Especial "Celos Saiyajin"
Nota inicial: Ya todos estamos convencidos que los Saiyajins llegaron a celar a sus mujeres, y para muestra este pequeño fic que pretende resaltar el lado cómico de la situación. Diviértanse.
Escenario: un típico programa de "Talk Show" televisivo, público incluido, con el presentador y conductor estrella del famoso programa "Los Juegos del Hambre" dentro de la misma trilogía, ni más ni menos que el inigualable Caesar Flickerman. Él será quien se encargue de "sacar los trapitos al sol" de los flamantes invitados.
Panelistas: los Saiyajins… bueno, únicamente los mayores consentidos de la audiencia televisiva que sigue la historia, Gokú, Gohan y Vegeta, cuyas aventuras deleitan a los conocedores.
Se inicia el show con la aparición de Caesar Flickerman tras unas enormes puertas, y recibe los aplausos de la muchedumbre presente.
— ¡Hola, bienvenidos!... muchas gracias por su cálido recibimiento… ese es mi público de Panem… —el presentador viste tan estrafalario como es su costumbre, luciendo una nueva peluca plateada y su falsa sonrisa, y arroja besos al aire correspondiendo los saludos; posteriormente tomar su silla preferida en el panel, la ubicada en el lugar de honor—. Como ya no celebramos "Los juegos del Hambre" hemos decidido darle un giro al programa… y el programa de hoy es de los que me gusta, será espectacular… es tan bello presenciar este tipo de cosas en esta época… —dice al momento de sentarse, revisando las notas que le fueron proporcionadas por el personal técnico para llevar el orden de la emisión televisiva, regalando a la cámara lo que se consideraría su mejor sonrisa—… Pero mejor demos paso a los primeros invitados… ¡y aquí los tienen, con ustedes Son Gokú, su hijo Son Gohan, y el Príncipe Vegeta! —señala en seguida con voz emocionada, y las puertas detrás del foro se abren para dar paso a los convocados, arrancando los aplausos entusiastas de los asistentes.
Nuestros héroes hacen su entrada con gestos de absoluta confusión, mirando hacia todos lados… bueno, el Príncipe Saiyajin parece más irritado que nada al tener que estar ahí, perdiendo su valioso tiempo sin un motivo lógico, en lugar de aprovechar el día haciendo lo que más le gusta.
— Bienvenidos, bienvenidos, ocupen sus lugares por favor —les indica el conductor sin tomarse lo molestia de levantarse para recibirles, extendiéndoles la mano a modo de saludo.
— ¡Hola, soy Gokú, mucho gusto en conocerle!... ¿usted sabe por qué estamos aquí? —a Gokú siempre le ha gustado mostrar su buena educación y esta no es la excepción, sacudiendo al pobre de Caesar hasta casi tirarlo de la butaca.
— Papá, ten cuidado… —Gohan salvó al presentador muy a tiempo, deteniendo su caída y apartándolo de su padre para saludarlo con cortesía, empleando una entonación de voz ligeramente apenada—. Usted, disculpe, buen señor, mi nombre es Gohan, mucho gusto.
— Descuida, no hay problema… soy Caesar Flickerman, su anfitrión de esta noche —Caesar Flickerman se acomodó la ropa y rápidamente regresó a su asiento, tomando una vez más sus notas. Hay que resaltar que, para variar, Vegeta ni saludó y se acomodó en el sitio más alejado del conductor al tiempo que le lanzaba una mal disimulada mirada de desagrado. El caballero hizo caso omiso al desaire y continúo con su labor periodística—… muy bien, esto es excelente… si me hacen el favor de tomar asiento podremos continuar, gracias… —les indicó a los Son con relativa deferencia, y ellos le hicieron caso poniendo en sus rostros un gesto de curiosidad al verlo barajear las tarjetas—. Bien, bien, así que ustedes son los Saiyajins conocidos como Gokú, Gohan y… Vegeta, los protagonistas de este caso… —enunció empleando en esta ocasión un tono de voz que mostraba curiosidad, mirándolos con interés profesional.
— Vegeta, no seas grosero y saluda al amable señor que nos está hablando… —Gokú se había sentado cerca de su paisano y le metió un suave codazo en las costillas, reprochándole por su incultura.
— ¡Argh, no me fastidies más, Kakarotto!... ¡lo único que me importa es saber por qué tenemos que estar aquí con este sujeto tan raro! —y, lógicamente, eso hizo explotar al nombrado, encontrando apropiado desquitarse en la persona de su némesis al gritarle su rabia, y mirando una vez más a Caesar por una fracción de segundo… tenía ganas de estrangular a alguien.
— Muy bien, sensacional… puedo ver que tú eres Vegeta, un Príncipe extraterrestre que se quedó a vivir en la Tierra… qué interesante y que honor tan grande tener con nosotros a un Príncipe —éste conservó la calma volviendo a revisar los apuntes del caso, haciendo el comentario con una entonación jubilosa. Al cabo de unos segundos levantó la vista para observarlos con detenimiento, hablándoles sin disimular su entusiasmo—. Bueno, antes de decirles la verdadera razón por la cual fueron invitados a este programa me gustaría presentarles a algunos de sus conocidos, los cuales también nos acompañan para ser testigos del suceso… ¡y aquí están ellos! —y terminó su parlamento con una exclamación de júbilo señalando hacia un espacio en la gradas, en tanto que el público aplaudía con ganas para demostrar su aprobación. En dichas gradas se encontraban sentados Krilin con 18, Yamcha y Puar, Mr. Satán con Majin Boo, Pikoro, Goten y Trunks, y el Supremo Kaio – Shin de quince generaciones atrás, quien no dudó en mostrarse emocionado por encontrarse allí.
— ¡Siempre lo he dicho, la gente de la Tierra sí que sabe divertirse! —externó el anciano entusiasmado, saludando para todos lados. Los demás no sabían bien a bien el motivo de su presencia en ese lugar, y se veían un poco incómodos. Claro que Goten y Trunks no perdieron el tiempo y de igual forma saludaron a sus familiares con gozo.
— ¡Hola, papá, hola, Gohan, estoy aquí! —dijo el pequeño Son en voz alta haciendo señas con los bracitos.
— ¡Papá, papá, mírame, yo también vine! —exclamó el heredero de Capsule al mismo tiempo que su amiguito, imitando su gesto para atraer la atención de su propio progenitor. Vegeta sólo le concedió una mirada furtiva, preguntándose en su interior qué diablos estaba ocurriendo ahí.
— ¡Goten, amigos, qué gusto verlos! —por supuesto que Gokú no iba a dejar de corresponderle a su menor hijo, así que les dirigió a todos un saludo amistoso.
— ¿Y dónde está mamá? —preguntó Gohan en un susurro bajo, extrañado de ver a su hermano solo. Con una madre como la suya, tan al pendiente de ellos, aquello era verdaderamente raro.
— OK., OK., vamos a continuar, por favor… —Caesar Flickerman carraspeó un poco para atraer nuevamente la atención sobre su persona, e inmediatamente sonrió mostrando una perfecta dentadura—. Mis estimados Saiyajins, en este programa vamos a aclarar todo lo relacionado con lo que veremos a continuación… ahora, Claudius, la cámara oculta —le indicó a su asistente con algo de parsimonia.
— En seguida, Caesar, en seguida… —le respondió el nombrado Claudius Templesmith, su más cercano colaborador, y les hizo señas a los técnicos de piso para activar la señal. Todo en menos de medio minuto.
En el panel colocado detrás, justo donde una pantalla abarca la totalidad del muro, se vio la siguiente y muy conocida escena del anime: observamos a un Gohan enrojecido de coraje y echándole en cara a su papá el pretender que le arregle una cita al muy anciano Kaio – Shin de quince generaciones atrás con Videl, su querida amiga e hija de Mr. Satán, y todo para que le enseñara (a Gohan) una técnica con la cual podría incrementar sus poderes para vencer a Majin Boo. Los tres se quedan pasmados ante lo sucedido, no entendiendo nada de nada… ¿cómo es que se había hecho eso, cómo es que los habían visto si se supone que el planeta Supremo está muy, muy lejos de la Tierra, en otra dimensión?
— ¿Y eso… de dónde salió eso? —preguntó Gohan avergonzado en extremo, dirigiéndose al caballero de manera respetuosa. Aquello no auguraba nada bueno, no señor, y menos con Mr. Satán ahí presente, el cual por cierto parecía tan desconcertado como él. Y, para empeorar las cosas, la gente seguía ovacionando de forma escandalosa disfrutando la escena.
— Lo siento, joven Gohan, pero no puedo revelarte los secretos profesionales de la profesión —le sonrió Caesar Flickerman con algo de descaro y conmiseración, barajeando sus apuntes una vez más.
— ¡Yo no tengo ni m#$% que ver en ese argüende, así que váyanse a la ch#$%! —Vegeta no dudó ni un segundo en cuestionar su presencia ahí ya que él no aparecía en el video. Las palabras altisonantes tuvieron que ser silenciadas con el conocido pitido.
— Por favor, Príncipe Vegeta, estamos en un horario familiar y no puede andar hablando así… ese leguaje no es de gente de alcurnia como usted —el conductor pareció levemente horrorizado al oírle hablar de esa forma tan vulgar, e incluso tembló un poco.
— ¡Me vale m#$%, yo no pedí venir! —externó el aludido… o sea, el ofendido tenía que ser él porque querían involucrarlo en los conflictos de otros.
— Bueno, sí, en eso tiene razón… pero de todos modos tiene que explicarnos lo acontecido en la siguiente escena… por favor, Claudius, vamos con la siguiente escena… —al presentador no le quedó de otra más que pasar por alto la nueva insolencia, y sin dudarlo solicitó a su equipo la reproducción de la siguientes imágenes.
Ahora se apreciaba al Príncipe Saiyajin crecido por la furia, gritándole por todo lo alto a Gokú ante la osadía de éste de ofrecerle al Supremo anciano una cita con Bulma a cambio de que les permitiera usar las esferas del Dragón de Namekusejin, una vez más, para recomponer la Tierra que había sido destruida por Majin Boo. La escena se congeló en el tiempo justo.
— ¿Qué?... —por supuesto que Vegeta se quedó congelado de la misma manera, viéndose atrapado por una cámara indiscreta… razón de más para odiar tomarse fotos.
— Oye, Vegeta, viéndote de este lado te ves bastante gracioso —comentó Gokú con aire de diversión. En ese momento, el reflejado en la toma, se había sentido intimidado ante el enojo del Príncipe, pero ahora la perspectiva le había cambiado.
— ¡Kakarotto!, ¿por qué m#$% no te callas, eh? —le gruñó su interlocutor apretando un puño amenazador, mostrándoselo muy cerca del rostro—. ¡Por sí no te das cuenta tú eres el culpable de todo este teatro! —le espetó puntualmente.
— ¿Yo?... ¿y yo por qué? —obvio que el Saiyajin de peinado punk no comprendió el sentido del reclamo de su coterráneo. Y es que, como todos ya sabemos, en ambas escenas él es el regañado por andar ofreciendo mujeres ajenas.
— Bueno, papá, he de decirte que está vez Vegeta tiene razón… —intervino Gohan calmadamente, en un intento de hacer entender a su progenitor sobre la gravedad del caso.
— Muy bien, muy bien, ya nos vamos entendiendo… —la voz de Caesar Flickerman se impuso a la amistosa charla para indicar que el programa debe continuar, consultando sus apuntes por enésima ocasión para no perder el orden. Rápidamente se dirigió a su asesor personal—. Ahora, Claudius, creo que ha llegado el momento en que las lindas damas deben hacer su entrada triunfal.
— Ciertamente tienes razón, Caesar, ha llegado la hora —asintió el aludido en entonación respetuosa.
— ¡Y ahora, con nosotros, las más grandes, las mejores, están aquí! —el conductor no perdió el tiempo y levantó la voz con delirio, incorporándose de su asiento para dar la acogida a las nuevas invitadas al panel.
Por las mismas puertas por las que los Saiyajins habían entrado aparecieron sus esposas y Videl, y ellos se quedaron con la boca abierta del pasmo… ¿qué significaba eso? Por cierto que ellas también se notaban bastante aturdidas, echando un vistazo hacia todos lados con la esperanza de encontrar algo lógico al hecho de estar ahí. Como un plan premeditado ahora ambas imágenes acusadoras se mostraban en la gran pantalla, por lo que las tres mujeres pudieron verlas en seguida.
— ¿Milk? —Gokú parpadeó extrañado… ¿cómo había llegado su esposa ahí?
— ¿Vi… Videl? —también Gohan no pudo ocultar su extrañeza, y enrojeció levemente cuando su amiga lo miró con duda después de darle un breve vistazo a la pantalla.
— ¡Mis reinas… sean ustedes bienvenidas! —Caesar Flickerman les dio un apretón de manos, un abrazo rápido y un beso en ambas mejillas a cada una de ella, dejándolas más aturdidas, pero correspondieron al gesto por puro compromiso, aun sin entender el motivo por el cual las habían invitado a ese programa. Para su fortuna los tres Saiyajins todavía no se recobraban de la impresión, o tal vez le hubiera ido muy mal—. Hola… pasen, siéntense aquí por favor… Claudius, hay que portarse bien porque estas lindas mujeres están comprometidas… —posteriormente las condujo a sus asientos, situados a continuación de los Saiyajins, y no perdió la oportunidad de bromear un poco con Claudius Templesmith para divertimiento de la audiencia. Recuperando la compostura retomó su lugar y volvió a estudiar sus memorándums.
— ¡Bulma!, ¿sabes qué carajo pasa en este maldito lugar? —Vegeta le lanzó la pregunta a su esposa sin pizca de amabilidad en cuanto ella se acomodó a su lado, esperando que supiera explicarle todo. Era tan vergonzoso el ser exhibido de esa manera delante de una bola de chismosos.
— Cálmate, Vegeta, por favor… la verdad no tengo la menor idea de lo que pasa —fue la respuesta de la aludida pidiéndole paciencia al momento de sentarse, mirando hacia la pantalla con curiosidad y detenimiento para tratar de descifrar su contenido.
— Gokú, ¿quieres decirme qué fue lo que hiciste? —Milk no dudó en demandarle a su esposo por una aclaración inmediatamente de ver a su vez lo mostrado en esas iconografías, pues a leguas se notaba que Gohan y Vegeta estaban molestos con él.
— Muy bien… —Caesar Flickerman les interrumpió por enésima ocasión tras dejar sus notas de lado. Entonces se fijó en Gohan y le soltó un cuestionamiento a bocajarro—. Cuéntanos, Gohan, ¿es cierto o no que estás enamorado de Videl y que por ello te molestaste con tu padre cuando la ofreció en una cita al Supremo Kaio – Shin aquí presente? —empleando para ello un tono más bien serio al señalar hacia el sitio que ocupaba el nombrado anciano, quien por cierto volvió a saludar alegremente al público, indicando que no se trataba de ninguna broma.
— ¿Eh?... —el joven abrió la boca con gesto anonadado, no comprendiendo el trasfondo de dicha pregunta. Y la muchacha enrojeció con intensidad al tiempo que ocultaba el rostro entre las manos, deseando que la tierra se la tragara.
— Vamos, muchacho, acabamos de ver en la pantalla que estás enamorado de ella, eso no fue actuación —le puntualizó Caesar continuando con lo suyo—. ¿O únicamente la proteges porque es tu deber y nada más?... tenemos otras escenas que te delatan, como la vez en que fuiste en su ayuda cuando un edificio en la ciudad Satán ardía en llamas… o cuando te preocupaste porque tuvo que ir a pelear contra unos malhechores que aparentaban ser muy fuertes… —recalcó al tiempo que en la gran televisión pasaron las mencionadas acciones. La reacción del adolescente fue la de abrir más la boca hasta dar con su quijada en el suelo… ¿cuándo habían tomado todas esas imágenes?
— ¡Gokú!, ¿cómo pudiste hacerle eso a Gohan, eh? Mira que andar ofreciendo a nuestra futura nuera con un viejo loco… —Milk no dudó en regañar a su marido por esa falta de tacto, hablándole en voz alta.
— ¡Ah, eso explica muchas cosas!... Oye, Gohan, si me hubieras dicho que ya estás comprometido con tu amiga Videl para casarse no te habría pedido una cita para el viejito Supremo… lo siento, hijo —al fin Gokú pareció entender lo que había sucedido, así que le palmeó un hombro a su primogénito para confortarlo pidiéndole una disculpa por su atrevimiento.
— No… mamá, papá… eso no es… eso no es… nada de eso es cierto —el pobre Gohan también quiso desaparecer de la faz de la tierra más que nada porque Videl estaba ahí, escuchando esas palabras… ¿qué iba a pensar de él? Era tan bochornoso.
— ¿Entonces no te gusto, Gohan, es eso?... yo pensé que…que tal vez… —pero la joven morena se había ilusionado de sólo pensarlo y, cuando el muchacho lo negó, pareció decepcionada, así que se dirigió a él con vocecita trémula mirándolo con ojos temblorosos.
— ¿No te parece maravilloso, Vegeta?... Gohan y Videl hacen una bonita pareja —al tiempo que se desarrollaba la plática familiar Bulma se dirigió a su respectivo cónyuge hablándole en voz muy baja, sonriendo de contento.
— ¡Bah!, eso me tiene sin cuidado —le respondió éste mascullando entre dientes.
Mientras tanto en las gradas, donde se encuentran los otros personajes, se desarrolló lo siguiente: a Trunks, Goten y Majin Boo les dieron una muy buena dotación de dulces y comestibles varios para mantenerlos tranquilos, de forma especial al gran individuo de piel rosada, por lo que no les llamaba tanto la atención lo sucedido en el escenario principal, y hasta se divirtieron con las imágenes transmitidas en la pantalla como los demás asistentes, sacando sus propias e infantiles conclusiones. Pero sus acompañantes no parecían tan entretenidos como ellos, principalmente Pikoro… de Mr. Satán debemos resaltar su expresión de escepticismo, intrigado al ver a su hija con una actitud tan sensible.
— Disculpe, señorita 18, ¿usted puede explicarme lo qué está ocurriendo? ¿Y qué tiene que ver ese muchacho con mi hija? —dijo el hombre de peinado afro dirigiéndose respetuosamente a la rubia androide por encontrarse sentado cerca de ella.
— Puedo asegurarte que no te va a gustar mucho… —le contestó la aludida en tono cortante tras mirarlo burlonamente por una fracción de segundo.
— ¿Pues de qué se trata? —preguntó el campeón sin disimular su inquietud.
— Oiga, Mr. Satán, ¿de verdad no recuerda a Gohan? —fue la pregunta de Krilin en tono de incredulidad, observando al nombrado en espera de alguna reacción.
— Todos nosotros estuvimos con usted en el torneo de Cell… —Yamcha dio la explicación sin esperar una respuesta del hombre, quien parpadeó en repetidas ocasiones tratando de hacer memoria.
— Eso fue muy divertido… gran torneo —comentó el Supremo sin dirigirse a nadie en particular, carcajeándose por lo bajo.
— Bueno… ya decía yo que los había visto en algún lado —comentó Mr. Satán con leve inseguridad, rememorando lo ocurrido en ese torneo maldito. Fue una suerte haber salido vivo y que nadie descubriera la farsa que había montado sobre el tema.
— Por si no te has dado cuenta, farsante, tu hija se quiere casar con Gohan, el cual es el verdadero héroe que derrotó a Cell —resopló Pikoro con fastidio, harto ya de tanto escándalo.
— ¿Quéeee?... ¿qué mi pequeña Videl se quiere… casar con… con ese muchacho? —claro que la noticia impactó tanto al campeón que dé la impresión casi llega al techo del foro, y volvió la vista nuevamente al escenario.
— Vamos, hombre, debes de aceptar que tu hija es muy bonita y ya está en la edad de merecer —el Supremo Kaio - Shin habló una vez más sin que nadie le solicitara su aprobación, disfrutando de todo los sucesos a su alrededor.
Y por cierto, en el escenario continuaba dándose el desarrollo del show, así que nadie le prestó atención al asombro de Mr. Satán.
— No, Videl, es que… no, no vayas a llorar… por favor, por favor… es que las cosas no deben ser así… —era el tartamudeo de Gohan sin saber qué hacer con su amiga, sintiéndose abrumado por no poder remediar el malentendido ya que aún no se encuentra seguro de sus sentimientos.
— ¡Oh, Gohan, esa no es la educación que te he dado!, ¡y no tienes que tratar así a tu futura esposa!... Tu deber es darle buenos ejemplos a Goten y mostrar tu educación —por supuesto que Milk se enfadó con su hijo mayor ante esa muestra de insensibilidad, y abrazó a la muchacha para confortarla dándole su apoyo. Claro que no olvidó lanzarle también a su marido una mirada severa, con la cual hizo que ambos varones se encogieran de miedo—. Ya verán los dos cuando lleguemos a casa, se quedarán sin cenar —puntualizó en tono ofendido.
— Pero… pero Milk… —Gokú lanzó un quejido muy bajo, más Gohan le apretó del hombro para hacerlo callar. Era mejor aguantar el castigo a que ella les reconviniera por varios días.
— Pues muy bien por ustedes, Gohan y Videl, aquí nos gustan las relaciones entre jóvenes enamorados y sus historias amorosas —comentó Caesar Flickerman retomando el control de show tras consultar sus notas, y después dirigió su atención en Videl hablándole con amabilidad—. Dime una cosa, Videl querida, ¿tú amas a Gohan y aceptarías casarte con él?
— Bueno… si Gohan quiere casarse… pues nos casamos cuando él quiera —respondió la joven con timidez tras limpiarse unas cuantas lágrimas—. ¿Tú quieres casarte conmigo, Gohan? —y se volvió nuevamente al joven Saiyajin regalándole una linda sonrisa.
Y veamos nuevamente lo que sucede en las gradas:
— Oye, Trunks, ¿entonces Gohan sí va a casarse con Videl?... ¿y cuándo va a ser eso? —preguntó Goten a su amigo del alma tras darle una última lamida a una enorme paleta de caramelo, metiéndosela inmediatamente a la boca para morderla.
— Pues así parece… pero bueno, Gohan ya es casi un adulto, así que es lógico que quiera hacer cosas de adulto —le respondió éste terminando con la última galleta de una gran bolsa, dándoselas de muy conocedor en aspectos del desarrollo humano.
— Entonces… eso quiere decir que Videl va a ser como mi hermana mayor… me gusta —dijo el pequeño Son más que feliz.
Más el programa todavía no ha terminado… hay tantas cosas que aclarar, y todas ellas tienen que ver con lo sucedido en el planeta Supremo.
—… em, Videl, ¿no crees que… que todavía somos muy jóvenes para casarnos? —fue la evasiva respuesta de Gohan a la pregunta planteada sonriendo aturdido, rascándose la nuca al más puro estilo de su progenitor. Los intestinos se le revolvieron sin razón aparente, pero estaba seguro que no tenía nada que ver con el hambre.
— Gohan, tu padre y yo nos casamos cuando teníamos diecinueve años, así que tienes nuestro consentimiento —indicó Milk muy seriamente, dando por sentado que pronto tendría lugar la boda.
— ¿En serio?... hay que ver cómo pasa el tiempo —observó el despistado Gokú con gesto de atontado… ya había perdido la cuenta de los años desde que se fue a vivir con el Kaio – sama del Norte allá en el otro mundo cuando murió por segunda vez. Y con ello se ganó una nueva y leve mirada de enfado por parte de su mujercita.
— Por favor, mamá, hay que ser razonables… Videl y yo aún no cumplimos dieciocho, y también tenemos que terminar la preparatoria —se defendió el adolescente en tono levemente desesperado, ya que él no tenía ninguna prisa por comprometerse.
— Señora Milk, su hijo tiene razón… no hay nada mejor que estudiar para llegar más lejos en la vida, así después podrá mantener a Videl como su esposa y a todos los nietecitos que vayan a darle — Caesar Flickerman se dispuso a retomar el control en el panel una vez más, empleando un tono solemne y educado al hablarle a la dama en cuestión invitándola a tranquilizarse; más enseguida se dirigió inquisitivamente al muchacho, decidido a sacarle al verdad de una vez por todas—. Pero ahora, Gohan, tienes que ser sincero con todos nosotros y reconocer que te sentiste celoso ante el hecho de que tu papá sugiriera el que arreglaras una cita al Supremo Kaio – Shin de quince generaciones atrás con la linda Videl, y todo por una sesión de artes marciales para incrementar tu fuerza… ¿acaso me equivoco?
— Este… bueno, yo… yo… la verdad es que… es que… tal vez… tal vez sea cierto eso que usted dice… no lo sé… —bueno, el pobre Gohan tartamudeó en voz muy baja atragantándose con su fluido bucal, enrojeciendo intensamente hasta la raíz de la negra cabellera. ¿Entonces eso era estar enamorado?... qué complicación.
Como no se atrevió a mirar a su amiga a la cara fue sorprendido por ella, porque, emocionada, se arrojó sobre él para plantarle un beso en la mejilla.
— ¡Oh, Gohan, soy tan feliz! —le dijo entusiasta.
— ¡Qué bonito! —Bulma y Milk tampoco dudaron en mostrar su alegría abrazándose mutuamente. Vegeta puso cara de acritud por todo el alboroto y Gokú se rascó la nuca muy sonriente… cualquier cosa que hiciera feliz a su hijo mayor estaba bien para él.
— ¡Videl! —justo entonces Mr. Satán se encaramó al escenario con gesto de preocupación, y se abalanzó sobre los jóvenes apartando a su hija del muchacho, quien no opuso resistencia y hasta se sintió levemente aliviado. Y no porque no quisiera a su amiga, pero todo le había parecido tan rápido que aún no lo digería.
— ¡Papá!, ¿qué haces? —la chica se mostró levemente incómoda entre los brazos de su progenitor, sobre todo porque éste se soltó a llorar como magdalena.
— ¡Videl, hija mía… tu madre estaría tan orgullosa de ti!... Tienes mi bendición para casarte —fueron las palabras del campeón plantándole a su hija un beso en ambas mejillas antes de soltarla. Inmediatamente se dirigió a Gohan en un susurro ahogado, hablándole con temblorosa voz—. Por favor, por favor, puedes llevarte a Videl si quieres, pero no vayas a decir nada sobre lo ocurrido en el torneo de Cell, sobre el hecho de que tú eres el verdadero campeón… por lo que más quieras no arruines mi reputación…
— ¡Papá! —ante eso Videl se mostró ofendida… ahora resulta que su padre la estaba ofreciendo a cambio de cuidar su "distinguida" reputación.
— Este… oiga, Mr. Satán, no creo que esté bien precipitarse con una boda… —Gohan se rascó la nuca avergonzado, y más que nada abochornado ya que todos daban por hecho que él y la joven morena se unirían inmediatamente en matrimonio cuando ni siquiera le había pedido formalmente que fuera su novia… vamos, ni siquiera le había pasado por la cabeza.
— ¡Qué viva el amor, si señor! , ¡y no olviden invitarnos a la boda! —y en ese momento Caesar Flickerman dio un grito de júbilo mientras que en el cielo aparecían cientos de fuegos artificiales y el público daba aplausos, para anunciar que Gohan y Videl se casarían muy pronto.
Nota: espero puedan perdonarme si me salí un poco del carácter del gran Caesar Flickerman, un gran personaje al que se le recuerda con cariño… por lo demás espero se hayan divertido y aquí no termina la historia, ya que aún queda por aclarar lo de Gokú y Vegeta… . Saludos y muchísimas disculpas por tanto retraso en mis fics… mi vida real se ha puesto tan pesada con tanto trabajo, pero me siento complacida conmigo misma al estar por concluir mi primer semestre en la Universidad, gracias a Dios ya es menos que al principio… .
