Era una mañana de febrero en donde los copos de nieve caían llenando de color blanco el paisaje de la ciudad. Los niños jugaban a lanzarse bolas de nieve o a crear muñecos de nieve ya que al haber nevada suspendían las clases, dejando a los pequeños jugar con la nieve; y los mayores se refugiaban con paraguas. Excepto yo.
Me llamo Lucy y tengo dieciocho años. Soy una chica de cabello rubio, me encanta escribir y pasear a mi perro Plue. Aunque en estos momentos no me sentía de buen humor.
Iba mirando al suelo mientras caminaba sin rumbo fijo, mientras recordaba la última vez que vi a Natsu, mi novio. Hace ya 8 meses atrás.
Recordaba que ese día estaba nublado, en señal de que pronto habría una tormenta y que además, cumplía 10 meses de relación con Natsu. Realmente estaba feliz porque nos queríamos mucho y nos sentíamos cómodos con la presencia del otro. Pero no esperaba que el día de nuestro aniversario fuera a dar un cambio drástico.
Mi móvil empezó a vibrar mientras sonaba la melodía de "Glitter", haciendo que fuera deprisa a donde el teléfono y descolgara.
-¿Diga? –pregunte.
-Hola Lucy. –saludó la otra persona desde el otro lado del auricular. Haciéndome sonreír y notara como mis mejillas se tornaran rosadas con tan solo escuchar su voz.
-Natsu. –dije felizmente. -¿Cómo te encuentras?
-Muy bien. –respondió el chico con un tono bajo en su voz. Se le notaba como apenado. -¿Puedo hablar un momento contigo? Tengo que decirte una cosa.
Me quede extrañada, pero no le di mucha importancia porque tal vez hoy se habría levantado con el pie izquierdo.
-Claro. –asentí. –Nos vemos en el parque.
-Bien. –dijo mientras colgaba. Me puse una camisa verde de tirantes y unos shorts negros. Además de unas sandalias del mismo color que la camisa. Me cepille el pelo y me puse una cinta negra. Cuando vi que estaba todo bien tomé mi bolso y salí de la habitación. Avisé a mis padres de que saldría por un rato y me marche por la puerta. Caminé por unos cinco minutos hasta que llegue al parque. Allí se encontraba Natsu. Realmente estaba muy guapo. Su pelo rosa estaba alborotado como siempre y vestía con una sudadera de manga corta de color rojo con bordes en forma de fuego, unos pantalones vaqueros y deportivas negras. Además de su imprescindible bufanda.
-Natsu. –saludé mientras me acercaba a él. Al pararme en frente suyo, me di cuenta de que se veía triste y nada más verme me estrechó entre sus brazos, dejándome extrañada por su actitud.
Estuvimos en silencio durante unos minutos, hasta que decidí hablarle.
-¿Te pasa algo?
-Verás… -empezó, separándose de mí y solamente tomándome de las manos. Note como tragaba saliva y como le sudaban las manos. –A mi padre… le han ascendido…
-¿En serio? ¡Es fantástico! –dije felizmente. Desde hace tiempo, el padre de Natsu, Igneel, había tenido algunos problemas en su trabajo. Pero al parecer solo le estaban poniendo a prueba.
-Ya… -dijo Natsu mirando al suelo.
-¿No estas feliz? –dije tratando de mirarle a los ojos.
-Sí… pero…
-¿Pero qué? –le interrumpí.
-Tiene que irse a España... Y yo con él… -eso me dejo completamente paralizada.
-¿Y-y cuánto tiempo estarás allí? –pregunté tartamudeando mientras sentía como mis ojos se humedecían.
-Tal vez unas semanas… o tal vez meses. No sé cuánto… -dijo.
-¿Y qué pasará con nosotros? –dije apretando suavemente mis manos entre las suyas.
-No quiero que nuestra relación termine así. Es lo que menos quiero.
-¿Me quieres? –pregunté mirándole a los ojos.
-Te amo desde el fondo de mi corazón. Y más de lo que te puedas imaginar. –dijo apartando una de sus manos y posándola en mi mejilla. –Haré todo lo que este a mi alcance para que estemos juntos. Incluso si estamos a kilómetros de distancia.
Con cada palabra que salía de sus labios hicieron que las lágrimas resbalaran de mis mejillas, y Natsu al ver eso no dudo en limpiarlas.
-Te quiero mucho. –dije volviéndole a abrazar, y él correspondió a mi abrazo.
-Yo también Luce. –dijo estrechándome con más fuerza.
Esa fue la última vez que hablamos cara a cara. Pocos días después se marchó a España con su padre. Las primeras semanas estuvimos mucho tiempo hablando. Tanto por teléfono como por mensajes. Y era como si nada entre nosotros hubiera cambiado excepto nuestra lejanía.
Hasta que hace 6 meses, deje de recibir llamadas suyas. Pensé que sería porque estaría con sus nuevos amigos o tal vez por que pronto empezaría sus estudios allí. Además de la diferencia horaria que había entre España y Japón. Así que procuré en llamarle cuando más o menos fuera mediodía de allí. Aunque fue en vano.
Ya no me llamaba ni respondía mis llamadas. Dejándome completamente sola.
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Pasaron los meses y aquí me encuentro yo ahora. Caminando sola entre las calles, viendo a parejas juntas cubriéndose la nieve con sus paraguas. Ojalá Natsu estuviera aquí y pudiéramos volver a ser una pareja. Sin distancia alguna ni diferencias horarias. Apreté mis labios tratando de llorar. Pero fue imposible porque nada más recordar a mi querido pelirosa, las lágrimas empezaron a descender de mis mejillas.
Caminé rápidamente hasta mi casa. En donde mis padres se encontraban en el salón junto con Plue, que dormía bajo los pies de estos. Mientras dejaba mi abrigo en el perchero de la entrada, mi madre me saludó:
-Hola cariño. –La gente que me conocía a mí y a mi familia decía que somos como dos gotas de agua. Excepto que mi madre era un poco más alta.
-¿Qué tal el paseo? –preguntó mi padre. También era rubio y era más alto que mi madre. Solía vestir casi siempre con trajes formales. Pero no era de extrañar porque trabajaba en un banco y era casi la hora de que se tuviera que ir a trabajar.
-Bien, gracias. –respondí, caminando directamente a mi habitación. Cuando llegué, cerré la puerta suavemente y me tumbé en la cama mirando al techo. Me quedé durante unos minutos así, hasta que dirigí mi mano hasta el bolsillo de mi falda y de ahí saqué mi teléfono móvil. Subí la tapa de este mire la pantalla. El fondo que tenía era uno en el que salía junto a Natsu y Happy.
Happy era un gato extraño porque era de un color que era poco habitual encontrar: ¡Azul! Y además, no solía maullar como uno corriente, sino que decía "Aye" en vez del típico "Miau". Esa foto fue la primera que nos tomamos. Cuando habíamos empezado la educación secundaria. En ese entonces teníamos 12 años y nos hicimos amigos rápidamente. Y años más tarde esa amistad paso al amor. Suspiré mientras recordaba la vez en que me dijo que amaba.
-"¡Me gustas!" –me exclamó esa vez. Desde hacía tiempo me sentía extraña cuando estaba a su alrededor. Y gracias a mis amigas entendí que estaba enamorada de él.
-Tú también me gustas. –le respondí. Y con eso me tomo entre sus brazos y nos besamos por primera vez. Ese momento fue mágico, y no solo para mí. También creía que para Natsu ese instante fue especial.
Marqué el número de teléfono del pelirosa, pero cuando fui a apretar el botón de llamada dudé. Mis manos temblaban sin parar mientras me ponía a pensar. ¿Y si se había olvidado de mí? ¿O si ahora había encontrado a alguien más allí en España? O en el peor de los casos…
"¿Quién eres tú?" –escuchaba en mi mente con la voz de Natsu. Cuando llegó a mi mente esa pregunta bajé la tapa de mi móvil y me eché a llorar. Aún no podía enfrentarme a esa dura situación.
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Pasaron varios días desde que trate de llamar a Natsu. Y cada vez que miraba mi teléfono mi mente se llenaba de dudas. Tal vez lo mejor sería olvidarle, pero me era imposible sacarle de mi cabeza. Todos los momentos que pasamos juntos: las risas, las caricias, los besos… todo eso y mucho más eran irremplazables. Y para tratar de apartarlos durante un buen rato, decidí ir a dar un paseo por el centro comercial y comprar algo de ropa nueva. Me vestí con un jersey rosa, unos leggins negros y unas botas blancas. Me cepille el pelo y me puse mi abrigo favorito de color azul y mi bufanda del mismo color, excepto que era un poco más claro.
Avisé a mis padres de que me iba al centro comercial, tomé mi cartera y me marché.
Ese día hacía bastante frío, pero no me molestaba mucho al estar bastante abrigada. Caminando, sentí como alguien venía corriendo, así que me di la vuelta.
Entonces abrí mis ojos como platos mientras mis mejillas se tornaban rosadas. Enfrente de mi estaba mi querido pelirosa, agotado porque se le notaba que había venido corriendo hasta mí. Sus manos estaban apoyadas en sus rodillas del cansancio.
-Natsu… -susurré asombrada de verle. ¿Qué hacía él ahí? ¿Por qué no estaba en España? -¿Qué estás...?
-¡Perdona! –exclamó interrumpiendo mi pregunta. -¡Perdona por hacerte esperar!
Cuando lo vi pidiéndome perdón no dudé en sonreír y acercarme a él poco a poco, con ganas de aceptar sus disculpas. Hasta que me di cuenta de que durante todo este tiempo no contestaba a mis llamadas, haciendo que mi sonrisa se borrara de mis labios y cruzara mis brazos.
-¡No te voy a perdonar! – dije mirando hacia otro lado. Miré de reojo al pelirosa y vi que se encontraba sorprendido.
-Luce… -dijo tratando de acercarse. Volví a mirarle y vi que en su mano derecha sostenía una rosa roja sin una espina en su tallo.
-¿Eso es para mí? –pregunté aun mirando a la flor. Natsu camino hasta quedarse enfrente mio y me alzo la rosa. La tome entre mis manos y la alce a mi nariz para olerla. Olía muy bien.
-Feliz día de San Valentín. –me dijo con una sonrisa mientras acercaba su cara a la mía. Lentamente fui cerrando los ojos, esperando el beso.
Pero no sentí nada, excepto el espantoso sonido de mi despertador. Abrí los ojos de golpe y con un golpe seco le di al botón de apagar. Miré la hora y vi que eran las 10:30 de la mañana. En ese momento mis padres se encontraban trabajando, así que durante unas horas me encontraría sola en casa. Me levanté y traté de desperezarme. Dirigí mi vista al calendario, y al igual que en mi sueño, era 14 de febrero. Día de San Valentín. Pero con la diferencia de que él no se encontraba aquí.
-Tal vez Natsu me ha enviado algún mensaje. –pensé. Asi que fui a tomar mi móvil, que se encontraba en el mismo slugar en donde lo dejé anoche antes de irme a dormir: encima de mi mesita de noche.
Subí la tapa y comprobé si me había enviado algún mensaje o me había llamado mientras dormía. Pero no había absolutamente nada.
Mis ánimos cayeron en picado, y en un acto de impulso lancé mi móvil contra la pared de enfrente.
Mi respiración era agitada en ese momento y sentía como mis ojos se humedecían. Volví a mirar el móvil y me arrastré hacia él. Lo recogí y miré la pantalla, ahora rayada. Miré la foto y dije en voz baja.
-Aún te sigo queriendo… ¿tú seguirás sintiendo lo mismo?
En ese momento las lágrimas ya iban descendiendo por mi cara. Y mientras sollozaba fui a mirar los últimos mensajes que recibí de mi querido pelirosa. Leyendo las partes que hacían estremecer más mi corazón.
-"Te amo y espero verte pronto." –leía mientras que en de mente me imaginaba esto de los labios de Natsu. – "Enamorarme de ti ha sido como entrar en un mundo diferente, siento que hay amor en el aire que respiro y en mi sueños siempre estas presente" "Cuando estoy junto a ti siento que el resto del mundo desaparece y que sólo estamos tú y yo" "No dejes que nadie estropee tu hermosa sonrisa"" Cada vez que afronto alguna dificultad pienso en ti y eso me da la fuerza de continuar adelante"…
Seguí leyendo más mensajes hasta que no pude más y me eche a llorar. Las lágrimas no dejaban de salir y sentía como mi corazón se rompía a pedazos.
-¿Es que me odias? –dije llorando. –Porque si es así, me gustaría saber porque…
Entonces me levanté del suelo y miré a mí alrededor y vi el espejo que estaba pegado a la pared de mi habitación. Me acerque y miré fijamente mi cuerpo.
-¿Es porque te aburro? –dije recordando los momentos en que solíamos hablar sobre un tema y yo solía interrumpirle o simplemente no le dejaba hablar. -¿O porque siempre pierdo los nervios? –entonces recordé las discusiones que teníamos cuando se colaba en mi habitación. -¿O fue porque hay veces que no sé qué responder? –dije mientras recordaba la vez en que estaba discutiendo con unos chicos y no sabía cómo reaccionar. -¿O porque tengo muchos celos? –y en ese momento llegó a mi mente las veces en que le alejaba rápidamente a Natsu de las chicas que trataban de seducirle.
Giré mi vista del espejo y me dirigí a mi cama. En donde me senté en el suelo y me apoyé en el colchón.
-¿Puede que sea porque no soy madura? –dije recordando las veces en que me quedaba asombrada viendo alguna tienda infantil donde vendían muñecos. -¿O porque peso mucho? –entonces recordé las veces en que Natsu me decía que bajara de peso y yo como respuesta le pegaba una cachetada en la cabeza. -¿O tal vez porque no soy muy guapa? –dije mientras recordaba las veces en que Natsu se quedaba mirando a alguna chica de vez en cuando. Y entonces tomé unos mechones de pelo. ¿Y si es porque no te gusta mi cabello?
Suspiré mientras trataba de secarme sin éxito las lágrimas. Y con esto, la conclusión llegó a mi mente.
-Ya entiendo… -pensé. –Es porque actúo como una tonta, ¿verdad? -Entonces, me puse a llorar con más fuerza mientras me abrazaba a mis rodillas, recordando todos los momentos felices que pase con Natsu. –Juro que cambiaré… lo juro… pero por favor… no me dejes…
Estuve llorando durante una hora hasta quedarme una vez más dormida. No me desperté hasta rato después, cuando mi teléfono móvil empezó a sonar. Miré la hora y vi me había quedado dormida durante hora y media. Dirigí mi vista al móvil y lo tomé. Cuando vi de quien era la llamada me dejo perpleja. ¡Natsu me estaba llamando!
-Imposible… -susurré mientrás que la pantalla aún seguía iluminada, mostrando el número de teléfono de mi querido pelirosa. Dudé durante unos segundos en si responderle o no. Asi que cerré los ojos, tragué saliva y le di al botón de descolgar.
-¿Diga? –pregunté nada más ponerme el auricular en la oreja.
-¿Luce? –escuché desde el otro lado. Nada más escuchar su voz después de varios meses. Me puse a llorar de felicidad…
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Hola a todos los lectores que estén leyendo este fic.
Aquí mi segundo fanfic Nalu, en el que me basé en una canción de Vocaloid llamada "Renraku mada?" o traducido al español "¿Por qué no me llamas?" originalmente de Rin Kagamine. Asi que si aún no han escuchado el tema, os lo recomiendo porque es muy tierna y os hará llorar.
Hace tiempo que no escribo en primera persona y me ha costado un poco escribirlo si digo la verdad. Pero creo que ha valido la pena. :3U
También quiero avisar que este fic será de dos capítulos. El primero, como podéis ver, es desde el punto de vista de Lucy. Mientras que el segundo (que actualmente ando escribiendo) es desde el punto de vista de Natsu. En donde explicará por qué dejo de contestar a las llamadas de Lucy y porque éste no le llamó hasta el final.
¿Por qué creéis que Natsu no la llamaba? Os lo dejaré en intriga hasta el siguiente capítulo. ^^
Hasta la próxima ~ :3
