"Quiero que seas tú"
Hola a todas de nuevo! :) Primero que nada quiero aclarar que esta historia no es mía, no tengo tanta imaginación u.u es una adaptación que hago de una novela de SEP "First lady". Espero que les guste y que dejen su opinión :) besos Lili.
Capítulo 1
Ya no había más lágrimas, las había vertido todas en el último mes. Cuando habían advertido los doctores que el León de Orb estaba en los últimos días. Ella había encarado fuerza y valor, después de todo era una Asher, pero había llorado cada noche sola en su habitación. Ayer se había derrumbado cuando Uzumi Nara Asher, Primer mandatario de los Emiratos Unidos de Orb había fallecido víctima de cáncer. Su padre había luchado hasta el fin, Kagari Yura Asher era la hija de un guerrero.
El funeral fue lo que se esperaba. Todo el mundo estaba ansioso por ver la cara de pena de la pobre princesa. Necesitaban ver el atuendo y el peinado impecable que llevaría, para poder criticarlo en la televisión. Querían ver el ostentoso anillo que Yuna Roma Seiran le había puesto en la mano. Ese bastardo lo había hecho justo cuando su padre había caído en cama.
-Papá dice que es mejor anunciarlo ahora.- soltó Yuna Roma Seiran mientras tomaban el té.- además esto ya estaba decidido desde que éramos pequeños princesa.
-Puedes esperar a que mi padre esté bien, sabes de sobra que aunque no quiera terminaré casándome contigo.
- Eres tan dulce como siempre cariño.- Soltó una risa sarcástica- No te preocupes, sé apreciarte y cuando sea el primer mandatario, contigo a mi lado todo irá bien.
- Pobre Yuna... siempre siendo manipulado por su padre, me pregunto si alguna vez harás algo que realmente quieras.
-Lo mismo puedo decir de la princesa, lo siento Kagari, pero desde que naciste todo lo que harías ya estaba decidido, ya lo sabes... todo por tu país- se levantó de la mesa, caminó con pasos firmes hacia la puerta y abandonando el jardín sin siquiera volver para mirarla dijo- siempre te las arreglas para arruinarme el té - Su sonrisa sínica hizo un nudo en el estómago de Kagari, pero su prometido tenía razón.
Mirando el odioso anillo en el despacho de su padre, con los ojos de los Seiran encima se sentía sola. Quería a alguien que no viera en ella la puerta para acceder al poder de una nación.
-Princesa, sé de sobra que está realmente triste, pero Uzumi hubiera querido que su hija demostrara la casta de un Asher- Habló Unato, su cabeza calva indicaba la edad que tenía, pero sus ojos oscuros la miraban con fuerza.
-Sé muy bien lo que mi padre quería Unato. Siempre he actuado como se espera, no será la excepción.
- Actualmente estoy en el cargo de manera temporal. El cargo de primer mandatario le corresponde al descendiente directo de los Asher, en este caso y debido a...
-Sí, si, Unato- Interrumpió Kagari- Debido a que soy mujer, ese cargo lo ocupará mi amado esposo ¿no?, tranquilo, tú y tu esposa pueden sentirse aliviados, voy a casarme con su hijo, y tú seguirás moviendo los hilos para manejar a Yuna, como siempre.
- Kagari- Un hombre corpulento y moreno ataviado con un traje militar entró en la sala -Deberías calmarte un poco, esa manera tan arrogante y descuidada de hablar no es propia de alguien que ama tanto a su país. - Kizaka era uno de los hombres más allegados a Uzumi. El león de orb le había encargado a su hija. Kagari era todo para el señor Asher y kizaka no iba a permitir que los lobos viejos se aprovecharan del temperamento arrebatado de la princesa.
-Solo estaba tratando de asegurarles que haré lo mejor para ORB- la mirada que la rubia lanzó con sus ojos dorados hacia Kizaka era de alivio, él y Érica Simons eran las únicas personas en las que podía confiar plenamente, ellos y su adorada nana Mana.
-La princesa tiene razón kizaka, no hay por qué alarmarse, mi hijo llegará la semana próxima. Solo estaba tratando de poner las cosas en claro, necesitamos ordenar todo esto para firmar los acuerdos con la alianza y las colonias de coordinadores.
-Kágari aún no está lista para discutir esto. Podemos encargarnos nosotros, ha enterrado a su padre hace menos de 24 horas.- A eso kizaka debía de sumarle que la pequeña Asher se había enterado de ciertas cosas que cambiaban la perspectiva que tenía sobre los lazos sanguíneos que la unían a los ilustres mandatarios Asher.
La princesa de ORB levantó su esbelto cuerpo del soberbio sillón de roble - Quiero estar sola Unato. ¿Podrán dejarme un momento? Todo el tiempo en que papá estuvo enfermo ustedes se hicieron cargo, no veo por qué ahora no puedan hacerlo.
- Claro cariño, aún estas sensible y es normal, ve a tus habitaciones, le diré a Mana que suba a verte y ordene que tengas lo que necesites- Cada que kizaka o su padre estaban presentes, Unato era un bombón de crema.
...
En las próximas semanas la princesa de ORB había adelgazado tanto que las revistas apuntaban a una segura anorexia. Kagari tenía la revista en las manos, con una sonrisa de desgana la dejó en la mesilla. Cuatro semanas asfixiantes, no le era posible comer, se sentía atrapada, y más sola de lo que jamás se había sentido en sus veintiocho años.
Se miró en el espejo de cuerpo completo, siempre habían dicho que su rostro suave, su nariz perfecta, sus ojos risueños y dorados, algunos tonos más claros que los de Eris, su madre, eran el sello de la elegancia de los Litchfield; mientras que su presencia firme en los eventos a los que acompañaba a su padre eran dignos de una Asher. -Una sonrisa amarga escapó de sus labios- ahora sabía que no era cierto, nada de aquello lo era, por sus venas no corría ni el coraje de un Asher ni la elegancia de una Litcfield.
La bella Kagari, con esa cabellera rubia y elegante, sus suaves ondas caían casi hasta la cintura, a su madre siempre le había gustado que lo llevara de esa manera. Su temperamento era fuerte, pero la educaba una princesa y su sangre azul le proporcionaba una elegancia natural.
-Kari, te ves hermosa hija.
-Mamá, en cuanto regresemos de esa cena voy a tirar este horrible vestido me oyes- Eris solo la abrazó fuerte y le acarició los suaves bucles que se parecían tanto a los suyos. - Te amo Kari, eres mi hija recuérdalo siempre, eres mía.
Cuando tenía 15 años no podía entender el significado de esas palabras, adoraba a Eris, y tenía razón, ella siempre sería una Litchfield, aunque su sangre se empeñara en decir otra cosa, su corazón se aferraba al recuerdo de los ojos marrones de su madre calmándola cuando tenía miedo.
Eris siempre había estado junto a su padre, hasta que el cáncer de seno se había extendido y se la había arrebatado. La princesa Litchfield había hecho lo que se esperó de ella, una mujer entregada a su país, a su esposo y a su hija. Ahora le tocaba a Kagari, pero ¡por el amor de Dios! Eris amaba a Uzumi, esos ojos marrones siempre sonreían al verlo. Y él, su padre, no podía estar mejor con ninguna otra mujer, ella podía notar como la buscaba, la necesitaba, sus padres se amaban. Ella no sentía absolutamente nada por Yuna.
Tenía que salir de ahí o iba a morir. Quería salir de ese lugar por lo menos un día, una hora, quería ser simplemente Kagari, sí, quería dejar de ser la princesa de ORB, cómo odiaba que la llamaran así, cómo detestaba que fuera una muñeca para lucir en las visitas y presentaciones, odiaba su cabello largo y los estúpidos vestidos de noche. Odiaba tener que tomar el brazo de Yuna y sonreír en el momento en el que los asesores publicitarios se lo indicaran. Quería ser libre de reír a carcajadas cuando se le diera la gana, comer curri y beber agua en los puestos ambulantes, tomar un helado sin servilleta y sin cubiertos. Quería decidir por sí misma lo que deseaba. Su espíritu rebelde de cuando se intentó fugar con solo 16 años, ahora tenía un plan.
Parecía cansado de repetir lo mismo, Aslan Zara se levantó de la silla, sus ojos verdes miraban penetrantes el paisaje del puerto, frotó su delgada barbilla con su mano derecha. Era un hombre alto y delgado pero con los músculos bien trabajados por su buena dosis de gimnasio, antes de meter las manos en los bolsillos de sus vaqueros negros, pasó la que antes había frotado su barbilla por sus cabellos oscuros y despeinados, eran bastante largos para los estándares de un oficinista, pero no para él.
- Creo que no hablamos el mismo idioma señor Waltfeld. Permítame deletrearlo N-O S-O-N M-I-A-S
Andrew Waltfeld era el abogado de Murrue, un hombre moreno que con una cicatriz en lugar de ojo daba más la pinta de un ex convicto que de un abogado.
- Es usted quien está como padre en el acta de nacimiento de la adolecente y la bebé señor Zara.
- ¿cómo se lo digo para que me entienda?
- Sí, sí... usted ya me dijo todo el cuento de que no son suyas, pero la madre dijo lo contrario.
Aslan lo fulminó con una mirada fría, el muy bastardo le estaba llamando mentiroso.
- Lo niego rotundamente
-Estuvo casado con ella
- ¡Solo tenía dieciocho años por el amor de Dios!
Fue un acto de enajenación mental que no repetiría jamás, de eso estaba seguro. Tenía treinta y un años, y aunque es sus días de adolecente había estado enlistado en la academia militar de ZAFT como un chaqueta roja y había tenido el honor de ser considerado el mejor con una fila de medallas y condecoraciones, solo lo hacía por su padre, Patrick Zara quería que Aslan fuera su sucesor en el más alto mando de PLANT,. El pequeño ojiverde se había destrozado cuando Leonore muriera en un acto terrorista y, con tan solo 15 años se enfrascó en sí mismo, olvidó lo demás, hasta que conoció a Murrue, una mujer mucho mayor que él, ahora pensaba que tal vez solo el deseo de la imagen de su madre fue lo que lo llevó a hacer aquella locura.
La discusión ridícula cesó al escuchar el llamado a la puerta. Una mujer joven y bajita entró en la habitación. La pelirroja deslizó sus ojos violetas violentamente sobre el esbelto cuerpo de Aslan que volvía a sentarse. Desde que lo había visto entrar en la oficina lo había reconocido, era el ex novio de la top model Mia Campbell. Era obvio que un hombre así se relacionara con las mujeres más hermosas, unos músculos bien formados, esas hermosas esmeraldas penetrantes que tenía por ojos, sus manos delicadas y facciones finas en el rostro requerían los mimos de alguien como el bombón que suponían las reinas de belleza.
- ¿Si? señorita Hawke...
- He traído lo que me pidió señor. - dicho esto Meyryn dejó un par de carpetas en el escritorio y salió.
-veamos señor Zara- ojeó el contenido de las carpetas- Cuando usted se casó, la señora Ramias estaba embarazada de la adolecente.
- Se lo explicaré y espero que me entienda- Aslan se frotó los ojos con el índice y el pulgar- Murrue me dijo que el bebé era mío, le creí, pero después de tres semanas de casarnos ella misma me confesó que no era mío, fui con un abogado y arreglamos las cosas.
- Aquí dice, sin embargo, que siguió enviándole dinero durante años.
- No era mío el bebé, pero él no tenía la culpa, no me hacía ningún daño enviar un poco de dinero- Como Aslan había encogido los hombros con desinterés, Andrew pensó que se confirmaba lo que se decía, tenía frente a sí al mimado heredero de la fortuna Zara.
-Entonces asegura que no la ha vuelto a ver desde que se divorciaron ¿cierto?
-En absoluto, hace casi 13 años que no la veo, así que según las reglas de la lógica es imposible que yo sea el padre de la bebé que tuvo el año pasado.
- entonces explíquemelo... ¿por qué aparece en el acta de nacimiento de las dos menores?
- Eso me gustaría saber a mí, y como es lógico que no podemos preguntárselo a Murrue, será un misterio para usted y parar mí, y créame, yo soy el más afectado en este asunto.- era obvio, Murrue había muerto en un accidente de tráfico, ya no habría respuesta al por qué Aslan aparecía como responsable de una adolecente de 13 años y una bebé de menos de uno.
- Lo primero es lo primero señor, necesito en certificado de disolución del matrimonio.
- lo traeré en seguida- Claro, estaba en PLANT, ¡maldita sea! en algún lugar del duplex seguramente. - Aunque será más rápido si me hago las pruebas de ADN.
- Me temo que los resultados tardarán, además se necesita que autorice que las niñas se hagan la prueba.
- Lo autorizo
- Señor, no estamos jugando, o es el padre o no lo es.
- Usted tiene la culpa, Murrue murió hace tres semanas y me avisa hace tres días.
- Aunque era su abogado no estaba al tanto de la vida de la señora Ramias, y me enteré justo cuando lo llamé. Ya he ido a buscar a las niñas, hablé con la mayor y me dijo que unos vecinos las cuidan, pero créame, he pasado ayer noche y la supervisión adulta no parece figurar. Señor Zara, si usted no piensa hacerse cargo de los menores tendré que llamar a la asistencia social para que se hagan cargo y las den en adopción.
Aslan cerró unos segundos los ojos, suspiró con resignación- No haga esa llamada, yo le llamaré en un par de horas ¿ está bien?
No podía darles una familia, ni siquiera sabía cómo, él no la había tenido nunca, los esfuerzos de una madre cariñosa como Leonore siempre se vieron ninguneados por Patrik. Definitivamente él no era adecuado para criarlas, además ¡qué demonios! él no quería eso, buscaba otra cosa, precisamente por eso había roto con Lacus, ella quería algo formal, y lo formal para Lacus era todo, una casa bonita con columpio en el porche, un par de pequeños querubines corriendo por la casa y, un perro. Aslan no quería nada de eso, así que rompieron. Ahora Lacus tenía lo que quería, se había casado con un buen hombre y estaba esperando su segundo bebé. Lo mejor que había hecho era haber presentado a Kira y a Lacus.
El tiempo que compartió con Mia Campbell fue maravilloso. Cada uno tenía lo que quería, una relación madura, él la acompañaba a sus eventos sociales, a algunas sesiones de fotos. Cuando ella le sugirió el vivir juntos, Aslan sintió el sonido de las alarmas de incendios. Era una buena relación y el sexo era espectacular con una mujer como Mía, incluso le gustaba la envidia que provocaba al llegar a algún lugar con ella del brazo. Pero sencillamente, ahí estaba otra vez, una mujer que había dicho que no le importaba nada el compromiso había cambiado de opinión.
La vez que la Top model había concedido una entrevista y había dicho que la manera de hacer el amor de Aslan era exquisita y que lo hacían por todo el duplex, Aslan había preferido callar, era un caballero y lo que había dicho Mia no lo tomaba como un halago ni mucho menos, por dios, él era un hombre normal no un animal en celo. Sin embargo cuando Mía declaró que Asaln y ella estaban hablando sobre casarse y muy pronto formar una familia, Aslan decidió poner fin a esa relación.
Definitivamente no iba a darles una familia, pero no les quitaría el derecho de que alguien se las obsequiara. La adopción no era mala, había muchas parejas que podría hacerse cargo de ellas y darles un hogar, sí, los llevaría a una clínica y zanjaría el asunto, su conciencia estaría tranquila con esos resultados de sangre.
Conducía su Lexus LFA descapotable de dos plazas, el paisaje de las playas quietas de ORB era relajante, y recordó que alguna vez había participado en un ataque a una de sus colonias. El sonido del móvil lo sacó de sus recuerdos.
-¡Zara!... ¿Dónde demonios te has metido?
- Ey ... ¿esa es la forma de hablarle a tu superior Yzac?
- Eres un civil de mierda ahora
- ¿y para qué estás buscando desesperadamente a un civil de mierda?
- Yo no te busco... bueno no del todo.. Demonios Zara, el consejo te quiere aquí, sabes que si por mi fuera te patearía el trasero y dejaría que te convirtieras en indigente.
- oh.. si yo también te aprecio...
- Regresa...
- No. Escucha Jule, no quiero volver, no quiero apretar el gatillo otra vez...- el tono burlón de su voz se había tornado seco y con un dejo de tristeza que era palpable hasta parra Yzac.
- El consejo te necesita, esta vez están dispuestos a utilizar solamente tus habilidades como ingeniero...
- Ese es el problema, ya no quiero que me utilicen, ya no está Patrik...
-¡Maldita sea Aslan! eres un jodido genio ¿comprendes? te necesitamos
- Lo pensaré.
- ni se te ocurra colgar civil de mierda, Aslan me est...
El ojiverde no solo colgó el móvil, lo apagó y siguió buscando la calle 5 norte.
Sentía un vacío en el estómago, ¿ a qué pequeñas iba a encontrar? ¿Por qué Murrue le había dejado este par de responsabilidades? Pisó el acelerador y dejó de pensar en todo aquello que lo atormentaba, su pasado como soldado, su presente como tutor de unas pequeñas, y su futuro como solo Dios sabía qué...
Ya está chicas nueva historia, capítulo 1 arriba, espero de vdd que me apoyen tanto como con la primera historia que subí aquí... besos y nos leemos pronto.
