Parpadeó un par de veces para comprender donde se encontraba, la luz blanquecina de la enorme lampara sobre ella era algo a lo que sus ojos les tomó trabajo acostumbrarse y lentamente se sentó acariciando su cabeza, no reconocía donde estaba, ni recordaba que hacía antes de llegar a ese lugar.

-¿Dónde rayos estoy...?

Un punzante dolor en su pierna izquierda le hizo dar un grito agudo a la vez que caía de nuevo en las almohadas, llevó una mano al sitio donde dolía tan intensamente, sintió una línea curva que apenas se estaba cicatrizando, una herida tan recientemente suturada que aún tenía aquella sensación dolorosa de la aguja entrando y saliendo en su piel.

Al rededor de ella se extendía un paisaje blanquecino y esterilizado, el cuarto de algún hospital al que no recordaba haber asistido en algún momento, ¿dónde carajos se encontraba?.

-Parece que ya despertaste- la voz provenía de una silueta que asomaba por la puerta era perteneciente a la de algún doctor, quién luego de examinar la reciente sutura, volvió a hablar- ¿Cómo se siente? ¿Alguna molestia?

-Solo un molesto dolor...

-Dolor...- el médico pasó unos dedos por los lados de su frondoso y canudo bigote hasta juntarlos al final de este -se debería pasar en unos momentos, si no, tendremos que usar una medicación extra para ese problema.-

-¿Dónde estoy y por qué no recuerdo nada?- fueron las siguientes preguntas de la chica, sus ojos verdes demandaban una respuesta, y el viejo médico se las daría.

-Verá- comenzó a explicar -Usted llegó ayer por la tarde, un hombre pidió que la asistieran de inmediato, y seguidamente tuvimos que llevarla a la sala de operaciones para reparar el tendón del bícep crural de su pierna izquierda.

-¿Pero por qué?

-No tenemos el motivo muy claro, pero hallamos una bala incrusatada en su pierna y de inmediato procedimos a extraerla y operar.

¿Bala? ¿¡BALA!? ¿¡De dónde había ido ella a recibir una bala!?, de hecho no lo recordaba, ni a un hombre con ella, ni haber salido de su casa tan siquiera o...

-¿Recuerda su nombre?

O su nombre, no, no recordaba tan siquiera eso. Negó mirando al doctor, este dió un suspiro y determinó que probablemente también sufría de amnesia temporal... O al menos esperaba que fuera solo temporal. Lo vió caminar a la puerta, hablarle a alguien y discutir un poco con esa otra persona, que luego lo acompañó dentro de la habitación.

-Este es el hombre que la ha traído- Lo presentó ante ella, era bajito, con cara de pocos amigos y un extravagante cabello.

-¿Y usted es...? -hizo una pregunta incompleta para que él pudiera responder.

-Soy Vegeta- se presentó -¿realmente no me recuerdas, mocosa? - sus ojos eran la oscuridad en su máximo esplendor, y se perdió en ellos por un momento hasta que parpadeó seguidas veces despertando de esa hipnosis que causó en ella momentáneamente sin que se lo pudiera impedir.

-No lo conozco y no sé por qué debería, pero si ha sido tan grosero conmigo no me sorprende que mi mente lo haya borrado.

-¡Cállate mejor!- Le gritó Vegeta -¡Agradece que no te dejé morir en la calle por tu irreverencia!

-¿¡Pero cómo se atreve a...- Pero ninguno pudo continuar la discusión, el doctor los hizo callar, después de todo, era un hospital y no podían gritar allí.

Procedió a explicar como sería de aquí en adelante el tratamiento que le debería dar a su pierna, iniciando por la rehabilitación que tendría que realizar si quería volver a caminar, en tres días le daría el alta y podría ir... ¿pero ir a dónde?.

-Te vendré a buscar en tres días, mañana vendré a ver que tal estás y a pagar las cuentas, tenemos cosas de que hablar aún- anunció Vegeta antes de salir del cuarto sin alguna otra explicación.

-Doctor, ¿podría decirme mi nombre?.

-Si, su nombre completo es Ps Red Lion.

-Gracias...- fue lo que dijo antes de que el médico de igual forma se despidiera y saliera del cuarto, dejándola sola con sus pensamientos, intentando recordar que era de su vida... Quién era ella.