Miró una vez más el calendario para saber si no se estaba equivocando. No. Ese sábado le tocaba trabajar. Sonrío y cogió su bolsa antes de dejar la casa.
En su vida como monitor de Zumba le había mostrado cosas que nunca creyó que vería: Desde ancianas entregadas en cada movimiento a señores con mallas o leggins de mujer bailando como en los 70. Cada día era algo único donde no sabia que iba a pasar. Pero era muy divertido. Además le servía para hacer deporte, que era algo que le costó hacerse monitor de esta nueva modalidad, pues en un inicio estuvo con niños de 8-9 años en el futbol pero los padres se pasaban con él, en baloncesto pero ocurrió lo mismo y alguna que otra cosa más con el que al final se motivo en el aerobic, pero como era muy aburrido con canciones de la era de la polka, decidió zumba. En menos de un año, por la motivación y las canciones de "ácido latino" logró ser el monitor en dos centros culturales. Era mucho mejor de lo que la gente pensaba, ayudaba a mantener su línea.
Pero tenía una pega muy grande: le costaba encontrar pareja. Ya sus amigos a veces se burlaban por no darle a las pesas o a correr como cualquier chico, a penas encontraba persona que le gustase y ya que tuviera cierta afición por el deporte. Ya le había tocado una vez una mentirosa que aseguraba que le gustaban las rutas en bicicleta y por las agujetas casi lo mataba. O aquel chico que se hizo un esguince por no haber calentado bien antes de salir a correr. Y así una gran lista hasta el infinito y más allá.
Esa tarde le tocaba ir al centro comercial a dar una sesión (bien pagada) de zumba a unos pocos alumnos y aquellos que iban comprando, diciendo entre canciones que se apuntaran a sus sesiones en los diferentes centros. Sabía que los capullos de Francis y Gilbert irían solo a grabar para hacer la gracia, pero por lo menos tenía el apoyo de Emma (una chica que se hizo su amiga en sus clases) y María (una mexicana que se llegaba a motivar demasiado en los bailes). Tenía preparadas un montón de canciones bailables con ese toque latino que a más de una persona le encantaban.
Nada más llegar, se sorprendió que le hubieran preparado en pleno centro del centro comercial un escenario pequeño con publicidad del mismo comercio en una esquina y ya hubieran marcado el propio perímetro para que nadie se metiera para llegar al otro lado. Sus alumnos ya le estaban esperando, hasta su alumno señor con calva reluciente, camiseta "¿Por qué no te callas?" y medias brillantes. Le costó un poco ponerse el trasto que le habían dado, pues no terminaba de engancharse a sus pantalones cortos y ni modo que estuviera en su bolsillo.
Empezó suave, con "La Gozadera", "Limbo", "Bailando" y "Que Viva la Vida". Algunos ya tenían la cara realmente roja, los que lla se notaba el sudor y la cara de sufrimiento de algunas pobres almas que no habían hecho eso en la vida. Algunas niñas se habían sumado por pura diversión y casi habían hecho tropezar a uno de sus alumnos. Algunos compradores se habían sumado también, pero se notaba que era solo por hacer la gracia con sus amigos. Entre ellos había un chico muy despistado que no dejaba de errar en todos los movimientos mientras que otro muy idéntico los grababa. El que lo estaba grabando no dejaba de reírse y seguir el ritmo con el pie de una forma un poco rara. Quería evitar seguir mirando a esos chicos porque si erraba él erraban todos y ese efecto domino no iba a quedar bien en su curriculo y quizás se hacía meme en internet, que eso era peor todavía. En un momento dado, se motivo demasiado y puso una de las canciones con pasos realmente difíciles solo para poder pasarlo divertido, viendo traspiés y un montón de personas moviéndose de forma realmente exagerada, como si fueran fans de Elastigirl.
Decidió terminar la sesión de zumba en ese centro comercial con una canción suave para ir relajando un poco el cuerpo. Todos los alumnos y gente que estaba mirando aplaudió al finalizar la canción, donde volvió a meter más spam gratuito. Al bajarse, algunas como Emma fueron a preguntarle si habría clase la semana que viene o si todavía una se podía apuntar a sus clases. Quizás, con toda la gente que se había motivado podría llenar toda la sala.
- ¿No te sientes un poco ridículo por bailar esas cosas latinas en un centro comercial?- aquella pregunta era del chico que se paso grabando a aquel otro chico tan parecido a él
- Me gusta el deporte, así que no. Solo me sentiría ridículo si tuviera ganas de bailar pero no lo hago y me dedico a grabar a ¿mi hermano?
- ¡Oye!
- Si quieres una buena sesión de zumba, solo llamame
Supo que el chico había mal interpretado aquella frase al ver su sonrojo y como se marchaba realmente enfadado con él. Algo que no le pareció totalmente raro fue encontrarlo en la primera clase de zumba de la semana dispuesto a una primera clase.
Iepale!
Otro absurdo One-Shot para mi Julieta.
Hasta la próxima~
