1. Dos no apuestan si uno no quiere
Era un día cálido y soleado. Los rayos matutinos se colaban por cada ventana de Hogwarts, aunque los relucientes destellos no alcanzaban hasta las empinadas escaleras que llevaban al despacho del director. Por estas se dedicaban a subir nuestros protagonistas. Albus Dumbledore, ascendía con sorprendente agilidad para sus años y con aun mas sorprendente calma teniendo en cuenta quien le pisaba los talones.
-Señor, si me lo permite, el reparto es una abominación.
Dumbledore rio contra todo pronóstico, complacido.
-Oh, vamos, vamos, Severus… Una ligera mezcla nunca está de mas.
-¿Ligera mezcla? Señor, conseguirá que se maten.
-Siempre te ha gustado demasiado dramatizar, mi querido Severus.- negó con la cabeza, con una mano en la puerta del despacho.- Tú solo confía en los chicos. Podrían sorprenderte.
Snape filtró todo su escepticismo en un elegante alzamiento de cejas. Uno que no pareció desalentar a Dumbledore en absoluto. Ciertamente el director estaba convencido de su reparto de parejas. Snape ni siquiera entendía el criterio de tal mezcla. Alzó la lista que el director le había entregado.
-Pero… Ni siquiera hay un orden claro. No ha juntado casa con casa, ¿Cuál es la criba?
Albus sonrió, al tiempo que la profesora Mcgonagall llegaba hasta ellos dedicándoles un educado saludo de cabeza.
-Tú confía en mi Severus. La mezcla está mas planeada de lo que piensas y te aseguro que será en beneficio de todos ellos.
Snape seguía sin entender que clase de "beneficios" podía dar juntar a alumnos como Parkinson y Potter para los trabajos. O Weasley y Lovegood. O Weasley hija y Zabini. ¡Por Merlín, si ni siquiera compartían curso!
Aunque la sangre se le heló en las venas solo con una pareja. Malfoy y Granger. El escalofrío que lo había sacudido al leerlo volvía a él con la misma viveza de la primera vez. Mas no se vio capaz de ejercer mas oposición ante la amable pero decidida mirada del director. Si Dumbledore quería que la mitad del alumnado se matase entre sí, allá él. Así que sin mas, se marchó con un respetuoso asentimiento de cabeza.
-¿A qué venía eso?- cuestionó la profesora de transformaciones nada mas internarse en el despacho.
Dumbledore sonrió, deslizándose en su asiento con lentitud. Ahh, los años no pasaban en balde…
-Un ligero patrón de emparejamiento para las clases.
Mcgonagall no necesitaba saber mas. Avanzó con su característico taconeo hasta posicionarse frente al escritorio y apoyó las manos en él con severidad. Los ojos del director refulgieron a través de sus gafas de media luna.
-¿Qué clase de patrón?- quiso saber.
-Uno del todo inofensivo.- aseguró este gesticulando con las manos.- ¿No estarás nerviosa, Minerva?
-Para nada.- sonrió con ironía mientras se deslizaba en uno de los asientos, relajando la postura bajo la divertida mirada del director.- Solo espero que no estés dando un uso inapropiado a tu cargo para beneficio propio, Albus.
El aludido rio, alborozado.
-Eso sería del todo inapropiado…
Se observaron de lado a lado de la mesa y al cabo, Dumbledore extrajo con parsimonia un pergamino del cajón superior y lo extendió para que quedara a la vista de ambos. Mcgonagall soltó una risita nasal.
-Has ganado con Thomas y Finnigan. Les he visto en actitud cariñosa a la salida de encantamientos.- explicó ante la mirada curiosa de Albus. Este rio.
-Pues tachamos.- exclamó encantado, rayando con la tinta de su pluma los nombre de los chicos y anotando una "A" a un lado.- Tú acertaste con Parvati y George Weasley, si no me equivoco.
-Dices bien. Tacha, tacha.- exigió con un aspaviento.- ¿Qué tal va el resto?
Dumbledore sonrió, alzando ligeramente el pergamino para contemplarlo con satisfacción.
-Ahh… La mayoría aun están por discernir, queda mucho camino por delante. ¡Oh!- exclamó de pronto y echó un vistazo a Minerva por sobre el papel.- Lo olvidaba. Gano con Hagrid y Madame Maxime.
-No ganas, Albus. No quise apostar, sabía que acabarían juntos.- refunfuñó la profesora, mirándole con advertencia sobre sus gafas.
El director pareció meditarlo.
-¿De veras? Hmm… No tengo tal recuerdo.- rumió para el cuello de su túnica.- Mi memoria ya no es lo que era.- se detuvo ante el sonido de una risa ahogada.- ¿Le divierte mi deterioro, profesora Mcgonagall?
Ella negó, con la sonrisa en los ojos.
-Me divierte que sus estados seniles vayan y vengan justo cuando le conviene, señor director.
-Tal vez, tal vez…- inclinó la cabeza a un lado y volvió a mirar la lista con una mueca divertida.- En fin, lo dicho. Aun está todo por decidir.
Minerva se recostó en la silla sin perder una gota de su habitual elegancia. Hizo un gesto de mano.
-Recuérdame los pendientes.
Dumbledore tomó una pequeña bocanada de aire antes de comenzar a recitar la lista, con la profesora expectante.
-Tuyos: Ron Weasley y Hermione Granger. Míos: Ron Weasley y Luna Lovegood.- Mcgonagall asintió en silencio y el prosiguió.- Tuyos: Fred Weasley y Cho Chang. Míos: Fred Weasley y Lavender Brown.
-Creo que en esa no vamos a ganar ninguno.- apostilló la profesora.
Un chispazo de diversión refulgió en los ojos azules del director.
-Todo es posible, querida. Aunque creo que no anduvimos muy finos en esa apuesta.- reconoció antes de tomar pausa y continuar.- Harry Potter y Ginny Weasley son tu apuesta, Harry y la señorita Pansy Parkinson la mía.- se detuvo ante el bufido.- ¿Algo que aportar?
Los labios de Mcgonagall se estiraron en una media sonrisa, provocando ligeras arrugas en la piel de alrededor.
-Solo era una muestra de mi escepticismo… ¡Pero sigue, sigue!- alentó divertida.
-En fin.- se aclaró la garganta.- Tú: Ginny Weasley y Harry Potter. Yo: Ginny Weasley y Blaise Zabini.- Dumbledore ignoró el susurro de "imposible" que su amiga camufló con una tos.- Tú: Draco Malfoy y Pansy Parkinson. Yo: Draco Malfoy y Hermione Granger.
Llegados a aquel punto, Mcgonagall tuvo que intervenir. Dumbledore la contempló con diversión cuando esta rio de sus cávalas y encontró algo similar a la condescendencia cuando finalmente le miró. Sus ojos estaban brillantes por las carcajadas.
-Honestamente, Albus. No se en qué estabas pensando cuando apostaste a favor de esos dos. ¡Hablamos del hijo de Lucius! No se acercaría a Granger ni aunque se le incendiase la capa.
Una risita queda escapó a los labios del director.
-Un ejemplo mas ilustrativo sería que se le acabase la gomina y Granger tuviese el don de conjurarla.- siguió el juego.- Pero mucho me temo, que en esto se equivoca, profesora. Digo mas; creo firmemente que cobraré mis ganancias sobre esta pareja en breve.
-¿Porqué les has puesto juntos en las clases?- se mofó.- Ni aunque les confinases en la misma cama… Por favor, Albus, no les metas en la misma cama.- pidió con un deje de urgencia al ver como el director guardaba un silencio pensativo.
Este negó con suma lentitud, como si no diese crédito. Pero Minerva tenía sus motivos para desconfiar. Albus Dumbledore podía llegar a cometer verdaderas absurdeces si conseguir sus objetivos de ello dependía.
-¿Por quién me tomas, Minerva?- exclamó jocoso.
-Por Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.- recitó con un plus de pomposidad, para luego apostillar como quien no quiere la cosa.- No quieras saber como se te conoce en el claustro.
Aquello despertó la curiosidad del director, quien alzó una ceja repentinamente interesado. Minerva jugó a esquivarle la mirada, queriendo dilatar su insana necesidad de saber. Finalmente, tuvo que preguntar.
-Oh vamos, Minerva… Sabes que nunca he soportado los chismorreos. O no conocerlos, mas bien.- reconoció cuando dio de frente con una ceja en alto.- Venga, no me tengas mas en ascuas, mi querida Mcgonagall. ¿Cómo me llaman?
Minerva, contra toda su voluntad, esgrimió una sonrisita esquiva que la obligó a fruncir los labios. Como si los castigase por revelarse a su dueña. Aunque finalmente y en tono jocoso, musitó.
-El Brian…
La carcajada de Dumbledore llegó alta y con estruendo tras el repentino segundo de estupor. Y pese a sus reservas, su acompañante no pudo hacer otra cosa que unirse a él. Cuando el rostro de Dumbledore, congestionado y cubierto por un par de lágrimas rebeldes se crispo por la fuerza de su risa, trató de hablar.
-El… El Brian… Por Merlín.- consiguió articular.- Si que tenéis imaginación…- se quedaron un segundo en silencio, recreándose en las carcajadas.- ¿Snape también me llama así?- cuestionó con curiosidad.
-¿Quién crees que se lo inventó?
-¡Ahh! Mi querido Severus, que hombre tan locuaz.
Ella no dijo nada, limitándose a mirar como el director al otro lado de la mesa, se recostaba plácidamente en su sillón con las manos reposando sobre el estómago. Quien dijese que la risa no era medicinal es que no había oído nunca una buena gracia.
Finalmente, negando con la cabeza, Mcgonagall se estiró para tomar la lista y continuar donde él lo había dejado.
-Veamos… Yo había apostado por Longbottom y Lovegood, tú por Longbottom y Hannah Abbott. Yo por Vincent Crabbe y Gregory Goyle. En esa coincidimos.- comentó ganándose un sonriente asentimiento.- Bien, tú; Oliver Wood y… ¿Albus?- este emitió un murmullo.- ¿Puedo saber porque la lista está encabezada por un corazón rodeando "Team Remadora forever"?- dudó tratando de leer el nombre.
Los ojos de Dumbledore se abrieron cuan grandes eran, como si acabase de recordar algo importante. Se incorporó con tal premura que sus gafas se deslizaron hasta la punta de su larga nariz.
-¡Sabía que olvidaba algo!- de inmediato, sacó la varita para conjurar su patronus. Una vez este se materializó, brillante y blanquecino, le habló.- Este es un mensaje para Alastor Moody: Mi estimado Alastor. Nuevamente te encargo la tarea de comunicar las parejas de guardias en la Orden. Puedes mezclar si te place. Pero no olvides respetar a Remus y nuestra querida Nymphadora. Un afectuoso saludo.
Una vez terminó de hablar, hizo un movimiento de varita y el fénix plateado tomó altura. Su vuelo y aleteo fueron tan reales, que Minerva se echó hacia atrás en su asiento al sentirlo pasar cerca. Observó el batir de sus alas, maravillada, hasta que finalmente este se coló por la ventana y desapareció.
Cuando regresó la mirada al director, parecía mucho mas tranquilo, con la relajación propia del trabajo realizado. Tuvo que preguntar.
-¿Me he perdido algo?
Albus sonrió, mirándola con una sonrisa.
-Nada importante.- le restó relevancia con un gesto de mano.- Es solo que una pareja se nos había escapado.
-¿Lupin y Tonks?- graznó, incrédula. Dumbledore triplicó la sonrisa.
-Creo que esos dos necesitan un ligero empujoncito. Aunque cuento con cierto apoyo infiltrado…
Mcgonagall alzó las cejas, sin dejarse amedrentar por el secretismo de su amigo. No le costó mas de dos segundos adivinar quien era aquel topo.
-Black.- no fue una pregunta.- ¿Tienes a Sirius Black de celestina?- el deje soberbio de la pregunta no apagó el entusiasmo del director. Minerva pareció meditarlo.- Aunque debo reconocer que hizo un trabajo excelente con Potter y Evans… Y aquello si que era un reto.
-Exacto.- se regocijó.- ¿Quién mejor para unir a esos tórtolos?
Ella asintió en silencio y tras varios segundos de espera, frunció la nariz.
-¿Y qué diablos es Remadora?- exclamó presa de la confusión.
-Es un ship de esos. Cosas de la juventud.
-Vale, ¿Pero por qué Remadora?
-Remadora. Remus y Nymphadora.- explicó con obviedad.
La nariz de la profesora continuaba arrugada.
-¿No sería mejor Tonkspin? ¿O Temus?
-No son malos.- reconoció en un murmullo.- Pero si me lo permites, me quedaré con Remadora. Tiene gancho, ¿No crees?- exclamó con alborozo.
Mcgonagall rodó los ojos y se levantó murmurando un sarcástico "adorable". Se despidió de Dumbledore y tras recorrer la estancia, abrió la puerta. No obstante, al observar el exterior volvió a cerrarla con suavidad, dejando a un Albus expectante.
Cuando se volvió a mirarle, una sonrisa victoriosa se había instalado en sus labios.
-Puedes ir tachando a Wood y Angelina Johnson.- exclamó con regocijo. Y antes de salir frotó el pulgar y el índice en un gesto mundialmente conocido.- Me debes diez galeones.
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
¡Hola a todos!
Se que este fic no es del todo habitual pero tenía ganas de hacer algo así. Y entre mi sospecha de que en el colegio los profesores hacían apuestas sobre nosotros en sus descansos y la imagen jocosa y bonachona que tengo de Dumbledore, el argumentó ha cobrado forma. Espero que aunque las parejas no sean todas de vuestro agrado, al menos os riais un rato con las ocurrencias de nuestro querido Brian.No se cuantos capítulos tendrá este fic, el tiempo dirá. ¡Un beso enorme!
- Sorgia.
