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Estaba en mi cuarto, eran alrededor de las ocho cincuenta y cinco de la mañana, en alrededor de exactamente cuatro minuto y veinte… diecinueve… dieciocho y contando segundo, vendría mamá a despertarme.
Estaba hecha bolita en mi cama, era un viejo colchón muy duro y frio, la base estaba podrida ya que era de madera, mi cuarto era blanco, a excepción de unas grandes manchas de moho.
Espera… ¿aún no me presento?, eso es muy malo, suelo ser olvidadiza y eso es muy malo.
Me llamo Renesmee Carlie Cullen Swan, tengo cuatro años y vivo una vida… triste. Seguro te preguntaras, ¿Cómo una niña de cuatro años vive una vida triste?, pues te diré, al parecer mi papis dicen que soy un error… un estorbo y si hago algo mal (casi la mayoría del tiempo lo hago) mi papi me pega.
Nunca en mi vida he tenido un cumpleaños, mis papis dicen que eso es para los niños y las niña buenos, y yo no soy buena, si fuera buena me tratarían diferente… pero yo me he ganado esto.
– ¡Despierta maldito pedazo de mierda! – Grito mi mami desde el otro lado de la puerta, golpeándola, me levante de mi cama, camine hasta el baño y abrí la llave del agua, solo había agua fría, me bañe rápido para no congelarme tanto y me vestido con un pantaloncito y una playerita gastada de manga larga color café.
Salí del cuarto y baje a la planta baja, me encamine a la cocina y me senté a la mesa, mi papi leía el periódico, yo solo lo observe, se levantó y camino a mamá.
– Me voy, te veré luego – Le dio un beso en la boca y se fue, dejando poca comida en el plato, jale el plato y empecé a comer mi desayuno, las sobras del desayuno de mi papi.
Mami salió y yo comí en silencio como siempre.
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¡Renesmee! – Salte del susto por el grito y fui a la sala, mi papi ya estaba allí, eran alrededor de las siete de la noche.
Llegue hasta la sala y me pare frente a él.
- ¿Quieres que te vuelva a enseñar donde mierda van tus botones? – Negué con la cabeza. Yo no tenía juguetes, juagaba con botones o pelusas que me encontraba por allí, a veces con las cucarachas que había en un rincón de la sala, donde siempre tenía que estar cuando mis papis veían la tele.
– Bien… entonces… ¡No los dejes aquí! – Asentí con la cabeza y tome mis botones con cuidado.
Esa noche no cene, mi papi se acabó se acabó su cena al completo, igual que mi mami.
Cuando me estaba metiendo entre las sabanas, pude oír lo que hablaban mis papis.
– Mierda, como la odio – Dijo mami.
- ¿Y crees que yo no?
– Si mal no estoy, es a mí a la que le deformo el cuerpo y la que la trajo a este mundo
– Bueno… mejor hay que dormir, no quiero despertarme de mal humor por culpa del estorbo.
Me hice bolita de nuevo… todas las noches siento ser un estorbo para mis papis…
hola, les traigo una historia realmente triste... pero necesitaba escribirla y subirla... no se porque.
Le puse rating M por las situaciones que aparecen, no diré cuales son o sino no habría historia.
espero les allá gustado, cualquier duda mandenme un PM o un comentario
BESOS
