¡Hola chic s!
Comenzaré con la publicación de un fanfic, que he pedido permiso a su autora para publicarlo en la página y para seguir con la historia, ya que esta no está acabada (Tiene 11 capítulos). La autora me ha dado la autorización para seguirla y hacerla mía. Está publicada en otra página y se titula Casualidad.
Cuando he leído esta historia hace dos años, la verdad he quedado encantada, al menos a mí me ha gustado mucho.
Sus capítulos no serán muy largos, más bien cortos e intentaré publicar dos veces por semana. Este primero es más una pequeña introducción.
Sin más les dejo aquí el pequeño capítulo, aunque se podría decir pequeña introducción y espero sus reviews contándome que les ha parecido.
Una Noche
Aunque Storybrooke no tenía una gran conexión con el mundo, Regina Mills, alcalde de ese pueblo detenido en el tiempo por su propia maldición, tuvo que viajar a Boston a una reunión de alcaldes.
Extraño que existiera algo así pero dejó a Henry a cargo de su psiquiatra, Archie Hooper, por unos días y se reunió con otros alcaldes, que parecían tener pueblos muchos más aburridos que ella.
Pero cometieron todos un erros, sobretodo la última noche, en donde la mayoría estaba mucho más deprimidos que ella. Tomaron de más, y terminaron en un bar cercano sin recordar nada más.
Salvo Regina.
Por alguna extraña razón, una rubia bailando en el medio de la pista le llamó la atención y termino bailando con ella. Dejando el bar junto con ella, hacia un hotel.
Con sus pieles desnudas chocándose mientras sus labios se perdían en sus cuellos, marcando y besando. Con sus manos en las profundidades de la otra, buscando llegar a ese punto en que el clímax se mezclaba con gritos de placer.
Regina despertó, primero pensando en que estaría sola, en que la rubia se habría ido. Pero el cuerpo estaba acostado a su lado, mirándola con sus ojos verdes.
Se sonrieron sin hablar y se vistieron despacio entre miradas y sonrisas. La rubia estaba dejando la habitación cuando se giró para besar una vez más a Regina, y dejarle un papel en su mano. "Llámame o escríbeme" dijo antes de dejar la habitación y a la alcaldesa de Storybrooke completamente muda mirándola salir y viendo la puerta cerrarse tras la rubia.
Regina volvió a su pueblo, pensando en lo placentero que había sido todo lo sucedido con la rubia. No sentía tanto placer ni cuándo se había besado con Daniel, o cuando Graham se esforzaba por darle un orgasmo.
Quizá alguna vez le escribiría, pensó esa noche mientras acostaba a Henry.
No sabía que una casualidad, una simple noche con una rubia, la llevaría a cambiar su forma de pensar cuando se rompa la maldición.
Pero todavía, faltaba tiempo para eso.
