"Voltron legendary defender" no me pertenece a mí si no a Netflix y a Joaquim dos santos y Laura montgomery.


Keith nunca ha sido un chico problemático. Las ojeras visibles luego de noches en vela frente a los apuntes, el pelo ligeramente más largo en la nuca y los pantalones ajustados pueden parecer una advertencia, pero realmente no dicen nada.

A sus diecinueve años ya vive solo -Casi solo- estudia y se mantiene gracias a sus dos trabajos.
Está orgulloso de vivir en condiciones estables, poder gastarse lo que sobra en su colección de espadas antiguas y pagar las clases de esgrima con el mismo profesor que lo acompaña desde los quince.

Tiene un grupo de amigos de la facultad- Aunque le cueste admitirlo- Y a veces hasta sale con ellos.

Comparte un piso cerca del centro con su mejor amigo, aunque este últimamente se la pase viajando con su novia, pagan el alquiler a la fecha y regularmente discuten sobre si deberían comprar la propiedad o no.

Todo empieza cuando a Shiro le suben los ingresos de golpe y aparece por el piso con condimentos gourmet, helado artesanal y otras cosas costosas en las que Keith no se fija porque llevan más de dos ceros en la etiqueta. Y siempre toca el tema de la misma manera.

-¿No crees que podríamos pintar las paredes de otro color que no sea blanco?

-No, no podemos. El lugar no es nuestro.

-Pero podría serlo, a que no sabes a quién le han subido el sueldo.

-Shiro, apenas trabajas.

-Pero me he roto el lomo para llegar a donde estoy, puede ser que el haber apoyado a los Holt me haya hecho llenarme los bolsillos. Pero antes si que trabajé.

-Ok, igual no vamos a comprar.

Nunca elevan la voz, cuando Keith comienza a leer la factura del super y hace cuentas de cuantos meses debería trabajar, sin darle tiempo a los estudios, para pagar su parte del lugar la conversación decae así como había empezado y Shiro se encierra a ver destinos en los que gastarse el dineral.

Sí, hacía meses que pensaba en posibles colores para su habitación. O en cambiar los grifos del baño y la cocina, que seguían goteando a pesar de los arreglos que les hacían cada tres semanas. Pero todo eso no lo hace cambiar de idea, ninguno de esos caprichos es un real adversario para su orgullo
No quiere vivir en un lugar completamente costeado por alguien que no es él. ¿A medias? Eso sí, lo llevan a la mar de bien.

Y la casera es una mujer de lo más amable, cuando pasa a cobrar suele traerles cosas dulces como pan de banana o muffins de arándanos. Aunque seguro es porque depende del alquiler que ellos pagan, la mujer confía en ellos. Y para Keith, la confianza es algo importante.


Le cuesta entrar en confianza, a diferencia de Lance -El estúpido de Lance. – La primera vez que Keith advirtió su existencia, también se enteró de que este ya lo conocía.

Fue en la primera clase de un curso de aviación que la facultad financiaba. Llegó temprano y se sentó al fondo lo más aislado posible, cerca de otros tres sujetos.

Coran, el profesor de su primera clase, director de la cátedra de ingeniería y también tío de la novia de Shiro-¿Existe alguien en el mundo al que Shiro no conozca ya? Es que, por todo lo que es bueno, no hay lugar en el que no entre sin alzar la mano a modo de saludo.- Entró al salón para darles la bienvenida, cerrando los ojos con suavidad y pellizcándose el bigote anaranjado con más similitud a una cola de ardilla que a otra cosa. Los invitó a formar grupos, con un todo bastante demandante y terminó obligando al propio Keith a sentarse con los tres individuos más cercanos.

Y en ese grupo, estaba Lance. Con su piel bronceada, los ojos oscuros expectantes a la oportunidad de lanzar una broma y una gorra de Starbucks arrugada en el bolsillo exterior del morral.

-Eh, Keith.-Lo saludó como si se conocieran de toda la vida y luego casi por lo bajó le comentó al chico de su izquierda.- Íbamos a la misma secundaria, conseguí la carta de recomendación para venir aquí porque al parecer él había renunciado a la suya. –Se rascó la nariz con un aire de superioridad y luego le dirigió la palabra nuevamente-Pero has entrado por tus medios ¿No?

-No te conozco.

Y el ambiente a su alrededor se tensó un poco.

Podría haber hecho un esfuerzo. Intentar recordarlo de la cafetería, las primeras filas de la clase de inglés o tal vez del equipo de futbol que practicaba cerca del árbol donde Keith se alejaba a almorzar.
Pero no lo hizo, se sentó en la única silla disponible y se presentó a los tres. Luego comenzaron con las consignas asignadas.

Los otros dos chicos se llamaban Hunk y Pidge.

Al momento de presentarse, y para evitar confusiones, el útimo aclaró que no era "último" si no "última".

-Tengo un master en ingeniería en sistemas y creeme, por experiencia lo digo, que es mucho más fácil abrirse camino aparentando ser chico que cargando con los comentarios sobre que otras carreras son más "Femeninas". Ah, y tengo diecisiete. Terminé la secundaria a los catorce y estoy terminando mi primera carrera así que dije ¿Porqué no estudiar otra? Aunque también hago muchos cursos a distancia, no me gusta tanto asistir a las clases. No estudiaría aviación si no fuera porque es presencial.

Keith comprendió que cuando se trataba de aprender cosas, a Pidge no la paraba nadie. En cambio Hunk era un poco más lento, aunque no se quedaba atrás.

-Trabajo en un taller mecánico con mi padre, fue él el que tuvo la idea de que podía conseguir un título de mecánico de aeronaves. Es que siempre me ha interesado esto, si no fuera por lo nervioso que soy ya me habría enlistado en la naza. ¿Se dice enlistarse en la naza Pidge? Bueno, no importa. Si quieren podemos estudiar en mi casa, mis pizzas caseras son un sueño. Bueno, eso dice Shay…

Lance, recostado en la silla con los pies sobre el banco, le cortó el monólogo con una sonrisa socarrona y las cejas levemente alzadas.

-¿Tu noviecita? Hunk cómo es que tú tienes pareja y yo no.

A Keith no podía irritarle más ese tipo, dicen que la primera impresión es la que cuenta. Pero si se hubiera quedado con esa, no habría existido forma de que fueran amigos como lo son en la actualidad.

Le costó como medio año aclimatar las aguas para luego sumergirse de lleno,y verdaderamente, en la amistad de Keith. Porque para Lance la oportunidad de relacionar algo con el océano, los lagos, ríos, h2O- O todo lo que es levemente azulado- nunca está de más.

Y Keith- Tan rojo y púrpura, con esas miradas heladas y risitas toscas al sacar un porcentaje mayor en cualquier examen -un poquito detestaba ese rasgo de él.

Hasta que comenzó a pensar cosas diferentes. Cuando Shiro mandaba fotos de los mares Europeos, se preguntaba si debía compartirla con Lance también. Se preguntaba muchas cosas.
¿Le gustaran los arándanos a Lance? ¿Le caerá bien a la casera? ¿Había estado en Cuba? ¿Es de ese tipo de personas que ve Sharknado con absoluta seriedad o se parte de risa cuando el tipo saca el arma y le apunta al tiburón blanco?

Después se arrepentía, se enojaba.

Pues claro que ha estado en Cuba, es cubano y adora alardear sobre las playas claritas que tiene cerca de la casa de su abuelo. Los trajes de baño, la humedad permanente, la revolución corriéndole por las venas. Lance se harta de hablar de Cuba cuando Keith se acerca a comentarle los viajes de Shiro.

Lance es insoportable la mayor parte del tiempo.

Pero un día sentados a las afueras del edificio en el que se dictan las clases, mientras Keith pasaba fotos en su pequeño móvil, Lance le palmeó la espalda a modo de saludo tardío y dijo.

"Algún día te llevo a que veas lo que es Varadero" Y luego de unos segundos se corrigió como sin quererlo "A todos, seguro que hasta Shiro vendría"

La semana que siguió no discutieron ni por asomo. Hunk se sentía solo entre tanto silencio y Pidge un poquito que extrañaba los errados argumentos.

La paz duró poco y nada, cuando se vieron al lunes siguiente explotaron fuegos artificiales y la sala se llenó de humo. En el sentido literal de la palabra, casi los expulsan del curso de aviación.

A todos.

Pidge se pregunta si corrieron a Coran de la catedra por haberlos protegido o simplemente el dictador profesor suplente sabe mover los hilos del rector Alfor.

A comienzos del tercer trimestre, una semana después del accidente, los cuatro se presentaron en el curso dispuestos a regresar a clases terminada la expulsión temporal y para su sorpresa Coran ya no se encontraba en el pupitre del profesor.

Un hombre de hombros anchos y ojos ambarinos los miró con mala cara y les indicó que se sentaran en sus respectivos lugares.

-Para los que no tienen idea, y acaban de llegar. Soy Zarkon, el nuevo titular, y he venido para quedarme. Ahora saquen sus apuntes.


¿Un Review para que vuelva Coran?