Advertencia: Exageré, amo ser la reina del drama
A2: Un poco OCC.
Agradecimiento especial a Julieta Jaureguiberri, Mi amiga y editora personal. Una grande del dibujo también.
¡Tiempo sin escribir! Espero no haber perdido la práctica. :)
El día de hoy les traigo una historia que surgió a base de una experiencia "personal" si puede decirse y no pude liberarme de la idea.
¡Muchísimas gracias por leer y si les gustó la historia déjenme un comentario! Queda de más decir que "Bravest Warriors" no me pertenece. ^^
¡Comenzamos!
La mañana del día Domingo comenzaba tranquila en la base: el sol se filtraba con lentitud a través de las ventanas, un par de nubes surcaba vagamente el cielo y las avecillas saludaban con su canto. El día recién empezaba, tranquilo, prometía buenas noticias. Cada guerrero cumplía con sus actividades en sus respectivas habitaciones hasta que llegó la hora de desayunar, tarea a cargo del mejor repostero de la base, Chris, sin lugar a dudas.
El olor a los deliciosos waffles recién cocinados inundó la base y como almas en pena las personas comenzaron a llegar a la mesa en búsqueda de saciar el hambre, que ya era casi feroz. El primero fue Danny, su pijama consistía en sólo un pantalón de color azul oscuro su cabello castaño lucía enmarañado y se veía de bastante buen humor con su típica sonrisa confiada.
-Buenos días Chris –Saludó riendo hacia su comida- Amigo, en mañanas como ésta me hace muy feliz que vivamos juntos.
-Buenos días Danny- Respondió el rubio sonriendo halagado, mientras agregaba mantequilla y miel de Maple a su creación- Siéntate, el desayuno está casi listo, los demás no deben tardar en llegar.
Hace semanas que no tenemos una mañana tan tranquila. Es lindo poder quedarse en pijama, ¿Verdad chicos? – Wallow hizo acto de presencia en la cocina con una taza humeante en sus manos, llevaba un gorro anaranjado a juego con sus pantalones, mientras que su camisa era de un tono salmón sutilmente más oscura- Buenos días equipo. –Hey ¿Y Beth? –
-Estuvo de madrugada en mi habitación- comentó Danny ante la atenta e inquieta del chico de ojos azules- Estaba muy emocionada, por umh... –Divagó- cualquier cosa, supongo. Tenía muchas ganas de tener alguna misión hoy, se desanimó bastante cuando le dije que nuestros motores estaban averiados.-
-¿Nuestros motores están averiados?- Interrogó el médico de la base- ¿Qué pasó esta vez? –Rodó sus ojos, ya se lo imaginaba-
-¡A mi no me vean! –Se escuchó a Impossibear desde la habitación de arriba- ¡En mi defensa, estaba viendo catálogos en línea! ¡Fue el mocoso!-
-Sí, nuestros motores están averiados- murmuró el moreno rascando su cien en un gesto frustrado- Catbug pensó que volaríamos más rápido si metía dibujos coloreados de llamas, de los dos tipos. También le agregó cereales, no tengo idea del porque, pero estaré toda la tarde limpiando eso.-
-Ouch- musitó Wallow- Iré a echarte una mano con eso, amigo.
-Gracias- Danny se veía visiblemente más animado con el comentario, lo que calmó un poco a Chris.
-De todas formas, ¿No les parece algo raro que Beth quiera una misión con tanta desesperación? Ella no suele querer molestias los domingos, ya saben. No creo que nadie aquí lo prefiera antes que dormir.
-Sip, esa chica sabe como disfrutar el fin de semana de flojera- afirmó Vásquez con sorna.
Todos rieron y como si por resultado de una invocación involuntaria se tratara, la pelinegra asomó su cabeza hacia el interior de la cocina. Su rostro denotaba unas marcadas ojeras a juego con sus ojos semi-hinchados, su piel habia pasado de una tonalidad porcelana a la palidez más horrenda que pudieron imaginar, llevaba una manta color verde atada a la cintura y aún vestía su habitual bata mañanera.
-Hey, uhm…Lo siento chicos, pero tendrán que adelantarse con la comida- Murmuró Beth con una pequeña sonrisa- Yo…eh, los alcanzaré luego.
Y dicho esto desapareció rápidamente por el pasillo en dirección al Holo-John, dejando a su equipo mirándose mutuamente, sumido en el más profundo desconcierto.
¿Uhm? ¿Sucedió algo? Eso no es precisamente alguien "animado" – Preguntó Wallow y se volvió hacia ellos para seguir bebiendo algo de té.
No lo sé –Denegó Chris aún con una mueca de desconcierto- Bueno, saben que ella no es especialmente adicta a los dulces, quizás sólo no le apetecía esta mañana –sonrió, para darle tranquilidad a sus compañeros, sin embargo no demostró tanta seguridad en sus palabras-
Bueno, sea lo que sea, sobrevivirá, es la más fuerte de aquí –Aseguró Danny mientras ponía una gran cantidad de panquecitos en su plato. Todos asintieron con vehemencia- Equipo ¡A comer!
El desayuno transcurrió con normalidad para todos, quienes tragaban a velocidad inhumana la esponjosa masa; la situación se repitió en el almuerzo: donde la chica tampoco se presentó. Esto no alertó a nadie, sólo Chris, quien preocupado por la actitud de su amiga, desapareció con un plato preparado desde la mañana, aprovechando la distracción de los demás para saber cómo se encontraba la valiente guerrera.
Él sabía lo fuerte e independiente que era, pero no podía evitar preocuparse, había barajado la posibilidad de que se encontrase enferma y por eso había querido evitarles, sin embargo, esta posibilidad no le satisfacía del todo por la historia de Danny. Quería oír que sucedía de sus propios labios. Cara a cara. A solas, de ser necesario. Después de todo, era su mejor amiga: la chica que secretamente amaba más en éste mundo.
Posiblemente él sólo quería una excusa para pasar un rato a solas con ella… Se encontró abrumado y sacudió la cabeza. Sea o no ese el asunto. Él ya se dirigía hacia su habitación sin querer pensar demasiado en como excusarse para estar con ella, sino que buscaba hacer hincapié en querer ayudarla.
Una vez que se halló frente a la puerta, suspiró, al no estar vestido aún, sus pies descalzos pudieron sentir humedad en sus plantas, en el piso habían pequeñas gotas de agua, que indicaban que su amiga había tomado un baño recientemente.
Por precaución el rubio decidió llamar a la puerta, donde la voz de la chica respondió en un breve alarido que tenía permitido entrar.
El rostro de Chris se convirtió en un poema: la base no era precisamente el infierno por el calor pero tampoco era un lugar frío. Sin embargo la poseedora de su corazón se encontraba en cama, arropada hasta el cuello y con el dorso de su mano tapando su rostro, como si sufriese alguna tormentosa agonía.
-Uhmm, ¿Beth? ¿Te encuentras bien?-
-No es nada, no te preocupes amigo, puedes entrar-
El rubio avanzó con temor hacia donde se encontraba su amiga, podía observar a su Pet-stick, el minino anaranjado descansando a la altura del vientre de la chica, al reconocerlo le ronroneó suavemente, restregando su cabeza contra la blusa azul de su ropa de dormir.
-¿Qué pasa? –Murmuró ella viéndolo con el ojo izquierdo que acababa de ser descubierto por su brazo-
-No es nada –Dijo Chris mirando al piso mientras pensaba en una excusa que no lo hiciera sonar como un idiota, sin mucho éxito, por supuesto- Sólo quería saber si tenías hambre –Extendió su única coartada, el plato de waffles.
La chica abrió los ojos en un gesto sorprendido, sonrojándose levemente y sonrió enderezándose de la montaña de ropa para permitirle a su amigo tomar asiento junto a ella.
-Gracias- susurró mientras comenzaba a comer- Había olvidado el desayuno, y supongo que el almuerzo también.
La voz de la pelinegra hizo eco en su cabeza, era obvio que algo le pasaba. Comenzó a enumerar mentalmente sus extrañas actitudes: se levantó de madrugada con mucho ánimo, luego los evadió, corrió a ducharse en vez de desayunar, se veía cansada, no deseaba comer mucho y tenía un frío polar.
Comenzó a examinarla con la mirada en búsqueda de más datos cuando notó algo en la anatomía de su amiga.
Sus pechos estaban mínimamente más grandes.
Negaría y clamaría por su inocencia ante los dioses si alguien le acusaba de ser un pervertido. Él era un héroe, un líder…Un…Un adolescente, Sí, bueno... Pero un pervertido jamás, si se había fijado del cambio era porque la conocía, obviamente. Años de estar enamorado de ella le habían hecho conocer hasta el mínimo detalle de su persona. Por eso se pudo dar cuenta. No era un pervertido. No lo era y se lo repetiría a cualquier persona que le acusara. ¡Él era Chris Kirkman, un hombre detallista enamorado, no un degenerado!
Al preocuparse tanto del reconfortante monólogo interno no se llegó a enterar en qué momento Beth dejó de comer y pasó a mirarlo con una ceja alzada. El rostro de su mejor amigo estaba tan rojo como la sudadera de Danny y eso la perturbaba un poco, por lo que decidió permitirle a su amigo-mascota hacerle salir de su ensoñación.
Beth rodó su cuerpo dispuesta a dormir acurrucada en sus mantas, ignorando por completo al pobre chico que se encontraba a su lado, el cansancio de su cuerpo le suplicaba una corta siesta, después de todo, hacia un rato había perdido la mente de su acompañante, a él no le importaría.
-Su blusa- murmuró Chris para sí, aún sin salir de su ensimismamiento. Es dos tallas más grande de la que debería usar. ¿Puede ser que le duela el cuerpo?- Dedujo débilmente, sin evidencia de lo planteado.- Quizás ella…
Un pequeño ardor le hizo volver a la realidad. Su brazo lucía unas pequeñas gotas de sangre junto a unos casi invisibles cortes. Observó al culpable maullar, girando su rostro con curiosidad. El aludido gruñó hasta que entendió lo que el animal quería indicarle, su amiga estaba ahora de espaldas a él, completamente sumida en los brazos de Morfeo.
Tenías otras maneras. ¿Sabes? –Reclamó al aire levemente molesto.
