Learning to walk again.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, tampoco las canciones, La trama, es enteramente salida de mi cerebro, en cambio. Los nombres son de Roddenberry y de los propios personajes, pero sus almas son mías, al igual que mis amados Desplazados.

Summary: EL Prof. Zachary "Spock" Quinto, nunca pensó que dar clases sería tan estresante, sobretodo cuando conoce a los Desplazados, que Junto a el hermoso Chris Kirk, se unen en su lucha por la igualdad sexual contra una sociedad intolerante. Ah, y no se olviden de la música!

Advertencias- No, mejor dicho- AVISOS: Estos es un abosulutafukingmente asqueroso AU, así que no quiero protestas. Spock será más… Zach que Spock y Jim… Jim y Chris no son muy diferentes, así que no les molestará. Esto es un slash fic, por lo que, amigo impresionable, homofóbico o lo que sea, cierra esta pestaña y lee cenicienta o un spuhura –Dios, si hasta el nombre se oye mal.

Nota: Siento que estoy en los Oscar®, parada frente a millones de personas que esperan un discurso emotivo.

Bien, a la mierda con la emotividad, porque, no soy emotiva. Todo lo emotivo lo pondré en el Fic. Pero, si agradeceré a mis verdaderos desplazados, que me prestaron sus almas, sus apariencias y personalidades para que este fic sea una Estrella en mi corazón.

Será un fic corto, de no más de diez caps, pero de interesante largo, así que no se preocupen. Lo que si, es que mi vida es una mierda, tengo THDA, a mi vida la manejan unos profesionales, tengo que seguir una agenda o muero de la angustia… y esto lo hago en mi tiempo libre, así que no voy a prometerle caps diarios o semanales, esto va a ir surgiendo de a poco… está en proceso. Peeerooooo… si en este recibo lindos reviews –con críticas constructivas- o alertas, postearé el cap dos antes de que termine el fin de semana.

Chap 1: Colores.

Después de haberse graduado con un master de la Academia de Artes dramáticas de Nueva York, Zachary "Spock" Quinto, no había esperado comenzar a ser una estrella en Broadway, ni siquiera en Hollywood. Su profesión, desde pequeño había sido la de enseñar música. Por lo que dos meses después de haberse graduado, recorrió tres estados por trabajo. Los trabajos sobraban más aún con su título y su trayectoria en la NYADA, pero los colegios por los que pasó, no fueron de su agrado, las ciudades eran populosas y los departamentos en los que vivió, fríos.

Cuando llegó a la pequeña, pero hermosa ciudad de Enterprise, su corazón dio un vuelco y algo en su alma le decía que su vida allí sería una aventura increíble.

-¿Y qué harás este año?-preguntó su mejor amigo, Osrik al teléfono, mientras el acomodaba las cosas en su cómodo apartamento nuevo, que era más grande de lo que estaba acostumbrado; una cocina con una mesa isla en medio, un comedor con ventanas balcón, una sala de estar, un pequeño estudio/biblioteca, dos cuartos, uno principal, con una enorme cama y otro adyacente, con dos camas individuales. Las paredes de todo el lugar eran de colores pasteles y blanco. Se sentía cálido… pero aún incompleto.- ¡Spock!-le gritó Osrik del otro lado de la línea.

-¡Me dejarás sordo, idiota!-se quejó alejando de su sensible oído el teléfono para cubrírselo.

Osrik solo se rió.

-Ya, deja de llorar, niñita…

-Eso es muy homofóbico y, por no decir irónico, porque a tí también te gusta…

-¡Hey!-lo detiene su amigo con una carcajada.- Ya, dime cuando empiezas en ese colegio de niños ricos.

Zach se encogió de hombros y luego se quiso golpear porque su amigo no lo vería.

-Tengo que ir a una reunión antes de que comiencen las clases, para conocer al resto del staff. El…-buscó entre las cajas su agenda y leyó las primeras páginas.- pues el jueves a las cinco de la tarde. Será divertido.

-Me imagino, -dijo su amigo con toda la ironía posible. – aún no entiendo qué haces allí, dando clases a niños molestos, cuando podrías estar en LA conmigo y Misha, con tu nombre en las marquesinas de los mejores teatros. Podríamos estar viviendo una vida genial, hermano.

Y sí, claro que Zach lo entendía. El extrañaba a su mejor amigo, a su hermano a horrores… pero el glamour de Broadway no era lo suyo, lo suyo era meter música en cabezas pequeñas, ayudar a los chicos a ser buenos en sus elecciones de música y -¿Por qué no?- a acompañarlos durante su crecimiento.

Mueve cura, sana y calma, música llenas mi alma…* era lo que repetía una y otra vez su banda de rock en castellano favorita.

-Porque esta es mi vida, Cho, es lo que elegí y soy feliz con ello.-medianamente feliz, probablemente ese sería el último colegio que tomase, porque ese algo, el que le decía que tendría allí una gran aventura, le decía que haría lazos en ese lugar, que no había hecho nunca antes.

Y Spock Quinto siempre había seguido a su instinto.

-Me cuesta aceptarlo… pero soy feliz, si tú eres feliz…-podía adivinar la sonrisa y el alivio en la voz de su amigo.- incluso si tengo que ir al otro lado del país a tomar unas cervezas contigo…

Zach vació la caja de la vajilla y se puso a acomodarla en una de las sobre mesadas.

-Eres rico, maldito avaro, puedes venir en un jet y aterrizar en el aeropuerto a ocho kilómetro de mi casa.-le dijo y frunció el ceño al ver un par de platos de su madre, en medio de los suyos.- mierda, mamá olvidó de sacar sus platos…

Osrik soltó una risita.

-¿La vajilla del amor?-preguntó burlón y Zach no pudo evitar sonreír.

-La vajilla T'hy´la.-le corrigió el. Su madre tenía por costumbre, cuando cenaba sola con su esposo, Sarek, usar sus "vajillas especiales". Supuso que al ser ella misma quien empezó todo lo de la cocina, le había regalado un par de platos para el y su alma gemela, porque son vajillas heredadas… estuvieron siglos en mi familia y solo debes de comer sobre ellas, con tu alma gemela…

Madres…

-Diablos, te dejaré, J. J. quiere verme ahora.-dijo Cho fastidiado.- apenas tenga tiempo, te llamaré, envíale saludos a tu madre cuando la llames.

-Sí, sí, si… vete, idiota...-murmuró el y cortó con una sonrisa en el rostro.-Bien, a convertir esto en un hogar… ¿No es cierto, Noah?-preguntó a su perro que alzó su vista desde el enorme sofá azul y lo miró con aburrimiento.- Siempre tan entusiasta tu…-murmuró y siguió sacando todo de las cajas.

Cuatro horas después, treinta cajas vacías, dos contenedores de comida china, y un concurso de ladridos después, Spock, al fin se pudo sentar en su hermoso y cómodo sofá.

Miró el reloj y eran las cuatro de la tarde y gruñó cuando recordó que tendría que ir a comprar víveres y luego llamar a su madre. Ok, tal vez primero deba llamar a su madre.

Tomó su celular y este comenzó a vibrar en su mano, mostrando una llamada entrante con una foto de la bella Amanda Quinto.

-¿No te podías contener?-preguntó sin saludar. La verdad era que amaba a su madre, era la mujer más importante en su vida, pero Amanda Quinto solía ser un poco (bastante) sonora y Shakespereana en ciertas situaciones… tal vez sería el hecho de que era profesora de Arte dramático en NYADA.

-¡Spock, te he pedido que me llames apenas llegues allí!-reclamó Amanda indignada. Spock podía imaginársela con el ceño fruncido y moviendo su mano libre como un director de orquesta.

-Mamá, cálmate, estoy bien.-le dice ignorando que ella sigue hablando por lo bajo.- estuve desempacando y estoy agotado… por favor, ¿Me gritas más tarde?

Se escuchó en suspiro del otro lado de la línea.

-Bien, ¿Cómo es el lugar?-preguntó ella más tranquila.

Zach, por la salud de su madre, sacó fotos de cada rincón de su hogar, y en el reto de la charla se encargó de hacerle entender que estaría bien. Mejor pensarlo que lograrlo.

-¿Tienes otro cuarto?-preguntó la mujer después de ver las fotos del cuarto con paredes azules y verdes y camas un tanto infantiles.- ¿No quedaría bien allí el cuarto… de no lo sé… un bebé… o un niñito… o de dos?

Spock rodó los ojos. Su madre y sus ganas de tener nietos.

-Madre, tengo que comprar algunas cosas y luego descansar, mañana tengo cosas por hacer temprano y estoy agotado…

El suspiro de Amanda fue audible a tres mil años luz.

-Bien, le diré a tu padre que llegaste bien, cuídate mucho, bebé…

Y en esos momentos Zach maldecía su capacidad de avergonzarse.

-No creo que a Padre le interese si estoy bien o mal.-dijo cortante y luego suspiró. Su madre no tenía la culpa de nada.- me cuidaré, nos hablamos pronto, mamá.

-Adiós, Cariño…-se despidió la mujer con un tono levemente triste y resignado.

Spock cortó la comunicación y suspiró. Su padre había esperado demasiado de él, de hecho él ya le tenía elegida su carrera en Harvard en ciencias políticas, para seguir sus pasos en la embajada. Pero con lo que nunca había contado era con los genes Grayson de su esposa, que lo llevaron a Spock a negar de lleno su entrada en Harvard, y luchar por una beca en NYADA para estudiar teatro y música. Había sido una buena elección, pero no para Sarek, quien se había negado a hablarle a su hijo desde que había pisado la Academia.

Y, ok, todo el discurso de "Ya no tengo un hijo", había dolido un poco, pero Spock nunca se había arrepentido de su decisión.

Nunca lo haría. Y menos en el pueblo de Enterprise, que parecía tener muchas sorpresas para él.

Ok, desde que había visto las fotos en Internet, sabía que Mandala era enorme, pero cuando llegó al florido predio, se dio cuenta que las fotos no le hacían justicia alguna.

Los jardines estaban llenos de hermosas plantas y flores multicolores y exóticas, había bancas cuidadas con mesas esparcidas en un círculo que formaban cuatro enormes robles, dando sombra a lo que había debajo, el edificio no tenían un color en particular, sino que parecía un enorme lienzo, pintado con diferentes muros, había palomas, símbolos de la paz, soles, lunas, animales, niños corriendo, la lengua de los "Rolling Stones", el submarino de "The Beatles", había una épica recreación de la canción de "Led Zeppelin", "Stairway to heaven", había música plasmada en cada mural. Los vidrios y las puertas eran coloridos, y al parecer el suelo y los casilleros no eran la excepción a la regla: el suelo tenían una especie de pintura colorida con líneas y los casilleros habían sido personalizados por fuera por cada alumno. Había postes en los pasillos, junto a cada aula con una computadora y unos auriculares, claramente para escuchar música, las aulas, por lo que se veían desde afuera estaban personalizadas a cada materia.

Una de ellas, tal vez la más grande, con puertas dobles, era la que sobresalía: el aula de música.

Zach pensó que había muerto y que había caído en el cielo.

-Oh Dios…-murmuró y luego una voz femenina detrás suyo lo hizo saltar.

-No se ve todo tan bonito cuando hay ochocientos alumnos dando vueltas y gritando.

Cuando se giró vio a una hermosa mujer de piel oscura, vestida con una pollera ajustada y una camisa suelta en colores claros. De no ser gay, Zach hubiera babeado, pero el hecho de no ser heterosexual, solo le hizo apreciar la belleza de la hermosa dama.

-No lo creo, sería mejor.-dice el componiéndose en un instante.- Soy…

-Zachary Quinto, el nuevo profesor de música.-le corta ella y le extiende una mano.- Zoe Uhura.-le sonríe.

Zach le estrecha la mano y le devuelve el gesto.

-¿Ya soy famoso aquí?-pregunta con curiosidad.

-Cualquiera que se arriesgue a dar clases de música aquí es famoso.-le dijo ahora con una sonrisa triste y mira una vidriera en la punta del pasillo, llena de flores y velas eléctricas.

Ah… Spock pensó eso…

El año anterior, en el salón de música habían muerto cinco alumnos a causa de un profesor estresado y una pistola en su mano. Al parecer el colorido predio tenía una mancha roja en uno de los salones.

Camina hacia el vitral y su corazón se aprieta en su pecho al ver las fotos de cinco niños hermosos y sonrientes que ya no recorrerían los pasillos del hermoso colegio.

Abigaíl Swan, Libby Hudson, Amelia Shork, Lucas Daves y David Kirk.

Frunció el ceño cuando leyó el nombre del niño rubio de ojos azules de unos doce años.

-¿Es uno de los nietos del Senador George Kirk?-preguntó con voz algo temblorosa.

Zoe, a su lado asintió.

-Su padre es Christopher Kirk, es un idiota, pero no se merecía perder a uno de sus hijos.-suspira.- la madre de los niños se suicidó unos meses después de haberlos dado a luz, cuando Chris decidió salir de closet, Carol era… una mujer egoísta y solo pensaba en el dinero de Kirk.-su voz suena resentida.- dejó una carta echándole la culpa a Chris y a los bebés por su muerte…

-Oh, Dios…-repitió, pero esta vez con horror.

-Recuerdo que la ciudad explotó y por dos meses no dejaron a Christopher tranquilo, así que se fue a Londres con los niños y volvió hace cinco años…-sonríe tristemente viendo la foto de David.- David era un gran niño, apasionado de la música y el teatro, el mejor en todas sus clases… fue un gran golpe perderlo.

Zach asintió.

-¿Tiene hermanos?

Zoe frunció el ceño.

-Leela es su hermana melliza fraternal.-le dice.- una buscaproblemas… dicen que fue ella quien hizo perder los estribos al profesor… y él le iba a disparar a ella, pero su hermano se puso en frente justo a tiempo.

Zach, de repente, sintió un golpe de ira hacia Zoe. ¿Cómo se atrevía a respaldar y contar esos rumores de una niña? ¿Cómo podía resentir a una niña que había perdido a su hermano?

-Rumores que no son ciertos.-dijo una voz gruñona a su costado y Zach casi muere de un infarto al ver de repente, a un hombre de complexión ancha, muy apuesto y de ojos marrones.- No sé por qué los dispersas, Uhura.

Los ojos de la mujer se volvieron de hielo.

-Pues Francis y su grupo estuvieron allí, ellos dijeron que era verdad.-soltó la mujer algo ruborizada.

El doctor la ignoró y se volvió a él.

-Mira, no te conozco, pero no creas lo que los demás dicen. Leela es una niña dulce y a pesar de ser terriblemente inquieta, es una niña buena y amaba a su hermano y a su familia.-le dijo con voz firme.- cuando la veas, probablemente querrá espantarte, pero se paciente y conocerás a la niña que esconde bajo sus capas de problemas.-Mira a Zoe nuevamente.- parece que en este colegio hay paz y amor cuando no hay tolerancia…

Zach asintió con firmeza.

-Prometo encontrar a Leela- dijo ya fascinado con la historia de la niña.

Una leve sonrisa iluminó el rostro del hombre, que estiró su mano.

-Leonard Urban, profesor de gimnasia y primeros auxilios.

Zach estrechó su mano con fuerza.

-Zach Quinto, profesor de Música y teatro.-se presentó.- dime Spock.

Los ojos de Leonard se abrieron ampliamente y soltó una carcajada.

-Vamos, Spock, tenemos una reunión y personas a las que agradar.

Esa noche, en la reunión conoció a, al menos, cincuenta profesores, de los cuales, solo les agradó unos pocos: Simon Scott, profesor de mecánica, el joven Anton Chekov, profesor de física, ciencias y álgebra, John Sulu, profesor de química, biología y ciencias botánicas en el club de las plantas y , a pesar de la charla anterior, a Zoe Uhura, profesora de letras e idiomas –francés, español y portugués.

-Cada viernes nos reunimos en el bar Klingon,-le dijo Sulu saliendo con el del enorme colegio.- estás invitado y este viernes tendremos la despedida de vacaciones…-dijo con un tono que sonaba de luto.

Zach sacó las llaves de su auto y sonrió.

-Claro, iré, no es como si a mi perro le importase que lo deje solo en casa.

John soltó una carcajada y luego de intercambiar saludos, se fue en su Honda. Él estaba metido en el auto, cuando unos golpecitos en la ventana le hicieron soltar un grito no tan masculino. Claro que a Leo esto le pareció por demás de gracioso.

-¡¿Por qué no te anuncias?! ¿¡De hecho, cómo haces para aparecerte sin que nadie te escuche, demonios?!-soltó apenas bajó el vidrio, para escuchar las sonoras carcajadas de Leo.

-Oh, diablos… -decía entre risas el castaño.- ¡tendrías que haber visto tu cara! –se mofó e imitó su expresión y no, el nunca haría pucheros. Spock rodó los ojos y lo miró impaciente por ir a casa y comer algo.- Oye, te venía a avisar algo…

-Si es por lo de Klingon, John ya me dijo.

Leo negó.

-Escucha, Zoe es una chica genial y bonita, pero saca conclusiones apresuradas y si no quieres verte en incomodidades, yo le diría que eres gay antes de que comience a soñar en un romance épico.-le dijo y Zach lo miró boquiabierto.

-¿Cómo sabes que…?-comenzó, pero se detuvo al ver el rostro incrédulo de Leo.

-Amigo, mi mejor amigo es gay y cada vez que salimos a un bar juntos apostamos quien es gay y quien no… y déjame decirte, siempre gano yo.-le contó y le golpeó la cabeza con palmadas de perro.- solo quería avisarte eso y que hoy por la tarde hay un festival de música en el parque, si quieres puedes ir con tu perro…(o can? Mascota? Es que ya dijiste perro antes con las palmadas, pero igual esta bien.)

Zach le sonrió agradecido y luego de arreglar la hora y el lugar de encuentro, sacó su auto del estacionamiento del colegio y salió a su departamento, en donde lo recibió un alegre Noah.

-Sé que me amas por la comida, pero yo te quiero igual.-le dijo viéndolo comer felizmente.

Luego de almorzar algo liviano, miró su reloj y decidió vestirse ya que había quedado con Leo a las dos y solo tenía media hora.

Luego de ponerse un par de jeans claros que hacían su trasero verse genial, una remera a rayas rojas y blancas con escote en V, un par de zapatillas cómodas, su bonito sombrero y sus anteojos de sol, salió del departamento con un feliz Noah que respiraba aire exterior por primera vez desde que habían llegado.

Se metió en el auto luego de meterlo (meter) a Noah y manejó diez manzanas hasta el enorme y colorido parque, en donde se podían ver carpas, carteles, banderines y de donde provenía música alegre.

Aparcó a una distancia considerable, sacó a Noah y luego de asegurarlo con su correa, caminó hacia la carpa roja y azul de la que Leo le había hablado.

-¡Hey, Zach!-era Simón que venía con dos niños de su mano.- ellos son mis delincuentes, Kyle y Chiara, chicos díganle hola al señor Spock.-Los dos castaños le sonrieron y le dieron entusiasmados besos en la mejilla luego de correr hacia una castaña de cabello largo que lo saludó a la distancia.-Ella es mi esposa, Harriet, está atendiendo los juegos de memoria en esa carpa.

Spock sonrió y estudió todo a su alrededor.

Había, al menos, diez carpas con escenarios y puestos de juegos de carnaval desparramados por todo el lugar, la gente iba y venía, hablando entusiasmada.

En algunos escenarios había obras de teatro, con niños sentados en el suelo viendo atentamente, en otra chicos tocando alguna que otra pieza con instrumentos delicados como violín o saxo, luego teatro de títeres, obras para mayores y música de folklore.

En la carpa en donde se veía a Leo, había un grupo de chicas bailando y cantando "Wannabe" y a pesar de no oírse mal, no le gustaba el estilo de música de las "Spice Girls".

-¡Ellas fueron las "Chicas Cheehtah"!-anunció el presentador, que no era otro que John, ahora en el escenario.- Ahora, disfrutemos un pequeño corte, para luego tener a… ¡LOOOS DESPLAZADOS!

La gente comenzó a gritar entusiasmado y la líder de las Chicas Cheehtah miró al público con fastidio antes de bajar con pasos de niña caprichosa hacia el suelo.

-Oh, ven vamos a ayudar a Leo y luego a disfrutar un rato de esos geniales chicos.-dijo Simón y lo llevó del brazo.

Cuando Leo lo vio, saludó con su mano y lo invitó a ir detrás del mostrador.

-Creí que no vendrías…-dijo y señaló entusiasmado al escenario.- Bienvenido a la carpa Mandala.

Spock sonríe ampliamente al ver todo tal y como era el estilo Mandala, colores por todos lados y música en el aire.

-Es grandiosa.- le felicita.- hay comida, juegos, música, exposiciones… es… espectacular…

Leo se encoge de hombros.

-Hacemos esto en la apertura y clausura del ciclo escolar…-le explica- la verdad es que la de fin de clases es mejor, los niños tienen más ganas de que todo se termine y le ponen más entusiasmo, las de estas fechas son más desordenadas...

La verdad es que no se imagina algo mejor que lo que veía, pero asiente igualmente, mirando hacia el escenario, un grupo de seis chicos acomodándose.

-¿Y ellos?

Leo sigue su mirada y sonríe cálidamente.

-Son los niños que si te aman, te defenderán a muerte y si te odian… bueno, te harán querer renunciar…-su sonrisa se volvió triste.- David era el líder del grupo…

Frunció el ceño.

-¿Y su hermana?-preguntó con curiosidad.

La mirada de Leo se volvió triste también.

-Pues… Leels… -soltó un suspiro.- siempre se ha sentido bajo la sombra de su hermano… Dave, ese niño era genial en la música y en lo que se proponía… A Leels le ha costado más por su enfermedad…

Piensa un segundo y luego recuerda el legajo de la muchacha. THDA.

-Oh, claro…-dijo y prestó atención a la chica castaña de cabellos cortos, bajita, parada frente al micrófono, con una guitarra de todos colores en sus manos.

-Ella es Angela Mosby, era la mejor amiga de Dave… ella es la guitarrista, y por lo que veo, será quien tome la voz principal… es bastante extraña, pero es muy dulce… -Leo señaló a un chico de limpia piel tostada y cabello corto y negro.- el de la batería es Lenin Moss, es un muchacho alegre, de los que siempre sonríen y que les gusta la fiesta… ella es Romina Harrison,

-¿Tiene algo que ver con el juez Harrison?-preguntó con curiosidad viendo a la morena pelilarga que movía la pandereta de un lado al otro.

-Es su padre, de hecho, -le informó.- casi todos los que van a Mandala son hijos de gente importante… ella, por ejemplo, es la hija de uno de los monstruos del petróleo en Texas, su nombre es Sonia Gillian, es la mayor, y este año se gradúa, pero ama a sus amigos y era algo así como la hermana mayor de Dave…-la muchacha de cabello marrón le sonreía a otra chica de piel tostada y cabellos largos y negros y un cuerpo de infarto que parecía de la misma edad.- ella es Milena Lopez, sobrina del director de Mandala, sus padres son colombianos, dueños de una licorería muy grande allí, ella se vino a Enterprise luego de unos problemas con ellos…

Asiente y luego su mirada se ve clavada en un conocido rubio de ojos azules, quien, le regresa la mirada con curiosidad, pero con una pequeña sonrisa en el rostro. Despega un segundo la vista del Adonis, para clavarla en la pequeña muchacha rubia abrazada a él, con los mismos expresivos ojos y el rostro tan bonito como el de él.

-¿Quiénes son ellos?-preguntó con voz algo estrangulada.

El rubio, que presume es Chris Kirk, iba caminando hacia ellos con su pequeña rubia agarrada a su cintura.

-Oh, esos son Chris Kirk y la pequeña Leela…-dijo Leo entusiasmado.- ¡Chris! ¡Leels!

-¡Bones!-exclamó el rubio y lo abrazó cortamente.- Leela, saluda al tío Bones…

La muchachita le sonrió a Leo y le dio un beso en la mejilla.

-Diablos, extrañaba tenerlos en casa…-les dijo Leo.-ah, el es Zach Quinto, pero refiere que le digan Spock…

Y Zachary "Spock" Quinto, siente que su vida cambiaría por completo, cuando dos pares de ojos azules se volvieron hacia el de forma instantánea.

-Uh…-fue su elocuente saludo. Aclaró su garganta y sonrió nerviosamente.- Hola…

Chris le sonrió tímidamente.

-Hola, Chris Kirk…-le estiró a mano que Zach estrechó.- es un gusto conocerte, Spock, hoy Bones y Scotty no podían para de hablar de lo genial que eres…

Leo lo miró con el ceño fruncido.

-Eso no es cierto…-se vuelve a Zach.- no que no seas genial, Zach, lo eres, pero no hablé de ti así como el idiota lo sugiere…-se detiene y suelta un suspira- Leels, saluda al señor Spock, él sabe mucho de música y será quien te enseñe…

La niña se soltó de su padre y lo analizó con el ceño fruncido y mirada ilegible. Luego de unos segundos, su expresión cambió por completo y lo miró con una sonrisa suave.

-¿Usted será mi nuevo profesor de música?-preguntó con curiosidad. Spock, un poco sorprendido por la confianza de la niña, asintió. La rubia se giró y miro a su padre.- papi, lo encontré…

Spock se volvió a mirar a Chris que se había sonrojado profundamente y que no dijo nada, luego miró a Leo, que luchaba por no reírse de su cara. Fastidiado con el mutismo de los otros dos, sonrío suavemente a la niña y le estrecho la mano.

-Y yo te encontré a ti….

Bien, ya saben, si quieren un Kirk y un Spock bajo el árbol para navidad, dejen un review…

Saludos!

Talula!