El demonio blungun se abalanzó sobre Buffy y la lanzó por los aires.
Los demonios blungun son asquerosos. Miden dos metros y pico, son duros y leñosos, de color marrón, con garras afiladas y una cola larga acabada en un aguijón hueco y afilado. Tienen ocho ojos y una boca sin dientes. Comen vampiros, a los humanos sólo los matan, su sabor no les gusta. Sujetan a un vampiro contra el suelo, le clavan el aguijón de la cola y le succionan la sangre y los órganos. Cuando terminan de comer suelen rematar a su víctima: clavan el aguijón en el corazón de lo que queda del vampiro y éste se pulveriza. Los vampiros lo saben y los evitan siempre que pueden.
Esta misión es complicada: hay que capturar al demonio sin matarlo para que Willow le saque cierta infomación necesaria para que ella y Tara puedan hacer un hechizo que impedirá el fin del mundo... Una vez más. Empezaba a ser rutina. Así que nada de armas ni estacas, sólo unas cadenas, el bicho y ella.
Aterrizó bien y se levantó rápidamente en guardia otra vez.
Y el bicho le estaba dando una paliza importante. Quizá tuviera algo que ver con que justo antes de la pelea había tenido otro de sus encuentros con Spike. Esta vez había terminado de otra forma distinta a la habitual.
Una vez más ella había ido a su encuentro decidida a romper con él. Esta historia tenía que acabar, ella no le quería y le estaba utilizando para sentirse mejor. No era bueno para ninguno de los dos, y definitivamente no era propio de una Cazadora. No podía acabar bien.
Pero entonces, ¿por qué estar con Spike le hacía sentirse tan bien? Al menos mientras se perdía en su cuerpo, mientras bajaba las defensas y perdía el control, y todo lo que era desagradable en su vida pasaba a un segundo plano, sólo existían ellos dos... No, no podía ser. Eso no significaba nada. Tenía que ser fuerte, tenía que acabar con esto. Encontraría la manera de sentirse viva sin ser un monstruo.
Sabía que él no se lo iba a tomar bien. Otras veces había intentado romper pero él nunca la escuchaba, se acercaba a ella de aquella forma insinuante que la dejaba indefensa, le cerraba la boca a besos, la dominaba con sus caricias, y ella no era capaz de impedirlo. Siempre acababan en la cama.
Pero esta vez no sería así. Lo rechazaría con la firmeza que hiciera falta. Iba preparada para resistirse a su seducción. Y si las cosas se ponían feas también para una buena pelea. De cualquier forma esto iba a acabar hoy mismo, por mucho que Spike intentara impedirlo.
Buffy llegó a la puerta de la cripta, reunió fuerzas, se alisó la falda, levantó la barbilla y entró sin llamar con expresión decidida.
Spike estaba allí de pie. Como siempre, había sentido que venía y estaba preparado para recibirla. Sonrió al verla, esa sonrisa suya deliciosa.
- Hola, Cazadora. Qué bien que hayas venido, te echaba mucho de menos. - Se acercó a ella de esa forma tan seductora. Buffy empezó a derretirse una vez más, pero esta vez iba a ser distinto. Lo detuvo de un empujón en el pecho, retrocedió dos pasos.
- Spike, tenemos que hablar. Quiero que terminemos para siempre. No vamos a volver a acostarnos. Esta vez es de verdad. - Lo había dicho, directa al grano. Sin anestesia. Ya está.
Spike se detuvo confundido y la miró fijamente unos momentos en silencio. Esto la había empezado a poner muy nerviosa porque no era el estilo de Spike. Normalmente a estas alturas ya se habría abalanzado sobre ella y estarían forcejeando y quitándose la ropa. ¿Por qué no reaccionaba?
Finalmente Spike pareció tomar una decisión y empezó a habló en un tono sereno, sin histrionismos, cosa que tampoco era muy propia de él.
- De acuerdo, me rindo. No puedo seguir así y tú tampoco. - Apartó la vista y deambuló por la habitación, alejándose de ella. - He estado pensando mucho en esto, Buffy. Ya estoy harto de tu desprecio. Sé que me utilizas para acallar tu dolor y nunca me ha importado, porque yo te quiero de verdad y pensaba que con el tiempo me querrías tú también. - Se detuvo y la miró con expresión dolida. Ella se puso en guardia mientras sentía una corriente gélida que recorría su espina dorsal. Esto no estaba siendo como ella había planeado. Spike siguió hablando.
- Me he dado cuenta de que eso no va a pasar. Nunca. - Volvió a darse la vuelta. - No te culpo. La culpa es mía. Siempre he sabido que no me quieres, y me contentaba con las migajas que me das cada vez que necesitas consuelo. Vienes a mí, te doy tu dosis y te vas odiándome y odiándote a tí misma. Esto te está haciendo daño y lo sé, pero yo quería creer que al final encontraríamos una manera de estar juntos. Ahora veo por primera vez que nunca podremos. Debí haberlo visto antes. - Sonrió con ironía - Cómo he podido ser tan ingenuo, tonto como un colegial enamorado. - Se puso serio otra vez, se paró. Tomó aire, reunió fuerzas y volvió a hablar.
- Me voy, Buffy. Te dejo en paz, no te molestaré más. No me busques nunca, por favor. No podría soportarlo. Olvídate de mí. Yo intentaré olvidarte.
Había terminado de hablar. Durante unos segundos se quedó mirándola con expresión triste pero decidida, esperando una respuesta. No hubo respuesta. Ella estaba demasiado sorprendida y confusa para responder. Entonces él se dio la vuelta y salió lentamente de la habitación. Antes de desaparecer por la puerta se volvió y la miró una vez más, una última vez, pensó ella. Spike sonrió con admiración.
- Creí que nunca volvería a sentir nada, Buffy. Ahora que te he conocido casi me siento vivo otra vez. Y duele mucho.
Dejó de sonreír, se volvió y se fue.
Esto era lo que ella llevaba meses intentando conseguir y ahora que había pasado se había quedado pasmada. No era como había esperado. Dolía más.
Mientras luchaba con el blungun no conseguía concentrarse en la pelea. Sólo veía a Spike y oía sus palabras en su mente una y otra vez: "Olvídate de mí".
Entonces se dio cuenta de que el blungun la podía matar si no se centraba en la pelea. También se dio cuenta de otra cosa: estaba muy cansada.
Se dejó caer de rodillas. ¿Y si se dejaba ir? A la mierda el mundo, a la mierda Spike. Dawn, Willow, el fin del mundo y todos. Ya no podía más. "No puedo seguir así, y tú tampoco". La muerte era una posibilidad muy real para ella en estos momentos, y la atraía con fuerza. Ya había estado allí y anhelaba esa paz, esa ausencia de todo. Llevaba meses intentando negárselo a sí misma, engañandose con la esperanza de que la vida empezaría a resultarle deseable cuando pasara más tiempo, pero se equivocaba, ahora lo veía claro. "Cómo he podido ser tan ingenuo".
El demonio se disponía a darle una patada en la cabeza. Cerró los ojos y se quedó quieta. "Ojalá sea rápido..."
Buffy esperaba el golpe con los ojos cerrados, y éste llegó como un sonido sordo delante de ella. Sorprendida, abrió los ojos.
"Tendrás que matarme a mí primero, bicho asqueroso". Spike se interponía entre ella y el blungun y había detenido el golpe. Tenía una mirada fiera. Ni rastro de su sarcasmo habitual. Esta lucha no era por diversión, con este adversario no cabían las bromas.
Spike atacó al blungun. Buffy se echó atrás sorprendida. ¿Qué hace Spike ahí? ¿No ha visto que es un blungun? Lo va a matar... "Vamos, reacciona". Para cuando se levantó Spike y el bicho habían intercambiado unos cuantos golpes bastante feos. Spike sangraba por la nariz y por una herida en el antebrazo causada por las garras del demonio, que se lamía la sangre de Spike de su garra derecha mientras sonreía – o algo parecido - . "Mmmm, sabe rico... Pero con un toque humano. ¿Te has mezclado mucho con ellos, bombón?" Spike rugió y se abalanzó sobre él otra vez.
Buffy saltó hacia ellos y llegó a pegar al monstruo un poco demasiado tarde, justo después de que éste sacara su aguijón, lo clavara en el cuello de Spike y lo volviera a sacar brutalmente, salpicando con sangre a Buffy en la cara y en el torso. "¡No!" Buffy no había llegado a tiempo. Spike cayó al suelo con expresión de dolor. Se sujetaba el cuello con las manos pero la sangre se escapaba entre los dedos. Estaba desangrándose a los pies de Buffy.
El demonio se estaba levantando cuando ella reaccionó. Atacó con una rabia incontenible que le daba una fuerza mucho mayor de la que ella misma pensaba que tenía. En unos segundos soltó una lluvia de golpes sobre el bicho hasta que quedó tendido en el suelo atontado, quejumbroso y medio muerto. Rápidamente lo inmovilizó con varios metros de cadena gruesa. Entonces volvió con Spike, temblando de miedo y ansiedad.
Spike yacía en el suelo agarrándose el cuello con las dos manos, casi inconsciente en mitad de un enorme charco de sangre, y seguía sangrando. Estaba aun más pálido de lo normal. Buffy se quedó sin aliento al verlo. Cuando él la vio alargó la mano hacia ella intentando agarrarla.
- Spike, no te muevas... No hagas esfuerzos. Voy a... parar la hemorragia – No creía que eso fuera posible. Se dio cuenta de que si no conseguía pararla Spike iba a morir en cuestión de minutos.
Buffy cogió su mochila y buscó al borde del histerismo su equipo de sutura. Temblaba tanto que le costó enhebrar el hilo y atinar con los puntos. No veía casi dónde pinchaba debido a la sangre que no dejaba de manar. Terminó la sutura y la hemorragia cesó, pero Spike había perdido mucha sangre y la herida podía volver a abrirse fácilmente.
A estas alturas Spike llevaba un rato inconsciente. Buffy hizo el nudo final y cortó el hilo, pero con los nervios dio un tirón más fuerte de lo que hubiera querido y Spike se despertó con un gemido de dolor. "Buffy... No..." "Shh, calla, estás muy débil, amor" Esta última palabra hizo que Spike abriera más los ojos sorprendido. Después se volvió a desmayar.
Buffy se sorprendió también. ¿Por qué lo había dicho? ¿Consuelo para un moribundo? La verdad es que no, con la tensión lo había dicho de forma completamente espontánea. Y Spike no iba a morir, no, por favor. Con este último pensamiento y con el bajón de adrenalina se apoderó de ella un temblor de piernas incontrolable y se le revolvió el estómago. Se dejó caer en el suelo al lado de Spike y alivió su tensión llorando durante unos minutos.
Cuando recobró el control Spike seguía inconsciente y con muy mal aspecto. Era difícil decir si se estaba muriendo. En realidad para empezar no estaba vivo, y siempre estaba más frío y pálido que una persona... No, Spike era una persona, digan lo que digan. Buffy tenía eso muy claro. Alguien capaz de dar la vida por otro no merecía otro tratamiento.
¿Cuánta sangre puede perder un vampiro sin morir? Ella había visto a Angel recuperarse de heridas horribles que sin duda hubieran matado a un humano. Spike saldría adelante, tenía que hacerlo... No podía pensar siquiera que pudiera morir. No podía enfrentarse a esa posibilidad. Buffy le vendó el cuello apretando bastante. Enseguida apareció una mancha roja en el vendaje, pero no se hizo más grande.
¿Qué iba a hacer ahora? ¿Llamar a sus amigos? Ninguno de ellos tragaba a Spike, especialmente Xander que ahora además tenía unos celos horribles de él desde que se había enterado que Buffy se había estado acostando con él. Iba a tener que hacer esto sola. Pero si movía sola a Spike podía morir. ¿Una ambulancia? ¿Cómo ocultar a los médicos que era un vampiro? Sin pulso, sin respiración... Acabaría enterrado vivo o algo peor, diseccionado en una mesa de autopsias. No podía llamar a una ambulancia. Tendría que arreglárselas de alguna otra manera.
Finalmente se tragó su orgullo y llamó a Willow, le explicó la situación y le pidió ayuda. Willow la tranquilizó y le dijo que la ayudaría con lo que fuera. Buffy se sintió una vez más afortunada por contar con ella. Llegaría en menos de media hora con los refuerzos que pudiera conseguir.
Buffy guardó el móvil y volvió con Spike. Se había vuelto a despertar. Estaba muy débil y dolorido, pero completamente consciente. La miraba fijamente. A ella le resultaba incómodo sostenerle la mirada.
- No me mires así, me haces ponerme colorada.
- No estoy en mis mejores momentos, Buffy... Quizá no te pueda mirar durante mucho más tiempo. - Su voz era débil. Sonreía, pero no hablaba totalmente en broma.
- Calla, no digas eso. Te vas a poner bien, los vampiros os curáis rápido, ¿no? - Las lágrimas empezaron a escapársele de los ojos otra vez.
- Nunca había perdido tanta sangre, cariño, no sé si me recuperaré – Se puso serio y apartó la vista de Buffy unos momentos pero después volvió a mirarla y a sonreír con un asomo de burla – Pero quiero aprovechar esto mientras dure. No todos los días estás pendiente de mí y me mimas. Me voy a hacer el moribundo todo lo que pueda. Podría acostumbrarme a esto. - Intentó reírse pero el esfuerzo le causó una ráfaga de dolor en el cuello que le hizo gemir y cerrar los ojos unos segundos, así que lo dejó en una media sonrisa un poco torcida. - No sufras por mí, preciosa, saldré de esta. He estado peor – mintió.
- Mientes muy mal, Spike – Ahora Buffy lloraba abiertamente. - Yo...
- No digas nada de lo que te arrepientas luego, Cazadora. La lástima me resulta humillante. Los dos somos fuertes. - Le interrumpió él. - Déjame descansar unos segundos...
Buffy apoyó la cabeza sobre el pecho de Spike y lloró en silencio.
Después de un rato Spike empezó a hablar en voz baja con un tono sincero que Buffy no le había oído nunca antes.
- A veces sueño cómo serían las cosas si tú me quisieras, Buffy. Sueño que me miras como mirabas a Angel, que te preocupas por mí y que estamos juntos luchando contra el mundo y contra todo lo que se nos atraviese en el camino. Yo estaría a tu lado para cualquier cosa, Buffy, para cualquier cosa. Lucharía contra el infierno entero por tí.
Buffy no sabía qué decir. Sabía que Spike la deseaba y estaba obsesionado con ella, pero no hasta qué punto realmente la quería. Ahora creía cada palabra.
- Mírame - Dijo él con apremio.
Buffy se incorporó y le miró a los ojos. El hizo un esfuerzo y alargó una mano para tocarle la cara mirándola con pasión.
- Si tuviera alma sería capaz de darla por tí, mi amor. Tú has dado sentido a mi existencia. Si muero ahora moriré completo. Si vivo me marcharé y te guardaré en mi corazón para toda la eternidad. Quiero que sepas que nunca había amado así a nadie, ni cuando estaba vivo. Tú me has hecho un regalo, has dejado que me acercara a tí y te tocara y me has tratado como a una persona, no como al monstruo que soy. Tú me has hecho querer ser mejor. Ahora mi vida – o lo que sea esto que vivo – es distinta para siempre. Ahora sé que puedo elegir mi destino, puedo hacer cosas buenas o malas, y merezco algo mejor que arrastrarme por el mundo asqueado de mí mismo y destruyendo todo lo que toco. Por eso he venido hoy.
Buffy estaba profundamente conmovida. Le besó suavemente en los labios y pensó unos momentos su respuesta.
- William, tú no eres un monstruo. Lo eras, pero has cambiado. No estoy muy segura de que no tengas alma ahora. Quédate con nosotros. - "Quédate conmigo", pensó sin decirlo.
Spike la miró con dulzura, una sombra de su burlona sonrisa volvió a su expresión.
- Cariño, tampoco te pases, sólo tengo debilidad por tí. Los demás me siguen cayendo fatal.
Un espasmo de dolor cruzó su cara, la mancha de su vendaje se hizo un poco más grande. Su mirada se nubló.
- Tienes que descansar, Spike. Willow llegará en un momento y te llevaremos a casa. Ahorra fuerzas, que las vas a necesitar.
- Quédate conmigo, Buffy, no me dejes solo.
- No te dejaría solo ahora ni aunque viniera un ejército de demonios. El fin del mundo tendrá que esperar su turno. - Buffy le cogió la mano y se volvió a recostar sobre el pecho de Spike. Se quedaron en silencio un rato, agotados.
Cuando Willow llegó unos minutos después con Xander y Tara los encontraron a los dos abrazados en el suelo, manchados de sangre, dormidos. Spike parecía muerto.
