Disclaimer: Gravity Falls no me pertenece; si fuese de ese modo abría Pinecest. Pero su creación corresponde al querido Alex Hirsch.
Contiene Pinecest, si no les agrada, favor de no seguir la lectura, desde ya muchas gracias, Golia.
Fines del siglo XIX, los siguientes atentados son similares a los que ocurrieron durante ésa época en mi país.
"Earth"
El precario olor de la mina traspasaba su piel embalsamada con la suciedad del carbón, el chirriante sonido del metal en la pica llenaba sus oídos; llevándose consigo su conciencia de ser humano.
-¡Explosión!- gritaron a lo lejos; como una violenta embestida de cuerpos humanos lo despertaron de su ensimismamiento, haciéndolo correr de la misma forma que las demás criaturas.
La luz del nuevo despertar, lo embelesó, y cuándo giró a ver los cuerpos quemados de sus compañeros atrapados por la furia del fuego, pudo lanzarse súbitamente a los brazos de la injusticia y la desdicha.
Era el trabajo de un minero. Él era un minero.
Los vientos del pueblo sacudieron sus cabellos castaños, simultáneamente al momento en que una madre lloraba la pérdida de un hijo; terminando en el auto-exilio. A lo lejos se veía la prestigiosa casa de sus dueños, quienes eran los acogidos de un señor misericordioso. La mirada sumisa de su hermana hacia su esposo iracundo, su ceño fruncido ante tal situación y los brazos débiles de un niño que rodeaban su cintura con la fuerza qué éste no poseía, desunió los lazos afectivos de un prójimo subyacente en su lívido interior.
El llanto de su sobrino que no sucedió, y las risas de éste cuándo lo abrazaban en el baile de los domingos, dónde el licor gozábale de sus labios por completo; y terminaba por celebrar aquella felicidad de pobre qué no le pertenecía.
Desde lejos, observaba, como ella sentada en el mullido prado, tenía a alguien entre sus brazos; cuándo éste parecía acallar su hambruna chupando ávido el robusto seno de su hermana, Dipper, tan sólo ignoraba el traicionero reflejo de su imaginación sonriente; fantasmal en el rostro de Mabel, la cual no estaba sentada en ningún lugar; y era un recuerdo pasajero, quizás de otras épocas.
El licor retumbó en su sangre, cuándo feliz se encontraba ignorándole así, la realidad que se estampaba otra vez, en el mencionado grito de un desconocido, qué llegaba corriendo alterado desde el Chiflón del Diablo* la explosión qué antes había acontecido.
Murmullos ahogábanle a Dipper, quién corría desdeñando sin un lúgubre entusiasmo, hacia la mina ofuscada por el tumulto vertiginoso que componían los habitantes de aquel pueblo. Cuándo hubo llegado, su cuerpo se adentró al precario lugar, sacándole los restos de cuerpos asfixiados por el humillo y muertos por el fuego.
La historia se repetía una y otra vez, y él deseaba contener en lo más profundo de sus poros, la blanca justicia tan deseada.
El diario vivir en un pueblo en lo más recóndito del sur de un país, era una tortuosa desventura para cualquiera que estuviese allí. Sin embargo, era un leve beneficio para un pobre o simplemente inmigrante de la misma clase social.
Reanudando taciturnos la agobiadora tarea, los mineros se encaminaban encorvados, hacia el túnel infinito que era su trabajo, Dipper Pines, se precipitaba sin mayor estoicismo, a la realidad que le negaba sin reparos la libertad y el cielo azul que se ocultaba tras las avasalladoras paredes del pozo en el que se hundían con déspota rapidez. Zumbábanles los oídos por el incesante roce de metales a sus costados, y la tenue luz del amanecer despértabale de cualquier intento de suicidio.
Más que mal, el incordio llanto de un niño, quién se aferraba instintivamente a las piernas de un padre opresor.
El bigote conocido causó la cólera de Pines, y sin más, varias horas más tarde, cuándo hubo terminado la mañana, la señal de desdén del esposo de su hermana notable en su rostro, hizo respingar aquel voraz sentimiento de ira contenida; mezclada por un estrés que arrasábale con incertidumbre.
-¿Por qué trajiste a mi sobrino aquí?-
-Ya está bastante mayor para trabajar, las fichas no son suficientes.- Respondíale de forma áspera e irrespetuosa.
-Pues deberías tener lástima de sus pocos años, él tan sólo está a las vísperas de cumplir los ocho.
-Endeble o no, es hijo de minero, y minero será alguna vez.
-Insensato, lo haz arrestado de sus derechos de escuela.
-Pines, no te metas.- Escuchábase gritar el hombre.
-Él también es de mi familia.- Vociferó el castaño, acercándose de forma amenazadora a aquel individuo. –Es mi sangre- Bramó por última vez, antes de ser interrumpido por los voces desesperadas de los demás y el tono autoritario del capataz, qué severamente los devolvía a cada uno a su posición antes de cualquier atentado entre los trabajadores, los cuáles tan sólo eran manipulables animales a los cuáles se les tenía lamiéndole el dorso de sus manos.
La carne palpitante de sus sienes no dejaban tranquilo al Pines, quién aterrorizado y exasperado, esperaba el atardecer de comenzar la pronto reunión hacia los derechos de un ser humano, que al igual que él, le pertenecía.
Reclamar o no, el inocente muchacho no debería estar en ese lugar. Y Pines, sumiso o no; no permitiría más de aquellas desgracias en su vida de hombre de 26 años.
Pareciérale de forma acongojadora, la solución de sus problemas. Súbitamente en un encuentro deseoso por su existencia.
La suciedad del carbón cubrió su rostro por completo, y al final de la tarde se encontraba preso del miedo, sosteniéndole su gorro opaco y desgastado entre sus dedos, observando a lo lejos, la mujer qué no veía hacía 5 años atrás; la cual trabajaba ante sus ojos, con la energía que había perdido tras el pasar de los tiempos.
Acudía a ella por tener razones bastante válidas para acercársele después de tanto tiempo.
Sangrábanles los labios, mientras Dipper observaba a Mabel y sus piernas lenta y raudamente se movían hacia su pronto encuentro.
Espero con ansias sus reviews y opiniones, de continuación o no.
Chiflón del diablo: Mina de carbón chilena más antigua, miles de trabajadores murieron por las explosiones ocurridas en éste lugar.
Atte
Golia~
