Pueden leer este fanfic sin tener que haber leído el de "Viktor al cuadrado", pero no pierden nada leyéndolo :3

Si leyeron al fanfic anterior, sabrán que esto es el resultado de mi cabeza loca y de mis ganas de hacer tríos sin sentido.

Espero les guste :D


—Viktor, espera…

Trataba de hablar, pero si le era muy difícil pensar, mucho más lo era hablar. Viktor lo tenía acorralado contra la pared de los vestidores y le besaba el cuello con un lentitud que lo estaba torturando.

Moría de vergüenza. ¿Cómo Viktor podía hacer eso en un lugar tan público? Cualquier patinador podía entrar y encontrarlos así. Podría ser Yurio, podría ser hasta Yakov. No sabría qué hacer si alguien los encontraba en una situación tan comprometedora.

—¿De verdad quieres que me detenga?

Viktor acercó más su cadera hacia la de Yuri, haciendo que la creciente erección de los dos se encontrara. Yuri aferró sus manos a los hombros de Viktor. Si no lo hacía, iba a terminar cayendo al piso por la debilidad de sus piernas.

—Sí...

La atmósfera se rompió. Viktor no esperaba que Yuri realmente fuera a dar esa respuesta, por lo que se separó lentamente del japonés, aunque fuera lo último que quisiera hacer.

No lo entendía. Ya eran pareja, ya vivían juntos, se habían besado en público y hasta habían tenido sexo. Aún así, Yuri parecía seguir tan tímido con él como la vez que le dijo que sería su entrenador en Hasetsu hace ya un año. ¿Por qué no podía ser más abierto con él?

—Yuri, tengo que ir a comprar unas cosas para la cena. ¿Te parece si nos vemos al rato en el departamento?

Yuri se sintió mal por el tono apagado con el que Viktor habló. Sabía que no estaba enojado con él, pero no lo culpaba de que se sintiera de esa manera. Quería decirle que realmente quería estar con él y hacer todo lo que a Viktor se le ocurriera, pero su timidez repentina no ayudaba en nada. No sabía cómo decirle eso a alguien tan desinhibido y extrovertido como Viktor.

—Sí, al rato te alcanzo.

Recibió un rápido beso en su frente antes de que el ruso saliera por la puerta de los vestidores, dejando solo a Yuri en ese lugar.

Soltó un suspiro mientras se dejaba caer hasta quedar sentado contra la pared. Tenía que encontrar el modo de ser más abierto con Viktor. ¡No podía ser así de tímido el resto de su vida!

¿Cómo había sido posible que en ese famoso banquete pudo hacer todo lo que hizo con Viktor? Sentía que otro Yuri se había apoderado de su cuerpo y había decidido tomar su timidez y sentido de la decencia para tirarlo a la basura. ¡Pero no podía emborracharse cada vez que fuera a hacer cosas eróticas con Viktor! Tenía que encontrar el modo de tener más confianza consigo mismo, pero no sabía cómo.

Triste, salió de los vestidores, preguntándose si ir al departamento o perder el tiempo en algún lado hasta que Viktor regresara para cenar. Se estaba debatiendo sobre qué hacer que no se fijo que alguien caminaba hacia él, chocando contra esa persona.

—¡Lo siento, no me fijé!

—Yuri, hace tiempo que no nos veíamos.

—¡Chris! ¿Qué haces aquí?

Chris estaba delante suyo, con su típica sonrisa confiada y sensualidad que irradiaba a kilómetros de distancia. Sin perder su tiempo, el suizo se acercó a él en un abrazo que bien pudo ser malinterpretado por cualquiera por el modo en que esas manos se fueron a la espalda baja de Yuri.

—Vine de vacaciones a Rusia y decidí venir a la pista a ver a quién me encontraba. De haber sabido que estabas aquí, habría venido más rápido. Es increíble, pero cada vez que te veo te pones mejor.

La mano traviesa de Chris bajó hasta tomar una de las nalgas de Yuri. Fue un apretón rápido, así que Yuri no pudo reaccionar a tiempo y sólo atinó a dar un brinco por el susto.

—Chris, deja de hacer eso —le dijo, intentando sonar serio, aunque su sonrojo no ayudaba al regaño.

—Cierto, ustedes los japoneses son personas muy frías. ¿Es cierto que besarse en público es algo vergonzoso para ustedes? —le dijo, tomándolo del mentón y acercándosele más de lo que el espacio personal tenía permitido.

—Pues… supongo que sí —contestó, dando uso pasos hacia atrás.

—Qué aburrido. No sé cómo logras entretener a alguien como Viktor.

Chris se dio cuenta que había tocado un tema delicado cuando el pelinegro no le contestó. Tenía la mirada baja y se veía bastante pensativo.

—Supongo que tienes razón —dijo con la voz apagada.

—¡Oye! No te pongas así. Estoy seguro de que algún encanto debes tener como para que tengas a Viktor loco por ti. Sólo debes saber explotar más tu potencial.

—¿Te puedo decir algo personal? La verdad, no sé a quién decirle esto.

Chris estuvo escuchando toda la tragedia por la que Yuri estaba pasando en su intento por ser más extrovertido con Viktor, pero que fracasaba estrepitosamente y siempre terminaba ganando sus necesidad de esconderse entre las sábanas y no salir de ahí.

—¡Tengo la solución perfecta para ti! —Sin pena alguna, sujetó a Yuri de su cintura y lo acercó a su cuerpo.

—¡Algo que no involucre el contacto con otro humano, Chris! —Yuri se zafó como gato a punto de ser bañado.

—Bueno, entonces tengo el plan B.

Chris agarró su maleta, la abrió y comenzó a buscar algo entre sus cosas.

—No creerás toda la publicidad que le dan a uno en los aeropuertos. Tenía pensado ir a este lugar mañana, pero supongo que lo tuyo ya no puede esperar más. Créeme que valdrá la pena ir.

Tomó entre sus manos varias hojas y tarjetas, buscando entre ellas una en específico. Cuando la encontró, la vio vagamente y se la dio a Yuri, quien la tomó entre sus manos.

—Tú ve. Ellos sabrán qué hacer con tu caso. —Le guiñó un ojo antes de volver a acomodar sus cosas en la maleta— Yo ya me debo ir, que aún no me registro en el hotel. Luego me dices qué tal te fue.

Yuri vio cómo el suizo se iba por el pasillo. Bajó la vista y se encontró con una tarjeta de publicidad. Levantó una ceja extrañado. No estaba seguro de si ir o no, pero se sentía tan desesperado que no tenía nada que perder. Tomó sus cosas y partió a la dirección que indicaba la tarjeta.

Mientras tanto, Chris llegó al hotel y comenzó a buscar el papel que necesitaba en su maleta. Al hacerlo, se dio cuenta de las hojas en las que había buscado para darle a Yuri la tarjeta. La sangre se le fue a los pies cuando se dio cuenta de que la tarjeta de la tienda de juguetes sexuales que le quería entregar a Yuri estaba aún entre esos papeles.

—¡¿Entonces qué le di?! —No pudo evitar decir en voz alta.

Revisó todos esos papeles para ver cuál de ellos era el que faltaba. Cuando se dio cuenta, se preocupó. Pero no podía hacer nada, no tenía el teléfono de Yuri.

—Bueno, ¿qué es lo peor que podría pasar? —Su naturaleza despreocupada hizo que siguiera haciendo su vida sin problemas.

Efectivamente, Yuri se encontraba en el lugar equivocado, podía presentirlo. No entendía por qué Chris había supuesto que ese lugar le iba a servir, pero confiaba en él y terminó entrando al establecimiento de todos modos.

El lugar era muy bohemio y exótico, lleno de productos que Yuri desconocía. Un olor a incienso invadía su nariz, haciéndolo sentir ligeramente mareado por la esencia a especias y a hierbas.

—¿Hay alguien aquí?

Aún no terminaba de preguntar cuando una mujer joven salió detrás de unas cortinas. Vestía de manera que a Yuri le parecía extraña. Creyó que los gitanos eran un invento de Hollywood, por lo que ver a una en vivo y a todo color lo tenía muy sorprendido y desorientado. En serio, ¿en qué había estado pensando Chris?

—¿Te puedo ayudar en algo? —La mujer tenía un extraño acento al hablar, pero Yuri podía entenderle lo suficiente como para hablar con ella.

—No lo sé. Un amigo me dijo que viniera aquí, pero comienzo a sospechar que se equivocó. Disculpe las molestias.

Dio media vuelta dispuesto a irse de ahí y fingir que eso jamás había sucedido, pero una mano tomó la suya y lo jaló con una fuerza inexplicable hacia esa chica, que en todo el tiempo no había dejado de sonreír.

Iba a intentar zafarse, pero la gitana tomó su mano entre las suyas y comenzó a pasar sus dedos por toda la extensión de la palma de Yuri, haciéndole sentir cosquillas por el ligero tacto con el que esos dedos se movían.

—Puedo ver que tienes un problema. Tienes una pareja, una muy sensual, por cierto. Pero parece ser que no sabes cómo ser más extrovertido con él. Interesante… una vez lo fuiste y deseas serlo de nuevo. Es eso lo que te preocupa, ¿cierto?

Yuri se quedó boquiabierto y sin habla. Supuso que eso de los gitanos era un fraude, pero comenzaba a convencerse de que esa mujer tenía algún poder extraño, lo que lo tenía entre fascinado y aterrado.

—S-sí, así es. —De verdad necesitaba hablar seriamente con Chris.

—¿Entonces por qué supones que no viniste al lugar adecuado? Estás justo donde necesitas estar. Yo te puedo ayudar.

Yuri lo meditó unos instantes. No tenía nada qué perder. Seguramente esa gitana le daría una pócima que no tendría nada mágico adentro y le diría que si la bebía podría estar con Viktor sin pudor alguno. Sabiendo que no se la quitaría de encima hasta decirle que sí, decidió seguirle el juego.

—¿Cómo piensas ayudarme?

—Depende de con qué me puedas pagar. —La sonrisa traviesa de esa mujer le producía escalofríos en su espalda.

La gitana extendió la mano y tomó uno de los cabellos de Yuri, arrancándoselo y colocándolo frente a sus ojos. Yuri sólo pudo pasar su mano por dónde había sido arrancado ese pelo, quejándose por el ligero dolor que había sentido.

—Veo que eres un patinador artístico.

—¿Cómo puede saber eso?

—Eres japonés, de 24 años.

—¿Lee el ADN o qué?

—Vaya, parece que tu fetiche a los hombres de traje es muy intenso.

—¿Me está ignorando, cierto? ¡¿Y cómo supo eso?! Digo, no es que sea cierto…

—¡Conoces a Viktor Nikiforov! No lo puedo creer. Soy fanática de ese hombre. Y vaya hombre que es… —Soltó un suspiro que cualquier mujer enamorada envidiaría.

—Usted y la mitad de Rusia lo aman. —Yuri se rindió de saber cómo es que esa chica podía saber todo eso.

—Entonces ya tenemos el pago. Te ayudaré, pero a cambio quiero conocer a ese patinador en privado. Descuida, no le haré nada malo a él ni a sus nalgas de oro…. ¡quiero decir… él estará bien! —Soltó una risa nerviosa.

Yuri se quedó pensando un momento. Viktor no se molestaría en conocer a una fan suya, eso lo hacía todo el tiempo. Estaba acostumbrado a la fama y parecía disfrutar de ella. Si por presentarle a Viktor iba a resolver su problema, le parecía un trato justo.

—De acuerdo, supongo que podrás conocerlo.

—Más te vale cumplir tu palabra, de lo contrario, una maldición caerá encima de ti y haré que el Vikturio sea canon.

—No entiendo nada de lo que me está diciendo. Sólo quiero saber si me ayudarás.

—Por supuesto. —La sonrisa de esa mujer se hizo más grande. Yuri presentía algo malo, pero decidió ignorarlo.

—Haré lo que sea por el Vikturi, digo… por un cliente tan agradable como tú, Yuri.

El japonés prefirió ya no preguntarle cómo es que sabía tanto sobre él.

—Empecemos. Primero necesitaré algo que sea tuyo. ¡No cualquier cosa! Necesito algo que hayas usado cuando más en confianza te has sentido con tu amado. Algo que te haya hecho sentir seguro de ti mismo y dispuesto a hacer de todo con tal de quedarte con él.

Yuri pensó que no tenía nada de la ropa que usó en ese banquete donde bailó con Viktor. Estuvo a punto de decirle que no tenía nada de esa vez, pero en eso tuvo una idea. En su mochila tenía el traje de Eros, el cual había mandado a lavar esa mañana. Podría funcionar, pues cuando patinaba esa coreografía se sentía seguro de sí mismo y más confiado.

—Creo que tengo algo que puede servir —dijo mientras sacaba la ropa de la mochila.

—¡Perfecto! Eso es más que perfecto.

No pasó ni un segundo cuando la gitana tenía entre sus manos el traje de Eros. Parecía fascinada de tenerlo frente a ella, pero Yuri estaba más interesado en saber qué le harían a su traje.

—¿Qué piensas hacer con eso?

—Ven, tenemos que ir a la parte trasera. Ahí te explicaré todo.

Caminaron hasta llegar a una habitación detrás de las cortinas por donde había salido la chica por primera vez. Ésta estaba llena de cojines y telas extravagantes. Parecía un lugar agradable y tranquilo.

—Dime, ¿has hablado alguna vez contigo mismo? Es un muy buen ejercicio cuando necesitas saber más cosas sobre ti.

—¿Cómo se supone que haré eso?

—Ponte cómodo en esos cojines. Prepárate para lo que verás. Descuida, no es magia negra. Nada malo sucederá.

La gitana metió su mano en uno de sus bolsos y sacó un polvo oscuro dentro de una pequeña botella. Extendió el traje para patinar sobre la alfombra en el piso y empezó a decir unas palabras que Yuri no pudo entender por estar en un idioma desconocido para él. Vio cómo los polvos de color oscuro caían sobre su traje y estuvo a punto de decirle a la mujer que se detuviera, pues iba a ensuciarlo. Iba a hacerlo, pero se quedó sin habla cuando una extraña neblina cubrió la ropa y poco a poco la habitación en la que estaban.

Cuando la neblina de disipó, se encontró con algo que le hizo dudar de su sanidad mental. Había una persona delante de él. Más aún, esa persona traía puesto el traje que él tenía; pero eso no era precisamente lo que lo había dejado sin habla. Lo que lo hizo pensar que estaba en una pesadilla era que esa persona era ni más ni menos que él mismo.

Tenía la misma apariencia que él cuando patinaba esa coreografía. La ropa negra puesta, su cabello hacia atrás y sin lentes en su cara. Estuvo seguro de que se iba a desmayar en cualquier momento. No era cierto lo que estaba pasando.

—Tranquilo, Yuri. Te recuerdo que no hay nada de magia negra aquí. Te presento al Yuri que quieres que exista sin freno alguno delante de Viktor. No te hará nada, quiero que entiendas que estás enfrente de ti mismo. No hará nada que tú no harías, así que no te preocupes.

Yuri sentía su garganta seca, por lo que no podía afirmar ni negar lo que decía la gitana. Tal vez ese Yuri no le haría nada, pero ni en sus más locos sueños había imaginado que se encontraría delante de sí mismo. Y vaya que había tenido sueños extraños antes.

—Los dejaré a solas para que conversen. Hazle todas las preguntas que quieras.

La gitana salió de la habitación y los dejó solos. Ninguno de los dos Yuri dijo nada, pero el real se armó de valor y trató de decirle algo a ese otro yo que tenía enfrente de él. Éste no parecía impresionado, de hecho, parecía estar algo aburrido.

—H-hola…

—Hola.

Esa voz era idéntica a la suya, pero tenía un tono diferente, más aterciopelado, más suave, más... erótico.

—Bueno, nunca había hecho algo así. No sé por dónde empezar.

El otro Yuri soltó un suspiro de hastío. Parecía que se estaba desesperando de la lentitud y torpeza de su verdadero yo. Decidió tomar cartas en el asunto.

—Ya sé para qué me quieres aquí. Sé más de ti que tú, porque soy ese lado que no te atreves a sacar con Viktor fuera de la pista de patinaje.

Yuri no sabía qué decir al respecto. Menos supo qué decir cuando el otro Yuri se colocó en cuatro y gateó lentamente hacia él. Parecía un felino a punto de cazar a su presa. No se detuvo hasta quedar enfrente del Yuri asustado, a una distancia ridículamente corta entre sus rostros.

—Pareciera como si Eros hubiera tomado apariencia física —dijo Yuri al tener al otro tan cerca que podía sentir su respiración cálida.

—Exactamente…

La voz del nuevo Yuri sonaba igual que si le estuvieran besando en un lugar placentero. Soltó un suspiro que casi se vuelve gemido y pasó su lengua por los labios del verdadero Yuri.

—Quieres hacerle eso a Viktor, ¿verdad? Yo lo sé… Sé todo lo que has pensado hacerle a ese ruso… y yo me encargaré de hacerlo realidad.

Yuri no entendió a qué se refería el otro. A duras penas podía entender qué hacía alguien idéntico a él enfrente suyo. Reaccionó bastante tarde cuando el otro lo tomó de sus manos y lo azotó contra el piso, quedando éste encima de él.

—Me encantaría jugar, pero he esperado demasiado el poder violar a Viktor como para entretenerme contigo. —Le levantó sus manos hasta dejarlas encima de su cabeza impidiéndole cualquier movimiento.

—E-espera, ¿qué haces?

Yuri sentía que sus manos aprisionadas estaban siendo amarradas con una soga que juró que no existía hasta hace unos segundos. Pudo haberse preguntado sobre eso, pero a esas alturas, si aparecía un elefante en la habitación no se sorprendería.

Fue amarrado a las patas de una mesa cerca de ahí, quedando sin posibilidad de moverse.

—Descuida, trataré bien a Viktor. Créeme que lo trataré muuuy bien —le dijo mientras pasaba su lengua por la oreja del Yuri de verdad, haciéndole sentir un escalofrío en todo su cuerpo.

Yuri sólo pudo ver cómo su doble salía de la habitación con unos movimientos elegantes y fluidos, como si fuera llevado por una brisa de viento inexistente. Rápidamente, trató de zafarse del agarre, usando sus dientes para soltar el nudo de la soga que lo tenía atado a esa mesa.

Con cada segundo que pasaba estaba más asustado. Tenía que ir con Viktor en ese instante y salvarlo de ese otro yo. Sabía perfectamente todas las cosas que le podía pasar a ese ruso si se quedaba a solas con su versión Eros. Lo sabía muy bien pues, aunque no le había hecho nada aún, había pensado en muchas fantasías para hacerle a Viktor. Se puso rojo de tal solo pensar qué podría resultar de que su versión extrovertida lo conociera.

De algún modo logró zafarse, pero ya había pasado algo de tiempo desde que había sido amarrado. Se puso de pie rápidamente y salió de la habitación para entrar al local. Miró hacia todos lados, pero no había señal ni de la gitana ni de su otro yo. Prefirió no perder más tiempo y salió corriendo del establecimiento. Tenía que llegar al departamento antes de que una calamidad sucediera.

Cuando la puerta del local se cerró, la gitana salió de entre las sombras. Se aseguró de que ya no había nadie en el lugar y puso el letrero de "cerrado" en la puerta. Corrió hacia su bola de cristal sin poder contener su emoción. La vio, concentrándose lo más que podía, y en eso pudo ver a través de ella a Yuri corriendo por las calles, dirigiéndose hacia el departamento que compartía con Viktor.

—Esto será increíble. El fandom me envidiará cuando se enteren —dijo sin poder contener un grito de emoción.


Descuiden, el lemon intenso y sensual vendrá el siguiente capítulo.

¿Quién será uke? ¿Quién será seme? ¿Quieren que haya sexo entre los dos Yuri o le dejo toda la acción a Viktor? ¿O acaso quieren a un Viktor suke?

Hasta luego! :)