Y llegó medianoche
I never thought we'd have a last kiss.
I never imagined we'd end like this.
Your name, forever the name on my lips.
No esperabas que esto fuera a pasar.
Cuando lo tenías hace un par de horas frente tuyo, con esa sonrisa ladeada y mirándote como si fueras lo único que hay en millas a la redonda, con total ternura, no pensabas que estar a cinco minutos de medianoche con tu novio podía ser tan malo, tan… doloroso.
Pero lo es. Tal vez porque… sólo será tu novio hasta medianoche.
No sabes ni en qué momento decidieron ir a la salida de emergencia. Puedes sentir algo de resentimiento contra ese lugar, pues supones que ahí empezó todo. Te es permitido odiar tanto ese sitio cuanto lo quieres, pues tal vez si no se hubieran dado ese beso, y si tal vez para empezar, tantas cosas tuyas no tuvieran que ver con él, ahora serían sólo los viejos no enamorados Sam y Freddie.
Ésta y aquella noche tienen tan poco en común, tan poco.
La mirada de ambos tiene una chispa que pocos alcanzan a tener en toda su vida.
Una chispa ahora triste.
Y es donde tratas de averiguar en qué momento tus sentimientos sufrieron tan radical metamorfosis desde aquella noche.
Obviamente te lo preguntaste millones de veces, pero era más fácil sabiendo que no importaba cuando empezó, porque pensabas que no terminaría.
Pero estás a 4 minutos de que termine.
Recostada en su pecho sólo puedes desear que lo del ascensor haya sido una pesadilla, pero es lo mejor. O eso tratas de convencerte.
Supongo que ya no podré decirte Samantha, ¿cierto, Samantha? - dice mientras deja ver una débil sonrisa, lo último lo susurró en tu oído y el corazón se te estruja.
Supones bien. – es todo lo que dices, porque sabes que Samantha dicha de sus labios suena a besos, a miradas tiernas, a momentos de ambos, a su voz de la cual secretamente tienes una debilidad. Sabes que suena a él.
Miras de nuevo arriba y ambos vuelven a quedar en silencio como han estado casi todo el tiempo desde que llegaron ahí.
Y es como llegamos de tus noches sin sueño por estar pensando en qué demonios sientes por Fredward Benson, Hasta una medianoche estrellada de Seattle desde donde pretenderás que no pasó nada.
Dos minutos.
Y sientes cono si estuvieras conectado a oxígeno, y en dos minutos te lo quitan. Y no puedes entenderlo. ¿Desde cuándo Samantha Pucket es tu oxígeno? Y dijiste que la novela que Carly leía era cursi.
Pero así se siente, ¿cierto? Doloroso, triste, Cursi, intenso.
Real.
Te levantas y le ofreces tu mano, te mira confundida pero la toma.
La pegas a tu cuerpo, y mientras tomas su cintura sientes como una corriente eléctrica cuando pone sus manos alrededor de tu cuello. Empiezan a bailar al ritmo de una canción que no está sonando. Pero que saben cuál es.
No pretendías que terminara. Ni siquiera se te pasó por la cabeza. Porque no querías algo así.
Te mira como sólo ella sabe hacerlo.
Y te sientes como solo ella logra que te sientas.
Intentas recordar porqué odias medianoche y te maldices por haberlo querido recordar.
Pero es lo mejor. O eso tratas de convencerte.
Ya es medianoche- susurra, y la besas.
Mueves tus labios muy lentamente, como no queriendo que termine,
Como si porque tus labios se movieran más lentamente, los punteros del reloj también lo harían.
Se separan. Ves como sin decir nada te mira, y simplemente se va.
Y llegó medianoche.
Hubieras querido que nunca llegue.
Bueno, será lo peor que he escrito, pero está acorde a como me sentí de acuerdo a ilove you.
Asi que supongamos que tiene lógica.
Buen inicio de semana para todos!
Félix Félicis!
