One moment, one place.
Este es un fic… de los que no gustan a nadie. Y no me interesa que guste.
Reffie.
Sencillamente sintió como la jalaron del codo, y no fueron ni diez pasos hasta la puerta. Sonaba como bodega, pesada y metalica, con olor a oxido. No supo que paso primero, entre su caida de rodillas en ese piso mugriento, si la ataron con las manos delante o cerraron la puerta. Eran esposas, no cuerdas.
De rodillas, temblando. Habia dejado el grupo medio borracha, sus pantaletas estaban mojadas, y ella sabia porque. No sentia, extrañamente, angustia, no podia pensar. No podia sentir, embotada por el alcohol.
Si sintio algo extraño cuando le bajaron los pantalones. Y fue el roce de unos dedos justo en torno a su ombigo. Su atacante se acomodó, para besar las ultimas vertebras, y subir hasta sus paletas, para acabar mordiendo su cuello. Ella abrio las piernas al sentir sus dedos finos sobre sus pequeños y atados pechos. Echó hacia atrás las caderas: llevaba dos meses extrañando sentirlo.
Él penetro bruscamente, con fuerza. Ya no aguantaba mas. Lo cierto es que se habia masturbado mucho, peor jamas alcanzaba a culminar: desde que estubo con ella su piel dolia. Ambos sintieron la presion que fue cediendo, el dolor que es placer a la vez, y el la abrazo, descansando sobre ella. Ella giro la cabeza, con los ojos cerrados, y el la beso.
A veces solian decir que esa era una batalla, y si lo era, una batalla entre la busqueda del placer, y el tratar de no perder por completo el control. Cuando el vio que perdia la batalla, solto las esposas y salio de ella. La lanzo al suelo, beso su vientre y su cuello, y se hundio en ella. Ella… lo dejo entrar, moviendose desesperadamente, lo abrazo, lo rasguño, para acabar en un gemido y un largo tensionar de su espalda. Cuando su cader se alzo, el la miro acabar, sudado, sudados, riendose.
Noe ra por burlarse, pero el placer de sentir esos anillos apretarse en torno a su pene era descontrolante. La beso en los labios, moviendose suavemente, y ella sintio ese quemante liquido dentro, desbordandola. El finalmente sudaba y respiraba muy pesadoen su hombro. Ella le habia abierto la camisa.
-TE extrañe… casi mori de deseo.
-Yo tambien.
