Tristeza de Verano
Summary: Un lugar especial, donde todos podían relajarse, sin máscaras, sólo ellos. Pero, ¿qué clase de secreto oculta T.K.? ¿Y el de Kari? Sentimientos salvajes aparecerán para con su antiguo líder, y el drama entre ellos estará siempre a la orden del día.
DISCLAIMER: Digimon y todos sus personajes no me pertenecen. Todo es propiedad de Akiyoshi Hongo y Toei Animation. No gano nada escribiendo, salvo satisfacción personal.
Este fic fue "concebido" para el Intercambio Especial Aniversario II del foro Proyecto 1-8.
Notas Aclaratorias: El Intercambio consistía en primeramente, confirmar la participación para el mismo y proponer tres parejas para incluir en el fic: Su OTP, una que les diera curiosidad y por último, una crack. También se valía escribir ciertas especificaciones, como el género, parte de la sinopsis y demás.
Luego, había que esperar hasta cierta fecha para mandar un PM a una de las moderadoras ( . .) escogiendo de entre todas las participantes, a una en particular. Todo esto debía mantenerse en secreto, hasta la fecha de publicación (23 de abril), por lo que me estoy guiando por el horario español para poder publicar esto. Lo cómico es, que antes de que todo esto pasara, tenía pensado publicar este fic en julio-agosto de este presente año, ya que tenía una idea (pero demasiada vaga), de esto. Lo único seguro que sabía era que sería Michi, y también destellos de la trama. Pero cierta propuesta, me terminó de iluminar la idea :D
En resumen, escogí a NyVan como mi primera opción. En su post sus parejas fueron: OTP: Michi, Curiosidad: Yamato y Kari (Yamakari), y la Crack: Sora y Takeru (Sokeru. Como especificación en el fic, le cito: ":) no hay indicaciones especiales hagan lo que les plazca" y oh, bueno, me emociono mucho cuando tengo Carta Blanca para las cosas, jaja xD
En fin, NyVan, espero que te guste mucho :) también es mi primera vez escribiendo sobre Yamakari y Sokeru, pero te diré que imaginé diversas posibilidades y oye, no son tan cracks cuando uno imagina motivos (y)
A todas mis hermanas del foro, (porque ya las estoy considerando como tales), espero que también les guste!~
I.
Prefacio
Miró por enésima vez la ventana, se habían levantado súper temprano—O bueno, más bien, algunos incluso ni habían dormido—, para la gran aventura. Una sonrisa curvó sus labios mientras seguía con la mirada cada árbol, cada ave mañanera, cada carro que pasaba con prisa por la carretera.
Se sentía como una niña pequeña, la excitación de su viaje era palpable por los latidos frenéticos de su corazón y esa emoción que le impedía conciliar sueño alguno, por mucho que quisiera, por mucho que tuviera la oportunidad, ya que a fin de cuentas, no era ella la que manejaba la van. No, ella sólo se encontraba recostada cómodamente en los últimos asientos del vehículo. Un suave ronquido le indicó que su compañero de asiento, por lo menos, pudo entregarse a los brazos de Morfeo. Mimi no pudo evitar observar a Davis, con ese cabello rebelde y sus googles. Los googles de Tai.
Aún se siente extrañar al mirar a Tai sin ellos. En cierta manera, se le dificulta verlo sin ellos puesto porque esos googles también fueron parte de su emblema, así como también lo fue para ella con su sombrero rosa en su momento. Torció sus labios, apartando la mirada del chico, pareciéndole extraño el hecho de que extrañaba ver a Tai con sus googles, sus inseparables googles.
El sonido de jazz inundaba el vehículo. No podía ver mucho, salvo el pavimento alumbrado por las luces del carro. Uno que otro poste de luz alumbraba a toda velocidad, a medida que el kilometraje ascendía. Mimi intentó reprimir una carcajada, como se notaba que Yamato tenía prisa por llegar. Se regocijó en su asiento, sabiendo que había hecho la elección correcta al elegir bien a quién quería como chofer. Volteó a su espalda y podía ver, con cierta distancia, un par de luces moviéndose desde la izquierda a la derecha, con cierta indecisión. Era la primera vez que Joe manejaba algún vehículo, con su licencia para conducir bien en alto, como se notaba su inexperiencia. Por suerte recordaba él tenía a Sora como copiloto, así que eso debería estar bien para él y para el resto de sus amigos a bordo de esa van. Por un instante se extrañó que Sora no estuviera con Matt, a su lado, en el mismo vehículo en donde él se encontraba. Pero su cerebro se inundó de imágenes pasadas, respondiéndole casi de inmediato. "Es cierto," pensó, "En verdad que ellos terminaron la semana pasada." Empezaba a compadecerse de su amiga porque sabía cuánto ésta había amado a Yamato con toda su intensidad. Había entregado su corazón, su cuerpo, su alma, una entrega total que a la final, no fue del todo correspondida. Mimi no era una experta consejera, y mucho menos en el amor, estado por el que ella había fallado estrepitosamente, porque no sabía esperar, no sabía escoger ni esperar a la persona correcta, esa persona que podría amarle y cuidarle así como ella también haría en reciprocidad.
Sacudió su cabeza, este no era lugar ni momento para pensar en esas cosas. Estaba en Odaiba, en compañía de sus amigos, rumbo a un viaje que duraría aproximadamente tres semanas. Un descanso. Lejos de la ciudad y civilización. Extrañaría ciertas cosas claves allá, pero realmente necesitaba desconectarse de todo, y más en esta época del año.
El cielo aún estaba negro y aún no se mostraba algún indicio para el alba. Todo lo que veía en el paisaje era puro monte y árboles deformes.
Ahogó un bostezo, reprimiéndose las pocas ganas de dormir que tenía, porque no había dejado América para esto, entre todos habían cuadrado para disfrutar tres semanas de vacaciones, los doce juntos. Al principio les había costado qué elegir, a donde irían, con quién quedarse. Pero lo bueno que tenían cuando estaban juntos, también era que nunca faltaba un buen plan para la diversión.
Comenzaron sus propuestas, Sora había querido ir al acuario y Joe a un museo. Cody animaba a los demás para un retiro de kárate, Davis a un partido de futbol en Tokio (idea que, por supuesto, Tai aprobaba), y Yolei había sugerido una piyamada en su apartamento.
Mimi colocó sus últimas esperanzas en Takeru y Hikari sobre el lugar, pero ambos, sin ser pareja ni nada (ya que intentaron tener algo pero resultó que con el tiempo no podían ni besarse, ya que se querían como a un buen par de hermanos), resultaron estar de acuerdo en algo, diciéndolo al unísono: "¿Por qué no vamos a acampar en un bosque?" Y Mimi no quería como despreciarles la idea, pero definitivamente acampar en un salvaje bosque lleno de bichos, insectos y animales salvajes no identificados, definitivamente no estaba en su lista de cosas y lugares favoritos por explorar.
Así que ladeó la cabeza, confundida. ¿Acaso era la única que pensaba, por esta vez, que todas sus ideas no tenían sentido? Y por mucho que la propuesta de Yamato sobre ir a Miami para ver un concierto de rock sonara tentadora, Mimi venía de América. Tenía apenas una semana de haber regresado a su país natal, y no quería irse tan pronto. No cuando había ahorrado toda la primavera para haber comprado ese pasaje de avión. Además, que la vida americana era cara y sabía que la mayoría de sus compañeros no podían costearse ese tipo de gastos.
—Bueno, pero entonces ¿qué hacemos? —Había exclamado Tai, con cierto tono de impaciencia al ver todas las opciones agotadas y que la mayoría no estuviera de acuerdo en absolutamente nada.
Todos se miraron, con cierta defensa. Los que habían aportado sus propuestas se sentían, en cierta manera, traicionados y heridos porque casi nadie votaba por ellas, o la veían muy aburridas.
—Mmm, tal vez si nos vamos a un parque… —Rompió el silencio Kari, pensativa. No queriendo que nadie se peleara con nadie por una tontería como aquella.
Ahí fue cuando Mimi explotó, alzando su mentón:
— ¡Hello! ¿Realmente no han caído en cuenta que sus propuestas sólo involucran menos de 12hrs de vacaciones? Bueno, y ¿qué pasa con el resto de las tres semanas? ¿O es que se piensa salir cada día para hacer una cosa diferente? —Inquirió, con cierto tono sarcástico.
Todos los demás no supieron responder a eso, sumiéndose en un silencio sepulcral mientras la miraban con asombro en sus facciones, Matt sólo esbozó una discreta sonrisa. A Mimi no le gustó todo esto, recordaba cómo sus ideas muy rara veces eran apoyadas por todo el grupo, acción que le generaba mucha rabia, pero dijeran lo que dijeran, esta vez no se iba a amedrentar. Había imaginado este ficticio viaje varias veces en su cabeza… no señor, esta vez pelearía por lo suyo. Defendería su derecho a divertirse sanamente, y en paz.
—Muy bien, ese discurso tuyo me llamó la atención. ¿Qué propones entonces? —Inquirió Matt, cruzando sus brazos y mirándola escrutadoramente.
Mimi tragó saliva, antes de continuar. Cuando Matt la miraba así, no podía evitar sentirse nerviosa; era como si él tuviese rayos X en su mirada, que podía ver a través de ella y eso no le motivaba. Es decir, todos tenían secretos, ¿cierto? Pues como cualquier sucio secreto, ella no estaba muy orgullosa de los suyos.
Carraspeó, fingiendo una confianza que no tenía del todo.
—Propongo un viaje de tres semanas. Hospedaje incluido, por supuesto. Nada de celulares, ni computadoras —Enfatizó, mirando especialmente a Izzy y a Ken, éstos mostraron enseguida su desacuerdo en sus facciones—, sugiero que nos vayamos en la madrugada del viernes para que esas tres semanas sean exactas, ni un minuto más, ni un minuto menos. Los compromisos que tengan durante ese tiempo, sugiero que lo aplacen, porque no todos los días contamos con tanto tiempo para nosotros, todos juntos. Podemos alquilar dos vans, esas cuentan con suficiente espacio hasta para seis personas. Sí, creo que con dos serían más que suficientes. —Murmuró para sí, no siendo consciente de las miradas de sus compañeros, quienes no se estaban mostrando tan reacios a sus palabras como ella había imaginado tanto.
—Un viaje. —Repitió Takeru, asimilando la información. —Suena bien. Pero, ¿para donde?
Ella esbozó una gran sonrisa, sintiéndose algo presumida al respecto, porque no podía evitarlo. ¿Por qué a nadie se le había ocurrido? —Pues, para la playa.
Los Digi-Elegidos habían soltado exclamaciones de alegría y sorpresa, no tardaron en mostrarse de acuerdo y empezaron a planificar cuanto antes, pues faltaban dos días para ese viernes de salida.
—Puedo decirle a mi hermana que nos alquile las dos furgonetas, ella conoce a un amigo que nos podría alquilarlas a un buen precio. —Había sugerido Daisuke, recordando.
—Oh, y por casualidad ¿tu hermana no habrá salido con él? —Preguntó Takeru, con inocencia. Aunque la verdad, de inocencia tenía nada, porque esbozaba una burlona sonrisa en sus labios.
Daisuke no tardó en cabrearse. — ¡Tú, cállate! —Hikari no pudo evitar reírse, y es que no podía evitarlo, las peleas de ambos eran demasiado cómicas y normalmente era Takeru quién resultaba ser el vencedor de ellas.
Las chicas, Sora y Yolei, se acercaron a Mimi con una sonrisa traviesa.
—La idea no está mal, Meems, pero dime, ¿a quién deseas ver en traje de baño? —Preguntó Inoue con tono picarón.
El rubor de sus mejillas no tardó en aparecer. — ¡A-a nadie, par de pervertidas!
Pero lo cierto era que si había alguien. Más su cabeza estaba hecha un caos y no quería profundizar mucho al respecto.
—No sé por qué no se nos había ocurrido antes, pero tarde o temprano tendríamos que haber pensado sobre la playa. Tengo años sin ir allá. —Comentó Sora, pensando en que esta vez tendría que comprarse un bikini nuevo.
— ¿En serio? Yo fui hace como dos meses. Las playas en América son espectaculares.
—Joo, cuanto me gustaría poder viajar lejos del país. —Se quejó Yolei, con un puchero.
Y tras con esa conversación, las chicas se dispusieron a planificar la mayoría de las cosas. Los chicos, liderados entre Tai, Davis, Ken y Matt, se encargarían de la parte del transporte y hospedaje. Ellas en cambio, se encargarían de la comida y las nimiedades que podrían acontecer a lo largo del viaje. Podían resolverse con comida casera en vez de comprar pescado y sopa de mariscos todos los días, conocían el apetito y los gustos culinarios de cada uno. Mimi había hecho un curso de gastronomía, para fortuna de todos, y se había ofrecido para preparar los almuerzos. Sora, Kari y Yolei aceptaron agradecidas; Kari haría el desayuno la primera semana y Yolei también haría lo mismo con la cena, durante la segunda y tercera semana se turnarían y así evitarían ciertos gastos que pudiesen invertirse en otra cosa. Pero claro, si alguien quería alguna comida demás, o simplemente no quería comer lo que ellas prepararan, estaban en todo su derecho de salir a comprar otra cosa, sin reproches. Sólo habría miradas de odio y mal humor durante todo el viaje si alguno de ellos lo hiciera, pero de resto la cosa no pasaría más a mayores.
Mimi se permitió olvidarse de todo lo demás, y se dedicó únicamente a empacar sus tres maletas y elegir los conjuntos de bikinis que usarían durante todos esos próximos días. Ya tenían listo prácticamente todo y al momento de partir, se dividieron en dos grupos de seis, como Mimi había sugerido desde el comienzo; Joe, por ser el mayor y con licencia aún vigente para conducir, se ofreció a ser uno de los conductores. Tai quería ser el segundo, insistía demasiado en serlo, pero Matt le había arrebatado su deseo sin muchos miramientos, ya que tenía algo indiscutible en lo que Tai, por mucho que quisiese, no podía objetar: tenía su permiso recién estrenado para conducir y él no. Mimi sintió cierta pena ajena por su antiguo líder, con lo bien que se veía entusiasmado con la idea. Pero tal vez manejar un trayecto de cinco horas en autopista no le favorecería mucho. Aparte que Tai era más de manejar motos que de automóviles. No era que Mimi se la pasara viéndolo, pero aún así era mejor informarse.
Pidieron permiso a sus padres, por supuesto. Ése había sido el primer paso que tuvieron que dar. De nada servía planear mucho sin consultarlo primero con sus padres, a no ser que algunos vivieran ya de manera independiente. Cosa que la mayoría anhelaba, pero que se veían imposibilitados de trabajar y estudiar al mismo tiempo; o era una cosa, o era la otra pero ¿ambas? Estaban claros en su límite.
En la furgoneta de Joe, iba Sora como copiloto, Izzy y Yolei en el primer asiento trasero, Cody y Ken detrás de ellos y en el último asiento espacioso, estaba Takeru junto con un muy enfurruñado Tai, porque éste quería manejar cualquiera de las dos furgonetas. T.K. hacía todo lo posible por animarlo.
Los que iban con Matt, contaban con Kari como copiloto y, aunque el vehículo contaba con más puestos, sólo estaba Davis detrás como pasajero.
— Pero, ¿qué sucede aquí? —Inquirió Meems, un tanto desorientada y con una mini-maleta en mano. Se había puesto una camisa rosa holgada para cubrirla del aire acondicionado y ésta era tan grande, que tapaba su falda de jean oscuro casi por completo. Por esta vez tenía su largo cabello natural, castaño claro y ondulado; bastante parecido a como lo tenía a sus once años en el Digi-Mundo, porque había considerado prudente el no pintárselo, ya que estarían expuestos a agua salada y abundante sol durante algún tiempo. Vale, su cabello no podía estar más maltratado porque no quería, así que por esta ocasión decidió seguir el sabio consejo de Kari y no pintárselo. — ¿No quedamos en dividirnos en dos grupos de seis?
Matt se encogió de hombros, más bien parecía que disfrutaba abiertamente de la situación. —Pues ya ves, es lo que hay. Al parecer el grupo de Joe se ve más divertido. —Enfatizó con ironía, Kari se carcajeó, cerrando sus ojos y llevándose una mano en sus labios. A Mimi le pareció extraño verla en ese asiento, más no objetó nada. Únicamente hizo una última llamada internacional a sus padres, para despedirse, ya que éstos no pudieron volar a Japón a causa del trabajo, quedándose en América. Cuando terminó de hablar, ya todos se habían despedido de sus familiares, siendo ella la única en quedar fuera de los transportes y por ende, era la única a quién esperaban para poder partir.
— ¡Mimi, si no te apresuras, llegaremos tarde! —Le había gritado el Superior Joe con impaciencia, ya que éste odiaba la impuntualidad.
— ¡Tarde para qué! —Le había respondido, odiaba que la apuraran y cuando lo hacían, no podía evitar tener mal humor. — ¡Si apenas son las dos de la mañana! —No pudo evitar abrazarse a sí misma, ya que el frío por las noches se volvía insoportable, al menos en esa parte donde se encontraban.
— ¡Tú fuiste la que sugeriste salir a esta hora!
— ¡Sí, genio, porque el viaje dura como cuatro horas! ¡No me quiero meter al agua ya al mediodía!
— ¿Cuatro horas? Yo me tardaría dos, como mucho. —Dijo Yamato, con cierto aire de presunción. Mimi solo rodó ojos, decidiendo irse en su furgoneta, sólo para poder molestarlo en caso tal si no cumple con su "promesa".
Y fue ahí cuando cayó en cuenta en ese detalle, sólo estaba Davis en el último asiento, y para colmo se veía de mal humor.
—Hey —Le había dicho apenas las puertas se cerraron y sin perder tiempo, Matt, con el vehículo encendido, emprendió la marcha. — ¿Sucede algo? Te veo diferente.
—Quería traerme a Chibimon. —Murmuró.
—Ohh. Pero Davis, recuerda que este viaje es sólo para nosotros. Habíamos quedado en llevarnos a los Digimons en otra ocasión. —Intentó consolar.
—Lo sé, pero siempre he ido a la playa con él. —La miró a los ojos, la tristeza en él era palpable. —Sé que no será lo mismo. Puede que me divierta, o puede que no, pero me hará falta.
No sabía que decirle. Por un lado, extrañaba a Palmón, ¡claro que la hubiera traído con ella si tuviese la oportunidad!, pero no sabía que tan apegado se encontraba Daisuke por su Digimon. Únicamente sólo colocó su mano en su hombro, para infundirle ánimo. Éste la miró agradecido.
Sintió un vértigo en su estómago y el carro había tomado un giro monumental en el que por poco les había mandado a ambos hacia el otro extremo del asiento. Miró por el espejo retrovisor la maquiavélica sonrisa del conductor, en cierta manera desafiándole. Y oh, ella no es de las que se dejan doblegar.
— ¡Matt, bruto, ambos sabemos que puedes manejar de manera decente!
—Ohh, discúlpeme, ¿acaso estoy siendo desconsiderado con usted? —Inquirió, aunque su "disculpa" dejaba mucho que desear. — ¿Demasiada velocidad, tal vez, princesa?
Sintió enrojecer de ira.
— ¡DEJA DE LLAMARME ASÍ, TÚ TAMBIEN!
—Matt, no la llames así. —Acudió Hikari a su rescate, reprochándole. Mimi no podía verla, pero estaba segura que Kari tenía la cara en la que hacía de su hermano disculparse por todo.
—Pero si Tai la llama así desde los once. —Justificó él, sin mucho convencimiento.
—Sí, pero es él. —Aclaró, con cierto énfasis que Mimi no comprendió.
Matt intentó decir algo, pero se lo conservó. Y antes de que alguien más pudiera decir alguna otra palabra, el ambiente se inundó de música rockera.
Ella suspiró. Este viaje se le haría tan eterno…
II.
Cap. 1 El Descubrimiento
No supo cuando finalmente se había quedado dormida. Pero mayor fue la vergüenza cuando Matt le había sacudido el hombro para despertarle, con cierta rudeza. Se encontraba babeando levemente, abrazada a Daisuke, quién también se estaba despertando. Gritó alarmada, soltándose de su agarre e Ishida no pudo evitar carcajearse.
— ¡No es gracioso! —Exclamó hastiada, ¿por qué últimamente Matt le molestaba tanto? ¿Acaso estaba en una clase de prueba y ella ni por enterada? Pero su pequeño berrinche quedó en el olvido al contemplar el lugar donde se encontraban.
Odaiba es una isla extensa isla artificial, sí. Si querían irse a otra ciudad, las opciones más fiables eran por vía tren, avión o ferri. Y como Odaiba era una isla, si querían ir a la playa sólo tenían que viajar por carretera hasta casi llegando al otro extremo de la misma. Contaban con diversas playas, pero Mimi había escogido una en particular, aprovechando que todos últimamente veían sus propuestas con buenos ojos. Y que suerte la suya, porque tampoco se negaron a ésta.
Se imaginó alquilar una pequeña casita playera. Las chicas con chicas y chicos con chicos al momento de dormir, así no haya espacio para nadie más e igual no había de qué preocuparse, ya que venían bien preparados: todos trajeron colchas para dormir, en caso de emergencias. Mimi notó tardíamente que la maletera de Matt iba bien cargada, ¿será por eso que los demás decidieron irse con Joe, para evitar peso adicional de más?
El cielo se veía hermoso, en el amanecer. Se imaginó mojar sus pies en el agua, mientras caminaba en la arena.
— ¿Qué hora es? —Preguntó a nadie en particular, embelesada por el paisaje. ¿Casita playera? Estaba contemplando un par de grandes edificios rojos, con piscina en el medio de ellos, para variar. La playa estaba costa abajo, no muy alejada de éstos. Áreas verdes inundaban las ventanas y a simple vista se veía muy acogedor.
—Apenas son las seis. —Le había respondido Tai, avanzando junto a ella. Ella no se había dado cuenta que sus pies ya tomaron vida propia y comenzaron a encontrarse con aquellos apartamentos. Mimi se quedó sin aliento, al verlo cargar un par de maletas, se veían bastante pesadas.
—Te ayudo. —Se ofreció sin mucho pensarlo. Normalmente ella no ayudaba a casi nadie, y menos para ciertas tareas. Pero una pequeña parte dentro de ella quería demostrarle a Tai que ella también podía cargar cosas pesadas, por mucho que se quejara.
Más él solo negó con la cabeza. —Déjalo así, te podrías romper una uña. ¿Por qué no ayudas a las chicas? Posiblemente encuentres cosas para ti de tu peso. —El comentario no lo había dicho con mala intención, pero aún así a Mimi le dio tristeza y rabia, a partes iguales.
Quería decirle algo, lo que sea. No obstante, todo lo que pudo hacer fue seguirle mirando, hasta perderlo de vista.
— ¿Vienes, Mimi? —Le llamó Kari, junto a ella. Casi todos se habían ido de viaje con sus características ropas. Casi todos menos ella y Matt.
—Sí, claro. —Respondió ausente.
Kari sólo pudo sonreír enigmáticamente, a medida que caminaban.
El reloj marcaba las 7:15am y los Digi-Elegidos se habían movido rápidamente para los detalles finales: los apartamentos, que resultaron ser pequeños hoteles, tenían todo lo que habían estado buscando. Hotel Paradise, se llamaba.
—Y por supuesto, lo escogí yo. —Se señaló Matt, haciendo pose heroica.
Algunos se rieron, maravillados.
Y otros, que no podían soportar tanto ego suelto, tuvieron distintas reacciones.
Como Tai, que por ejemplo le había propinado un puñetazo "juguetón" en su hombro. —Vas a hacer que te dé una paliza, un día de estos, por tanta estupidez. —Mimi mostró su acuerdo, asintiendo enérgicamente.
—Mejor ni hablemos de estupideces, Yagami, porque sabemos quién sería el vencedor.
Se registraron con cierto alboroto, y era de esperar que la suma de doce personas por día y noche aumentara considerablemente, si quitamos el desayuno en el proceso.
—Déjenmelo a mí, yo pagaré. —Pidió Joe, sacando de su bolsillo una tarjeta de crédito azul. Hubo ciertos jadeos de sorpresa.
—Oh vaya, así que tenemos pasta, ¿eh Joe? —Picó Matt, quién también había pensado lo mismo con su tarjeta. Porque también quería gozar de unas vacaciones inolvidables, ya que como estrella de rock a medio tiempo podía tener ciertos lujos y privilegios de vez en cuando.
El aludido sólo se sonrojó y balbuceó incoherencias. Haciendo reír a la mayoría de los presentes.
—Bueno, si Joe se ofrece, no hay nada más que objetar. ¿Cierto, muchachos? —Comentó Tai. Todos asintieron y vitorearon palabras de ánimo, prometiéndole devolverle el dinero apenas regresaran a casa, ya que creían no tener suficiente en sus bolsillos.
—Es que debo utilizar la tarjeta todo lo que pueda para que me aumenten el crédito. —Explicó él más tarde, mientras desayunaban.
Todos alabaron los omelettes de Kari, ya que el desayuno que había preparado para todos resultó ser delicioso. Ella sólo agachó la cabeza, avergonzada, con cierto rubor en sus mejillas pero con una pequeña sonrisa de júbilo en su rostro.
—Serás una gran esposa. —Declaró Tai, viéndola de arriba-abajo, el orgullo en su voz no podía notarse más palpable.
Matt le miró de igual manera.
— ¡Joo, cállate, hermano! —Le respondió avergonzada, su cara roja como tomate. Los demás no tardaron en reírse.
Luego de eso, había llegado el momento final que todos esperaban, para poder iniciar todas sus actividades de entretenimiento a partir de ahora: elegir a su pareja para dormir. Algunos mostraron silenciosos desacuerdos al recordar que tenían que escoger a una pareja de su mismo sexo, para evitar tal vez ciertos momentos incómodos para algunos, suponían. Y no todos tenían pareja, ¿acaso alguien de los doce ya tenía pareja, de entre ellos mismos? Mimi ciertamente lo dudaba. Podía haber cierto cariño, pero hasta ahí.
Algunos contaron con suerte. Yolei había elegido a Sora y Ken solícitamente había tomado a un confuso Daisuke como compañero. Takeru no tenía problemas en dormir con el pequeño Cody, su habitación se encontraba al lado de la de Yolei y así tal vez los cuatro podían ponerse de acuerdo en los horarios de salida y llegada al hotel. Ya las habitaciones del quinto piso estaban todas ocupadas, y entonces Tai le pidió a Matt, como mejores amigos, dormir en una misma habitación del séptimo piso, éstos contaban ya con un pequeño balcón incluido, y aún así Matt, por alguna razón se había negado, tomando a Izzy como compañero. Taichi se tornó confuso al principio, pero en segundos le dio igual que el Superior Joe compartiera habitación con él.
Y cuando Mimi quiso darse cuenta, ya ella estaba entrando en su nueva habitación temporal, junto con una radiante Kari. Le gustó mucho lo que veía allí: las paredes estaban pintadas de lila, el piso de cerámica blanca y dos camas de tamaño decente en medio del lugar. Arrastró sus maletas consigo, dejándolas encima de la cama derecha, que estaba cerca de una habitación que suponía ser el baño. Kari hizo lo mismo, y se alegró que su cama fuera la que esté más cerca del balcón, contaba con buena vista del lugar a su disposición.
Las chicas enseguida empezaron a hablar, terminando de ponerse al día mientras empezaban a doblar su ropa y ordenarla en los closets de caoba. Se sintió a gusto con ella, descubriendo Kari que Mimi podía ser ordenada cuando quería.
—Y bien, ¿cómo van las cosas con Takeru? —Inquirió Mimi, haciéndose la desinteresada una vez terminaran de doblar y guardar.
La interrogada se dio cuenta de sus intenciones, ladeando un poco la cabeza con una sonrisa. —No somos nada, ya te lo he dicho. Intentamos que lo nuestro funcionara, pero creo que presionarnos de esa manera debió ser un error. Lo dejamos.
Mimi no se lo podía creer, ya que desde pequeña había albergado esperanzas en ambos, y eran su vivo ejemplo más cercano de amor sincero y verdadero que tenía. Intentó sonreírle de vuelta, pero como siempre, sus emociones le traicionaban, permitiéndole a la gente leerla, como si fuera un simple libro abierto.
¿Y qué pasará con Davis? Mientras estaban por carretera, él le había confesado lo mucho que gustaba de Kari, lo mucho que le gustaría tenerla como novia y lo que haría en caso de ser correspondido. Mimi enseguida se ilusionó del amor no correspondido entre ambos, sabía que en ocasiones se excedía de pecadora en cuanto al amor, ya que es uno de sus temas de conversación favorito e intenta hacer de Cupido cada vez que puede.
Le había prometido a Davis algún chance de poder hablar con Kari y ver si ella también, a lo mejor, sentiría algo por él. Lo había ilusionado y mira nada más como está resultando todo. ¿Con qué cara le daría a él? De por sí ahora ignoraba si Hikari por casualidad tendrá algún otro amor o si sigue resignada por lo de Takeru, porque toda esta situación debió ser decepcionante para ella, para ambos.
— ¿Por qué te entristeces? ¿Qué está mal? —Le inquirió la portadora de la Luz, acercándose a ella y colocando una mano sobre su brazo, sumamente preocupada.
Mimi intentó controlarse, no podía culpar a Kari de que su historia de amor se había roto para siempre, ¿cierto? No podía ser tan egoísta, y al mismo tiempo, no podía dejar de serlo.
—N-no es nada. Esto… creo que dejé mi bolso de cosméticos en el carro. Volveré luego. —Se excusó, saliéndose rápido de la habitación. Y no era mentira, mientras desempacaban había notado que su maquillaje faltaba.
Encontró a Takeru, sin su característica gorra, caminando en puntillas en la planta baja. Extraño, pensó acercándose a él de espaldas. Parecía seguir a alguien.
—T.K., ¿qué haces? —Preguntó con inocencia.
El rubio sólo pudo gritar de asombro, sobresaltándose en su lugar.
— ¡Mimi! ¡¿Q-qué crees que haces?! ¡Asustándome de esa manera!
No pudo evitar reírse de él, le parecía cómica su reacción.
—Eso es lo que yo debería preguntarte a ti. ¿Acaso buscas a Matt?
Él negó histérico. —No buscaba a nadie.
Ella colocó sus manos en jarra. Odiaba que le mintieran, y mucho más, odiaba que le dejaran ver como una mentirosa.
—Claro que sí.
Él resopló. —No tienes pruebas.
—Te acabo de ver. —Le dijo, escéptica.
El sólo bajó la mirada. —Bueno, tal vez no buscaba a alguien, sino a algo. Creo que dejé caer mis…
Ella le cortó con un gesto de mano, no dispuesta a aceptar la patética excusa. —Lo que sea, T.K., sólo quiero saber si has visto a tu hermano, creo que dejé mi maquillaje en el asiento.
Él negó, mostrándose algo aliviado. —No lo he visto desde que nos registramos al hotel. Pero se lo haré saber en cuanto lo vea.
Asintió, complacida.
Y así pasó la próxima media hora, una media hora de su preciado tiempo de vacaciones y descanso: buscando a Matt. Tocó la puerta de sus compañeros, pero se dio cuenta casi de inmediato que todos a esta hora ya debieran de estar afuera, disfrutando de la arena, el sol y el mar.
A cada segundo que pasaba, Mimi se enfurecía. ¿¡En dónde carajos estaba ese engreído?! Bramó para sí, hablando incoherencias en voz alta.
— ¿Te ocurre algo, princesa? —Le preguntó extrañado Tai, con una tabla de surf apoyada en su brazo. Algo en su expresión debía de causarle risa, porque éste se estaba aguantando las ganas de reír.
Mimi lo miró molesta, no fijándose mucho en los pectorales o el cuerpo de Taichi en bañador.
—Sucede que llevo rato buscando a tu amigo, el rubio. Si lo ves, dile que me urge tener las llaves del carro, creo que dejé mi maquillaje allá. —Bramó, hastiada, olvidándose de la presencia de Cody, Sora y Yolei que jugaban con la arena.
—Pero, ¿qué mosca le ha picado? —Inquirió a medida que ella se alejaba.
—Es su maquillaje, Tai. Mimi nunca sale sin él, son inseparables. —Aclaró Sora, vistiendo un bikini naranja de una pieza, igual viéndose preciosa en el proceso.
—Sí, pero ¿para qué lo necesita, de todas formas? Si estamos en la playa.
Yolei y Sora suspiraron sonoramente.
Había cosas que escapaban de la comprensión de todo hombre.
Su rabia no había disminuido en lo más mínimo, no queriendo ni ver la hora para siquiera saber cuántos minutos ha perdido de su valioso tiempo. Resignada, esperó al ascensor para que la dejara en el séptimo piso, se daría una ducha y se colocaría el bikini, para broncearse o agarrar color como Kami Sama declaraba. Sonrió, mientras visualizaba las 16 piezas de traje de baño que había traído, algunas más reveladoras que otras, porque en América no existía vergüenza alguna para portar un bikini. Mimi, a sus dieciséis, ya se veía con cuerpo de universitaria y cada vez que tenía oportunidad, lo presumía con orgullo. Aunque no tenía a quién mostrarle algunas partes, a quién presumirle de manera especial, no aún.
Se sonrojó por algo que ella misma imaginaba, ¡¿en qué estaba pensando?!
Sacudió su cabeza mientras sacó la copia de llaves de su bolsillo, tarareó suavemente mientras abría y cerraba la puerta, un sonido de succión le recibió en bienvenida y apenas mira al frente, observa algo que la deja paralizada:
Kari, su compañera de cuarto, Hikari, estaba besuqueándose con un hombre en su habitación.
Lo que más le impactaba no era precisamente el besuqueo, aunque realmente lo que estaban haciendo era mucho más de besuquearse, más bien era devorarse y aunque su acompañante estaba siendo en cierta manera, algo brusco con ella, a juzgar por sus suspiros y gemidos, a ella parecía encantarle.
Mimi no podía mover ni un músculo. Los brazos del muchacho jugaban en el recorrido entre espalda-caderas, afianzando su agarre y proporcionándole caricias que se veían ilegales. Abrió la boca y la cerró.
Y fue cuando él le miró de reojo, con su flequillo rubio casi tapándole la vista, fue cuando ahí reaccionó: Con Matt. Hikari se dejaba devorar sus labios con Matt. Matt es mucho más mayor que ella. Matt no hace mucho terminó una relación de noviazgo con Sora. Matt de hecho debería estar en la cárcel por seducir a una menor de edad.
Pero esperen, ¿qué acaso Matt no seguía siendo un menor de edad?
—Oh, oh. Problemas. —Murmuró él, con su mirada cristalina y tratando de poner ninguna emoción particular en su rostro. Kari, con las mejillas más rojas que la nariz de Rudolf, el reno, y con la respiración a mil por hora, miró en su dirección. Mimi fue consciente de la alarmante mirada que le dirigía.
Y no pudo evitarlo, realmente que no. Al verlos así, todavía abrazados y recordando el traumático suceso que hace segundos presenció, comenzó a gritar, espantada.
Yamato se enfureció, pues el grito de ella estaba haciéndole palpitar sus tímpanos.
Notas Finales: Únicamente diré que como máximo, esto tendrá cinco caps. :)
¿Qué tal estuvo, Nyvan? ¿Está superando tus expectativas? Espero que te haya gustado el primer capi.
Oh, algo que debí mencionar allá arriba: parte de la trama y el título del fic está basado en el cover de Miley Cyrus, "Summertime Sadness" (canción original de Lana del Rey.) La letra, la melodía, todo, es hermoso y apenas la escuché por primera vez, hace como dos meses atrás, ya me imaginé recostada en la arena, observando las olas que vienen y van.
