Este fic participa en el reto del mes de marzo: " Triángulo amoroso " del foro "Bite, blood and love".
"Dear future husband"
Ahí en medio de la pista estaba la preciosa hija del Señor Platt, un gran banquero con dinero como para comprar medio país, pero eso no era lo que todos los hombres veían en ella, ella tenía una belleza única, era como un ángel de cabello castaño y brillante, unos ojos verdes tan dulces como las mismas esmeraldas, era un mujer preciosa.
En ese momento ella bailaba con su padre, todos sabían que ella lo adoraba, él era el primer hombre en todo Alabama que no le había buscado marido a su hija, la había dejado elegir al hombre que ella quisiera, si es que quería casarse, después de todo Esme no necesitaba de uno para ser feliz, ella tenía una carrera en administración de empresas y era la heredera de todo imperio Platt, no necesitaba un hombre para que cuidará de ella.
Esme era la clase de chica que se había liberado de todos los hombres, ella hacía su vida sin importarle un comino lo que los hombres pensará sobre ella, vivía en un lugar donde aun se llevaban las viejas ideas de que una mujer debía casarse y tener hijos para ser completa, pero ella no encajaba con esa idea, ella sabía que no era verdad todo aquello, ella se sentía completa con su vida sin buscar un marido pero si lo quería, quería encontrar el amor pero claro que tenía reglas para encontrarlo, más de uno había sido rechazado por la encantadora chica de tan solo 24 años.
Pocos conocían aquella lista, más bien solo ella y sus amigas la conocían, la ahora Señora Masen, Isabella, que tenía24 años y acababa de casarse con el empresario de 28 Edward Masen, al parecer se conocieron cuando ella fue a hacer prácticas en la empresa del Señor Masen, él quedo prendido de la dulce Isabella apenas la vio, lo trajo cacheteando las banquetas por meses, jamás se había visto semejante cosa en Alabama, que una señorita no quisiera casarse con un hombre como Edward era casi un sacrilegio pero ella había aprendido de la mejor, Esme Platt.
No le dio el sí hasta que no se lo gano, ella no quería regalos caros, no quería que intentará impresionarla con su riqueza, tampoco quería que el físico estuviera en medio de lo que sentían, quería que él le demostrara su amor, él se enfrento a la lista de la Señorita Platt, el primer hombre que logro llegar al final de ella y ganarse a su chica como todo un hombre.
También estaba Rosalie Hale, ella estaba saliendo con el joven McCarty, eran una pareja bien conocida en especial porque Rosalie había sacado a Emmett McCarty de su vida de locura, él había sido un mujeriego por mucho tiempo pero ahora lo veías detrás de la rubia como si ya fuera su esposa, no tenía ojos para nadie más, pero aun no se había ganado el gran sí que sería frente a un altar, estaba luchando demasiado porque la rubia aceptara pero claro que no le diría que sí tan fácil, ella conocía lo que quería.
Finalmente estaba la dulce Alice Brandon, ella acababa de conocer al joven Jasper Hale, el hermano de su amiga rubia, habían quedado enamorados apenas se vieron, pero aun así apenas estaban esa etapa de coqueteo inocente y citas para tomar el té, eran una pareja que seguro terminaría en el altar para el próximo verano.
Pero Esme, ella era una mujer tan especial que ningún hombre se había ganado el sí aunque fuera para una cita, pero ahora tenía a dos hombres en busca de ese sí, Charles Evenson y Carlisle Cullen, dos hombres que hasta ahora habían sido grandes amigos, pero entonces ambos conocieron a la hermosa Esme Anne Platt, era tan hermosa como una noche con Luna llena en el campo, tan refrescante como una tarde de otoño y tan especial como un rosa en medio del desierto, ambos quedaron prendados de la hermosa joven apenas verla, desde ese momento la amistad paso a segundo plano, ambos querían a Esme como su esposa así que había iniciado la carrera por el corazón de la heredera del imperio Platt.
El primero en intentarlo fue Charles, la invito a bailar en medio de la fiesta, ella le concedió una pieza, pero cuando iban por media canción otro joven se la quito de los brazos, el joven Masen que al parecer había acudido a salvarla, lo que sorprendió más a Charles, ella sabía perfectamente lo que intentaba y tenía sus jugadas y sus amigas de su lado para no dejarse vencer tan fácil.
-¿Cómo te fue?-pregunto Carlisle con una sonrisa burlona mirando a Charles que venía más que furioso hacía él.
-Esa chica no es fácil.-dijo intentando salvar un poco de su orgullo pero eso era imposible porque solo consiguió la burla de su rubio amigo-Quiero verte intentarlo.-Carlisle negó.
-No, a una mujer así hay que conocerla antes de acercarse, mi querido amigo.-dijo guiñándole un ojo, Charles bufo y lo dejo, ambos se quedaron viendo fijamente a la chica que ahora bailaba con uno de los socios de su padre, de unos 40 años o más, pero no importaba la edad porque todos querían a la dulce Esme.
…
Después de varios días de cortejar a Esme, Carlisle logro una cita lo que tenía de malas a su amigo pero le importaba muy poco, durante toda la cena ella parecía más dulce de lo que se había comportado en las últimas ocasiones que se habían visto, lo que alegro a Carlisle.
-¿Te gustaría ir a bailar?-pregunto Carlisle viendo como la joven miraba la pista con ojos soñadores, sus ojos verdes brillaron y asintió.
-Me encantaría.-con una sonrisa Carlisle se levanto y el tendió la mano a Esme, ella sonrió emocionada, una de sus cosas favoritas en el mundo era bailar, era como su segundo gran amor, el primero sería el hombre que lograra robarle el corazón.
Mientras bailaban ella brillaba como un ángel, se dijo Carlisle, era una pequeña y hermosa bailarina, le dio una rápida vuelta haciendo que su vestido volara un poco, ella rió feliz, se sentía libre cuando bailaba, él supo que había encontrado su debilidad y debía aprovecharla y tenerla en mente para más adelante.
Bailaron varias canciones, lentas o rápidas, ella las bailaba todas y cada una de ellas, él estaba encantado con su descubrimiento.
Finalmente tuvo que llevarla a casa pues ya era tarde y aunque ella era mayor de edad y sabía cuidarse sola, aun vivía con su padre así que aun acataba ciertas reglas, muy pocas eran las que su padre le ponía, pero una de ellas era llegar a una hora decente, no quería que la gente hablara de su preciosa niña por andar llegando a deshoras de la noche.
Así que frente al porche ella le sonrió al joven Cullen que la miraba como si fuera la mujer más hermosa y perfecta del mundo, ella había esperado ese momento desde que inicio la noche, amaba esa parte de las citas, cuando el hombre intentaba ser educado pero al mismo tiempo quería robarle un beso, ella había recibido pocas veces un beso que verdaderamente le gustara, pero aquel hombre que tenía frente a ella la tenía más que feliz, podía ser el indicado pensó, jamás había deseado tanto el beso de un hombre en la primera cita.
-Bueno, gracias por la maravillosa noche, Esme.-dijo Carlisle con leve asentimiento, ella sonreía, ahora la besaría, quería ese beso incluso más que un baile más con aquel hombre, pero él solo se llevo su mano a los labios y dejo un tierno beso en él, Esme vio que era un caballero pero ella quería un beso o al menos que le pidiera una segunda cita, algo que le dijera que él también quería más.-Hasta luego.-dijo él antes de darse la vuelta y comenzó a alejarse, ella abrió la boca sorprendida, nunca deseo con tantas fuerzas un beso y él no se lo daría.
-¿En serio?-pregunto molesta, él se giro confundido.-Tanto coqueteo y galantería para que no me pidas al menos una segunda cita.-dijo ella completamente ofendida, por eso había hecho su lista de cosas para encontrar al marido perfecto, al principio creía que era una tontería pero en ocasiones como está creí que no podía haber mejor solución que seguir su lista.-Ni siquiera un beso.-dijo furiosa, haciendo un tierno mohín con la nariz que a Carlisle le pareció hermoso, pero sabía que estaba en problemas así que prefirió no reírse en ese momento.
-No pensé que…-pero ella lo freno.
-Olvídelo, Señor Cullen.-dijo ella y con paso firme se fue directo a la puerta, entro a su casa más que enojada, encontró a su padre sentado en la sala tomando coñac, él le sonrió pero noto que la dulce Esme estaba furiosa, él conocía a su hija y sabía que acababan de hacer un desplante terrible para tenerla así, lo que era aun más obvio, ella en serio estaba interesada en el hombre que lo había hecho sino no estaría tan enojada.
-¿Qué paso cariño?-pregunto el hombre de cabello casi blanco, ella rió sin ganas y negó.
-Es un idiota.-dijo ella con enojo, él rió bajito y le indico se sentara a su lado, ella así lo hizo y se acomodo en el hombro de su padre.
-Los hombres no somos buenos en esto de las citas, cariño, deben tenernos un poco de paciencia en ese asunto.-dijo el Señor Platt aconsejando a su pequeña, su única hija, la quería y esperaba encontrara a un hombre que la quisiera y respetara como ella se merecía, no quería que su hija se volviera una mujer que se quedaba en casa a cuidar a los niños, quería que ella tuviera una vida más allá de su marido, por eso le había dado tan buena educación, quería que ella fuera alguien por ella no por su esposo, pero en el proceso Esme se había creado grandes expectativas en torno al hombre con quien quería pasar su vida entera, expectativas que serían tan difíciles de llenar que él Señor Platt temía no poder llegar a entregar a su pequeña al altar y ese era un gran sueño que tenía.
-Pero él dijo que fue una maravillosa noche y luego se fue. Ni siquiera me pidió otra cita o intento robarme un beso.-dijo ella aun ofendida por el descaro de Carlisle Cullen, su padre rió con ganas, jamás la había visto tan enojada, ahí supo que tal vez su pequeña le daría el gusto de entregarla en el altar antes de que se diera cuenta.
Espero les guste :3
