Renuncia: todo de Masashi Kishimoto.

¡Hoy inicia la NaruSaku Week! (tenía que decirlo). No me pienso tan disponible de aquí al 12, pero estaba obligada a participar, aunque fuese con drabbles. Y voy a tratar de atraer buena vibra para terminar la colección. El punto es que los shippeo mucho-demasiado y vine a compartir mi amor por ellos a un público que no existe.


Y SU CORAZÓN ES DE ORO.

i. Beginnins

Para ella, Naruto era chillón y estruendoso. Solía destacar de sobremanera a donde quiera que fuese, entre risas infantiles y formas de llamar la atención que la hacían cuestionar su inteligencia. Provocaba demasiado ruido y era una cáscara dura de pelar. Muy complicado llegar a su centro, pasando a través de una capa de incorregible desobediencia, y siempre que Sakura lo intentó Naruto la esquivó de algún modo. También era un zopenco.

Se caía de los árboles y cuando estaban a punto de atrapar a su objetivo (gato que en opinión de Naruto, Sasuke y ella debió vivir en libertad) fue el primero y el único en terminar con la cara repleta de arañazos que conformó una pintura abstracta y dolorosa. Y Sakura no logró contener una carcajada, de pena, diversión, vaya a saber; pero de todas formas fue quien lo terminó llevando al hospital cuando Sasuke se iba y matando un poco de esa risa, rechazaba su oferta de almorzar juntos. En esas ocasiones no tuvo otra opción más que acompañar a Naruto un rato.

Actualmente eso se mantiene igual, exceptuando que es Sai y no Sasuke, y que Sakura prefiere evitarlo y camina con Naruto por gusto.

Pero ya fuese pasado o presente, Naruto exuda felicidad a su lado y Sakura irremediablemente lo piensa colorido.

Podría no comprender su mentalidad, esa de no rendirse, de seguir su camino ninja —pues ¿qué más podría hacer? ¿Construirse el camino del panadero?—. Y fingiría una cara de que está pasando un terrible momento, que prefería aguantar los insultos de Ino a sus bombardeos de preguntas y es que irían y vendrían con un: Sakura-chan, ¿por qué el cielo es azul? continuado por Cállate y camina, Naruto, hay que curarte sin embargo, Naruto la hace sonreír ocasionalmente, aún con el ceño fruncido.

Transcurridos los minutos se encuentran frente a las puertas del hospital y es cuando Naruto se adelanta, agradeciéndole por ir hasta ahí, tan alegre como el infinito.

Ella lo observa, por detrás. Y tiene la corazonada de que es un poco lento aún y un cabezota (y que debe recordarle eso con su puño en cuanto intenta pasarse de listo, pues deben madurar) pero es valiente e inquebrantable y todavía le queda muchísimo por crecer; aquello es únicamente el principio.

Sin dudas no es sinónimo de inútil ni molestia tampoco. Ya no. Y se lo deja en claro a Sai, quien la mira pensativo antes de preguntar al respecto "¿Qué es Naruto entonces?" y que sea su turno de guardar silencio.

— Él es —compone una mueca. Y es que Naruto es complicado. Un poco amargo, aunque dulce en el fondo. Más sonríe, porque lo sabe—… naranja.


Nos leemos mañana. Espero.