que cualquier chica hubiera admirado con la boca abierta.
Kaldur quería mucho a sus primos, eran casi sus hermanos y de hecho lo parecían; ya que el hecho de que hayan vivido juntos toda su vida los había vuelto una verdadera familia. Kaldur ya se había acostumbrado a decirles hermanos y cuando era pequeño decirles papá o mamá a sus tíos. Ahora, 16 años después, sólo los llamaba por sus nombres, al igual que sus primos. De cualquier forma, estaba preocupado por su "hermana" y aunque no le agradó de inmediato la idea de que él se quedase en casa mientras su demás familia iba al hospital, tuvo que conformarse con ello.
Desayunó viendo cómo en las noticias se debatían las campañas presidenciales en la ciudad de Gotham y cómo los políticos prometían combatir y eliminar la delincuencia. Aunque en realidad no le interesaba mucho, creía fielmente en que debía mantenerse informado para poder tener una opinión sobre cualquier tema o acontecimiento que estuviera ocurriendo cerca suyo, cosa que uno de sus amigos no entendía. Además, su tío les había enseñado valores a él, Laila y Daniel bastante profundos y les había traspasado una filosofía de vida muy interesante y con un rico valor cultural y filantrópico. En realidad era muy afortunado de sus condiciones de vida, su familia era realmente increíble y aunque últimamente le atormentaba el no vivir con sus padres, se sentía absolutamente conforme con su situación.
-O-_
*Comienza a sonar "New Perspective" de Panic! At The Disco.
"…I feel the salty waves come in
I feel them crash against my skin
And I smile as I respire because
I know they'll never win
There's a haze above my TV
That changes everything I see
And maybe if I continue watching
I'll lose the traits that worry me…"
El teléfono de Zatanna comenzó a sonar y a vibrar de forma imprevista bajo la almohada donde se encontraba durmiendo la delgada chica. Cuando ya la canción iba en la segunda estrofa recién abrió los ojos para despertarse y levantarse de la cama.
Logró desactivar la alarma sin abrir los ojos. Apoyó su cara sobre la almohada y se quedó un par de minutos pensando qué día era aquél y qué tenía que hacer. Ya le era costumbre olvidar todo por la mañana, en especial si era temprano. Entonces recordó que era su segundo primer día de colegio, había comenzado el segundo trimestre y lamentablemente eso significaba sólo una cosa: Tener que levantarse de la cama.
Sin abrir los ojos todavía, se levantó silenciosamente, abrió la puerta de su habitación, se dirigió al baño, cerró la puerta del baño, prendió la luz, abrió la llave del lavamanos, se lavó las manos, se rascó el cuello, y se quedó parada ahí en el mismo lugar en el que estaba al principio. Increíblemente todavía no había abierto los ojos, y aún le faltaba lavarse la cara. Pero cuando sintió el agua fría en su rostro recién pudo establecer conexión entre lo que había hecho y lo que tenía que hacer. Abrió tranquilamente sus grandes y brillantes ojos azules y observó con cierto grado de sorpresa el lugar en el que se encontraba, reconociéndolo a los pocos segundos. Sí, Zatanna era sonámbula.
Sin embargo, los pensamientos que había tenido durante los últimos 10 minutos no habían desaparecido. Sabía que tenía que ir al colegio, aún le faltaba vestirse y tomar desayuno, e ir despertar a su padre, si es que se había quedado dormido.
Cuando terminó de vestirse, salió rápidamente de su habitación en dirección a la de Giovanni Zatara, reconocido profesor de química de la Academia de Gotham y al mismo tiempo orgulloso padre de una de las mejores alumnas de su lugar de trabajo. Aunque era serio y exigente, era una buena persona, y excelente profesor también. Lo encontró ya vestido y saliendo de su habitación, yendo en dirección a la cocina para desayunar juntos comentando el gran estrés que se avecinaba de nuevo.
-O-_
-¡Raquel, vamos de prisa! ¡Llegaré tarde al trabajo y tú a la escuela! –Una hermosa mujer de unos 32 años se asomaba por la ventana del automóvil azul oscuro que se hallaba en frente de una casa con murallas amarillas y muy bonitas ventanas. Su nombre era Skarlett. Tenía una larga cabellera lisa muy hermosa y unos ojos verdes bastante lindos. Era morena al igual que el pequeño niño de unos 4 años sentado en el asiento trasero del auto.
-Ya voy mamá… -La morena chica, muy parecida a la bailarina Ellenore del programa "So You Think You Can Dance", que por cierto todos le decían que su parecido era increíble, en unos 15 segundos ya se encontraba sentada en el asiento del copiloto y con el cinturón de seguridad puesto. Se le había hecho una costumbre muy beneficiosa el no poder sentirse tranquila en ese asiento sin el cinturón.
-Mañana tendremos que levantarnos más temprano que de costumbre Raquel, –Su madre ahora ya empezaba a salir del condominio en el que vivían hace 4 años y luego de saludar al portero siguió hablándole a su hija: -Tengo que llevar a tu hermano al doctor, como te había mencionado en el desayuno. Y la cita es un cuarto para las ocho. De modo que te pasaré a dejar a la escuela a las siete y media. De acuerdo?
La joven jugadora de hockey, por cierto más pendiente de lo que veían sus ojos a través de la ventana que de lo que la mujer a su lado le decía, le respondió un "bueno" casi invisible pero asegurándose de que ella lo hubiese escuchado y suspiró con un cierto grado de molestia recordando aquellos lindos tiempos en los que sus padres aún estaban casados y era su padre el que la llevaba a la escuela todos los días. Recordó cuando eran solo 3 integrantes en la familia y Michael, su hermanito pequeño no existía aún. Recordó los amargos momentos que tuvo que pasar al sufrir el cambio drástico más grande de su vida, el divorcio de sus padres, el cambio de casa y la llegada de su hermano. Todo al mismo tiempo.
Frecuentemente pensaba que era mejor todo antes, cuando ninguna de esas tres cosas había sucedido aún. Pero confiaba plenamente en que las cosas pasaban por algo. Así que se resignó a aprender a vivir con lo que había ocurrido, aprendió a jugar con las cartas que le tocaron.
Y hasta ahora había jugado muy bien.
-O-_
Hola! Bueno espero que les haya gustado :D Me demoré un poco más en subirlo por un par de castigos fuera de planificación n.n jasjaksj
Un par de datos:
La segunda ama de llaves de Dick, Sara; es Gatubela! O CatWoman como otros le dicen. Quizás ahora no entiendas el porqué de este personaje aquí pero a los largo de la historia lo comprenderán mejor ;) Por ahora ningún comentarios sobre esto :)
La canción que suena en el teléfono de Zatanna es el track oficial de la película Diabólica Tentación. La verdad no me interesa la película pero la canción me encanta y… no vean el video. Es relativamente fome y tiene que ver con la película. Y es sangriento :/
La verdad me costó crear una situación para cada uno de los chicos. Inventar una vida "normal" para cada uno con familia, problemas y situaciones complicadas que sea más o menos equilibrada con las características que se le dan en la serie no fue (ni será) fácil. Espero que esta sea una buena creación en un mundo paralelo al de Young Justice.
No existen superhéroes, No existen superpoderes… No existen Robin, ni Kid Flash, ni ninguna cosa relacionada con ellos ni la Liga. Es como el mundo real. Son sólo imaginación. (:
Espero que sea de su agrado este fic y… R&R! Comenten que les pareció bien y que no. Ideas, comentarios, sugerencias, etc. Obviamente son aceptadas con gusto! ;)
Luck&Bye!
