Naruto no me pertenece. Solo escribo por amor al arte y sin fines de lucro.

.

.

Capitulo 1

.

.

Las clases de geometría nunca habían sido sus favoritas. Cielos, si que odiaba las matemáticas y la aburrida y monótona voz de su maestro no hacían mas que sumarle mas aburrimiento a la ultima clase de ese hermoso día de primavera.

Solo deseaba que el timbre sonara anunciándole el final de ese aburrido día. Solo deseaba salir y tomar su ruta favorita para llegar a casa, aquella relajante y tranquila ruta por la orilla de la playa. Ya podía verse ahí, caminando sin apuros, sintiendo las olas a lo lejos chocar contra las rocas, la salinidad del agua en el ambiente mientas el viento alborotaba su larga cabellera.

- Bien, pueden retirarse- anuncio el maestro de mediana edad dando por finalizado la clase ante el bullicio repentino que se había formado en la sala.

Sonriendo ampliamente y sin perder mas tiempo la chica de larga cabellera roja, piel clara y unos hermosos ojos color violeta, comenzó a meter todo rápidamente en su mochila sin importarle orden alguno, solo quería salir de allí lo mas pronto posible y caminar por su avenida favorita aunque... debía hacer algo primero, encargarse de algo o mejor dicho, de alguien: su pequeña y alborotada hermana.

.

.

Siendo las seis de la tarde en punto, una niña de 7 años de edad con piel de porcelana con unas extrañas pero adorables marcas en sus mejillas, melena rubia callendo por su lado derecho junto a una colera que adronaba su lado isquierdo atabiada con una cintita que hacia perfecto juego con sus celestes y vivaces ojos, se encontraba sentada fuera de la puerta de su sala de clases, mientras mecía sus piesecitos de adelante hacia atrás. No le importaba esperar a su hermana, a ella le gustaba caminar de regreso a casa con ella, era divertido jugar y pelear con ella por todo el camino.

Repentinamente diviso un punto color rojo parado en la entrada de su colegio. Fijando su atención en dicho punto, sonrió y corrió a su dirección. Su hermana esperaba por ella en la entrada.

.

.

- ¡Hanna oneesan, rápido!- gritaba la pequeña rubia algunos metros adelante deteniendo su carrera para esperar a su hermana.

- Ya ya Naruko, no te apresures- decía la chica pelirroja mientras caminaba calmadamente observando las olas y perdiéndose en el tono turquesa del mar. No tenia prisa alguna en llegar a casa y comenzar a hacer sus deberes.

Manteniendo sus ritmos en la caminata, la mayor caminando tranquila y la pequeña dando saltos y corriendo a tramos, repentinamente se encontraron con un hombre a la mitad de su camino, de una cabellera rubia brillante y algo larga, piel bronceada y una tranquila y familiar mirada azulina.

- ¡Abuelito!- grito la mas pequeña mientras corría a los brazos del hombre mayor.

- Naruko-chan- dijo mientras abrazaba a su pequeña nieta- ¿Qué tal la escuela?

- ¡Muy bien, hoy aprendí a sumar!- contesto emocionada la oji celeste.

Ante la cálida y conmovedora escena que Hanna tenia enfrente, cualquiera hubiese sonreído, se les hubiese unido o sacado una fotografía; sin embargo ella solo pudo sentir angustia.

Ella hace bastante tiempo había aprendido que cuando su abuelito las iba a encontrar a mitad de camino solo una cosa podría significar eso: problemas. No para ella, no para su hermanita, pero problemas al fin y al cabo, problemas que de todas maneras las involucrarían.

Lentamente se acerco a su abuelo fijando su mirada violeta en la azulina de él, la cual al ver el rostro de la mayor de sus nietas, solo pudo sonreír calmadamente como siempre hacia mientras sus ojos la miraban con compasión, queriendo decir "lo siento" con aquellas señales. Hanna con eso bajo su cabeza y dejar caer los hombros, esos simples gestos le comprobaban sus sospechas.

Minato suspiro, como odiaba hacer eso.

No quería que sus nietas relacionaran el hecho de que las fuese a encontrar para distraerlas solo porque habían problemas en casa. Ya lo había hecho un par de veces antes y Hanna ya entendía a la perfección el significado de su encuentro: abuelo Minato + mitad de camino= problemas en casa.

Como odiaba que pensara eso, y se odiaba mas a si mismo por hacer comprobar la negativa relación de los hechos. No le gustaba engañar a sus niñas, pero ¿que mas podía hacer, a parte de distraerlas?

Saliendo de sus cavilaciones y volviendo su atención a la mas pequeña, comenzó a hablar para distraerlas.

- Bien mis niñas, ¿quien quiere un pastelito?

- ¡Yo, yo quiero!- decía animada la pequeña rubia.

El hombre mayor sonrió complacido, eso siempre funcionaba con su pequeña nieta quien no paraba de mirarle ilusionada, sin embargo era otra cosa con la mayor, quien no dejaba de mirarlo seriamente.

- Vamos Hanna-chan, ¿acaso no quieres...

- ¿Qué paso?-pregunto abruptamente manteniendo el ceño fruncido. No le gustaba ser tratada como una niña, ya tenia 10 años, ya era capaz de manejar las cosas cuando se ponían feas, ¡¿por qué todo el mundo seguia viendola como una niña?!

El oji azul ante la pregunta se mostró algo mas preocupado y sosprendido, Hanna tenia un impetu terrible cuando se lo proponia. Se veia que habia heredado algo mas que el color de cabello de su esposa Kushina, a la vez que dejaba ver el dificil carácter propio de su madre, aquella mujer rubia de ojos violeta que hace ya bastante tiempo habia dejado de ver... por fortuna de su hijo y la familia entera.

Sin embargo con sus apreciasiones sobre el carácter de su nieta, no se salvaba de la pregunta formulada. No esperaba contarle la verdad del asunto. No ahí, no ahora, no enfrente de Naruko.

- Oneesan, ¿acaso no quieres ir con nosotros?- pregunto la pequeña a la vez que mostraba su carita de pena dejando pasmada a la pelirroja.

¡No-puede-ser... esa carita! ¡Esa carita a la que no podía decir que no, es decir ¿que ser humano normal podría? Si aguaba sus ojitos y hacia un puchero de lo mas adorable!

- Claro que quiero, digo... ¿quien no quiere un pastel? Vamos- le dijo indicándole con un gesto que prosiguieran.

- ¡Vamos entonces!- Y automáticamente, luego de pronunciar esas palabras la pequeña volvió a recuperar su alegría característica, dando saltitos tomada de la mano de su abuelo, el cual sonrió victorioso. Si su estrategia de distracción no funcionaba con Hanna, siempre tendría a la mano el plan B: la carita de pena de su Naruko, misma técnica que utilizaba su hijo cuando tenia su edad y quería salirse con la suya.

De tal palo tal astilla pensó complacido.

La pelirroja suspiro derrotada siguiéndoles el paso. Su hermanita si que era una actriz y manipuladora de primera. Siempre perdía apenas colocaba esa carita adorable frente a ella, no le gustaba ser vulnerable frente a esa esa expresión pero no tenia remedio. Suspiro nuevamente. Solo esperaba que las cosas estuviesen bien en casa.

.

.

Uno mas, uno mas y pararía, de verdad que si.

Eso era lo que quería pensar un hombre de cabellera rubia, piel bronceada con extrañas marcas en sus mejillas junto con unos siempre vivaces ojos azules cual cielo, siempre... a excepción de hoy, con la mitad superior de su cuerpo prácticamente tirada sobre la mesa junto con dos botellas de sake ya vacías, sirviéndose de una tercera sin medirse en absoluto.

- Naruto... ya basta. El que bebas sin parar no cambiara las cosas- decía una pelirroja mujer sentada a su lado, su madre, quien no paraba de restringirle el innecesario alcohol al necio de su hijo.

- Termino la botella y ya´ ttebayó- decía de una manera mal pronunciada mientras colocando la botella boca abajo, veía como unas escasas gotas de licor caían en su vaso.

Gracias a kami pensaba Kushina ya bastante preocupada sobre el estado de su hijo, pero al ver que este se levantaba con claras intenciones de dirigirse al estante en busca de mas alcohol, la paciencia de la mujer llego a su fin.

- ¡Ni se te ocurra, baka!- pronuncio mientras sin importarle el escaso equilibrio que tenia su hijo en esos momento, tomo su hombro y con fuerza lo volvió a sentar bruscamente.

Pero la rabia momentánea dio paso nuevamente a la preocupación al escuchar un sollozo proveniente de...

- Naruto, cariño ¿que pasa?- pregunto en el tono maternal que solo ella podía usar.

- ¿Que es lo que haré ahora´ ttebayó? ¿Que le diré a las niñas? ¿Como nos mantendremos?- se preguntaba metafóricamente mientras lagrimas surcaban su rostro.

- Ay, cariño no tienes que preocuparte por eso. Minato y yo te ayudaremos- intento calmarlo mientras acariciaba su espalda y hombros, tal como solía hacer cuando el era un niño.

- No. no puedo dejar que hagan algo así- hablo esta vez mostrándose mas serio al respecto. Odiaba que sus padres le tuviesen compasión.

- Claro que puedes- dijo mas decidida la mujer- Siempre lo hemos hecho, somos tus padres´ ttebane.

- Mírame, mamá- dijo el rubio levantando el cuerpo de la mesa, mostrándose algo cabreado de la situación- Tengo 35 años y aun no he podido darles una vida estable a Hanna y a Naruko ¿Como les diré que su padre no tiene empleo? ¿Que soy un completo fracaso? ¡¿Que la loca de Shion puede venir y llevárselas cuando quiera?! ¡¿Como?!

- Eso nunca pasara- hablo seriamente la mujer dejando mostrar su enojo frente al mensionado nombre de esa mujer- Y estoy segura que ellas entenderán la situación.

- Entenderán que su padre es un fracasado- dijo con algo de amargura en su voz.

Por un momento la estancia se volvió silenciosa sumergiendo a ambos presentes en sus respectivos pensamientos, buscando la forma de salir de aquel problema. Pero algo interrumpió el hilo de sus pensamientos, haciendo que ambos presentes volvieran su atención a quienes entraban por la puerta.

- Entonces ¡le dije que su muñeca salio volando y ella rompió a llorar!- comentaba animada la oji violeta.

- ¡Eso no es cierto!- alegaba la mas pequeña inflando sus mejillas algo molesta, mientras un siempre tranquilo Minato entraba de ultimo riendo por lo bajo para no ofender a la menor.

Sin embargo las risas se acabaron al entrar al salón y ver lo que acontecía.

- Papá...- pronuncio preocupada la menor de las hijas al ver a su padre en ese estado.

Esto es malo pensó Hanna para si al ver la escena completa. Botellas de sake que suponía vaciadas por su padre al verle con la mitad superior de su cuerpo tirada sobre la mesa con los ojos hinchados y rojos, no sabia si por llanto o por la cantidad de bebida consumida. Veía como la abuela Kushina lanzaba miradas preocupadas a su abuelo y noto como se tenso el ambiente de repente.

Ciertamente sabia que su padre no solía sonreír como hacia antes, no era ciega como para no darse cuenta de aquello, pero aun así, salia adelante, se animaba... sin embargo, nunca había visto a su padre así... destruido y sin ánimos. Nunca a excepción de ese día... el día en ella se marcho pensó por unos momentos. Hanna apretó sus ojos en un intento de retener los recuerdos que comenzaban a surgir en su mente, era doloroso recordar ese suceso, tanto o mas doloroso que ver a su padre en ese estado tan deplorable. Si, sus dudas anteriores eran confirmadas, algo malo había pasado.

- Papi que...- pero antes de terminar la frase, Kushina se levanta de golpe para simular que todo estaba bien, como había hecho montones de veces antes.

- Mis niñas- pronuncio acercándose a ellas- ¿tienen hambre? ¿les preparo algo para comer? Vamos, vengan conmigo a la cocina- y sin esperar respuesta toma a ambas niñas y las comienza a guiar fuera de la estancia, mientras que al pasar por al lado de su hijo ve como una entristecida sonrisa surca sus labios a la vez que asentía levemente con la cabeza, dándole a entender con este gesto un "gracias".

Nuevamente la sala se encontraba en silencio con Naruto algo mas calmado, debía mostrar serenidad ahora que sus niñas estaban ahí.

El rubio mayor en silencio se sienta frente a su primogénito, preocupado como todos por lo que pasaría ahora. Esa misma tarde se habían enterado que Naruto había perdido su empleo. La empresa en donde trabajaba, una empresa inmobiliaria encargada de la construcción de distintos distritos en Japón, se había ido a la quiebra dejando a muchos sin empleo, entre ellos su propio hijo.

Sabia que tanto él como Kushina debían ayudarlo y apoyarlo, una vez mas... como lo habían hecho desde que esa mujer fría e individualista deserto. No era un padre egoísta, bien kami- sama tenia conocimiento de sobra que el haría cualquier cosa por su hijo y mas cuando este estaba en problemas. Era consciente de que su hijo era fuerte, responsable, ético y que de una manera u otra saldría adelante, pero con todo y eso, no dejaba de preocuparle el futuro, ahora que estaban involucradas las dos pequeñas.

- Gracias por ir a buscar a las niñas a la escuela- dijo Naruto para romper el incomodo silencio formado entre los dos.

- No hay de que. Sabes que haría cualquier cosa- contesto brindándole una de sus calmadas sonrisas, la cual no llego a ser vista por su hijo quien no dejaba de estar desanimado con la vista fija en el suelo. Suspiro. El tema tarde o temprano se debía tocar- Naruto, saldremos adelante. Ya veras que...

- ¿Como, papá? ¡¿Como?!- dijo mientras miraba con un dejo de furia a su padre- ¡Siempre dices eso, pero sabes bien que salgo de uno para entrar a otro problema! Admitamoslo ¿ok? tu hijo no es mas que un fracaso y no te sientes orgulloso por eso- soltó con furia y veneno.

Minato de sorprendido comenzó a cambiar su expresión hasta mostrarse totalmente inmutable y serio. Apenas Naruto comenzó a hablarle levantando la voz, supo que la derrota y las botellas de licor ingeridas estaban hablando ahora, no el perseverante Naruto, aquel hombre que le torcía la mano al destino y a lo que ponía frente a el.

En un acto de frustración ante la situación y lo que acababa de decir, el rubio menor comienza a jalarse el cabello, acto propio de él en esas situaciones. Lo lamentaba, sentía haberle dicho eso a su padre, el no tenia la culpa, no tenia porque ser el blanco para descargar toda la rabia, impotencia y preocupación que sentía frente a esas circunstancias. El estaba ahí para ayudar, para brindar su apoyo y el... ¿le estaba gritando? Si que era un pésimo hijo.

- Lamento haberte gritado... tu no tienes la culpa de nada, es solo que.. no puedo mas... ¿que haré ahora? ¡¿Que pasa si me las quitan y ellas se van con..- callo antes de que la impotencia y rabia surgieran una vez mas.

Naruto- hablo autoritario el rubio mayor- Ya basta de decir que eres un fracaso. Lo que nos define no es la cantidad de logros que tenemos, sino las veces que nos caemos y volvemos a levantarnos... y por eso que estoy orgulloso de ti hijo- pronuncio ablandando un poco su voz- Y escúchame bien: Nadie, repito, NADIE se llevara a Hanna ni a Naruko. Ellas son tus hijas y solo tu puedes tener su custodia... Se que saldrás de esta, y nosotros te ayudaremos- dijo otorgándole una de las sonrisas que solo el sabia dar, siendo correspondido por su vivo reflejo.

- Gracias. Gracias´ ttebayó.

.

.

- ¿Estas seguro que estarás bien?- hablo una preocupada Kushina al no querer dejar a su hijo solo y en ese estado.

- Estaré bien´ ttebayó. Ustedes solo vayan a casa.

- Esta bien. Las niñas ya cenaron y están durmiendo ahora. Tu deberías hacer lo mismo´ttebane.

- Lo haré mamá, gracias a los dos por todo´ttebayó.

- Cuídate- dijo la pelirroja despidiéndose de su único hijo.

- Nos vemos hijo- secundo su padre.

- Adiós.

Y sin mas palabra que mediar, el oji azul cerro la puerta tras de si. Ahora que estaba solo podría pensar y torturarse mentalmente hasta que la cabeza le doliera.

- ¿Ooto-san?- pero una vocesita hizo que cambiara sus planes. Frente a el se encontraba una preocupada Hanna junto a una somnolienta Naruko, ambas en pijamas lo miraban desde el otro extremo de la habitación.

- Niñas... ya es muy tarde, deberían estar durmiendo- dijo en un intento vano por desviar su atención de lo que había pasado.

- No podíamos dormir- contesto la rubia mientras se acomodaba en el sofá de la sala.

- No hasta saber... que te ocurre- la secundo la pelirroja tomando asiento junto a su hermana.

Ahora si que estaba jodido y nada ni nadie le salvaría del interrogatorio de sus suspicaces hijas.

No debía hablar del tema, ya que no era bueno preocupar a sus hijas con asuntos que eran de mayores, es mas, ¡no quería decirles y ya! Pero ¿como simular que todo estaba bien cuando era obvio que no era así? Sus hijas no eran tontas, sabían muy bien que algo andaba mal a pesar de ser aun unas niñas. Suspiro derrotado, les contaría la verdad, sabia que tenia que hacerlo, eran sus hijas, sus ángeles después de todo... ¿pero como hacerlo?

- Ooto-san...- llamo su atención la mayor de las niñas, mientras observandola vio como sus ojos mostraban comprensión y preocupación, mientras que la mas pequeña estaba atenta ante cualquier cosa que el dijera.

¡Demonios, como se odiaba por eso! ¡Como se odiaba por no ser un buen padre y tener que preocupar a sus hijas! ¡Por hacer que ellas tomaran un papel de adulto que no les correspondía!

- Hanna, no hay nada de que preocuparse cariño´ ttebayó.

- No somos tontas, sabemos que algo paso- hablo firmemente la pequeña.

Suspiro una vez mas, ya no había escapatoria. No quedaba nada por hacer, nada excepto contarles.

- Bien tu ganas. Esta tarde la empresa en donde trabajaba cerro, haciendo que todos perdieran su trabajo... incluyéndome. Estoy sin empleo- dijo sin atreverse a mirarlas.

Las niñas sin saber que decir o que hacer, simplemente abrazaron a su padre, mostrandole con ese pequeño acto, que estaban con él, que no querían ser apartadas de su lado. No les importaba tener cosas de segunda mano o comer cosas básicas, nada de eso era importante mientras estuviesen junto a su padre y sus abuelos.

Naruto al sentir como era aprisionado por dos pares de brazos no pudo mas que sentirse culpable y miserable. Sus dos tesoros no hacían otra cosa mas que estar con él, quererlo y apoyarlo mientras el solo metía la pata una y otra vez. Sintió ganas de largarse a llorar pero se mantuvo firme, no quería preocupar mas a sus pequeñas.

- Voy a encontrar rápido otro trabajo... Siempre nos las hemos arreglado y nos las arreglaremos... Lo prometo- dijo firmemente para sentir como los abracitos a su alrededor se apretaban mas a él.

.

.

Hola a todos, y ¿que les parecio?

Bueno, debo decir que esta es mi segunda historia NaruHina que he tenido en mente hace ya algunos dias y que no habia podido escribir debido a la carga academica ya que estoy solo a 3 examenes de salir :) por lo que espero pronto actualizar esta historia junto a las demas que tengo pendiente.

Sin mas que decir, espero sus comentarios, apreciaciones, abucheos, criticas o cualquier cosa que quieran comentar, todo es bienvenido ;)

Nos leemos :D