Este fic participa en el reto "Caballeros de Camelot" del foro "En una tierra mítica y en una época mágica".
Disclaimmer: Nada de la serie Merlín me pertenece.
EL MÁS FUERTE.
—¡Papá, mírame! ¡He logrado vencer a Henry! —una voz aguda se oyó por todo el pasillo del castillo mientras unas pequeñas pisadas resonaban en la piedra a la vez que una cabellera negra como el ébano aparecía por la esquina de un corredor.
William, dueño del castillo, vio con una sonrisa como su pequeño corría hacia él con la espada de madera en la mano. Se agachó justo a tiempo para atrapar al niño cuando saltaba hacia sus brazos. El pequeño cuerpo chocó contra el duro abdomen de su padre el cual fingió una mueca y le revolvió los cabellos a Gwaine.
—¡Qué fuerte estás! —exclamó su padre mientras el niño se apartaba el pelo de la cara y sacaba músculo en el brazo. —Cuando seas mayor serás el más fuerte.
El niño asintió mientras su padre le dejaba en el suelo y él, aprovechando que no le había soltado la mano, echó a correr hacia el patio delantero para jugar con su padre a los caballeros.
De mayor, sería tan fuerte como su padre y se haría caballero.
Asestó otro golpe con la espada al árbol logrando hacerle otro tajo más. La lluvia caía y resbalaba por su pelo y camisa de lino mientras él, absorto en su propio mundo, daba un golpe detrás de otro.
Él quería ser tan fuerte como su padre. Y su padre ya no estaba para ser el más fuerte. ¿Le convertía a él en el más fuerte? ¿De qué servía serlo si, al morir, te convertías en nada como todos? ¿Para qué destacar si la muerte te iguala a los demás?
Golpe tras golpe, tajo tras tajo, el árbol era asesinado, acuchillado una y otra vez, herido mientras la lluvia resbalaba por sus cortes como si de lágrimas se tratara. La corteza daba paso a la madera interior, a su carne.
Los golpes se volvían cada vez más frustrados hasta que, con un grito de frustración, tiró la espada lejos de él y se dejó caer sobre el tronco que acababa de asesinar.
Apoyó su cabeza contra sus manos y agarró el pelo con los dedos mientras las lágrimas fluían y se mezclaban con el agua de la lluvia. Agua dulce con agua salada, juntas, iban a parar a la hierbal, sin que una fuera mejor que la otra.
¿De qué le servía ser el más fuerte sino podía hacerse cargo de su madre? ¿De qué le servía ser tan fuerte si no podía mantener su vida? ¿De qué le servía ser tan fuerte sino estaba su padre para mirarle orgulloso y decirle que era su misma imagen?
Gwaine levantó la mirada al cielo oscuro, sin estrellas, mientras imaginaba cómo su padre se debió de sentir en la batalla.
¿De qué le servía ser tan fuerte si ni si quiera sabía, ahora mismo, quién era? ¿Si se sentía tan vacío por dentro que no podía ni moverse?
¿De qué le servía ser tan fuerte si era, al fin y al cabo, un muñeco de trapo juguete del destino?
Ya no quería ser caballero. Por fin se había dado cuenta de que los caballeros solo eran los mercenarios del rey cuyas vidas no tenían ningún valor.
¿De qué le servía ser tan fuerte si iba a terminar siendo subordinado por alguien más débil? ¿Por alguien que enviaba a otras personas a la guerra y no se preocupaba de sus vidas?
FIN.
