Disclaimer:Nurarihyon no Mago no me pertenece, si lo hiciese cierta personita ya estaría tres metros bajo tierra~.


Deseando por que nieve.

Capítulo 1: Recuerdos que duelen.

Hace dos años que ocurrió una desgracia para la Patrulla Paranormal Kiyojuji, en el Clan Nura, en mi vida.

Era un día común y corriente en la mansión Nura, todo transcurría como siempre lo había hecho… con la única excepción de que ya no percibía el fresco ambiente que cierta mujer de las nieves producía. ¿Motivo? Sencillo, ella ya no se encontraba en esa casa… desde hacía mucho tiempo.

Todos habían sobrellevado, dentro de lo que cabía, la ausencia de la dama de las nieves, o bueno… casi todos. El único que no había podido superarlo era el ser más importante de esa mansión…

Se encontraba sentado justo en el medio de la habitación, a pesar de que su vista estuviera posada sobre sus manos, esta no se encontraba precisamente viéndolas, podría decirse que miraba hacia la nada; se encontraba sumido en sus propios pensamientos.

La mirada que se podía apreciar en los cafés ojos del Tercer Supremo Comandante no mostraba nada más que soledad, dolor, tristeza; algo que antes nunca se encontraba en los orbes achocolatados.

Un par de años atrás perdí… lo más valioso que había en mi insignificante vida, algo que jamás valoré ni aprecié el tiempo que estuvo conmigo al ser yo tan ciego.

— Lo recuerdo claramente, tanto como si hubiera sido ayer —susurró con dolor en su voz mientras que su mente lo transportaba a una pequeña excursión hacía unos cuantos años en el pasado.

Lo recuerdo bien, todo comenzó porque Kiyotsugu-kun quiso ir nuevamente a una excursión en busca de youkais en una montaña a las afueras de Ciudad Ukiyoe. Para mi alivio y el de Tsurara, en esa montaña no habitaba ningún ayakashi, por lo que no habría problema si iban todos, incluso Kana-chan al escuchar eso se animó más a ir.

Cuando llegamos todo pareció normal, no había nada fuera de lo común, lo único es que había unas que otras salientes de riesgo; pero fuera de eso no había nada por qué preocuparse.

Caminamos durante horas, pero como ya sabía, no encontramos ningún youkai en la montaña, sólo salientes tras salientes, incluso uno que otra cascada, la cual iba en dirección contraria hacia Ukiyoe. Y sin que nos diéramos cuenta se hizo de noche. Eso era peligroso. No había problema por Tsurara y por mí, pero los demás si corrían mucho más riesgo. Fue entonces que decidí

Deberíamos regresar pronto, Kiyotsugu-kun —le sugerí—. Se está haciendo de noche, y no es muy recomendable que merodeemos por estos rumbos tan peligrosos…

¡No seas tonto Nura-kun! —me dijo él— No pasará nada, ¡mientras todos tengamos nuestras linternas y caminemos juntos estaremos bien! —me respondió animadamente mientras continuaba caminando. Sabía que tenía razón pero aún así me preocupaban las chicas. Vi como Shima-kun, Maki-san y Torii-san lo seguían muy a regañadientes.

Estuve a punto de seguirlos, pero de la nada sentí una fuerte presión en mi brazo. Cuando me di cuenta Kana-chan ya se encontraba abrazada a mí.

Ka-Kana-chan… —dije un poco avergonzado.

Tengo miedo Rikuo-kun, quiero irme a casa… —me respondió, su voz se oía totalmente aterrorizada; era verdad, ella le tenía mucho miedo a ese tipo de lugares… más en la noche.

No te preocupes, Kana-chan —le dije—, pronto nos iremos a casa —con esa única respuesta ella me miró con una sonrisa aliviada. Dejó de temblar, pero no me soltó nunca. Y no supe cómo, pero en ese momento sentí una pesada mirada sobre mi; voltee con lentitud y pude ver el rostro enfurecido de Tsurara. En ese entonces no sabía bien por qué se molestaba tanto en ese tipo de situaciones. Más preferí evadir el tema—. Va-Vamos, Tsurara… no te quedes atrás —más la única respuesta que tuve de su parte fue un leve "jm".

Con la intención de evitarme se adelantó y caminó a lado de Torii-san por un tiempo. Me extrañaba un poco en ese entonces la actitud de Tsurara, y la mayor parte de las veces le restaba importancia, y esa ocasión no fue la excepción.

Caminamos unas cuantas horas más hasta el punto de ya no poder ver bien debido a lo obscuro que se había tornado.

Kiyotsugu-kun, ya hazme caso… vámonos de aquí —le repetí un tanto molesto, las chicas estaban mucho más asustadas de lo que en un principio. No iba a permitir que nos introdujéramos más en el bosque—. Las chicas están muy asustadas, será mejor que las llevemos a casa —volví a decir mientras veía cómo es que el líder de la patrulla me dirigía una mirada derrotada.

Está bien Nura-kun, nos iremos ya —dijo con fastidio. Yo sólo sonreí. Las chicas celebraron levemente por la decisión, incluso Shima. La que no hizo ni un solo ruido fue Tsurara, lo cual no me extrañaba ya que ella era mucho más valiente que los demás. Ventajas de ser un youkai: no temes a lo que se supone perteneces—. Muy bien chicos, regresemos. Vean bien por dónde pisan —ordenó.

Todos se dieron la vuelta para emprender el regreso a casa, más fue entonces que la tragedia sucedió. Entre el penetrante silencio, el desprendimiento de unas cuantas rocas se hizo presente. Giré mi rostro nerviosamente y fue ahí cuando la vi.

Todo pasó en cámara lenta, vi cada segundo que pasó mientras ella iba cayendo hacia el vacio poco a poco.

Me solté del agarre de Kana-chan e intenté acercarme a ella. Recuerdo haber escuchado las voces de mis amigos llamándonos, pero no fue con mucha claridad; la única voz que yo escuchaba claramente era la de Tsurara, la cual había alargado su brazo en un vano intento de alcanzarme. Yo hice lo mismo, pero cuando quise tomar su mano… alguien me alejó nuevamente. Mi corazón se quedó paralizado cuando vi como ella se alejó completamente, volviéndose una con la obscuridad, mientras gritaba mi nombre.

¡Rikuo-sama! —fue lo último que pronunció.

Yo me quedé pasmado, mis ojos estaban lo más abiertos posibles, miraba con horror el lugar por donde ella había caído mientras seguía siendo sostenido por uno de mis compañeros. En ese momento reaccioné y giré enfurecido.

¡Por qué me sostuviste, Kiyotsugu-kun! —le pregunté con rabia— ¡Pude haber alcanzado a Tsurara si no lo hubieras hecho!

¡Si, pero ambos hubiesen caído! —gritó él enfurecido mientras me tomaba de los hombros— ¡No te alteres Nura-kun, podemos buscarla una vez salga el sol!

¡Qué estás diciendo! ¡Tsurara puede estar herida en alguna parte de esta montaña y tú sugieres que esp-…! —y de ahí en más todo se volvió negro, sólo recuerdo… un fuerte golpe en la boca de mi estomago.

Desperté al día siguiente, y al hacerlo por alguna razón me sentí desesperado. Me enderecé rápidamente y me di cuenta de que estaba en casa, en mi habitación. Pero por qué, ¿cómo fue que llegué ahí?

Y fue en ese momento en el que recordé todo. La montaña, la patrulla, Tsurara cayendo… Tsurara cayendo…

Dios, ¡Tsurara! —y salí corriendo de mi alcoba, la busqué por todos lados pero no la encontré— ¡Tsurara, respóndeme! ¡Tsurara!

Gracias a mis gritos, todos los youkai que habitaban nuestra casa se asomaron por doquier, les sorprendió verme tan alterado, en mi mirada se podía ver la desesperación, la frustración, toda clase de sentimiento negativo que uno se pudiera imaginar.

En ese momento, una mano se posó sobre uno de mis hombros, me giré y vi el rostro preocupado de Kejoro.

Ke-Kejoro —susurré después de girarme por completo—. Kejoro, ¿dónde está Tsurara?

Rikuo-sama… —habló ella con dolor en su voz, su mirada también lo hacía notar.

Respóndeme Kejoro —le insistí—, ¿dónde está Tsurara? —le pregunté mientras la tomaba con fuerza de los brazos, más no tanta como para llegar a lastimarla.

Ella no está aquí —dijo una voz detrás de mía. Al voltear vi a mi abuelo de brazos cruzados.

¿Qué dijiste, abuelo? —pregunté con nerviosismo, mi mirada tembló por el miedo a oír nuevamente lo que dijo, pero tenía que confirmar que había escuchado bien.

Mi abuelo suspiró con pesadez y me miró fijamente.

Yuki Onna… está muerta —y fue en ese momento en el que todo mi mundo se derrumbó.

No podía ser cierto lo que mi abuelo decía; o más bien, yo no quería creerlo, me era imposible aceptar… que mi dulce dama de las nieves ya no estaba conmigo.

Eso no puede ser abuelo, Tsurara no puede… estar muerta… —le respondí con la voz quebrada— ¡No, abuelo, es mentira, no puedo aceptar eso! —le grité con fuerza, mis ojos mientras tanto comenzaron a sentir el leve ardor que sólo uno siente cuando las lagrimas quieren salir, pero no podía yo llorar por algo que no era cierto… no debía.

Pues más vale que lo vayas aceptando, Rikuo; Yuki Onna está muerta, y no se puede hacer nada para cambiarlo —me lo dijo con seriedad, aunque pude notar un poco de tristeza en su voz.

Perdí las fuerzas, quedé posado en el suelo de rodillas, las lagrimas que tanto intenté retener durante esos pocos segundos comenzaron a caer de mis ojos. No podía ser que Tsurara… estuviese... muerta…

Tsurara… —susurré con dolor. En ese momento, mi madre se acercó a mí y se posiciono delante de mío para poder extenderme algo que rápidamente reconocí. Mis ojos se abrieron de par en par, eso era…

Tus amigos vinieron a entregar esto —comenzó mamá con mucho dolor mientras me extendía nuevamente esa bufanda que se encontraba con manchas rojas—. Dijeron que fue lo único que encontró el equipo de ayuda cerca de uno de los ríos que hay en la montaña.

Alcé mis brazos con pesar y tomé con cuidado la bufanda que Tsurara siempre llevaba. La apreté contra mi pecho con fuerza. Eso era… lo único que me quedaba de ella. Para ese entonces, mi mirada ya carecía del brillo que lo caracterizara, parecía… como si estuviera muerto en vida.

Después de ese día, todo comenzó a pasar demasiado rápido, al menos para mí, ya que no prestaba atención a lo que a contenía a mi alrededor. No faltaba a la escuela, pero no prestaba mucha atención a clases, fue un milagro que aún así pasara el año escolar, y es que lo único que ocupaba mis pensamientos era Tsurara y nada más.

Y eso, es algo que no ha cambiado hasta ahora.

— Mí querida Tsurara… —volvió a susurrar el Tercer Supremo Comandante sin darse cuenta. De sus inexpresivos ojos comenzaron a caer las ya tan frecuentes lágrimas que siempre hacían sus orbes arder.

Mientras tanto, mucho más alejado de Ciudad Ukiyoe, en una aldea que se encontraba escondida de la vista de los humanos debido a la barrera de Miedo que la cubría, se podía observar el tan rutinario movimiento dentro de la villa.

Yéndonos un poco más al bosque, nos encontramos con un grupo de siete personas en el área de entrenamiento, en donde dos de ellos se encontraban luchando.

Uno de ellos era un ser verde, el cual parecía una tortuga. Este ser utilizaba sus técnicas acuáticas como armas en contra de sus enemigos. Era un ser muy apacible, de buen carácter, pero a pesar de ello siempre daba lo máximo de si en los entrenamientos, llegándolos a considerar una verdadera batalla.

El otro era un youkai femenino de sublime belleza. Sus largos negro azulados cabellos caían sobre su espalda onduladamente. Su mirada dorada mostraba determinación. El elemento que correspondía a esta hermosa mujer era el hielo, por lo que todas sus armas se creaban a partir de este. Y al igual que el Kappa contra el cual peleaba, ella tomaba los entrenamientos enserio, debía de hacerlo ya que si no lo consideraba igual de importante, a la hora de la verdad todo sería un caos y sólo ella terminaría herida.

Al ser elementos similares, la batalla estaba encontraba en iguales condiciones. Planeaban continuar con la pelea, hasta que uno de los otros los llamó.

— Amezo, Yuki Onna, es suficiente —dijo una voz masculina.

— Pero Itaku, estaba a punto de derrotarla —se quejó el Kappa mientras relajaba su miedo al igual que la Yuki Onna.

— No seas idiota Amezo, sus elementos son similares, por lo que la batalla sería eterna, llevan horas peleando y no hay ningún ganador —comentó Itaku mientras se cruzaba de brazos.

Los dos youkai no pudieron más que suspirar, era cierto y no podía decir nada en contra de eso.

— No se pongan tristes, ambos dieron una excelente batalla, Amezo, Tsurara-chan —felicitó otra de las mujeres del grupo.

La mujer de igual dorada mirada se posicionó a lado del Kamaitachi que tenía por amigo. Los felicitados se miraron entre si y sonrieron con satisfacción.

— Muchas gracias, Reira-chan —respondió Tsurara con una sonrisa, la cual fue correspondida.

Conversaron un rato sobre las técnicas de cada uno que se debían mejorar para estar preparados para la batalla. Hubo unas que otras quejas sobre cómo se debía hacer el movimiento y por qué no debía cambiarse, entre otras cosas, más se entendía que esos consejos se debían tomar con la mayor seriedad posible pues de ellos dependería mucho si sobrevivían o no.

Habiendo finalizado la práctica de ese día todos comenzaron a retirarse. Awashima, Yukari, Amerzo y Dohiko se adelantaron, dejando a Itaku, Reira y a Tsurara solos en el campo de entrenamiento, los cuales se habían quedado atrás a propósito para poder hablar con la Yuki Onna de la región de Kanto.

— ¿Por qué me pidieron que esperara, Itaku-san, Reira-chan? —preguntó la mujer del kimono blanco.

Los otros dos se miraron entre sí unos segundos, antes de que la mujer de cabellera rosada hablara.

— Tsurara-chan, quiero que sepas que Toono siempre será un lugar al que puedas llamar hogar —comenzó—. Desde que llegaste no ha habido día en el que este no fuera distinto al otro, y se te quiere agradecer por esos maravillosos días —explicó la Yuki Onna de Toono.

— Reira-chan… —susurró Tsurara un poco sonrojada.

— Pero —habló Itaku, el cual se encontraba de brazos cruzados—, es momento de que vuelvas a tu verdadero hogar.

— ¿A mi verdadero hogar? —preguntó Tsurara— Pero qué dice, Itaku-san… este es el único lugar al que puedo llamar hogar —comentó ella—. Yo no tengo a dónde más ir…

— Te equivocas, Tsurara-chan —dijo Reira de forma serena—. Tú si tienes un lugar a dónde regresar, y es momento de que lo hagas.

La Yuki Onna más joven miró a su asesora con nerviosismo. Tenía miedo, ¿por qué tenía que irse de ese maravilloso lugar al que ya le había cogido cariño? No, no quería irse.

— ¿Pero por qué? Yo no me quiero ir de aquí, ustedes son mi fami-… —susurró ella, pero el Kamaitachi la interrumpió.

— Alguien te está esperando en casa —respondió el de cabellos cafés. Esa respuesta sorprendió a la joven de furisode blanco.

— Alguien… ¿me espera?

— Así es, Tsurara-chan —dijo Reira mientras se acercaba a ella y la tomaba por los hombros cálidamente—. Él te está esperando en casa… seguramente debe estar devastado por tu desaparición…

Tsurara bajó la mirada ante esa explicación. La sensación que siempre había tenido sobre que alguien le hacía falta se hizo más grande.

La verdad es que no recordaba nada de su pasado, pero sabía que había una persona importante para ella, alguien con quien se suponía debía estar para poder sentirse completa; no es que sus amigos de Toono no lograran hacerla sentir plena, pero… había algo, alguien, que le hacía falta, pero no sabía quién era.

Pero tengo miedo, miedo de no poder recordar y hacerme más daño a mi misma— pensó para sí misma, más sin darse cuenta, de sus labios salió un leve susurro—-. De acuerdo… —fue lo único que dijo, mientras sentía cómo es que su amiga, de también mirada dorada, acariciaba maternalmente sus cabellos.

Reira vio a Itaku y le asintió levemente. Él entendió y decidió adelantarse igualmente, más no se fue sin decir una última cosa.

— Nos iremos mañana en la mañana, será un largo viaje —dijo el Kamaitachi antes de emprender el camino a la aldea, pasando a través de los gigantes arboles que rodeaban la zona de entrenamiento.

Y finalmente, las dejó solas. Tsurara había comenzado a sentirse muy nerviosa, su corazón comenzó a palpitar desmesuradamente, al igual que de sus bellos orbes comenzaron a salir unas cuantas lagrimas. Reira detectó ese leve acontecimiento y la abrazó con un poco más de fuerza.

— No te preocupes, todo estará bien —le susurró maternalmente.

Tsurara, estando un poco más tranquila gracias a la sensación maternal que Reira le transmitía, asintió levemente. Ya no pensaría nada más, dejaría que las cosas ocurriesen como tenían que suceder.

A partir del día siguiente todo sería distinto.

Continuará…


Suki: Hola, ¿cómo están? Espero que muy bien. Bueno, aquí vengo con otro fic, naturalmente es un RikuTsu. La verdad es que no tenía planeado que fuera en capítulos, pero parece ser que me está quedando un poquito largo, por lo que no sé cuantos se vayan a hacer. La idea en sí ya la tengo, sólo me falta redactarla. Total. Espero que les guste lo que llevo. Cualquier sugerencia o crítica es bien recibida.

Mención especial a: br0kenztar, Lonely Athena, Corazón De Piedra Verde, Citsimsan, Taeyon- Oikawa, Tsurara12012, IvanchoFAA y a Yuuko Ichihara (Que por cierto mujer, ¡haste una cuenta! A Lonely Athena y a mí nos frustra mucho no poder responderte en los reviews. Esto es una orden :'D)

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Suki90 presentó.