Disclaimer: Todos los personajes y lugares son de J. K. Rowlling, yo sólo he tomado prestado algunos para desarrollar esta historia, algunos son de mi invención.
Nota del autor: Bueno, espero y les agrade esta historia, cualquier comentario, duda, aclaración y demás son bien recibidos. También otro punto, es que esta historia la estoy publicando en otro sitio, una amiga me dijo que también lo publicará aquí, así que por si la googlean, no se sorprendan y me digan que me estoy robando contenido, ¡No!, de echo en el otro sitio tengo el mismo codec name. Bueno ahora sí, los dejo leer.
Capítulo 1. Cuando te conocí.
Había pasado escasos 2 años después de aquella batalla, donde se discutía el destino del mundo, tanto muggle como mágico. Harry Potter había vencido sobre el Que no debe ser nombrado para siempre, las celebraciones por la victoria no se hicieron esperar y esto no excluía a los amigos más cercanos de Harry, quienes todos los años después de la guerra se reunían con la familia de su mejor amigo, Ronald Weasley, para celebrar que todos habían salido con vida de esa cruel batalla, y este año no sería la excepción.
Desde muy temprano había llegado Harry a la madriguera, lugar donde habitaba la familia Weasley. Había cambiado en cierta forma desde la última vez que había estado antes de desatarse la guerra. El caserón de los Weasley seguía teniendo la misma estructura pero con una apariencia más sólida, ya que después de la guerra, Arthur Weasley había sido condecorado con una orden de Merlín primera clase, y con ello un premio de 100 000 galeones, cuando Arthur recibió este dinero inmediatamente puso en marcha varias reformas que necesitaba la madriguera, desde construir más habitaciones, hasta construir adecuadamente su propio campo de Quidditch para sus hijos. Harry sabía de antemano que no había otra familia que no fueran los Weasley que se merecieran tal cosa, ya que desde siempre habían sido humildes pero con un corazón y una unión que valía más que toda su fortuna en Gringotts.
La casa con un jardín regado lleno de maleza y a punto de desplomarse había quedado atrás, ahora con un jardín completamente arreglado lleno de flores como la señora Weasley había querido siempre recibía a Harry. Caminó por el empedrado que llevaba a la puerta donde, una Señora Weasley ansiosa lo esperaba con los brazos abiertos.
Molly Weasley era una bruja de baja estatura, regordeta, con una piel blanca y su cara llena de pecas, sus ojos color marrón, donde siempre había reflejado amor y amabilidad cuando veía a Harry, y como buena integrante de la familia Weasley, su cabello ondulado de color rojo. Cuando Harry llego a la puerta no se dio cuenta en qué momento lo había estrechado contra su abundante pecho, haciendo que de la fuerza del abrazo, sus ojos se abrieran como platos y sintiera cada vertebra de su columna hacer un ruido.
-Harry, cariño- dijo amablemente la señora Weasley- que gusto verte.
-Lo mismo digo señora Weasley- dijo Harry soltándose de su agarre.
-Muchacho has crecido tanto, pronto estarás igual que Ron-dijo la señora Weasley- aunque tu cabello necesita un corte.
-Oh, está bien, sólo es un poco rebelde-dijo Harry llevándose una mano nerviosa a su cabello.
-Bueno cariño, pasa, los muchachos y Arthur estaban terminando con la decoración de la casa.
Se hizo a un lado dejando entrar a Harry y camino hasta el salón, donde estaban los 6 hijos pelirrojos del matrimonio y Weasley padre.
-Pasa Harry-le dijo animado Arthur- acabamos de terminar, ¿qué te parece?- Harry observo el lugar, había papel metálico de colores colgando por las paredes y diversos adornos que colgaban del techo que desprendían chispas a cada momento.
-Es perfecto señor Weasley.
-Bien- dijo la señora Weasley- todos a desayunar al jardín- dicho esto todos se movieron al jardín trasero que también estaba decorado con adornos flotantes.
-Molly, cariño, ¿en qué te ayudo?-dijo Arthur acercándose a su esposa.
-Mmmmm, coloca las mesas y sillas, Ginny llevara los cubiertos.
El señor Weasley salió a cumplir lo que le había pedido. Era bien sabido que Arthur diera todo por su familia, hombre de gran corazón, de paciencia infinita y una admiración extraña hacia los muggles. El hombre tenía un aspecto amable, alto y delgado como algunos de sus hijos, con una mata de cabello rojizo con unas notorias entradas, de piel blanca y cara pecosa al igual que su esposa, pero con la diferencia de que sus ojos, contrariamente a los de Molly, que eran marrones y pequeños, los de él eran grandes y de un color azul intenso, acompañados siempre de sus gafas de montura semi-cuadrada y de pasta delgada. El señor Weasley era fácil de diferenciar de otros magos, pues en su loca obsesión por los muggles, vestía como uno de ellos. Ese preciso día combinaba una camisa azul claro con las mangas arremangadas, junto con un pantalón claro y unos zapatos color café.
Cuando la mesa y los cubiertos estuvieron colocados, todos se sentaron a desayunar probando las delicias que Molly había preparado con mucho esfuerzo.
-Molly-dijo Arthur-todo esto esta delicioso-dijo dedicándole una sonrisa.
-Oh, Arthur- y beso la coronilla de su esposo.
Harry nunca había conocido un matrimonio como el de los señores Weasley, siempre unidos y apoyándose, amándose incondicionalmente pese a las circunstancias, ni tío Vernon ni tía Petunia les llegaban a los talones. En varias ocasiones que Harry se había encontrado en la madriguera había observado como ellos compartían su amor, el uno por el otro. Un día cuando estaba en la habitación de Ron, bajo por unos dulces a la cocina, y antes de entrar vislumbro al señor Weasley abrazando fuertemente a su esposa, ella mantenía su rostro enterrado en el pecho de él, mientras que Arthur le susurraba cosas con los ojos cerrados y dejando ver una sonrisa franca.
Había observado al matrimonio en varias situaciones similares, y sabía que ambos estaban echos el uno para el otro. Era raro encontrar ese tipo de relaciones, por lo cual tenía mucha curiosidad de cómo es que se habían conocido.
-Ron-murmuro Harry, que estaba sentado en medio de Ron y de su hermano Charly.
-¿Qué sucede?-dijo Ron llevándose una salchicha a la boca.
-¿Cómo se conocieron tus padres?
-Ahora que lo mencionas-dijo pensativo- nunca nos han dicho que yo recuerde-Harry lo miraba sorprendido.
-¡Oye, Charlie¡-Grito Ron.
-¿Qué?, oh, lo siento, estaba decidiendo si debería comerme esa tortita-dijo con una sonrisa Charlie-¿Qué sucede?
-¿Tu sabes cómo se conocieron mamá y papá?
Charlie frunció el ceño tratando de recordar, se quedó pensativo unos instantes y después, negó con un movimiento de cabeza.
-Nunca nos han dicho-Dijo Bill, que había escuchado la pregunta de Ron- mamá y papá se conocieron en el colegio a principios de la primera guerra-Charlie, Ron y Harry lo miraban sorprendidos-y es lógico-continuo- que no hayan dicho nada, pues fueron tiempos oscuros y no querían asustarnos siendo tan pequeños.
-Ahora entiendo- murmuró Charlie- por eso iban a tantos entierros.
-¡Papá!- Exclamó Bill.
-¿Mmm? ¿Qué sucede hijo?- dijo Arthur, que, estaba enfrascado en una conversación con su esposa y Percy.
-¿Crees que ahora que todo ya paso- dijo Bill en tono juguetón- querrán contarnos cómo es que mamá y tú se conocieron?
Todas las conversaciones se apagaron de golpe, mirando todos a Arthur, que a su vez este miraba a su esposa, la cual suspiro y después con una sonrisa asintió.
-Bueno Bill…
-Anda papá- interrumpió Ginny- siempre he tenido curiosidad- dijo con una mirada soñadora.
-Nosotros también- Dijeron a unísono Fred y George.
-Está bien- dijo Arthur- pero, ¿por dónde comenzar?- Frunció el ceño levemente y después de un momento dijo- ¡Ya sé!
Harry había dejado de atacar su plato y puso absoluta atención como los demás Weasley.
-Bueno, lo primero que tienen que saber es que su madre y yo somos una especie de primos. La madre de Molly y mi madre de alguna forma están emparentadas en la familia Black, no tan directamente, pero sí.
-Mi madre Cedrella Weasley- de soltera Black-, fue expulsada de la familia Black por haber contraído nupcias con mi padre Septimus Weasley, aunque era de sangre pura, él era firme creyente de que los muggles y los magos éramos iguales y no había por qué hacer distinción. Claro, esto no era bien visto en ese tiempo, así que la familia vivió la escases misma, pues mi padre apenas y ganaba para mantenernos al día.
-Cuando yo nací, mi padre y madre ya tenían una edad avanzada, así que mis hermanos William y Charlie se hicieron cargo de los gastos, ellos eran mucho mayores que yo, trabajaban para el ministerio en ese entonces en el departamento de protección a muggles.
-Pasado el tiempo, recibí mi carta para Hogwarts, yo no había estado tan feliz hasta ese entonces, mi madre me había platicado muchas cosas del colegio y yo estaba emocionado por entrar a la casa donde había estado mi padre, Gryffindor. Una semana antes de entrar al colegio, fuimos a comprar todos los materiales, bueno, algunos puesto que los libros los tenia todos gracias a mis hermanos. Fue ahí cuando vi por primera vez a su madre.
-Había salido de la tienda de Ollivander's con mi varita, cuando mi madre dijo que necesitaría una lechuza, así que fuimos al Emporio de la Lechuza, nunca había visto tantos de aquellos animales juntos, así que me recargue demasiado en la valla que separaba el local y bueno, fue tanto que me caí dándome un buen porrazo en la cabeza con un mástil del matera, una lechuza empezó a picotearme la cabeza por haberla despertado con semejante escándalo.
-¡No! ¡Detente!- decía yo muy asustado, tratando de quitarme a ese animal.
-Espera, sólo la estas asustando más, ¡quédate quieto!- Levante la mirada y vi una cara igual de pálida y pecosa que la mía-Espera, espera- me repetía la niña- deja te la quito- Tomo a la lechuza y como pudo la metió dentro de una jaula, al mismo tiempo que mi madre y el tendedero venían hacia mi apurados.
-¡Arthur!- grito mi madre con preocupación- ¿Estas bien?- dijo mientras me ayudaba a levantarme- oh, cariño, ¿qué te he dicho sobre fisgonear?- dijo en tono aprensivo y después me abrazo.
-Lo siento mamá- dije apenado separándome de sus brazos- Muchas gracias por alejar esa lechuza de mi cabeza- dije posando mi mirada en la niña que me había ayudado, y note que tenía el mismo tono rojizo escandaloso que yo.
- No hay problema- me dedico una hermosa sonrisa que hizo que me subieran los colores hasta las orejas y salió corriendo donde la esperaban 2 muchachos altos idénticos, con el mismo color de cabello que ella. Después salí de la tienda con la misma lechuza que me había atacado, ya en la jaula se veía mas amigable, además que tenía un hermoso color gris.
-¿Verdad que es bonita mamá?- pregunte entusiasmado, acariciando la lechuza.
-Es preciosa Arthur, pero no metas tu dedo a la jaula puede…
.¡Ay!
-Morderte cariño- tomo mi dedo y me aplico un hechizo de sanación- Por cierto, ¿qué nombre le pondrás?
-Mmm, se llamará Errol.
-¡¿QUÉ?!- gritaron todos los hijos Weasley.
-Por eso la pobre esta tan acabada- dijo Fred impresionado.
-Es tan vieja, deberíamos dormirla por su bien-
-¡RON!- Gritó Molly- Nadie va a dormir a Errol, deja que tu padre continúe.
-Oh, pero el tendedero- continuo el señor Weasley- dijo que había comprado una excelente lechuza, de una raza longeva.
-Eso nos queda claro- murmuro Bill.
-El caso es que la semana pasó volando y ya nos encontrábamos mi padre y yo en el expreso de Hogwarts, mi madre había caído enferma, y mis hermanos estaban trabajando, así que el único que podía llevarme era él.
-Arthur- me dijo con voz cariñosa- cuídate mucho y se buen estudiante, no causes problemas y esfuérzate lo más que pueda- metió su mano a su pantalón y saco 5 galeones, yo abrí mucho los ojos, sorprendido- toma-me dijo dándome los galeones y cerrando mi mano.
-Pero papá- dije preocupado- no tenemos mucho dinero y…
-No pude prepararte nada para el camino, así que si tienes hambre compra algo del carrito.
Lo abrace fuerte y después subí con mi baúl hacia el expreso. Todos los vagones estaban casi llenos, no fue hasta que encontré uno vacío cerca de la cabina del conductor. Lo abrí y pose mi lechuza en el asiento de un lado. El expreso comenzó a avanzar y yo estaba muy emocionado por llegar al colegio, prestando toda mi atención a la ventana, cuando escuche que la puerta se abría y salte un poco de mi asiento de la impresión.
-Hola- me dijo una niña pelirroja- el tren está lleno y no he podido conseguir un lugar, ¿Te importa?- pregunto un tanto tímida.
-Adelante- dije alegremente.
-Mi nombre es Molly- dijo sonriente- Molly Prewett.
Oh, mucho gusto, el mío es Arthur, Arthur Weasley.
-Un momento- frunció el ceño y después dijo- te conozco- yo abrí mucho los ojos pues no me acordaba de quien era- eres el niño que lo estaba atacando la lechuza.
-Ah- dije poniéndome rojo al instante- muchas gracias, ¿sabes?, al final compré esa lechuza, es muy bonita- dije señalando la jaula que estaba a un lado.
-Oh, sí, yo la quería, pero cuando volví con mis hermanos ya no estaba.Estábamos platicando alegremente sobre el colegio, ella me había dicho que también quería pertenecer a la casa de Gryffindor, al igual que sus hermanos, me conto que ellos eran unos gemelos completamente revoltosos que iban en cuarto curso.-Siempre ponen de mal humor a mi madre con sus constantes bromas- dijo Molly resignada.
-Vaya, yo también tengo hermanos, pero ellos son mucho más grandes que yo, pero mamá siempre dijo que eran muy aplicados en la escuela y casi no causaban alboroto.
-Quisiera que Gideon y Fabián fueran así, pero no todo se puede en esta vida- dijo cerrando los ojos.
En ese instante abrieron la puerta y vimos que era la señora del carrito.
-Gustan algo muchachos- Molly negó con la cabeza, argumentando que no tenía ni un knut en la bolsa.
-No te preocupes- dije- toma algo yo lo pago- ella me miro y tímidamente tomo un pastel de calabaza mientras yo tomé dos ranas de chocolate y una caja de grageas de todos los sabores.
-Gracias- dijo Molly- mi familia no tiene tanto dinero, así que no pudieron darme algo.
-La mía tampoco- dije tratando de abrir una rana de chocolate- sólo que mi papá me dio hoy 5 galeones de regalo por haber entrado a Hogwarts.Con forme el tiempo transcurría la noche iba cayendo lentamente y después paso un prefecto diciendo que teníamos que cambiarnos porque estábamos a punto de llegar al colegio.
-Molly- dije apenado y con la cara completamente roja- si quieres cámbiate tu primero y yo te prometo que no veré nada- había puesto mi suéter en mi cara, cubriendo perfectamente mis ojos. Supongo que ella se rio ante mi reacción, pero estuvo de acuerdo, tardo unos instantes y después me dijo.
-Listo, ya puedes quitarte tu suéter- retire la prenda de mi cara y ella estaba completamente vestida con el uniforme.
-Muy bien deja saco el mío- me levante y no me fije de que me había atorado con el asiento, así que, cuando me intente levantar mi pantalón se rasgó de la parte trasera de la rodilla- ¡Demonios!-dije apurado- era el único pantalón que no estaba aún roto.
Molly rio y me dijo- no te preocupes- levanto su varita y dijo- ¡Reparo!- mi pantalón había quedado como unos instantes antes de romperse.
-¡WOW!-dije impresionado- ¿Cómo aprendiste eso?
-Mi madre me lo enseñó, mis hermanos tienden a romper su ropa a cada momento, así que me dijo, cuando tus hermanos hagan eso, sólo has esto, como ellos son demasiado flojos, pues me lo enseño.
-Vaya, tendrás que enseñarme, para poderlo usar en toda mi ropa- dije riendo. Molly sólo me dedico una sonrisa y asintió con la cabeza.
-De modo que siempre mamá se las ha ingeniado para arreglar todo tipo de situaciones- dijo Percy orgulloso de su madre.
-Bueno, ¿qué puedo decir?, tu madre era talentosa- Dijo Arthur esbozando una sonrisa.
-Esperen un momento- dijo Molly- antes de continuar levantemos la mesa y pasemos al salón, está comenzando a hacer mucho calor y allí estaremos más cómodos.
Entre abucheos de haber interrumpido el relato de su padre todos los miembros de la familia y Harry se levantaron, recogieron la mesa y uno a uno entro al salón para seguir escuchando la historia de Arthur.
