TE PERDÍ
Se encontraba en la sala de espera de dicho hospital; la puerta del quirófano se abría de vez en cuando demostrando el revuelo en la sala que hacían los médicos y las enfermeras para salvar una vida.
La incertidumbre de no saber que ocurría la atormentaba. Las escenas aún seguían frescas en su mente y se repetían una y otra vez en su cabeza. Se preguntaba una y otra vez por qué ocurrió, aunque tenía la respuesta clara; sabía que era su culpa. Si ella no hubiera cometido tal imprudencia, tal vez las cosas serían muy diferentes y él no se encontraría a las puertas de la muerte con su vida pendiendo de un hilo.
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Estaba todo preparado; el escenario estaba dispuesto y completo, el aroma de las rosas fluía en el ambiente, la música suave daba un toque romántico junto con la luz de las velas; solo esperaba que ella se presentara para llevar a cabo su plan.
Ella estaba lista esperando a que vinieran por ella, estaba emocionada y presentía lo que sucedería. Llegó la limusina a la cual subió. Mientras viajaba los nervios iban aumentando. Sonó su celular y un escalofrió recorrió su espalda como anunciando el preludio de la desgracia.
Un número desconocido al que no tomo mucha importancia al contestar. Escucho la voz de una chica, la cual por venganza le decía viles mentiras tratando de atraparla en su trampa.
Dejó caer su celular, no quería escuchar más; las lágrimas se aglomeraban en sus ojos, quería retenerlas, pero no lo logro. Su felicidad se esfumo y su tristeza y dolor se convirtió en ira.
El sentía los nervios a flor de piel, no podía creer que haya llegado hasta ese punto por ella. Saco la pequeña cajita de su bolsillo y sonrió imaginando su expresión y respuesta.
Seco sus lágrimas y bajo del auto. El la vio entrar y se percató del dolor que era palpable en su expresión. Trato de averiguar que ocurría, mas ella lo rechazó diciéndole todo lo que se enteró y no dejando que le diera una explicación. Antes de marcharse, suspiro diciendo que todo había terminado para ellos dos.
Fue tras ella, no iba a permitir que las cosas se quedasen así. Sin embargo, lo único que alcanzo a ver fue su silueta iluminada por los faros de un carro y por acto reflejo, no lo pensó y solo actuó, empujándola lejos del camino, para que el impacto fuera a dar contra él. Ella corrió a su lado, aún seguía un poco aturdida por lo ocurrido, no se percataba y no quería darse cuenta de que la vida de la persona a la que amaba y la que le había hecho daño hasta hace unos momentos se escapaba entres sus manos. El solo alcanzo a decirle que la quería antes de caer en la inconciencia. Los paramédicos llegaron; renovando sus esperanzas, suplicó que lo salvaran.
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Ahora, vestida de negro con una rosa blanca en la mano visitaba el cementerio para darle su último adiós. Con lágrimas en los ojos observo su tumba y recordó cuando el medico salió terminada la intervención quirúrgica y le dijo que hizo todo lo que estuvo a su alcance, entregándole una cajita con el anillo que encontró en su bolsillo. Ella se sintió desfallecer, con su vestido manchado con su sangre y sus lágrimas saladas empapando su rostro, pudo advertir como su corazón se rompía en mil pedazos dejándola vacía y desolada.
