NOTAS:
Tetsuna: Una nueva historia que esperamos les guste.
TITULO: Secretaria
AUTORA: Tetsuna Hibari (T-H)
RESUMEN: Sawamura Eimi (Eijun) una joven universitaria empieza a trabajar como secretaria del mejor abogado mercantil de Japón, un ídolo en su carrera de leyes y que admira, descubrirá porque Kuramochi Youichi el "cheetah gruñón" -apodo que se ganó por su poca paciencia- ha tenido tantas secretarias.
CLASIFICACIÓN: Todos los públicos.
CATEGORÍA: DIAMOND NO ACE
PAREJAS: KuraSawa / ChrisMiyu / KouRyo / MeiHaru
GENERO: GenderBender, Romance, AU.
Capitulo 1 - Mi vida...
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Casa Sawamura:
La puerta se abrió, mostrando a una recién bañada castaña de ojos ámbar, cabellera larga y alborotada en la parte frontal, una chica hermosa de 21 años. Las gotas de su reciente baño caían resbalándose por su desnuda y bronceada piel, la cual era solamente cubierta con una toalla.
-Oh, has salido…
-¡Ahh! -La repentina voz femenina la asusto.
La chica observo su alcoba, creía haber cerrado con seguro la puerta de su habitación, por lo que confiadamente había salido de su baño privado. Al voltear en dirección a su cama, se encontró con la intrusa, una bella mujer un año mayor que ella de cabello castaño corto, ojos cafés claros que eran ocultados por unos lentes de armazón negro, y que vestía un vestido negro muy elegante.
-¡Miyuki Kazumi! -exclamo al ver a su cuñada que le sonreía mientras agitaba una mano en forma de saludo.
-Es Kazumi-Neesama para ti, baka. -le corrigió- Y te recuerdo que mi apellido también es Sawamu...
-¿Cómo fue que entraste? -exigió saber, ignorando las palabras de la mayor.- Recuerdo haber puesto el seguro...-se cubrió mejor con la toalla y se acercó a su puerta, descubriendo que esta había sido forzada.
-Un seguro como esos, no son nada para mí. -se alaba la chica de lentes jugando con su juego de llaves, el cual también contenía la herramienta que uso para forzar su entrada.
-¡Tu maldita delincuente! ¡Maldita tanuki! -grito exaltada la menor, llorando por su destrozada chapa.
-Gracias.
-¡No es un cumplido! -le grito a la mayor- ¿Qué haces en mi cuarto en primer lugar?
-Solo vine a decirte que es mejor que te apures, muy pronto llegara Ryoko-san.
-Ya lo sé, no es necesario que vinieras a holgazanear a mi habitación, Miyuki Kazumi. -hizo referencia a que la contraria estaba recostada cómodamente en su cama, comiendo unas frituras y leyendo una revista.
-¿Cuándo aprenderás que debes llamarme Kazumi-Neesama? -levantándose de golpe de la cama cuando la dueña jalo las cobijas.- Si sigues sin hacerlo pensare que te faltan más neuronas de las que ya creo.
-Solo eres un año mayor que yo. -le saco la lengua mientras caminaba hacia su armario.- No hay razón para llamarte "Nee-sama" o de algún otro modo. -azoto la puerta de su armario una vez adentro.
-¡Haaa! -Kazumi exhalo cuando se vio sola de nuevo en la habitación, su "hermanita" seguía siendo difícil de tratar en algunos aspectos.
Sonrió llena de motivación ante el reto que representaba ganársela, haría que algún día en verdad la llamara "Kazumi-Neesama". Con nueva energía dejo a la chica para que se cambiara.
..
Una vez azoto la puerta, Eimi se recargo en ella soltando un gran suspiro, su "hermana" siempre lograba alterarla. En esos momentos agradecía que su cuarto contara también con un pequeño cuarto que utilizaba como armario para ella sola, no era que su familia fuera rica, pero gracias a su hermano mayor y a la herencia de sus padres podían vivir de manera decente y con algunos lujos.
Sus padres habían muerto hace tiempo en un accidente de avión, su padre Satoru y su madre Wakana viajaban a Corea a cerrar un contrato con una empresa de allá, que haría prosperar la empresa de su padre. Esa desgracia había sucedido justo un mes después de que su hermano mayor cumpliera los 18 años, dejándolos solos y a merced de varios familiares que deseaban la herencia que les habían dejado.
Al final, quien gano su custodia había sido su tío Koushuu, hermano menor de su padre. Lo conocían desde pequeños así como a la esposa de este, Ryoko y a su única hija, Haru, con quien compartía la misma edad de 13 años. Ellos estaban dispuestos a criarlos sin embargo su hermano mayor había tomado la decisión de hacerse cargo, al ser mayor de edad y con la ayuda de su tía abogada, no les fue imposible que el chico consiguiera la custodia de su hermanita. Y a pesar de que vivían en la antigua casa familiar, sus tíos estaban al pendiente de ellos; gracias a su apoyo, su hermano mayor pudo estudiar la carrera de medicina mientras cuidaba del hogar y de ella.
La empresa de sus padres tuvo que ser vendida al caer en banca rota por culpa de la empresa Coreana, que había retirado su apoyo financiero después de la muerte de sus padres, demandando una compensación y otras cosas más. La pequeña empresa Sawamura se vio en bancarrota con tanta deuda, por lo que solo pudieron vender lo que quedo de ella. El poco dinero de la venta, su hermano mayor lo había resguardado en el banco y era con el que ella pagaba su carrera universitaria, la cual era la misma que su madre y su tía, Derecho.
Eimi escogió con gran rapidez su atuendo, cambiándose en tiempo record. Esa noche tendrían una cena con toda la familia o al menos con los que quedaban ahí. Su vestimenta consistía en una falda negra, acompañada de una playera de manga larga blanca, calcetas negras hasta mitad de muslo y unos zapatos negros. Se miró en el espejo acomodando su cabello, su tía Ryoko era una mujer que gustaba que sus sobrinos e hija vistieran de manera adecuada, por lo que no le quedaba más que vestir bien aunque fuera una cena informal, misma razón por la que Kazumi vestía tan bien.
-¡Eimi baja, ya llego la tía Ryoko! -el grito de su hermano mayor la alerto.
Por lo que rápidamente salió de su armario y habitación, si no bajaba rápido su tía la regañaría sobre la puntualidad. Bajo corriendo las escaleras, en donde tropezó salvándose de caer al agarrarse del barandal. Ante tan peligroso momentos, se detuvo unos segundos para tomar aire, regulo su respiración y se encamino más tranquilamente hacia el comedor, donde se encontraba su familia ya reunida.
En la cabecilla de la mesa se encontraba sentado su hermano mayor, Chris Yuu Sawamura; cabello café, ojos del mismo tono, cejas abundantes y muy apuesto, el cual le sonrió al verla. Su hermano vestía de un traje negro, que ella le había regalado semanas atrás. Si alguien le pidiera describirlo, ella solo podría hacerlo de una forma; su hermano era un hombre ejemplar, perfecto.
Sentada a su lado izquierdo, se encontraba una hermosa mujer de cabellera larga rosa, sonrisa zorruna, piel blanca y de aura enigmática, la cual vestía un traje negro. En cuanto la mujer la observo, ella sonrió y saludo cortésmente.
-Bienvenida tía Ryoko.
-Buena noches pequeña. -la voz de la mujer era delicada.- Veo que cada vez tus modales son mejores. -le sonrió en aprobación.
-Siéntate Eimi, serviré la cena. -pidió Kazumi entrando al comedor con un carrito con los platos de la comida.
Kazumi era la señora de la casa al ser la esposa de Chris, por lo que en esta ocasión a la castaña solo le quedo asentir, su tía era muy estricta a la hora de que se siguiera ese tipo de protocolo. La señora de la casa era la anfitriona. Tomo asiento en la segunda silla del lado derecho de su hermano puesto que la primera silla le pertenecía a su cuñada.
La cena fue servida de manera esplendida, y felicitaron a la anfitriona por tan buenos platillos. La noche paso entre una pequeña plática al principio de cosas serias para luego pasar a algo más familiar.
-Entonces, ¿Haru regresara en un mes? -pregunto con emoción la oji-ámbar.
Al fin, después de tres años vería a su prima y mejor amiga. La pequeña Haru se había ido a Inglaterra a estudiar, y solo había regresado una vez de visita y no había sido el mejor momento para la familia.
-Así es. Dentro de poco tendremos a nuestra conejita de vuelta. -dijo la mujer feliz de tener de regreso a su adorable hija- La verdad es que me habría sentido más segura si tú también hubieras ido con ella. Si tan solo hubieras aceptado la beca que también te ofrecieron junto a ella, en estos momentos ya habrías acabado tu carrera y podría ofrecerte un puesto permanente en el bufet. En estos momentos estaríamos recibiendo la noticia de que estas por graduarte junto a ella. Las dos serian mis mejores abogadas en un futuro. Que desperdicio de oportunidad...
La menor sentía que las palabras de su tía eran flechas de quejas que se incrustaban en su cuerpo, invadiéndola de culpa. Por su parte sus hermanos mayores solo podían reír al ver como la chica se doblaba de dolor como si en verdad fueran flechas. La más pequeña de la casa en ocasiones dramatizaba más de la cuenta, el ejemplo fue cuando cayó de su asiento ante lo dicho por su tía, quien gustaba de verla así.
-...Si hubieras ido con ella no nos habría dado tan mala noticia cuando nos visitó hace dos años...-cuando la pequeña Eimi estaba resignada a recibir el tiro de gracia, fue que se descubrió el verdadero pesar de su tía.- ¿Porque tenía que regresar de aquel viaje solo para presentarnos al holgazán que trajo con ella y que declaro su prometido? ¿Porque no fuiste con ella para impedir eso?
-Jajája...-rio de manera nerviosa.- Bu... Bueno, en ese tiempo una retorcida mujer se encontraba seduciendo a mi Onii-sama, no podía abandonarlo. -aclaro mirando de reojo a su cuñada.
-Gracias. -Kazumi le sonrió con gran orgullo.
-¡No era un cumplido!
-Ay Eimi, ni aun quedándote aquí, pudiste evitar que la retorcida Kazumi se casara con Chris. -Ryoko le sonrió a su sobrina.
A la abogada le hacía gracia que a pesar de que su sobrino llevara ya dos años de casado con Kazumi, la pequeña Eimi se negara a aceptar aquel hecho y aunque la relación entre la mujeres era mejor que al inicio, aun había un poco de distancia entre ellas. Sobre todo porque la menor se negaba a aceptar el hecho de que su hermano se había enamorado de alguien por quien estaba dispuesto a apoyar incondicionalmente, y es que Eimi aún no experimentaba esa emoción, ese sentimiento.
Eimi Sawamura, a sus 21 años y a pesar de ser muy popular en sus escuelas al poseer una alegría desbordante, de ser sociable, amable y varias virtudes más, y que recibía confesiones por lo menos una vez a la semana, nunca se había interesado en nadie de ese modo, nadie había llamado nunca su atención en un ámbito sentimental... en palabras propias de la chica; "Ningún hombre es como Onii-sama."
*Niña con complejo de hermano mayor* Ryoko suspiro ante su pensamiento, observando como su sobrina tomaba nuevamente asiento en la mesa. Al menos su familia sobreprotectora no debía preocuparse por el momento, porque lo sabía, el día que la pequeña se fijara en alguien ardería Troya.
Chris era sobreprotector con su hermanita y por su parte, aquel tipo tendría que pasar por muchas pruebas antes de siquiera besarla, e incluso estaba segura que Kazumi haría alguna jugada por proteger a su cuñada, quien era tan inocente que aun creía que los bebés eran traídos por la cigüeña. Quien intentara mantener una relación con su sobrina debería ser como ella misma decía… alguien perfecto.
-La suerte estaba en mi contra y a favor del demonio. -alego en su defensa.- El día de la boda, el tonto del padre se saltó la parte de: "Si hay alguien que se oponga a esta unión, que hable ahora o que calle para siempre"… yo quería gritar en ese momento "¡Yo me opongo!"
-En realidad si lo dijo, Eimi.
-¿Eh? -la chica miro a su hermano, quien tenía una sonrisa burlona.- Pero yo nunca oí…
-Fuiste tú quien llego tarde a la boda. -le contradijo su hermano nuevamente.
-La madrina llegando tarde a la boda, eso no es para nada bien visto Eimi. -se burló su tía.
-No fue mi culpa que a mitad de la ceremonia me tuviera que retirar y que regresara tarde… o que técnicamente no llegara...-murmuro lo último.- El servicio de meseros me llamo a media ceremonia me llamo para informarme que los que tendrían que haber llevado el pastel de bodas todavía no llegaban. La fiesta de recepción tenía que estar lista y sin pastel no hay fiesta…-aclaro la chica amante del dulce.- Tenia que arreglar eso para que fuera perfecto…
-Si ibas arruinar mi boda, ¿para que querías que todo estuviera perfecto? -pregunto Chris.
Eimi guardo silencio. Ahora que lo razonaba mejor, había algo de razón en lo dicho por su hermano. Si iba a impedir el matrimonio, ¿por qué debía ser perfecto? Sin tener respuesta a la pregunta olvido que debía decir algo o seria usado en su contra.
-…En otras palabras. Aparte de arruinar mi boda, ¿querías celebrar mi desgracia? -el hombre fingió sentirse dolido.- No recuerdo haberte criado de esa manera.
-¡Onii-sama, eso no es verdad! -se apresuró aclararle a su querido hermano.- Claro que no sería capaz de celebrar tu desgracia. Es solo que Kazumi me pidió que la ceremonia fuera perfecta porque sería para ti, el hombre perfec…-la chica repentinamente dejo de explicarse, observando a su cuñada que le sonreía.- ¡Todo fue tu plan!
-Temía que si fueras a interponerte. -sonrió la mayor- Gracias a dios, que tardaron mucho haciendo aquel extravagante pastel, que solo pedí para que llegara tarde.
-Y después de un año te enteras Eimi. Eres tan inocente, hija. -agrego la pelirosa divertida por la situación.
-Maldita tanuki. ¿Ahora que voy a decirles a nuestros padres cuando los vea de nuevo en el cielo? -dramatizo la menor haciendo reír a todos- Les prometí que cuidaría de Onii-chan, pero una tanuki lo atrapo con sus mañas. Oh, pobre de nuestra familia, se ha unido una mancha.
-Gracias.
-¡Que no es un cumplido! Además, recuerda cómo te conocí. Esa no es la mejor manera de conocer a la novia de mi Onii-sama. Sumándole tu pasado, eras una delincuente maldita Tanuki. –exclamo la castaña señalando a su cuñada quien sonrió aún más.
-Y tu primera pregunta me dejo en claro que eras una tontita.
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~Flash Back~
-Onii-sama me regañara. Ayer solo le mande un mensaje de que me quedaría con Haru. Me va a matar. -susurraba temerosa la chica.- Maldito Boss, por su culpa no pude llegar a casa ayer… ¿A quién se le ocurre dejar tanta tarea? Onii-sama estará enojado, específicamente me pidió que no faltara ayer porque hablaríamos de algo importante...
Al entrar no pudo evitar sentirse sorprendida, estaba 100% segura de que a su llegada lo que la recibirá sería un regaño de parte de su hermano, el cual no habría dormido por estar preocupado por ella al no llegar a dormir a casa. Sin embargo no paso, la casa se encontraba en completa oscuridad. Busco en la planta baja algún rastro de su hermano pero no hallo nada.
Extrañada, subió al segundo piso cuidando de no hacer ruido alguno, solo por si acaso su cansado hermano dormía. Trabajar tantas horas en el hospital le hacían mal a su hermano, quien apenas dormía una cuantas horas por cuidar de ella y de la casa. Se acercó a la puerta de la habitación del mayor y la abrió con cuidado, no necesitaba prender la luz, bastaba con la que entraba por la ventana, era suficiente para ver el interior.
-Onii-sama~ -hablo en el voz baja, casi inaudible mientras abría la puerta poco a poco.
Lo que nunca espero en su vida fue ver a una mujer completamente desnuda, la cual se encontraba levantándose de la cama de su hermano, el cual cabía agregar se encontraba plácidamente dormido aun en el otro lado de la cama.
-¿Hola~? -hablo la invasora, saludando con una mano y una sonrisa nerviosa.
Sonrió pensando que quizás seguía dormida, por lo que cerró la puerta con el mismo cuidado con el que abrió. Con la mano en la manija espero unos segundos en los que exhalo todo el aire de sus pulmones y los volvió a llenar, tallo sus ojos y se dio unas palmadas en las mejillas para despertar, todo en menos de un minuto.
Sin la delicadeza anterior volvió abrir la puerta, encontrándose la misma imagen que la vez anterior, con una sola diferencia… en esta ocasión la chica -que seguía en la misma posición- portaba ahora una camisa de su hermano que le cubría el cuerpo como si fuera una bata al ser más grande.
-¡¿Hiciste magia o qué?! -le grito a la chica, ante la rapidez de ponerse una prenda.
-¡Eso es lo primero que preguntas!
..
Chris había terminado despertando al escuchar los fuertes gritos de su hermana, en contra de la presencia extra en esa familia de dos, con gran esfuerzo detuvo a su hermanita de matar a la visita, pidiéndole la oportunidad de explicar las cosas y de que no era una ladrona… Fue así, como Chris a sus 23 años por primera vez, se encontraba en un momento incómodo con su familia. Se encontraban en la sala de la casa, Eimi sentada en un sillón individual enfrente de su hermano y la chica mapache -por su truco con la ropa- que estaban en un sofá más grande.
-Eimi, quiero presentarte a Miyuki Kazumi, ella es mi novia. Ayer pensaba presentarlas durante la cena, pero tú no llegaste…-hablo el mayor.
-Mucho gusto en conocerte, Eimi. Chris me ha hablado mucho de ti…-agrego la chica con una sonrisa.- Siento mucho la situación anterior.
-Coff… Coff…-el mayor fingió un ataque de tos.-Eimi… no quería que vieras eso…Una cosa llevo a la otra... la casa sola… estaba cansado… …-sorprendiéndose de que la menor no lo interrumpiera, continuo su monologo.- Ella me acompaño a mi habitación a descansar…
Al inicio no hablo por la sorpresa que le invado, después se mantuvo callada escuchando a su hermano quien se notaba nervioso y temeroso por su reacción. Al menos le daría el beneficioso de la duda, fue por eso que se mantuvo tranquila, escuchando la historia del encuentro de los enamorados que narraba su hermano con una cara tan roja como un tomate, algo nuevo, una expresión que nunca le vio.
Al término de la plática, se retiró a su habitación en completa calma y ya una vez en la seguridad de su cuarto, pudo liberar su sentir. Tristeza. Miedo. Felicidad. Vergüenza…
Aunque le fue muy difícil comprender como su honorable hermano se enamoró de aquella mujer, no quiso arruinar aún más su día, por lo que permaneció en su alcoba el reto del día. Quedándose dormida.
Ya por la noche y una vez su novia se retiró a su casa, Chris subió a buscar a su hermana, debía aun hablar con ella. Quería que la persona compartiera totalmente su felicidad, y para ello, Eimi debía conocer todo de la persona que en un futuro podría llegar a ser parte de la familia.
-Eimi, necesitamos hablar…-le dijo después de despertarla.
Le dio un poco de comida ya que no comió nada durante el día, a la par que le contaba lo que no se atrevió a decir por respeto a su pareja. La chica escucho atentamente a su hermano, quien le conto la vida de su novia. Una vez terminado aquello, el mayor se retiró dejándola sola para que lo pensara.
Según su hermano; la madre de Kazumi murió cuando era pequeña y su padre se involucró con personas malas, a las cuales les termino debiendo mucho dinero. Al no poder pagarles les ofreció a su hija adolescente, la cual era inteligente. Kazumi termino en una banda de yakuzas, a la cual ayudaba a cambio de la deuda de su padre. La chica de lentes proponía formas más fáciles para incrementar las ganancias monetarias sin mucho esfuerzo. Vivió aquella vida de delincuente durante su adolescencia, librándose al cumplir 20 años, aunque no de la mejor manera.
La policía había realizado una redada a aquella mafia, que se resistió provocando una balacera entre bandos. Kazumi se vio involucrada sin querer cuando trataba de huir, recibiendo un balazo en la pierna, impidiéndole huir de la escena y siendo llevada al hospital, en calidad de detenida.
Fue así como conoció a Chris, quien fue el encargado de cuidarla mientras estaba hospitalizada. Al inicio la chica no confío en su doctor, quien supo ganársela poco a poco. Kazumi le conto su historia por insistencia del doctor al no creerla una mala persona. Al saber que la chica era inocente, y solo era una víctima más de los males del mundo, Chris le pidió ayuda a su tía Ryoko, quien accedió a defenderla en el juzgado para impedir que fuera a la cárcel. Lográndolo.
Al ser ya mayor de edad, Kazumi no tenía por qué regresar con su padre, era libre. Así que comenzó a vivir sola y visitando a Chris… A cambio de su defensa, Ryoko le pidió que trabajara en su buffet como secretaria y aunque argumento que era para asegurarse de que no cometiera nuevamente algún delito, era obvio que era porque le agrado y quería ayudarla.
Eimi se recostó en su cama, observando el techo mientras seguía hundida en sus pensamientos…
Miyuki Kazumi…
Ella no era lo que esperaba para la persona que uniría su vida a la de su hermano mayor. Siempre pensó que su hermano se casaría con alguien como él… alguien amable, cariñosa, elegante, seria, trabajadora, cautivadora, sensata, inteligente, modesta, amorosa… sin embargo, aquella invasora era todo lo contrario.
Aun así… la aceptaría un poco mientras hiciera sonreír a su hermano mayor…
~Fin del Flash Back~
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-Por cierto, cambiando de tema. Creo que Mei me había dicho que vendría solo para molestar. ¿Dónde está?
Eimi salió de sus recuerdos al oír la voz de su cuñada. Aquel día había marcado el cambio en su vida, acepto la relación de su hermano pero la personalidad de la chica le hacía difícil aceptarla a ella. La quería, con el tiempo la llego a querer pero se negaba a decírselo. Se sentía a gusto peleando con ella constantemente, era parte de su relación.
-Haa, el tonto de mi yerno. -hablo la pelirosa sonriendo maliciosamente.- Le deje más trabajo y lo encerré en su oficina, le dije al guardia de seguridad que no lo dejara salir hasta que acabara.
-En otras palabras pasara la noche allí. -determino el hombre de familia, recibiendo un asentimiento de parte de las mujeres.
-Creía que habías aceptado a Mei como familia al darle trabajo en la firma. -comento la menor, observando a su tía.- Por eso no regreso a Londres con Haru…
Las mujeres mayores observaron a Eimi, sonriendo ante la inocencia de la chica.
-Le di trabajo porque Haru se ve tan feliz en esa relación… de ese modo podría vigilarlo de que no le fuera infiel a mi dulce niña. -aclaro la abogada.- Aunque acepto que Mei resulto ser muy buen abogado. Que sea un maldito holgazán es algo extra…
-Estoy de acuerdo con usted Ryoko-san, en cuanto dice que Mei es un holgazán. -apoyo Kazumi- Siempre se escapa del trabajo. No saben lo difícil que es buscarlo por todo el buffet. Hoy lo encontré durmiendo debajo del escritorio del cheetah, quien como había salido de viaje, Mei se aprovechó de eso.-se quejaba la mujer.
-Buen trabajo.-le dijo su esposo dándole su apoyo.
Conocía al tal Mei y solo podía decir que a pesar de ser una buena persona era irritante. No entendía como su dulce y tímida prima, había terminado involucrada con ese sujeto, quien se creía superior.
-Cierto. -Kazumi recordó un asunto de la oficina, llamando la atención de su jefe superior.- Ryoko-san, hablando de cheeath…
-Volvió a despedir a su secretaria…-termino adivinando la pelirosa, tenía experiencia en eso.
-Exacto.
-¿De quién hablan? -Pregunto curiosa la más pequeña- Porque dudo que hablan de un guepardo real.
-Hablamos de Kuramochi Youichi, el…
-El mejor abogado especialista en derecho mercantil, ¿en serio hablan de él? -interrumpió fascinada la estudiante
La emoción de la menor tenía justificante. Después de todo, su cuñada y tía hablaban de una eminencia en el mundo de las leyes. Era casi 100% que muchos de los estudiantes de leyes tuvieran a aquel hombre como alguien que admirar y ella no era la excepción.
-…Yo estuve a punto de conocerlo. ¡Ahh!...-grito al recordar su pesar.- Tenía una conferencia en mi universidad pero ese día llegue tarde por desgracia. -chillo la chica.
Los miembros de la familia la observaron sorprendidos, era la primera vez que se mostraba de ese modo… sobre todo al hablar de un hombre.
-¿Fue el día que estudiaste hasta tarde porque tendrías un examen y cuando te desperté saliste corriendo hacia afuera de la casa sin importarte que estabas en pijama y cuando te distes cuenta ya era demasiado tarde porque te vio el vecino? -pregunto al fin Kazumi, con una sonrisa por recordarle aquel vergonzoso día a la castaña.
-Si… era ese d-día… -dijo avergonzada.
Su rostro se puso rojo, mientras que su hermano gruño por lo bajo, ahora él ya también recordaba. Desde aquel día su vecino se había interesado en ella, importunando en la casa con el pretexto de pedir azúcar o algún otro favor a cualquier hora del día.
-Oh, tengo una grandiosa idea. -sonrió ante el plan brillante de su genial cerebro- Ryoko-san~ -llamo a la pelirosa que la miro.
Kazumi le hizo una leve señal para que mirara a la oji-ámbar y ambas sonrieron, uniendo sus mentes en una idea que probablemente causaría grandes situaciones. Ambas intentaron transmitirse sus pensamientos a través de la mirada, siendo observados por los hermanos a los que un escalofrió les recorrió por toda la columna.
-Nee~ Eimi. -llamo la abogada.
-Sí, tía.
-Tienes arroz cerca del ojo. -señalo en su propio rostro la parte afectada.
-¡¿Qué?! -se exalto rápidamente pasando sus manos por su rostro para quitar al rufián.
-Eso no era lo que pensaba. -aclaro Kazumi.
-Ya lo sé pero es que eso me estaba distrayendo…-aclaro la mayor.- No entiendo como ese granito de arroz llego allí.
Todos rieron por la ocurrencia de la mujer, la cual no perdía la oportunidad para alterar a la menor.
-En cualquier caso...-retomo la plática Ryoko, de seguir buscando con que burlarse de su sobrina no terminarían nunca- Eimi, ¿te gustaría trabajar como secretaria para Kuramochi Youichi mientras acabas tu carrera?
-¡¿En serio?! -la chica se levantó de golpe de su lugar, subiéndose a gatas sobre la mesa para acortar distancia con su tía y verla de frente.- ¡¿Hablas en serio tía?! ¿No te estas burlando de mi de nuevo?
-Creo que Mochi te sería un gran ejemplo para que veas lo que te espera si escoges especializarte en asuntos empresariales.
-¡Ah! Pero tendría que dejar de ser la secretaria auxiliar de la tía. -Eimi ladeo su cabeza al llegar a esa deducción.
-¡Ah, eso es verdad! -expreso Ryoko con gran pesar, no había pensado realmente en eso.- ¿Me quieres quitar mis días libres que tengo gracias a Eimi? -se quejó.
En sus ratos libres -que sucedían seguido- Eimi ayudaba a su tía con algunos asuntos de oficina; juntas resolvían algunos casos aunque ella solo le ayudara a debatir una solución, así como también ayudaba con los presupuestos y otros asuntos que llegaran a ocurrir en el buffet, también limpiando y ordenando la oficina de la abogada, sin interactuar con los demás oficinistas. Al pensarlo de esa manera, Eimi llego a la conclusión de que era como la secretaria invisible de su tía, la amante oculta.
Gracias a la gran ayuda de su sobrina, Ryoko tenía demasiado tiempo libre, el cual usaba sabiamente en otras cosas más divertidas que llenarse de papeles, ya que como jefa del buffet, tenía muy pocos casos de los que se encargaba ella en persona; y lo que realizaba era solamente porque se trataban de personas muy importantes en el país, por lo regular los demás casos se los dejaba a sus subordinados.
-Ryoko-san, usted siempre está libre. Usted en realidad nunca trabaja. Todo se lo deja a Eimi y a nosotros, sus trabajadores...-dijo con la boca llena de razón Kazumi.
Miyuki debía convencerla o de lo contrario era ella la que terminaría dividida entre dos abogados problemáticos; su holgazán jefe y el gruñón que gustaba de despedir secretarias a diestra y siniestra. Como la única capaz de tratarlos era obvio que todos en la oficina le pedirían que se encargara de ellos dos, y ella no estaba dispuesta a eso. ¡Tenia vida propia! ¡No quería lidiar con dos pequeños niños que se creían adultos! Le basta con su adorable e inocente hermanita personal.
-...Además, Eimi es demasiado eficiente para usted.
-Pero…
Ryoko callo al ver como su sobrina política le incitaba con un gesto de barbilla que mirara a un lado, justo donde se encontraba la pequeña estudiante, la cual tenía sus manos en forma de ruego, observándola fijamente con ojitos brillosos claramente esperanzada en que le diera la oportunidad de trabajar con su ídolo.
-Si Mochi continua despidiendo secretarias por tan solo una equivocación, las demandas empezaran a llegar. -uso su última carta, si eso no funcionaba, nada lo haría.
-Eimi, a partir de mañana serás la secretaria de Kuramochi quien por cierto es muy estricto. -declaro la pelirosa firmemente, no quería que su negocio se viera afectado por una tontería de un niñato.
-¡No importa! -Exclamo rápidamente- ¡No puedo creer que trabajare junto a Kuramochi Youichi! -comenzó a dar algunos saltitos de alegría, como si hubiera recibido su primer regalo de cumpleaños- Esto lo tiene que saber Haruno, hasta luego.
La castaña se acercó a todos sus familiares, dándoles un beso en la mejilla como despedida para luego huir a su habitación a hacer una llamada a su amiga de la facultad. Quería contarle la gran oportunidad que le dio su tía al poder trabajar con uno de los abogados más jóvenes y excelentes del mundo. ¡Oh, sería la envidia de sus colegas estudiantiles!
-Esta tan emocionada que hasta se despidió de mi.-dijo Kazumi con una sonrisa.
Después de reír por el momento, continuaron la charla. Chris no se involucraba en los asuntos de su hermanita cuando se trataba de su carrera, después de todo, fue gracias al apoyo y palabras de Eimi que había decidido estudiar lo que le gustaba. Y no lo que originalmente pensó, estudiar administración de empresa para poder recuperar el legado de sus padres.
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Al día siguiente:
Buffet Seidou:
-¿Emocionada Eimi? -pregunto a su cuñada quien se movía inquieta en el asiento del auto.
Eimi trabajaría a partir de ese momento a diario por lo que entraría a la misma hora que todos los empleados, teniendo el mismo destino Kazumi se había ofrecido a llevarla, recibiendo una aceptación de la chica. La pequeña Sawamura seria secretaria de medio tiempo, ya que estudiaba por la tardes en una Universidad cercana.
-Siento como si fuera la primera vez que pisara el buffet...
Decir que estaba emocionada era poco, estaba completamente feliz. Era tanta su emoción que podía ser alabada, esta vez hizo todo lo posible para levantarse temprano por ella misma y arreglarse tan bien, que incluso su hermano se sorprendió, escupiendo el café que tomaba en ese momento e incluso prohibiéndole salir
-...A pesar de ser la secretaria de la tía Ryoko por tantos años, no sabía que Kuramochi-san trabajaba aquí. Ni siquiera recuerdo haberlo visto por el edificio y créeme que nunca olvidaría a ese hombre. Es muy guapo.
-¿Así que te gusta físicamente? -dijo con malicia Kazumi, era la primera vez que escuchaba a su hermanita política hablar de un hombre con tanta emoción.- Picarona. Con razón vienes tan arreglada y puedo decir que maquillada...
*Esto se pone interesante* pensó con una gran sonrisa. Su idea estaba yendo mejor de lo pensado, parecía ser que se divertiría un poco. Además, de que tal vez cupido pudiera flechar al fin el corazón indomable de la menor. La cual incluso se mostraba más amigable con ella de manera inconsciente al estar más concentrada en otros asuntos.
-Claro que no… bueno si...-acepto sonrojándose-, pero no creas que acepte el trabajo solo por…
-Lo sé, Eimi. -estaciono el auto en el lugar privado que le pertenecía a ella. Bajando del vehículo siendo seguida al ascensor por su compañía- Tú no eres de esas chicas, sé qué harás un buen trabajo que hasta Mochi tendrá que reconocerlo.
-Es raro que me alagues, ¿sucede algo? -pregunto en guardia la chica mientras subían al piso en el que trabajaría la menor- ¿Tienes una enfermedad mortal, de la que no le has dicho a mi hermano y quieres dejar tus cosas listas antes de morir?
-Tan desconfiada como siempre. -suspiro.- No hare nada. Sé que eres buena, después de todo haces todo el trabajo de Ryoko-san y ella se largaba a pasear por allí sin tener que preocuparse de los asuntos en la oficina.
-Por cierto, Miyuki Kazumi… ¿Por qué Kuramochi-san despide muy seguido a sus secretarias? -pregunto con curiosidad sana.
Desde el día anterior había sentido cierta curiosidad por aquel asunto, sin embargo era mayor la emoción de tener el trabajo que lo dejo a un lado.
-Oh, eso… en realidad no es la gran cosa...-dijo Kazumi al bajar del ascensor.- Es solo porque nadie puede hacer el trabajo como él lo desea. Si fuera por él, no tendría secretaria y haría todo por sí mismo... pero siempre está tan ocupado, sale también muy seguido de viaje que no tiene el tiempo. -explicaba mientras algunos se acercaban a ella para que firmara o tomara algunos documentos de su jefe.- Después de todo varias compañías lo tienen a sus servicios, es por eso que necesita de ayuda extra pero las anteriores secretarias no pueden con el trabajo. Y él decide despedirlas por inútiles. Además de que es muy enojón y gritón, sobre todo no tiene paciencia. Es por eso que se ganó el apodo de cheetah gruñón…
-Kuramochi-san es muy…-la mapache puso atención a lo que diría su cuñada, se imaginaba que con lo que acababa de decirle quizás había roto cualquier estereotipo bueno que tendría del mejor abogado en contratos, pero es que él se había ganado la fama de cheeath gruñón.- ¡Kuramochi-san es genial!
-¿Estabas siquiera escuchándome?
-No puedo creer lo trabajador que es para necesitar ayuda como la de una secretaria aun con lo independiente que es según tú. -Eimi ignoro la pregunta, maravillada con su nuevo jefe.
-Hahahahaha -no puedo evitar reírse ante la inocencia de la oji ámbar, después de todo ella le había intentado decir que Kuramochi Youichi era un demonio pero parecía ser que no supo explicarse… No, ella se explicó bien, la tonta era su hermanita.
-¡¿De qué te ríes Miyuki Kazumi?!
-No importa. -respondió Kazumi.- Solo prepárate e intenta no explotar enfrente de él.
Dicho esto, la mayor abrió la puerta de la oficina a la que se dirigían, sin tocar, ni pedir permiso entro. La menor solamente la siguió entrando a una fría y sin color oficina. En medio de aquella solitaria habitación se encontraba un escritorio con varios papeles encima, así como archivos por doquier. *Todo un desastre* pensó Eimi. *Ahora entiendo porque suele mejor ir a ver a su cliente en persona...*
-¿Necesitas algo Kazumi? -una voz varonil se escuchó detrás de las mujeres, quienes dieron un pequeño sobresalto del susto.
Ambas chicas se giraron para encontrarse con un hombre de cabellera verde y ojos café, que mantenía el ceño fruncido con la mirada fija en un folder con documentos que estaba leyendo mientras se adentraba a su oficina.
-Vine a traerte a tu nueva secretaria.
-Mi nombre es Sawamura Eimi. -se presentó con un sonrojo la menor.
Los nervios se hicieron presentes en ella al ver a aquel hombre que solo veía en revistas, no podía creer que estuviera conociendo a una celebridad dentro de su carrera y que se viera más apuesto en persona. Poco le importo el hecho de que el hombre ni le devolviera un poco la mirada.
-El mío Kuramochi. -paso de largo a las dos sin mirarlas.- Bien, acomoda los documentos en orden de serie. Me voy, tengo asuntos que atender. -dijo mientras sacaba algo de unos cajones para luego salir corriendo de la oficina.
-¡Woow! Eso fue rápido... -dijo Eimi, observando la puerta que dejo abierta.
-Ahora entiendes de donde el sobrenombre. -dijo Kazumi con una sonrisa.- Siempre lo veras corriendo.
-Cheetah...-murmuro la menor con una sonrisa.- Creo que le queda.
-Bien, ya escuchaste lo que tienes que hacer. -Miyuki interrumpió los pensamientos de la menor.- Pero como soy una buena persona y una gran Onee-sama, te daré algunas explicaciones y luego me voy. No quiero que te despidan en tu primer día, al menos intenta durar una semana.
-¡Ha! Yo durare aquí hasta mi graduación. -exclamo segura de sí.
-Si duras aquí un mes, tendrás mi respeto. -dijo con burla.
Kazumi espero que la contraria le replicara algo como era costumbre, algo como: "Dije que durare aquí hasta mi muerte, te demostrare que soy mejor..." o algo así, sin embargo aquello nunca llego. Miro a su compañía que la miraba con sus ojos grandes y brillosos.
-Res-pe-to~ -dijo cantarín Eimi con una sonrisa de oreja a oreja.
-Creo que no debí haberlo dicho. -murmuro Kazumi, sonriendo nerviosamente.
-HAHAHAHA, YO SAWAMURA EIMI TRABAJARE AQUÍ HASTA LA MUERTE...-exclamo la chica con energía al cien.
-Parecer ser que no quieres que te explique nada por lo que me voy. -comento la chica de lentes al ver que su hermanita comenzaba a alabarse a sí misma.- Llamare a Chris y le diré que fuiste despedida en el primer día.
-¡Espera deidad después de Chris-Oniisama! -la detuvo abrazándola de la cintura, impidiendo que se fuera.
-¿Después de Chris?
-¡Bríndame un poco de tu sabiduría! ¡Ilumina mi camino!
-Bueno, qué más da…-se sentía emperatriz.- Vamos, te explico rápido. -fue convencida.
La mayor le explico a detalle como trabajaba el abogado; como le gustaban las cosas, donde se acomodaba algunos documentos para mejor acceso, el orden impecable -porque era lo que le gustaba al hombre-, así como también sus gustos quisquillosos que llegaba a tener el mejor abogado. Muchas secretarias habían sido despedidas por Kuramochi, ya que no conseguían seguirle el ritmo al hombre.
Kazumi también le dio una lista de posibles cosas pocas comunes que el otro sería capaz de pedirle y donde podría encontrarlas más fácilmente. Le facilito algunos consejos y algunos trucos para archivar los documentos. Eimi prestaba atención total a su cuñada, dispuesta a aprenderse todo para complacer al quisquilloso de su jefe. Durante ese rato, descubrió que su ejemplo a seguir era alguien muy peculiar.
-Si sabes como Kuramochi-san trabaja, ¿porque no eres su secretaria?
-La única razón por la que sé cómo Mochi trabaja, es porque ayudaba a sus antiguas secretarias a acabar con su trabajo. Sentía pena por las chicas. -Explico con falso pesar- Además, ya tengo un tonto como jefe no necesito tener otro más.
La plática se vio interrumpida cuando un hombre ingreso a la habitación, pidiendo la atención de Miyuki. Eimi los vio murmurar algo y luego maldecir por lo bajo a la suerte. El hombre se retiró, dejándolas nuevamente solas.
-Por tu cara, supongo que Mei se escapó de su oficina y tienes que salir a buscarlo ¿verdad?
-Así es, ya te explique lo necesario por lo que te dejo. Lo demás es como cuando trabajabas para Ryoko-san así que no te preocupes. -decía Kazumi saliendo de la oficina.- Suerte.
-Gracias deidad después de Chris-Oniisama.
La pequeña Sawamura comenzó con su trabajo sintiéndose al inicio como cenicienta al tener que limpiar aquel desastre de oficina, después comenzó a acomodar todos los folders por número de serie tal y como había sido pedido además de leer los documentos en el proceso, verificando que estuvieran en orden. Además de que era una costumbre que tenía desde cuando era la secretaria de su tía, quien le dio permiso de leer los casos en los que trabajaba para que aprendiera un poco en el proceso. En menos de media hora se encontraba leyéndolos, sin importarle si a su jefe le molestaría o no, y es que no podían culparla, a ella le interesaba exactamente aquella especialidad, por lo que los casos eran de su agrado. Estudiaba leyes, ya que quería ayudar a las personas de esa manera tal y como su madre Wakana lo hacía tiempo atrás, además de que después de lo que sucedió con la empresa de su padre había decidido que estaría preparada para todo.
Las horas pasaron y ella continúo con su trabajo, sin ninguna interrupción hasta que noto unos documentos que poseían el nombre del jefe de su cuñada tanuki. Narumiya Mei. Después de leer su contenido intuyo que sería de un caso reciente, por lo que se levantó y se dirigió al piso que se dedicada a asuntos familiares, la especialidad del rubio. Al llegar había mucho movimiento en aquel nivel, por lo que se tardó en encontrar la oficina del chico. Toco la puerta y entro cuando se le dio permiso, encontrándose con una escena peculiar; pegado casi al escritorio un rubio quejándose en voz baja mientras firmaba papeles y la mujer de su hermano, de pie al lado del rubio, de brazos cruzados mientras se aseguraba de que trabajara.
-Te falta firmar ese...-dijo Kazumi con voz seria.
-Miyuki, te traje esto. -llamo, haciendo que la mujer la viera y su rostro que antes poseía el ceño fruncido se volviera una sonrisa.
-Oh, Eimi. ¿Qué pasa? ¿Te has rendido con el trabajo? -se burló- Es mejor que acabes hoy todo, porque te recuerdo que mañana tienes clases y es mejor no juntar el trabajo.
-¡Eimi, sálvame de tu malvada cuñada! -rogo el rubio, quien la miraba con azules ojos de cachorro necesitado.
-No es eso, encontré esto y tienen el nombre de Mei, por lo que en realidad traje más trabajo. -dijo con una sonrisa.
-¡Traición! -grito el rubio dejándose caer en su escritorio fingiendo llorar.
Kazumi se acercó tomando los pápeles para leerlos, sonriendo por la eficacia del peli verde y la intuición de su hermanita al llevar aquellos documentos tan importante tan rápido como los encontró. ¿Porque a su jefe no se le pegaba algo de esos dos? Eso haría su trabajo más fácil.
-¿Me equivoque? -pregunto un tanto insegura, su cuñada no decía nada.
-No, son de Mei. Mochi nos está apoyando en este caso de separación de bienes. -aclaro.- Veo que ya los ha firmado. Gracias por traerlos.
-En ese caso me retiro, suerte con la cacatúa de tu jefe...-le deseo a la mayor, quien rio ante el apodo que le había puesto a su jefe.
-¡¿Cómo que cacatúa?! -exclamo el rubio exasperado por la comparación.
-Te queda perfecto. Ahora ponte a trabajar. -ordeno la mujer.
Eimi rio levemente al ver como el rubio comenzaba a quejarse como niño pequeño, para luego retirarse y regresar a la oficina de Kuramochi, aun debía arreglar algunas cosas. Al salir del elevador, noto que a comparación del piso del rubio, ese piso estaba en completo silencio. Antes de entrar a la oficina fue interceptada por una señora que se notaba amable.
-Disculpa, eres la nueva secretaria de Kuramochi-sama ¿cierto?
-Sí, soy yo. ¿Necesita algo? Él no se encuentra en estos momentos.
-Estos papeles los pidió específicamente para el caso 06542, se los he traído.
-Oh, gracias. Se los daré cuando regrese. -dijo con una sonrisa aceptando el folder.
La mujer le sonrió y se retiró, por lo que ella entro a la oficina, dejando el nuevo trabajo en el escritorio. Continúo acomodando los anteriores papeles que movía antes de encontrar el de Mei. Después de casi tres horas comenzó a sentir sed, por lo que salió de aquella cueva para ir por un café. Al no saber dónde encontrarlo volvió a pensar que en verdad era la amante oculta de su tía. De aquel enorme edificio que visitaba desde antes de la muerte de sus padres, solo conocía la recepción y el piso superior, el que estaba completamente a la comodidad de su tía.
-Disculpe, ¿hay una cafetera por aquí? -pregunto a la secretaria del abogado de al lado, la cual le indico donde estaba.
-Pero es mejor que salga a comprar uno afuera, el de aquí sabe asqueroso. -le informo.
-Gracias, pero no tengo tiempo para salir por uno. -agradeció con una sonrisa para luego retirarse.
*No creo que sepa tan mal* pensó al momento en que entro a la sala de descanso que le habían indicado. Al localizar los instrumentos se preparó un café sencillo. Anteriormente había trabajado medio tiempo en una cafetería por lo que tenía un gusto especial por lo cafés, que la alerto al momento de finalizar y oler un poco el aroma. Era verdad que carecía de color, aroma pero no podía saber mal ¿verdad? Después de todo eran las oficinas del buffet de su tía.
El primer sorbo... lo escupió rápidamente.
- ¡¿Pero qué demonios es esto?! Sabe asqueroso. ¿No será agua sucia? -se preguntaba a sí misma.
La chica limpio su desorden y tiro a la basura el vaso en que se había servido. Sin más regreso a la oficina de su jefe y tomo dinero de su bolso para salir a comprar algo mejor. No podía creer que dieran ese tipo de café en esa oficina, ella jamás tomo café allí porque su tía siempre la sacaba a comer juntas... *¡Ah! Ahora sé la razón de porque siempre nos íbamos...* Suspiro derrotada, después le comentaría a su tía su fea experiencia.
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-¿Dónde está Eimi? -pregunto Kazumi al no encontrar a la chica en la oficina.
Había bajado a ver a la menor para ver qué tal le iba en su primer día. No lo admitiría pero le preocupaba la menor y más a sabiendas del trabajo en exceso que tenía el abogado, no importaba cuantos casos tuviera Youichi, siempre tomaba otro y aunque hacia bien su trabajo, su pensar es que algún día colapsaría, de hecho le sorprendía que no lo hubiera hecho ya. Sin embargo al entrar a la oficina no encontró a la chica y tampoco estaba en el escritorio de afuera que le correspondía al ser secretaria, por lo que tuvo que preguntarle a alguien del piso.
-Si habla de la castaña oji ámbar salió hace una hora. -respondió un mensajero del lugar.
-En realidad regreso hace unos 15 minutos y se metió a la sala de descanso, traía varias bolsas consigo. Parece ser que salió de compras. -hablo la secretaria de al lado.
-¿Compras? -pregunto extrañada la de lentes.
Llena de curiosidad de lo que habría hecho la menor, se acercó y abrió la puerta de la sala de descanso, encontrándose con varias bolsas del supermercado cercano sobre la mesa y la estudiante, haciendo algo con las 6 cafeteras del lugar.
-¿Qué estás haciendo?
-Haciendo café...-respondió con un tono de obviedad.- No puedo creer la porquería de café que dan aquí.
-Así que lo probaste...-Kazumi rio un poco, se había olvidado de aquel detalle.- Pobre alma en desgracia.
-Cállate, nadie me di…-enmudeció al recordar que si le advirtieron.- Bueno, no pensé que el sabor fuera tan malo.
-Me hubiera gustado verte la cara.
-¡Miyuki Kazumi!
-Dejemos eso de lado, ¿porque estas utilizando la seis cafetera y que son todas esas bolsas?
-Salí a comprar café bueno, y estoy colocándolo en las cafeteras. Somos muchos en el lugar, es mejor tener preparado un poco para todos. -respondió Eimi terminando su labor y encarando a su familiar.- Mira, también he traído bocadillos.
Con alegría, la pequeña Sawamura le mostro una charola que tenía sobre la mesa, con una gran variedad de galletas, algunos panes y dulces japonés. Todo perfectamente para acompañar un café. La de lentes sonrió orgullosa de la pequeña, en verdad sus padres y Chris la habían criado perfectamente y con el amor necesario. Tomo asiento tomando algunas galletas en el proceso.
-Sírveme un café demasiado cargado.
-Sírvetelo tú misma.
A pesar de haberlo dicho, de igual manera se lo sirvió ella misma. Así como uno para ella, al fin podría disfrutar de un buen café. Se colocó a un lado de su cuñada y comenzaron una plática sobre el medio día que llevaba trabajando la más pequeña.
-¿Y Mei? -pregunto repentinamente Eimi al notar que su cuñada estaba vagando.
-Lo encadene a la silla y le puse candado. -le dijo mostrando una llave.- Es la hora del almuerzo, por lo que no debes preocuparte.
-Eres malévola.
Kazumi rio, siendo acompañada por la menor. Pasaron la hora del almuerzo en esa sala discutiendo el menú para la semana en la casa. Debido al inestable horario de Chris, nunca lo tomaban en cuenta a la hora de pensar sobre la comida, ya que había ocasiones eran solo ellas dos. Al término de su descanso ambas con un nuevo vaso de café se despidieron, para ir cada una a su lugar de trabajo.
Eimi antes de adentrarse de nuevo a esa oficina suspiro, estaba disfrutando al ver sobre los casos que llevaba el abogado, sin embargo odiaba que estuviera en tan mal estado aquel lugar. Al girar la manija recordó algo importante.
-Disculpen por molestarlos...-alzo la voz, atrayendo la voz de todos los presentes.- Soy la nueva secretaria de Kuramochi-sama, espero ser de ayuda para todos. -hizo una leve reverencia.- También quiero decirles que el café de la sala de descanso, ya no sabe a una porquería, lo he cambiado. Y aún quedan algunas galletas para que lo acompañen. Con permiso. -dicho esto se adentró a la oficina, se había retrasado en su trabajo más de lo esperado.
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El caso del expediente que tenía entre sus manos, que la tenía entretenida era sobre el contrato de un beisbolista y su equipo, el cual se negaba a pagar una suma de dinero en compensación por lesión, un caso muy sonado en la radio y televisión, no había nadie quien no hubiera llegado a escucharlo sobre todo porque el equipo profesional estuvo a punto de ser multado por la asociación del deporte. Lo que llamaba la atención de la chica era que pesar de que no era un caso que el gran abogado Kuramochi hubiera tomado entre sus manos, lo había hecho porque se trataba de un viejo amigo de la preparatoria y lo había ganado, con gran habilidad y destreza en el menor tiempo posible.
-¿Terminaste?...
Eimi se sobresaltó al escuchar la voz repentina en la habitación, al alejar su mirada de los papeles se encontró con su cuñada sonriéndole como siempre desde la entrada.
-Sí. He terminado. -contesto levantándose de la silla, cerrando el expediente y colocándolo en su lugar.
Miro a través de la ventana, notando la oscuridad del exterior. La noche había caído sin que se diera cuenta, tan absorta estaba en la lectura del caso pasado que ni lo noto.
-Entonces vámonos. -dijo Kazumi.
La menor asintió, tomando su chamarra y su bolso, el frio era un motivante más para tomar nuevamente una taza de café, solo que en esta ocasión esperaría a llegar a casa y abrazar a su hermano, para impedir que Kazumi lo hiciera.
-Mochi no ha de tardar en regresar. Prepárale un café y déjaselo en su escritorio. -le comento Kazumi.
La chica miro el reloj de la oficina, al cual por cierto tuvo que cambiarle la pila para que volviera a funcionar. Durante el día y al ordenar aquella oficina, descubrió que Kuramochi Youichi era un hombre muy descuidado y despistado. El reloj marcaba que faltaban diez minutos para las diez de la noche.
-¿Viene tan tarde? -pregunto dirigiéndose a preparar la bebida.
-Sí, todos los días a menos que este de viaje. -respondió a gritos Kazumi desde el mismo lugar. El piso estaba vacío, por lo que no había necesidad de ser reservadas.-Le gusta el café amargo.
-De acuerdo.
-Como siempre está de un lado hacia otro, al final tiene que venir hacer su trabajo de escritorio durante la noche. -continuo la plática.
-Me quedo entonces. -determino la estudiante ya con la bebida lista.
-No es necesario, ¿acomodaste todo como te dije? -pregunto cuando la tuvo enfrente.
-Claro, todo está acomodado en su lugar, tal como me indicaste.
-Eso es suficiente. -Kazumi asintió satisfecha por el trabajo de su hermanita- Si quieres ayudarlo, es mejor no estar aquí. Como todo está en orden, él solo tendrá que firmar algunos papeles y podrá irse antes de las doce a su casa. No le gusta ser molestado además.
-Ya veo. En ese caso, vámonos a casa.
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Nuevamente llego a su oficina agotado. Amaba su trabajo pero eso no quitaba que fuese cansado estar de un lado a otro porque las empresas no dejaban de meterse en problemas; los líderes de estas nunca entendían que debían seguir las leyes al pie de la letra. No quería imaginarse el lio que lo esperaba al llegar a su oficina, estaba seguro que aquella nueva secretaria sería igual o peor que la anterior. Lo único que hacían aquellas mujeres era complicarle más el trabajo, en cuanto llegara todo estaría desordenado y el pelearía por encontrar las cosas.
-Buenas noches. -lo saludo el guardia nocturno al pasar por recepción, por lo que le devolvió el saludo.
Subió al piso 6, como de costumbre el piso se encontraba completamente solo a esa hora de la noche. Él solía llegar después de la jornada de trabajo de la mayoría de las personas para disfrutar del silencio. Al entrar a su oficina prendiendo la luz, se sorprendió un poco al encontrar todo ordenado y limpio. Al menos la chica nueva era buena limpiando, ahora debía buscar los papeles que necesitaban su atención. ¿Dónde los habría dejado aquella invasora?
Se acercó a su escritorio para dejar su maletín, sin embargo no lo hizo al notar que ahí se encontraba un plato de galletas y un café, que aun seguía caliente, lo que le indicaba que aquella secretaria no tendría mucho de haberse ido o en tal caso aun seguía por ahí. Miro a su alrededor y luego el pasillo, el cual estaba desolado como cuando él paso. Si, se había ido.
Regreso a su escritorio, tomando una galleta. Tenía hambre, no había podido almorzar ni cenar por el trabajo. Cuando iba a tomar la segunda galleta, se topó con una notita pegada en el teléfono. No recordando si el la dejo ahí, la tomo y leyó mientras seguía comiendo las galletas y tomando el café.
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"Kuramochi-sama:
Buen trabajo.
Kazumi-san me ha dicho que regresa muy tarde a la oficina, por lo que me he tomado el atrevimiento de dejarle un café y unas galletas. Tómeselo ahorita que esta calientito, le hará bien comer algo después de un duro día lleno de trabajo.
Sobre lo que me pidió antes de irse, lo he hecho. He acomodado los documentos por número de serie y los he acomodado en el lugar correspondiente.
También quisiera informarle que llegaron los documentos que pidió sobre el contrato con la empresa Yuki INC, le he dejado esos documentos en su escritorio para que los pueda leer.
Y sobre los papeles que tenían que ver con un caso familiar, se los he entrego ya a su asociado Narumiya.
Eso es todo.
Buenas noches."
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El abogado estaba honestamente sorprendido por la eficacia de la nueva secretaria, por fin le habían traído a alguien decente. La nota incluía el método y lugares específicos en donde había dejado cada uno de los casos, así como también las llamadas que recibió y la agenda del siguiente día, algo que ni él había pensado en darle a la chica.
-Al menos sabe hacer su trabajo…-murmuro después del último sorbo de café, el cual había de agregar que estaba muy bueno.- ¿Cómo se llamaba...? -pregunto al aire.
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NOTAS FINALES:
Tetsuna - Ciao~ Ciao~
Marlene - Esperamos les gustara nuestra nueva historia.
Angelice - Un GenderBender recien salido del horno XD
Tetsuna - Como notaron algunos personajes son mujeres...
Marlene -
Eimi = Eijun
Ryoko = Ryosuke
Kazumi = Kazuya
Haru = Haruichi
Angelice - Hasta la próxima actualización.
~Se cuidan~
~Nos vemos~
