Muchos podrían clasificar su vida como perfecta, fantástica o con muy buena suerte, su trabajo era realmente genial y la paga era buena, por que componer canciones tanto para grupos como para comerciales dejaba dinero, y eso le agradaba, a sus veinte años estaba ya ganando muy bue dinero, solo era por que claro era un genio musical y eso les agradaba a los productores con los que trabajaba, así que no debería quejarse, por lo menos por el dinero no.
La otra parte de su vida estaba compuesta por sus amigos que tocaban con el en un grupo improvisado que esperaba lanzar algún día, chicas que conocía y ligaba de vez en vez cuando su novia no estaba en la ciudad y sus padres que estaban divorciados y no les veía desde hace dos años. Una vida casi perfecta se podría decir.
El problema era que cuando llegaba a su departamento se sentía realmente solo, no había nadie que le dijera bienvenido, o que le esperase con la cena , era realmente solitario el estar en su departamento por las noches, y aún más no tener con quien compartir esos momentos en los que necesitaba apoyarse en alguien. Aún así guardaba silencio y mantenía su fachada como player insaciable, compositor exitoso y amigo divertido, ¿para que molestarse si no encontraría nada a sus necesidades?
Ese día fue en especial difícil, la composición para el comercial que estaba realizando no quedaba como quería y los clientes estaban ya ansiosos por tenerla, se quedo hasta tarde para poder terminarla pero no le sirvió de nada, la inspiración no le llegaba a la cabeza. Conformado a no avanzar más esa noche se fue a su departamento en su recién adquirida camioneta lo que le facilito el camino de regreso haciendo 20 minutos hacía el estacionamiento del conjunto habitacional donde vivía.
Se bajo de su camioneta con su sudadera en manos y un portafolio lleno de papeles revueltos cuando en la puerta de los edificios vio una gran caja de al parecer una televisión abandonada en la entrada.
Se preguntó quien había sido el inconsciente que dejo su basura en el medio, los residentes a veces no tenían un poco de sentido común. Así que iba a patearla hacía un lado cuando notó lo pesada que estaba, así que abrió la cja apara encontrarse a un muchacho echo bolita dentro de la caja.
¿Estará muerto? Se preguntó con miedo, se inclino a tomarle el pulso y pudo notar que tenía pulso, solo estaba dormido y profundamente herido de un costado y las piernas. Volteo hacía ambos lados ¿ llamaría a la policía? Seguramente era lo mejor, así que lo intento pero la recepción no era buena y la lluvia que caía le dificultaba el trabajo.
No le quedo otra opción más que arrastrar la caja hacía el interior rogando por que el casero no le viera. Tuvo mala suerte.
Joven Kaulitz ¿Qué lleva en la caja? – preguntó perspicaz el hombre de 40 años de edad.
Cosas del trabajo – dijo Tom mientras pulsaba el botón del elevador.
¿trabajo? ¿no es usted compositor? – preguntó el hombre.
Lo soy, son solo cosas de la oficina – dijo nervioso.
¿puedo ver? – preguntó el casero. Para buena suerte de Tom el elevador llegó, así que metió la caja y le sonrió al hombre.
En otra ocasión. – le dijo mientras las puertas se cerraban.
Llegando al piso tres arrastro hacía afuera la caja y con facilidad la metió a su departamento, una vez dentro abrió por completo la caja y saco al herido joven.
Era alto, tanto como el, tez blanca, cabello negro largo, y delgado, demasiado para su gusto. No se podía imaginar por que estaba el chico en la caja y quien le había dejado en semejante estado, casi le recordaba a su perrito scotty que tenía cuando era un niño, igual de indefenso y abandonado, lo primero era curarle las heridas y posiblemente darle de comer.
Saco su botiquín de primeros auxilios, le vendó la mano que traía herida, el costado de la playera estaba manchada de sangre, así que se la cambió por una de las suyas, que si le quedo enorme pero era mejor que la ropa manchada, y le limpió el rostro con lo que descubrió lo joven que era, quizás más joven que el, de unos 17 o 18 años, no sabría decir por que antes el chico llevaba maquillaje.
De comer era lo siguiente que tenía que hacer, así que saco una de sus sopas instantáneas sabor casero y se la preparo al chico. Le levantó la cabeza y le dio la sopa sorbito a sorbito, el pelinegro parecía tan cansado que no preguntó nada, simplemente comió y cuando la sopa se terminó se quedo dormido en el sofá de Tom.
No podía hacer nada más, así que cansado, agotado y algo preocupado se metió a su cama dispuesto a dormir hasta que dieran las ocho de la mañana.
Por la mañana le dejo un paquete de panques y algo de café al chico junto con una nota, no se preocuparía más por el chico.
Llegó a lo que el llamaba su oficina que era mas un estudio compartido con otras personas que trabajaban en lo mismo, Georg y Gsutav ya estaban ahí , cada uno metido en lo suyo hasta que le vieron llegar levantaron la cabeza y le saludaron.
Así que llegando temprano eh ¿ayer no hubo fiesta?- preguntó Gustav sonriendo.
No, Cindy llega a la ciudad hoy, así que no creo… - dijo Tom pensativo.
Vaya se te acabaron las fiestas – dijo Georg sonriendo – ya sabes cuando tu novia llega…
No es que moleste – dijo Tom un poco serio – es solo que a veces es un poco demandante.
Si lo imagino – dijo Gustav. El teléfono interrumpió lo que iba a decir, así que contesto - ¿bueno?...ah hola Cindy…
Gustav le mando una mirada significativa a su amigo de ratas el cual bufo por lo bajo y extendió la mano para coger la llamada.
Hola nena – dijo sonriendo - ¿hoy?, si claro… a las tres entonces… si… hasta entonces.
Ya tan rápido y ya tienes que comer con ella – dijo Georg – te digo hombre que deberías dejarle.
No es tan malo – dijo Tom – es bueno tener alguien que me cuide como ella, tu lo dices por que no tienes novia.
Me encanta la soltería y lo sabes – dijo el castaño sonriendo.
Si bueno.,.. ya lo sabía.
Cindy era su novia desde hace dos años, llevaban una relación que les funcionaba a ambos, el no le preguntaba de sus viajes por su universidad, y ella no le preguntaba de lo que hacía cuando se quedaba, podía tener sus noches de aventura, a ella no le interesaba o mejor dicho no le preguntaba y podía esconderlo con facilidad, era linda y le procuraba cuando estaban juntos, le cocinaba y dormía dos que tres noches en su casa, nunca en la de el por que su departamento de soltero era un desastre , poco ordenado y no era sitio para una chica.
Así que convencido de que sería una buena cita se adelantó al restaurante favorito de Cindy donde habían quedado de verse. Llegaba temprano pero ella también así que todo iba bien.
Al verle se levantó y el saludo con un beso en la mejilla, Tom le sonrió, Cindy a veces era muy reservada, de hecho siempre. Se sentó en frente y tomo la carta en sus manos.
¿Cómo te fue en tu viaje? – le preguntó casual mientras decidía entre una ensalada y un buen filete.
Bien – dijo ella seca. – de hecho quiero hablar contigo.
¿de? – preguntó algo despreocupado.
Tom – le llamó ella para que el le viera - ¿Cuándo nos vamos a mudar juntos?
Tom casi se atraganta con el agua que tomaba.
Creí que aún era muy pronto – dijo un poco nervioso.
Llévanos dos años, no se cuanto esperas llevar – dijo ella molesta
¿a que viene la pregunta?
Necesito saber si esto avanzará o no – dijo ella compungida.
Creo que como estamos es perfecto, no entiendo.
¿así que no piensas avanzar conmigo? – preguntó dolida. Tom pensaba en como contestar pero ella se adelanto – lo imagine… solo que duele saberlo.
Nena no te precipites yo…
Tom, tengo a alguien más – le confesó ella con la mirada segura. Tom le vio estupefacto ¿para que quería ver si se mudaban juntos si ya tenía a otro? ¿era por eso que viajaba tanto? Maldita mentirosa…
Ah ya veo – dijo sonriendo de forma desagradable – así que me estabas probando.
Yo necesito algo seguro Tom… yo…no veo que tu estés dispuesto a dármelo, a nadie de hecho, te encierras en ti y no puedo ver al verdadero tu, nunca te he visto triste, o realmente enfadado, siempre te contienes… yo…
Sabes que – dijo el poniéndose de pie – ya no me interesa, el daño esta hecho.
¡tom! ¡escúchame! – le rogo ella. Tom negó con la cabeza.
Ya escuche suficiente, créeme.
Salió del restaurante con sus lentes oscuros , no quería que le viera afectado a pesar de que la noticia le tomo desprevenido, le acababan de engañar y el no se había dado cuenta, y lo peor era que Cindy iba en serio con el otro tipo de lo contrario no se lo hubiera confesado, ¿Qué para ella no importaba nada el llevar dos años?, no al parecer no.
Saco su móvil y le aviso a Georg que no iría a la oficina, le dolía la cabeza y no soportaría estar ahí más horas.
Así que aliviado llegó a su departamento, dejo sus llaves en la mesita y aventó sus zapatos a un lado, su chamarra por otro y se dispuso a tomar algo de cerveza cuando escuchó un gemido.
Tu sudadera es muy grande – dijo el chico que estaba parado en medio de la sala con la sudadera en las manos y una sonrisa de oreja a oreja – bienvenido Tommy.
Tom le vio estupefacto ¿Quién era ese chico? ¿Qué hacía aún en su departamento?
