Antes que nada, Hetalia no me pertenece, sino a su guapo autor.

Traduciones:

Merci beaucoup: muchas gracias

ne t'inquiète pas: tranquilo, calmado, o literalmente: no te preocupes.

amour: amor

mon amour: mi amor

non: no


CAPITULO 1.

En un sombrío edificio ubicado en la zona más remota de Londres, dentro de una oficina escasamente iluminada, se encontraba sentado con los pies sobre la mesa un joven de despeinados cabellos rubios, apresados bajo un sombrero de copa no muy alta color gris al igual que su traje y todo lo que le rodeaba. A un lado de este, se hallaba una pequeña radio la cual reproducía una canción de los años 50`s. Con su rostro serio y sus ojos cerrados, esperaba la llegada de algún alma o persona con urgencia a sus servicios. Pronto, su atmosfera sombría y su música antigua fueron opacados por el suave toque a su puerta. El joven bajo los pies de la mesa y se tenso, no imagino que alguien realmente necesitase de sus servicios –a-adelante- tartamudeo de forma nerviosa mientras apilaba rápidamente los papeles que se encontraban esparcidos por todo su escritorio y se acomodaba el débil y casi inexistente nudo de su corbata a rayas.

-con su permiso- se escucho el casi susurro de una suave y dulce voz, seguramente de una dama en problemas. El joven enderezo aun mas su postura y se sentó en su sillón en una pose solemne y casi elegante, esperando a ver la figura de la joven que solicitaría su ayuda. Del otro lado de la puerta, se asomo un oso blanco y junto a este, un joven de gafas no mayor de veinte –bu-buenas tardes- saludo, terminándose de internar a la habitación. Así como se había sentado, el del sombrero se levanto, caminando hacia su cliente e invitándole a tomar asiento -¿y qué clase de trabajo quiere que haga?- pregunto curioso una vez que ambos tomaron asiento. El joven estrujo fuertemente las patitas de su oso blanco –m-mi hermano- respondió de forma tímida –ha-hace una semana que desapareció- agrego.

-hmmp ya veo- susurro el rubio mientras escribía en una hoja los datos que joven susurraba –supongo entonces que usted desea que lo encuentre- comento, fijando sus profundos ojos verdes en los azules opacos de este. El chico asintió –estoy preocupado por el…. es la primera vez que desaparece sin avisar…. creo que ha pasado algo malo….- susurraba. El detective aparto sus ojos de su cliente y los poso en la hoja que se encontraba escribiendo -¿Por qué cree que le paso algo malo?- le interrogo. El joven cliente se tenso, al parecer lo que iba a decirle era algo de suma importancia –m-mi hermano es un científico- menciono, acercándose peligrosamente al detective –la última vez que hablamos…. me dijo que había descubierto algo sorprendente…- añadió, provocando en el detective una gran curiosidad -…. Pero…. Me dijo que al parecer…. alguien lo estaba vigilando….- término de decir. Finalmente, el chico del sombrero trago saliva –ya veo – dijo intentando no sonar nervioso ante el caso que se le estaba presentando –no se preocupe joven, yo encontrare con el paradero de su hermano- menciono, intentando tranquilizar a su cliente.

-Merci beaucoup- agradeció un poco efusivo el chico de ojos azules opacos y posteriormente saco un sombre de su bolsillo, entregándoselo al detective –le doy un pequeño adelanto de lo que le daré cuando encuentre a mi hermano- susurro. El joven tomo entre sus manos el sobre y lo abrió, descubriendo un pequeño cheque con muchos ceros escritos en el –es-esto es de-demasiado- murmuro sorprendido, al parecer ese caso le dejaría el suficiente dinero para retirarse a una edad temprana o por lo menos, para vivir con todos los lujos y sin trabajar por al menos cinco años o más. El joven de acento extraño negó con su cabeza y posteriormente sonrió –soy Matthew Williams y usted debe encontrar a como dé lugar a Alfred Jones-.

-por supuesto- respondió entusiasmado el detective –pero primero, necesito que me entregue una foto de su hermano para poder dar con el- pidió extendiendo su mano derecha. El joven del oso desvió la mirada –n-no tengo fotos de el- susurro de manera triste. El rubio suspiro -¿algún rasgo por el que pueda identificarlo?- interrogo. El cliente le miro de reojo y posteriormente abrazo a su oso –se parece a mi…- respondió –solo que sus cabellos son mas lacios y tiene un mechón rebelde- agrego. El detective se fijo detenidamente en el aspecto físico de su cliente, un joven rubio de piel clara y de apariencia débil –seguramente su hermano ha de ser un perdedor y nerd- pensó, sacando conclusiones apresuradas –bien, entonces hare lo que esté a mi alcance para encontrar a su hermano- rectifico, acompañando al joven hacia la salida.

En cuanto el joven se fue, el detective suspiro, encontrar a una persona perdida era un trabajo fácil, casi era pan comido y confiado de que pronto encontraría al pariente de su cliente, decidió cerrar temprano el negocio, su primer trabajo había que celebrarlo –hoy será noche de pub- tarareo con una sonrisa picara mientras se acomodaba el sombrero gris sobre su cabeza y giraba el cartel de la puerta a "Cerrado". Tarareando, abandono el edificio y se encamino hacia el banco más cercano para cambiar aquel jugoso cheque.

La mañana siguiente, con una gran resaca y el cuerpo adolorido, se levanto de su improvisada cama la cual era un viejo colchón casi roto que permanecía en el sucio suelo de un pobre departamento ubicado en la zona de mala muerte de Londres. Con pereza camino al baño mientras se rascaba la cabeza, despeinándose en el proceso. Media hora más tarde, el mismo rubio salía del baño, ahora renovado, fresco y luciendo elegante, lo cual era un gran contraste con el modo de vida que llevaba –es hora de iniciar las investigaciones- menciono, encaminándose hacia la puerta y posteriormente saliendo de su departamento. Sin prisa ni apuro, camino hacia la estación de autobuses y subió al primer autobús que se detuvo en esta, internándose muy al fondo de este, casi en la puerta de salida. El gran auto emprendió marcha y se interno entre las calles casi desgastadas por los años de aquel pintoresco distrito. Después de hora y media de viaje, el transporte lo dejo en un complejo departamental.

Ahora fuera del autobús, el joven se encamino al complejo departamental, tocando primero el timbre -¿Quién-aru?- se escucho la voz de un joven de acento extranjero. El detective se aclaro la voz –soy Arthur, Arthur Kirkland, vine a ver a Kiku Honda- respondió, recalcando su acento. Del otro lado del altavoz se escucharon unos murmullos en un idioma extraño y posteriormente la puerta del complejo departamental se abrió, mostrando tras esta a un sujeto bajito de apariencia oriental –pase-aru- dijo cortésmente. El rubio asintió levemente y se adentro al edificio –Kiku está en su apartamento-aru, no se preocupe, está despierto-aru- menciono, desapareciendo finalmente tras el umbral de una puerta que decía "Manager". Arthur subió los escalones y busco el numero de apartamento de su conocido, al llegar a este, se aclaro la voz y toco la puerta –Kiku…soy Arthur- dijo. En cuanto termino de identificarse, la puerta se abrió por si sola -adelante- se escucho y el rubio, se interno a la habitación. Dentro de esta, todo estaba iluminado de manera tenue –disculpe la iluminación joven Arthur- le sorprendió la voz de un joven bajo de estatura y de profundos ojos cafés –el vecino de Hong Kong estaba experimentando con pólvora y destrozo el cableado eléctrico de todo el piso- comento.

-no te preocupes- respondió el ingles, tomando asiento en uno de los sillones –tengo un trabajo para ti- dijo casi sonando serio. El joven de ojos cafes se volteo, clavando sus ojos en los color esmeralda de su invitado -¿Qué clase de trabajo?- le interrogo, tomando asiento. Arthur se inclino levemente procurando no perder contacto visual con su anfitrión –necesito información y sobre todo, tecnología- menciono. Los ojos del sujeto más bajo destellaron y su mirada se afilo -¿una misión?- pregunto. Arthur asintió –y muy bien pagada- señalo, entregándole un fajo de libras esterlinas al joven de ojos rasgados –si me provees de información y equipamiento, te daré mas de donde vino ese- agrego. Una sonrisa extraña nació de los labios del anfitrión extranjero –es un trato- susurro. Conforme con la respuesta, el ingles dejo caer su peso hacia atrás, recostándose sobre y sillón y posteriormente cruzo las piernas, haciendo una pose elegante –necesito encontrar a un tal Alfred Jones- menciono. Rápidamente el chico de ojos café oscuro saco una mini laptop y empezó a teclear una serie de letras de forma frenética y rápida, enfrascándose en esa actividad por lo menos unos cinco minutos antes de regresar a la realidad, dándose cuenta de su descortesía hacia su invitado –mil disculpas, no le invite algo de beber- dijo muy apenado, apartando la minilap de su regazo y colocándola en la mesita de cristal que estaba frente a él –le traeré un poco de te- menciono, internándose en la cocina.

Minutos más tarde, el mismo joven regreso con una bandeja en sus manos –lamento la tardanza joven Arthur- se disculpo, colocando amablemente dos tazas sobre la mesita y vertiéndoles el brebaje de fuerte olor a manzanilla. Arthur tomo rápidamente la taza entre sus dejos y sorbió el contenido de esta -gracias- susurro. El joven de ojos rasgados sonrió levemente y se interno nuevamente en su actividad inicial. Veinte minutos más tarde, volvió a apartar el aparato de su regazo y llamo a su invitado a que se acercara –lo encontré, aunque es extraño, no tiene fotos- menciono. El rubio se levanto de su lugar y tomo la mini laptop entre sus manos, leyendo la información de la persona que tenía que buscar –Alfred Jones, científico reconocido en el área de alimentos, edad actual desconocida, su único pariente cercano es su hermano menor llamado Matthew, su último trabajo era en un laboratorio de McDonals ubicado cerca de la frontera con Rusia- leyó pausadamente –eso quiere decir que…-.

-usted tiene que ir a Rusia- complemento el joven de ojos rasgados. Arthur se extraño al escuchar decir eso de la boca de su ahora cómplice -¿Por qué a Rusia?- pregunto extrañado. Kiku sorbió un poco de su te –porque la competencia de McDonals, es decir, Burguer King tiene sus laboratorios en Rusia y están bajo el mando de Iván y al parecer ese sujeto esta tras la desaparición del joven Jones- argumento de manera eficaz. El ingles cerro sus ojos –entonces iré a Rusia- dijo de manera desganada, al parecer su trabajo no iba a ser tan sencillo como pensó que sería. El asiático se levanto de su lugar y fue a su habitación, regresando a los pocos minutos de esta –tenga, le servirá en su viaje- dijo, entregándole una pluma, un cinturón, un encendedor y otros artilugios extraños. El ingles se extraño -¿Por qué me das esto?- le interrogo –pensé que me darías tecnología- le reclamo. Kiku rio divertido –eso es tecnología- continuo riendo –me agradecerás cuando veas lo que hacen- agrego, dándole palmaditas en la espalda. El de ojos verdes suspiro –entonces no hay tiempo que perder, tomare el primer vuelo a Rusia- dijo encaminándose hacia la puerta, seguido de este fue el chico de ojos cafes –contactare a un conocido mío para que sea su apoyo allá- menciono antes de finalmente despedirse del ingles.

Arthur salió del edificio y tomo un taxi –al aeropuerto por favor- ordeno, no importándole si llevaba equipaje o no, con lo que traía puesto era más que suficiente. En cuanto llego al aeropuerto, compro un boleto de avión hacia su destino y posteriormente lo abordo. Tras varias horas de agobiante viaje por el aire, el joven por fin visualizaba tierra rusa, tierra cubierta en su totalidad de nieve –pasajeros, en unos minutos tocaremos tierra, por favor abróchense los cinturones de seguridad y colóquense en posición para el aterrizaje- se escucho la voz de una azafata. El ingles obedeció y espero a que el avión finalmente aterrizara. Dos horas más tarde, luego de haber descendido del avión y salido del aeropuerto, empezó a lamentarse de no haber llevado siquiera un abrigo –hace un maldito frio del infierno- expreso mientras se tallaba efusivamente ambos brazos, intentando darse calor. Tan concentrado estaba en tal actividad que no se dio cuenta cuando un par de grandes brazos lo rodeaban, apresando los propios de paso –¡pe-pero que!- exclamo sorprendido.

-ne t'inquiète pas- le susurro una sedosa y afrancesada voz al oído –Francis te dará calor~- tarareo de manera dulce, provocándole repugnancia. Arthur apretó fuertemente sus puños, enterrándose las uñas sobre su delicada y pálida piel –suéltame bastardo- siseo molesto. El sujeto se negó a soltarlo, apretando aun más el abrazo –eres muy malagradecido pequeño gatito~- volvió a susurrarle, mordiendo su lóbulo de paso –y pensar que viaje muchos kilómetros solo para venirte a recoger- dijo intentando sonar ofendido. El ingles parpadeo extrañado por lo que el sujeto ese le acababa de decir -¿recoger?- repitió, empezando a forcejar. Los brazos del desconocido cedieron, liberando al chico –claro, Kiku me envió a ayudarte- le explico mientras una sonrisa algo perversa nacía de sus labios. Por un instante el detective dudo, sin embargo, si decía conocer a Kiku entonces era alguien de confiar –soy Arthur Kirkland, detective- se presento de manera hostil, clavando sus ojos en los azul oscuro de este.

El anfitrión, un sujeto de rubios cabellos casi ondulados de la punta y con barba mañanera clavo sus ojos en las cejas de su invitado –mucho gusto cejas, soy Francis Bonnefoy- se presento de manera poco educada –pero mis amigos me llaman "amorcito~"- canturreo. El ingles, quien era un poco más bajo que su anfitrión arrugo la nariz y rechino los dientes en señal de disgusto al ser llamado "cejotas" –te llamare cara de rana- dijo fríamente –te queda mejor que "amorcito"- menciono enfatizando de manera ridícula la palabra. Francis cerro sus ojos y repitió un mantra mental –no dejes que ese cejon te saque de tus casillas hermoso Francis- decía insistentemente en su interior, posteriormente, cuando recobro la tranquilidad, abrió sus ojos y esbozo una elegante sonrisa –sígueme pequeñin, te llevare a nuestro nidito de amour~- dijo, vengándose de lo que hacía unos segundos su invitado le había hecho. Nuevamente el menor rechino sus dientes y guardo sus comentarios mordaces, siguiendo a su anfitrión.

El francés condujo al pequeño hacia un lujoso Peugeot color plata el cual estaba estacionado a un par de metros del aeropuerto –adelante mi pequeño gatito, sin miedo- dijo burlonamente, invitándolo a adentrarse al auto. Nuevamente Arthur se contuvo las ganas de golpear al sujeto tan molesto y abriendo la puerta, se sentó de forma brusca en el asiento del copiloto, posteriormente cerro fuertemente la puerta del auto –cuidado, la puerta no tiene la culpa- le regaño el francés mientras arrancaba el auto. Rápidamente el auto abandono el aeropuerto, internándose en la carretera que les llevaría a la capital rusa; en el camino, el ingles observo el paisaje desolador del lugar, todo era blanco, un color demasiado molesto para el –ojala resuelva pronto este caso- suplico cerrando sus ojos y cediendo al cansancio y el abrupto cambio de horario.

Al abrir sus ojos, se dio cuenta que ya no se encontraba en aquel auto tan lujoso, sino, más bien, en una habitación muy cálida –por fin despertaste mon amour~- escucho la acentuada voz de su anfitrión –bienvenido a nuestro nidito de amour- agrego. El de ojos esmeraldas recorrió con la vista el lugar el cual era al parecer la sala de un gran departamento, todo a su alrededor tenia colores claros y de varios matices, sincronizándose perfectamente y haciendo que aquel lugar tuviera una apariencia luminosa y cálida –no me digas mon amour- le reprocho, intentando imitar ese acento tan odioso. Francis se rio por la pésima imitación de su acento que había hecho el menor -como quieras entonces- respondió mientras le extendía una taza de café con leche –pensé que querrías un poco-.

-no bebo café- menciono el menor apartando la taza de su vista. El francés se encogió de hombros y acerco la taza hacia sus labios –de lo que te pierdes- menciono antes de beberse el contenido de esta. Arthur se puso de pie –necesito hablar con Kiku- menciono, dando a entender que necesitaba un teléfono. Francis dejo de beber el café y saco de su bolsillo su celular –ten- dijo entregándoselo a su invitado. El ingles arrebato el celular de la mano de su anfitrión y marco el numero de su amigo asiático –Kiku, soy Arthur- saludo cariñosamente.

-Hola Arthur, veo que ya recibió la cálida bienvenida de mi contacto- saludo del otro lado de la línea el joven de ojos cafés.

-yo no diría que cálida- respondió el detective mientras cerraba sus ojos y suspiraba –necesito que me digas cual será mi próximo movimiento- hablo monótonamente, se sentía aun agotado debido al cambio de horario.

-su siguiente objetivo joven Arthur es…- guardo silencio, dejando que el sonido de las teclas al ser oprimidas controlara la llamada –al parecer el señor Iván dará una fiesta mañana por la noche, puedo agregarlo a usted y al joven Francis como invitados- menciono.

-por favor- respondió rápidamente el ingles –y gracias- agradeció mientras buscaba algo con que apuntar los datos que el chico le empezaba a dar. Dos minutos más tarde, colgó, no sin antes corroborar la información.

-¿y bieeeeen?- se escucho la voz del francés -¿Qué es lo siguiente que haremos?- pregunto curioso.

-"haremos" suena a multitud, más bien es "hare"- le corrigió Arthur. Francis se acerco a él y le arrebato el celular, posteriormente, con este, levanto su mentón –dije "haremos" porque TU y YO vamos a trabajar juntos en esto- siseo, mostrando su mirada seria –y si no estás de acuerdo, puedes irte y hacerlo por tu cuenta pequeño cejon, pero recuerda, YO soy tu única conexión con todo esto- le recalco.

El de ojos esmeraldas desvió la mirada y apretó los dientes, ese sujeto estaba en todo lo correcto -¡bien, tu ganas!- cedió finalmente. El de ojos azules sonrió engreídamente y le dio un beso en la mejilla –ese es mi cejoncito~- tarareo, abandonando finalmente la habitación.

-estúpido cara de rana- murmuro molesto, ese sujeto lo sacaba de las casillas; posteriormente, se dejo caer en el sillón y empezó a leer la información sobre ese tal Alfred Jones. Después de un rato de analizar los datos que tenía, se dio cuenta de algo -¿Por qué el hermano del Jones no compartía el mismo apellido de este? Y sobre todo ¿Por qué su nombre se me hace tan familiar?- se cuestiono mientras acariciaba su mentón.

-no te saldrá barba por más que te masajees esa área- se escucho la voz del francés muy cerca de su oído. El menor se sobresalto y en un vano intento de separarse de este, se aventó hacia el suelo alfombrado –¡estúpido, nunca dije que quisiera una!- respondió muy molesto y con sus mejillas coloreadas en rosa. Francis rio por la reacción tan cómica de su invitado –solo decía…- se defendió –aunque es un caso perdido para alguien tan lampiño como tu- tarareo mientras lo señalaba.

-¡yo no soy lampiño!- se defendió inútilmente, provocando una pequeña risa en el mayor. Aun riéndose, el de cabellos semi largos se sentó en el sillón, observando al menor que aun yacía en el suelo –claro que lo eres…. Te "revise" mientras dormías- comento. El rostro de Arthur se tiño completamente de rojo, haciéndolo ver como un tomate humano –t-tu ¡pervertido!- grito abalanzándose contra el sujeto.

-calma calma Arthur- intento defenderse de los débiles golpes de su invitado –no vi nada que yo no tuviera- se explico, haciendo que este se sonrojara un mas –es decir… bueno…- intento explicarse de una manera más clara y sensata para su agresor –digo, teniendo cejas tan espesas y enormes es normal que seas lampiño- comento, llamando la atención del ingles –digo, todo el bello se te fue a las cejas por lo que veo- agrego. Arthur clavo sus furiosos ojos en los azules del francés -¡como te atreves!- grito aun mas furioso y Francis se lamento de haber hecho aquel comentario.

La mañana siguiente, ambos se levantaron, habían pasado la noche peleando y terminaron durmiendo sobre el piso de la sala –por tu culpa mi hermoso cuerpo se mallugo- se quejo el francés mientras se tallaba sus áreas afectadas. El ingles fingió no haber escuchado aquella queja y se encamino a lo que parecía ser la cocina, necesitaba un urgencia una taza de té. Luego de aquel mal despertar y un par de tazas de su bebida favorita, el detective se dio cuenta que necesitaba ropa para el evento al que irían por la noche –estúpido- llamo a su anfitrión -¿tienes ropa que me prestes?- le casi ordeno.

-non mon amour~- fue la contestación del de ojos azules –pero si quieres te puedo llevar a una boutique de lo mejor- añadió. El menor cerro sus ojos, meditando la proposición –está bien- cedió mientras se serbia otra taza de té.

Después de haber pasado toda la mañana y parte de la tarde comprando ropa, llego la hora del evento, Arthur se sentía nervioso, era la primera vez que iría a una fiesta donde habrían personas importantes –muéstrate relajado y elegante- se repitió incesantemente, convirtiendo aquella frase en su mantra. A su lado, el francés danzaba de la emoción –vamos Arthur, las chicas nos llaman~- comento de manera impaciente. El detective aspiro fuertemente y se repitió un mantra diferente que consistía en contar del uno al diez –te recuerdo que vamos para conseguir información acerca del paradero del joven Jones- le recalco.

-sí, lo que tu digas- respondió desinteresadamente el mayor mientras corría hacia la puerta –vámonos~- ordeno.

Al llegar a la mansión donde seria la fiesta, ambos rubios fueron recibidos por uno de los empleados más cercanos a Iván –bu-bu-buenas no-no-noches- tartamudeo un joven de cabellos claros y de apariencia gelatinosa –se-sean bi-bien-bienvenidos- agrego. Arthur arqueo su ceja, ese sujeto bajito era un manojo de nervios -gracias- dijo intentando sonar lo más educado posible y posteriormente se adentro a la mansión. Luego de atravesar un gran pasillo alfombrado e iluminado por candelabros, llegaron al salón donde se estaba llevando a cabo la fiesta –increíble- susurro asombrado, frente a sus ojos se encontraba una gran habitación inundada del sonido de una orquesta clásica contratada para el evento, la gente hablaba de manera refinada, las damas vestían grandes vestidos antiguos de pronunciado escote mientras los varones trajes de colores oscuros. Por unos instantes dudo en continuar, aquello no era su mundo, sin embargo, una mano se apoyo firmemente sobre su hombro –no te dejes intimidar- dijo su acompañante, arrastrándolo e internándolo entre la multitud.

Arthur observo como Francis se desenvolvía de manera asombrosa entre las personas presentes, incluso parecía alguien de la misma alcurnia –el es… impresionante- murmuro. El francés se despidió educadamente de las personas con las que se encontraba entablando conversación y dirigió su mirada a su acompañante –no te quedes callado, mézclate entre las personas e intenta sacarles información sobre Alfred Jones- le ordeno.

-tienes razón- contesto, alejándose de la compañía que este le daba –iré por mi cuenta- agrego, perdiéndose finalmente entre la multitud. Francis continúo con su propia recolección de datos y de paso, engatusando a una que otra jovencita de la alta sociedad. Algunas horas más tarde, el de ojos esmeraldas había perdido la pena y el nerviosismo, convirtiéndose en un casanova entre las damas –ay joven Kirkland pero que audaz es- dijo una jovencita de forma picara mientras se abrazaba del brazo de este. Con su otro brazo, Arthur abrazaba sutilmente a otra jovencita –y díganme par de hermosas damas, ¿saben algo sobre Alfred Jones?- les interrogo. Ambas jovencitas negaron con la cabeza, sin embargo, la tercera, una joven rubia de cabellos cortos se acerco a él –yo sé algo…- susurro. Los brazos que una vez rodeaban a las dos damas, fueron desplazados, yendo a parar a los hombros de la informante -¿Qué es lo que sabes sobre el pequeña hermosa?- le interrogo gentilmente.

-bu-bu-bueno- susurro la pequeña adolescente –el otro día escuche a un subordinado del señor Iván hablar de él..- agrego. El detective escucho con detalle -¿y que mas?- pregunto curioso. La jovencita empezó a jugar nerviosamente con sus dedos –dijeron algo de una base en…-.

-¡Lily!- se escucho la voz grave de un sujeto a un par de metros de distancia. La jovencita se tenso y se sonrojo de sobremanera. En cuanto el dueño de aquella voz, un sujeto un poco más bajo que el ingles y de rubios y lacios cabellos se presento, miro acusadoramente a Arthur y posteriormente centro su mirada en la joven -¡¿Qué te dije de hablar con extraños?- le regaño. La pequeña agacho la cabeza -perdón- se disculpo mientras estrechaba su mano con la del rubio y se alejaban de la escena. Decepcionado, el ingles suspiro y se retiro también, por lo menos había obtenido información relevante.

A lo lejos, un par de metros de distancia, un albino presenciaba la escena, dándose cuenta de lo que el ingles intentaba hacer con desesperación –con que recolectando datos eh- murmuro mientras acariciaba a su pollito –a mi jefe no le gustara eso- agrego. Afilando la mirada, persiguió con la vista cada movimiento que hacia el detective, así como también, cada palabra que decía. El albino podía delatarlo, sin embargo, pese a que era subordinado de Iván, le tenía un fuerte resentimiento y viendo que podía usar al joven como una excelente forma de venganza, sonrió maléficamente -perfecto- se dijo.

Al finalizar la fiesta, Francis y Arthur se reunieron en el estacionamiento y abandonaron rápidamente el lugar -¿y bien?- inicio la conversación el de ojos esmeraldas. Francis no despego su vista del camino –según las "fuentes", Alfred se encuentra cautivo en alguna parte de Moscú- menciono.

-eso ya lo sabía- comento el ingles -¿Qué más?- pregunto.

-Jones se encontraba trabajando en un experimento que consistía en crear la hamburguesa más sabrosa del planeta- dijo con una pequeña risilla –y al parecer la competencia, es decir, Burguer King, deseaba tener esa fórmula, sin embargo, Jones se rehusó a vendérsela-.

-ya veo- se limito a contestar el ingles, realmente todo aquello parecía un chiste o una broma demasiado elaborada –algo no me cuadra- dijo analizando mejor mas cosas -¿Por qué simplemente no se robaban la formula y la producían en masa?- cuestiono.

-piénsalo Arthur, para que tener la formula si puedes tener al creador y obligarlo a trabajar para ti- insinúo –además, aunque la robasen, McDonals tiene a Jones trabajando para ellos y puede hacerles una copia de la formula y aquello no les convenía- agrego.

La explicación que Francis le estaba dando era demasiado convincente –esto no me gusta para nada- susurro, internándose en sus pensamientos. Por su parte, el francés continúo conduciendo hacia el departamento que ahora compartía con el menor. Cuando llegaron a su cálido hogar, Francis se fue directo a dormir a su habitación, necesitaba urgentemente un sueño embellecedor, dejando solo al ingles –no te desveles mon amour~- le advirtió, desapareciendo en la oscuridad del umbral de su habitación. Arthur empezó a revisar con paciencia y dedicación cada apunte que había realizado desde que acepto el caso, además, en la tarde había comprado una minilaptop solo para comunicarse con Kiku pero en ese momento la estaba usado para buscar más datos sobre Jones –todavía hay cosas que no termino por comprender- susurro mientras tecleaba palabras al azahar. De pronto, al fondo de la habitación, para ser exactos, de la ventana, provino un pequeño golpe seguido de otro –debe ser mi imaginación- dijo autoinfuendose valor.

-no es tu imaginación- se escucho una voz que provenía de la ventana que segundos atrás había sido golpeada. Sorprendido y algo asustado, el menor se puso de pie y camino hacia el gran ventanal, tras este, se podía apreciar una sombra alta con un pollito en la cabeza -¿Quién eres?- interrogo mientras abría estrepitosamente las cortinas. La figura se refugió en la oscuridad de la noche –eso es algo que no necesitas saber- respondió, dejando ver una parte de su rostro. Arthur estaba confundido y sospechaba de aquella misteriosa y alta figura -¿Qué deseas?- pregunto nuevamente mientras tomaba disimuladamente un pequeño reloj de mesa. El desconocido curvo sus labios -ayudarte- respondió –lo que buscas se encuentra más cerca de lo que crees- dijo.

-¿Qué quieres decir con eso?- volvió a preguntar Arthur mientras se acercaba lentamente al ser frente a él.

-tu objetivo se encuentra cautivo en un lugar donde el agua fluye y los edificios se alternan entre lo moderno y lo clásico- comento. Aprovechando que el sujeto explicaba, el de ojos esmeraldas se abalanzo sobre este, empuñando el reloj que momento atrás había tomado. El desconocido se defendió, apresando al ingles entre sus brazos –agresivo eh- canturreo con su suave voz –como me gustan- dijo besando la mejilla derecha de su atacante, posteriormente lo empujo, haciéndolo perder el equilibrio y se aventó al vacio, ocultando su huida en la penumbra de la noche. Arthur observo atónito como aquel sujeto se salía con la suya -maldición- dijo mordiéndose el labio inferior, era la primera vez que alguien lo hacía sentir tan impotente y humillado.


Hola hola, nos vemos por aca otra vez. Para los que ya me conocian, saludos y para los que apenas lo van a hacer, tambien.

La historia es de dos capitulos, es corta y de aventura n.n, siempre quise escribir una asi. La proxima actualizacion (y la final) sera el proximo domingo. Nos vemos hasta entonces.

PD: no duden en dejar comentarios, son bien recibidos.