Shaman King no me pertenece.


Y era en noches como la de hoy en la que Hana se da cuenta lo solo que realmente está.

Noches frías, de esas pesadas que duran para siempre pero apenas sale el sol se siente como si en verdad no hubiesen durado nada. Son noches como esas, en las que tiene pesadillas, que Hana se da cuenta que está solo.

Los gritos, la miseria, la oscuridad, dos sombras siempre tomadas de mano que besan su frente y así como si nada se van. Lo abandonan. Solo, desorientado y con un nudo en la garganta que le impide hacer ruido alguno.

Aún no entiende bien sus pesadillas, no entiende la sangre, muerte, gritos, no entiende por qué las sigue teniendo, sobre todo porque nunca ha estado en medio de una catástrofe o algún evento trágico como aquel, nunca había estado rodeado de destrucción, nunca se había manchado de sangre –los cortes que se hacía entrenando o jugando realmente no los contaba como mancharse de sangre-.

"Es completamente normal, como shaman tus sueños están conectados con las almas de muchas personas, ahora déjame que estoy ocupada"

Pero esa no fue respuesta suficiente; ese no era el motivo, todo se siente tan desgarrador, esas sombras no se sienten ajenas a él, se sienten importantes, no son solo recuerdos de otras almas; están conectadas con él. No entiende el porqué de ese nudo en su garganta, el que le impide pedir ayuda, preguntar dónde está, qué paso, el nudo que le impide pedirle a esos dos extraños que no se vayan, que lo acompañen, que lo cuiden, que lo amen.

Analiza sus opciones pero se da cuenta que realmente no tiene ninguna –despertarla a ella no es una opción, nunca le ha tenido paciencia-.

Hana aún no lo entiende, no entiende qué lo hace sentirse así pero apenas despierta siente algo en el estómago que le grita que se duerma de nuevo. Algo dentro de él quiere volver a ese mismo sueño, volver a esa misma ciudad destruida y pedirle –no, exigirle- a esas sombras que le expliquen por qué siempre lo dejan ahí, por qué no le muestran su cara, por qué no lo llevan consigo.

Y después de un rato escuchando las suaves melodías que salen de los audífonos naranja que encontró en el desván se duerme de nuevo, esta vez lleno de valor para enfrentar a los dos extraños, preparado para exigirles esas respuestas que tanto necesita.

Pero Hana nunca tiene la misma pesadilla dos veces en una misma noche.

Porque son noches como esas en las a kilómetros de su cuarto, dos sombras –siempre tomadas de mano- usan toda su energía para alejar todos esos tormentos de su pequeño bebé.


Yoru (夜・よる) - noches.
¿Adivinan quiénes son las dos sombras?
Un poco de angst, porque es que aún no le perdono a Takei el abandono de Hana.
Inspirado luego de leer los Shaman Files de Anna e Yoh adultos.

Robín