Advertencias: Turtlecest, yaoi. LeoxDonnie.


Capítulo 1

Se apresuró a asear su habitación, para poder ver su programa favorito a tiempo.

Encendió la televisión y se sentó frente a este como hacía todos los días antes de cenar.

Los ojos se le iluminaron cuando comenzó.

-Oye Leo- le gritó Donnie desde la puerta de su laboratorio- ¿Puedes ayudarme con algo?

Suspiró.

Donatello pocas veces solía pedirle ayuda, en realidad, pocas veces solía estar junto a él. Por lo que el líder aprovechaba al máximo cada oportunidad que tenía para pasar el rato juntos.

Eso no significaba que no se llevaran bien. De hecho se llevaban de maravilla, solo que no tenían nada en común.

-Ya voy.

Echó una última mirada a su programa y se dirigió al laboratorio.

-Bien Donnie, ¿Qué necesitas?

-Necesito que vengas conmigo

Leonardo sintió una creciente ansiedad, ¿acaso su hermano quería que pasaran más tiempo juntos?

-Claro Don, ¿A dónde?

-A buscar a Abril.

Creciente ansiedad que se desvaneció al escuchar el nombre de la pelirroja.

Donatello junto sus manos en señal de súplica cuando lo vio cruzarse de brazos y negar con la cabeza.

-Por favor Leo, Raphael está ocupado si no se lo pediría a él. Abril viene con Casey, necesito que te lo lleves, para así quedar a solas con Abril.

-¿Y para que quieres quedar a solas con Abril?

-Bueno… he decidido contarle lo que siento.- Se rascó la parte posterior de la cabeza, con nerviosismo.

Si bien Leonardo estaba al tanto que los sentimientos de Donnie no eran correspondidos por su amiga, no pudo negarse al ver el brillo de esperanza en sus ojos.

Suspiró con fastidio.

-Bien.

-Genial, ya están llegando, adelántate y llévate a Casey a alguna parte. Dile a Abril que me espere- dijo mientras tomaba una caja entre sus manos.

-¿Y eso?

-Un regalo. Te alcanzare en unos minutos.

Rodó los ojos y se dio media vuelta para salir del laboratorio.

Miró una vez más la televisión mientras salía de la guarida. Héroes espaciales ya iba por la mitad. Genial, tendría que esperar a que termine la temporada completa para poder verlo de nuevo.

Gruñó en voz baja.

Pero la razón no fue el haberse perdido el capitulo de la serie, pues ya lo había visto más de dos veces.

La razón de su molestia fue que creyó que Donnie quería pasar tiempo con él como hace unos pares de años atrás.

Siempre fueron amigos, pero al crecer se fueron separando debido a sus diferentes intereses.

Aún así el siempre intento acercarse…

Apresuró el paso cuando escuchó la voz de Casey.

Paró en seco cuando los vio y de inmediato se dio la vuelta para poder ir a avisarle a Donatello que Abril aún no había llegado o que se había ido, pero tarde se dio cuenta que el genio de la familia ya lo había alcanzado y se estaba acercando ligeramente a él.

-Donnie vámonos, Abril aún no llegó.

Se interpuso en el medio para evitar que siguiera su camino y descubriera algo que -según él- lo destrozaría por completo.

Se escucharon unas risitas.

-¿De que hablas Leo? Esa es la voz de Abril.

Sujetó con más fuerza el gran paquete que comenzaba a resbalarse de entre sus manos debido a lo pesado que era, y sonriendo enérgicamente se movió a un lado y continuó caminando.

-Donnie no…- susurró.

Leonardo dio unos pasos y apoyó una mano en su hombro al ver que ya había descubierto lo que estaba tratando de ocultarle.

Abril y Casey se estaban besando despreocupadamente, sin importarles qué o quién podía llegar a buscarlos.

Donatello tragó sonoramente y negó con la cabeza mientras daba marcha atrás procurando hacer el menor ruido posible.

-Donnie espera…- le dijo el mayor tratando de alcanzarlo

Se volteó a verlo antes de llegar a la entrada de la guarida.

- Ten Leo, tíralo o quémalo da igual – le tendió el gran paquete que llevaba para aquella pelirroja de la cual estaba tan enamorado y rápidamente se encerró en su laboratorio.

Leonardo dejó salir un suspiro.

Ahora, gracias al par de humanos que tenía por amigos, su hermano estaría deprimido por un tiempo.

-No lo veremos en días.

Entró en su habitación y lo dejó en la esquina de la cama. Más tarde decidiría que hacer con el paquete. Por ahora tendría que soportar a Casey y Abril hasta que decidieran irse y después lidiar con Donatello.

-Bueno ya es muy tarde, adiós chicos – se despidió la pelirroja – saluda a Donnie de nuestra parte Leo, dile que espero que se mejore de su jaqueca.

-¡Adiós Abril! vuelve pronto – gritó Mikey sin dejar de jugar videojuegos.

-Le diré, adiós – Leonardo no se preocupó en ocultar su mal humor.

Parecía a propósito, justamente hoy habían decidido quedarse a comer. Por lo que inevitablemente tuvo que avisarle a Donnie quien le pidió que por favor inventase alguna excusa para no acompañarlos en la cena.

-Bien, pero luego tu y yo tendremos que hablar.- le había dicho através de la puerta.

Les dio la orden a Miguel Ángel y Raphael que apagaran la televisión y fueran a descansar.

A regañadientes el menor obedeció mientras hacía rabietas y el otro se quedó dando un par de vueltas por la cocina, solo por el simple echo de demostrarle a su hermano mayor que él se acostaría cuando el quisiera, no cuando se lo ordenaran.

Cerró la heladera después de fingir buscar algo y por fin se encaminó a su habitación.

Ahora que la guarida estaba en completo silencio, Leonardo se acercó al laboratorio y entró sin golpear.

-¿Don?- se paró frente al escritorio en el que estaba su hermano tecleando rápidamente en su computadora.

-¿Si, Leo?- preguntó el menor inclinándose más hacia la pantalla para que no lo viera.

-Y-ya es tarde, ve a descansar.- no quería admitirlo pero aquel tono en su voz al nombrarlo le había echo sentir una punzada de angustia.

-Apenas son las dos, además no puedo dormir, se me están ocurriendo un montón de ideas para mejorar el tortumovil y demás cosas y si no las escribo se me olvidaran.

Aquí venia…

Primero tendría una explosión de ideas que llevaría a cabo sin importarle quedarse sin dormir para terminarlas y luego, cuando se le acabasen, vendría el momento que más odiaba Leonardo.

Se encerraría en su cuarto y sufriría en silencio hasta que él mismo decidiera salir.

-Se me ha ocurrido que la próxima vez que peleemos contra ese gorila con cabeza de Krang lo traigamos aquí – continuó hablando mientras escribía en la computadora. – Esos cañones que tiene en el trasero me servirán para…

-Suficiente Donnie – le dijo mientras desconectaba el cable de la computadora.

-¿Por qué la apagas? Ahora he perdido todo lo que escribí.

-Porque necesitas descansar Donatello.

Se acercó a su lado y lo tomó del brazo haciéndolo girar para que le prestara atención.

Aflojó su agarre al notar las mejillas húmedas del menor.

-Estoy bien.

-Donnie yo…

-No necesito tu lástima Leonardo- quitó su brazo abruptamente.

-No vine aquí por lástima, necesitas hablar -le respondió con conmoción- No estas bien.

-Estaré bien… – dijo secándose las lagrimas forzosamente- Solo necesito que me dejes trabajar en esto y estaré bien, lo prometo.

Sintiéndose resignado, Leonardo asintió, haciéndose a un lado para que el genio volviera a conectar la computadora.

-Si en algún momento necesitas hablar… puedes contar conmigo Donnie – esperó unos segundos a que respondiera pero al verlo volver a su asiento supo que la conversación había terminado allí.

Al llegar a su habitación recordó el gran paquete que había dejado en su cama.

Lo sacó con cuidado y lo dejó en la cómoda a un lado de su cama para apreciarlo.

Era un árbol de la vida, completamente de metal y en la punta de las ramas tenía una base plana para colocarle velas.

Encendió cinco de ellas y las ubicó en cada ramita.

-Esto es demasiado bello para tirarlo.


Raphael salió de la habitación del genio y dejó la pizza de mala gana sobre la mesa, había intentado hacerlo entrar en razón y que saliera por un rato, pero había fracasado.

-¿Lograste algo?– preguntó Mikey con desilusión mientras rápidamente devoraba la pizza que sus hermanos habían guardado para Donnie.

-Sí, logré que me mandara al carajo – dijo encogiéndose de hombros.

Los otros dos hermanos se miraron sorprendidos, Donatello no era conocido por contestar de mala gana, algo tendría que haber echo el joven rudo para que reaccionara de esa manera.

Ambos hablaron a la vez.

-¿Qué le dijiste?-

-Le dije la verdad.- respondió

-¿QUÉ? – preguntó el líder con molestia.

-Le dije que Abril no le haría caso nunca.

-¿Por qué le dijiste eso?

-Porque es la verdad, además ahora está saliendo con Casey tarde o temprano se iba a enterar, prefiero que lo sepa ahora antes de que los encuentre besándose o algo por el estilo

-Pero no tenías que decírselo así Raphael

-Ya ha pasado un mes desde que está así Leonardo, se tiene que ir acostumbrando a la idea de que somos mutantes, ninguna chica querría estar con nosotros.

-¿Y ahora que vamos a hacer? – preguntó Mikey – No me gusta ver a Donnie así.

El líder miró de mala gana a Raphael y se dirigió al cuarto de Donatello.

Golpeó la puerta un par de veces, al no recibir respuesta tras unos segundos intentó abrirla, pero estaba trabada por dentro.

Sintió una presión en el pecho, ¿su hermano estaba tan mal al punto de cerrar la puerta con llave?

-Donnie, ¿puedes abrirme por favor?

Insistió dando constantes golpes por unos segundos hasta que escuchó desatrancarse la puerta.

Entró a la habitación completamente a oscuras a excepción de una lámpara volcánica que yacía en una mesita, por lo que pudo vislumbrar la silueta de Donatello sentada sobre la cama.

-No tengo hambre Leo

-Esta bien, si llegas a tener hambre más tarde, te guardé una porción de pizza; está detrás de las sodas, la escondí por si Mikey….

-¿Para que vienes? – lo interrumpió de mala gana.

Se mordió el labio, mientras se tragaba sus palabras. No sabía bien para qué había ido, solo se había sentido molesto por lo que Raphael le había dicho y quiso… ¿consolarlo?

-No se a que vine realmente – le confesó mientras se acercaba a él y sin esperar alguna reacción, se tiró boca arriba sobre su cama.

Donatello se sintió molesto ante la actitud tan confianzuda de su hermano. Él no le había dicho que podía recostarse en su cama.

-Leo estoy cansado y… - rebuscó en su mente la forma más amable para decirle que se fuera de su habitación y lo dejara solo.

-Entonces acuéstate – lo jaló de un brazo y lo hizo recostarse a su lado.

Se formó un silencio incomodo para el genio, pues Leonardo no hablaba, y si no hablaba ¿para que había venido?

-¿Te vas a quedar aquí? – preguntó en broma

El mayor se removió un poco para no quedar tan cerca de la cara de Donnie mientras respondía.

-Sí, si es necesario me quedare toda la noche hasta que te sientas cómodo y me digas que te sucede.

-¿Y para qué quieres saber? – se encogió de hombros-

-Porque quiero ayudarte Donnie, creo que ya has estado suficiente tiempo solo ahora necesitas hablar con alguien, no nos gusta que cierres con llave tu habitación.

-Si ustedes no entraran sin preguntar antes, no la cerraría. Siempre entran sin golpear y eso me molesta.

-Yo golpee antes de entrar. – se defendió el de bandana azul.

-Si, pero tu no vienes seguido aquí – dijo sin mucha importancia.

Leonardo miró al techo de la habitación.

Tenía razón, no recordaba la última vez que había entrado a su habitación, tal vez fue cuando eran pequeños.

Ahora que se daba cuenta, esta era la primera vez que hablaban por más de diez minutos en mucho tiempo.

Que ironía, vivían bajo el mismo techo y nunca habían hablado de otra cosa que no fuera sobre ideas para los patrullajes.

Claro que no era por su culpa, él había intentado varias veces acercarse al menor. Pero no era momento de echárselo en cara.

-Tienes razón, nosotros no somos muy unidos que digamos- volvió su vista a Donatello que lo miraba atentamente. – Pero eso puede cambiar, puedo ser tu amigo Donnie. Como en los viejos tiempos…

El joven genio se rió ante lo que dijo su hermano.

-Hablo en serio, tu y Mikey son amigos ¿Por qué yo no puedo serlo?

Negó con la cabeza mientras intentaba no reírse. Leonardo era tan obvio, sólo se hacía su amigo para cumplir con su papel de "hermano mayor", si no fuera porque realmente estaba deprimido él jamás se hubiese acercado a su habitación.

– Esta bien, y si somos amigos supongo que querrás que te cuente lo que me pasa.

-Solo si tú quieres… Podemos hablar de cualquier cosa que quieras.

Ahora estaba confundido, Leo estaba tan ansioso por que le dijera lo que sentía y sin embargo no lo obligaba, él esperaría hasta que se sintiera cómodo.

Tal vez desahogarse un poco le haría bien.

Fijó la vista al techo y soltó un suspiro antes de hablar.

-Lo que hizo Abril… me dolió, pero creo que ahora no estoy triste por eso.

-¿No? – preguntó sorprendido de que la pelirroja no fuera la razón de su angustia- ¿y entonces por qué?

-Es como dijo Raphael. Es la certeza de saber que nunca vamos a ser amados lo que me entristece.

Leonardo estuvo a punto de decirle que no le diera tanta importancia a algo como el amor, pues aún era joven para preocuparse de eso. Pero sintió que esas palabras eran igual de rudas que las de Raphael, y eso empeoraría las cosas.

Y él verdaderamente quería que Donnie se sintiera bien.

-No digas eso… nos tenemos a nosotros –

Se sintió estúpido al decir eso para consolarlo, claramente el no hablaba de ese tipo de amor.

-No me refiero al amor fraternal- giró en la cama para poder verlo de frente- me refiero al amor de verdad, como en las películas o cuentos o en la vida misma.

La voz suave en la que dijo lo último le causó ternura.

Se giró quedando en la misma posición que Donnie para prestarle completa atención.

-Tal vez no lo entiendas porque tu tienes otros intereses y no le prestas atención a ciertas cosas, pero un día vi algo entre Abril y Casey que creí que sólo pasaba en televisión, y luego comencé a notarlo constantemente entre ellos.

-¿Y que era?

-Una caricia… No recuerdo bien que pasó, solo recuerdo que ambos estaban en la pista de patinaje y se quedaron observándose por varios segundos sin decir nada, y después… Abril le acarició la mejilla con ternura.

Donatello se rió al ver la expresión confusa del mayor

-¿No te das cuenta Leo? Jamás recibiremos una caricia así – le acarició la mejilla para demostrarle su punto - Jamás se la podremos hacer a alguien para expresarle cuánto nos importa y eso es… triste.

Alejó su mano cuando se dio cuenta que la había dejado demasiado tiempo sobre la mejilla de Leonardo, sin embargo, a él no pareció molestarle.

Fijó la vista al techo nuevamente.

-Si lo entiendo- respondió después de unos incómodos minutos de silencio.- Yo creo que todos nos hemos detenido a pensar en eso alguna vez Donnie.

-¿A si?

-Pues claro – intentó reprimir un bostezo pero salió de todos modos- todos necesitamos amor de vez en cuando. Solo que tú lo sientes más en este momento porque estas herido… Necesitas distraerte con algo.

-No lo se…

-No te estoy preguntando. Está decidido, mañana cuando todos se vallan a dormir, espérame en la cocina y te llevaré a un lugar en el que te olvidarás de todos tus problemas. – le dijo pasando por sobre los pies de Donnie para poder irse a su habitación a descansar.

-¿Dónde es ese lugar?- se levantó para acompañarlo a la puerta.

-Lo sabrás cuando vayamos- y dicho esto, cerró la puerta, dejando a un Donatello intrigado en el medio de su habitación.

Se apoyó en la puerta para poder escuchar si su hermano cerraba nuevamente con llave.

Sonrió al no oír nada.

Dio media vuelta y se fue a su habitación.

Inconcientemente se acarició la mejilla, aún sintiendo el tacto de la mano de Donnie en ella, y luego se acostó.

Sonrió casi sin darse cuenta.

A partir de mañana, le demostraría a Donnie que no necesita el amor de una chica.


Ojala les haya gustado, dejen un lindo review para así saber qué les parecio. Gracias por leer, saludos!